“Es nuestro deber erradicar los grandes enemigos de la libertad: la violencia, la corrupción, la pobreza, la desigualdad social y la ignorancia”, es la exhortación de los Obispos del Perú en el Mensaje a la Nación con ocasión de las Fiestas Patrias que se celebra este 28 y 29 de julio.

En su “Carta al Perú”, los miembros del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana afirman que “se abre un futuro prometedor que lamentablemente se empaña por falta de consenso y unidad, porque si quedan de lado los auténticos y reales intereses de la nación, proyectaremos una imagen ética y moral negativa”. En este contexto, afirman los Obispos, podemos preguntarnos ¿qué sucede con la clase política que deja tanta insatisfacción en la comunidad peruana? “Se debe gobernar con humildad y amor al pueblo, responden los Prelados, ya que la política es una de las formas más altas de caridad al servicio del bien común”.

La vida del hombre a la base de toda esperanza

En el 194° aniversario del nacimiento de este país, los Miembros del Consejo Permanente envían “un mensaje de esperanza que supere las diferencias de todo orden, asuma el pasado glorioso, resalte aquellos elementos presentes en la realidad y encamine a la construcción de un Perú más justo, fraterno y solidario”. Asimismo, los Obispos recuerdan que “en la vida misma del hombre está la raíz de toda esperanza. Para todo peruano, dicha esperanza debe fundarse en la lucha diaria, en el trabajo, en el ingenio, en la honradez, en la solidaridad, en la cordialidad, en la fe y en el amor fraterno”. Por ello, se lee en el Mensaje, “la familia peruana, célula fundamental de la sociedad y referente permanente de los valores que alberga este país, cuya realidad debe ser promovida y protegida siempre por el Estado. En este sentido, señalan los Obispos, la sociedad debe ser fruto de los valores que hemos recibido en nuestra familia como don precioso de Dios; valores que hemos de conservar y promover no sólo con acciones individuales sino también en la propia experiencia social”.

Nuevos desafíos

Hoy los nuevos retos son numerosos. Las nuevas formas de pensamiento, el desarrollo tecnológico, la seguridad ciudadana, la conciencia ecológica, la Iglesia peruana invita a abrir la mente y el corazón para asumir estas nuevas realidades, teniendo como centro y fin la persona humana, que debe ser protegida, respetada, valorada y promovida por la sociedad.

La fe nos hace prójimos, nos hace próximos a la vida de los demás y constituye a los peruanos en mejores personas, mejores ciudadanos y hombres de bien. El documento exalta la belleza natural de esta nación: “En la Costa, Sierra y Selva, se lee en la carta, reconocemos la naturaleza como un espléndido libro en el que Dios nos habla de su hermosura, riqueza y bondad. Quienes admiramos esta tierra podemos elevar el pensamiento hacia Dios, autor de tanta generosidad. Recordando las palabras del Papa Francisco en su reciente Encíclica Laudato si’, señalan: «El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza» (Laudato si’ 12).

Finalmente, los Obispos peruanos recordando el coro del Himno Nacional invocan la libertad conquistada hace 194 años atrás. En este sentido, los Prelados señalan que, “el don de la libertad es un gran regalo de Dios que, iluminada por la fe y por la Palabra divina, nos ayuda a vivir de manera consciente, responsable y solidaria”, para caminar siempre en la construcción de un Perú más justo, fraterno y solidario. Como todos los años, se celebrará la Misa del Te Deum en la Catedral de Lima, presidida por el Cardenal Juan Luis Cipriani y con la presencia del Presidente de la República, los Representantes del gobierno y las Autoridades Civiles y Militares.

 

Mensaje de los Obispos peruanos

Conferencia Episcopal Peruana

Carta al Perú

¡El Perú es un regalo de Dios con gran futuro! 

En este 194° aniversario del nacimiento de nuestra República nos dirigimos a todos los peruanos con un mensaje de esperanza que supere las diferencias de todo orden, asuma nuestro pasado glorioso, resalte aquellos elementos presentes en nuestra realidad y encamine a la construcción de un Perú más justo, fraterno y solidario.

1. ¡El Perú es un regalo de Dios con gran futuro! En la Costa, Sierra y Selva reconocemos la naturaleza como un espléndido libro en el que Dios nos habla de su hermosura, riqueza y bondad. Quienes admiramos nuestra tierra podemos elevar el pensamiento hacia Dios, autor de tanta generosidad. Como afirma el Papa Francisco: «El mundo es algo más que un problema a resolver, es un misterio gozoso que contemplamos con jubilosa alabanza» (Laudato si’ 12).

2. Para el Perú se abre un futuro prometedor que lamentablemente se empaña por falta de consenso y unidad, porque si quedan de lado los auténticos y reales intereses de la nación, proyectaremos una imagen ética y moral negativa. En este contexto, podemos preguntarnos ¿qué sucede con la clase política que deja tanta insatisfacción en la comunidad peruana? Se debe gobernar con humildad y amor al pueblo, ya que la política es una de las formas más altas de caridad al servicio del bien común.

3. Valoremos que en la vida misma del hombre está la raíz de toda esperanza. Para todo peruano, dicha esperanza debe fundarse en la lucha diaria, en el trabajo, en el ingenio, en la honradez, en la solidaridad, en la cordialidad, en la fe y en el amor fraterno.

4. La celebración de las Fiestas Patrias es una oportunidad para renovar nuestro amor a la tierra que nos vio nacer. Es un tiempo muy adecuado para unirnos, identificarnos y abrir múltiples posibilidades de mutua colaboración, superando cualquier tipo de dificultades. Nos hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo y que vale la pena ser responsables, honestos, justos, generosos y buenos.

5. Hoy los nuevos retos son numerosos. Las nuevas formas de pensamiento, el desarrollo tecnológico, la seguridad ciudadana, la conciencia ecológica nos invitan a abrir nuestra mente y nuestro corazón para asumir estas nuevas realidades, teniendo como centro y fin la persona humana, que debe ser protegida, respetada, valorada y promovida por la sociedad.

6. Saludamos a la familia peruana, célula fundamental de nuestra patria y referente permanente de los valores que alberga nuestro país, cuya realidad debe ser promovida y protegida siempre por el Estado. En este sentido, nuestra sociedad debe ser fruto de los valores que hemos recibido en nuestra familia como don precioso de Dios; valores que hemos de conservar y promover no sólo con acciones individuales sino también en la propia experiencia social. La fe nos hace prójimos, nos hace próximos a la vida de los demás y constituye a los peruanos en mejores personas, mejores ciudadanos y hombres de bien.

7. En estas Fiestas Patrias, cantemos con convicción una vez más nuestro himno «Somos libres, seámoslo siempre». Pero caigamos en la cuenta de que es nuestro deber erradicar los grandes enemigos de la libertad: la violencia, la corrupción, la pobreza, la desigualdad social y la ignorancia, entre otros. El don de la libertad es un gran regalo de Dios que, iluminada por la fe y por la Palabra divina, nos ayuda a vivir de manera consciente, responsable y solidaria.

Felices Fiestas Patrias

Consejo Permanente

Conferencia Episcopal Peruana