Familia y castidad. Cosas que dije en la homilía de este pasado domingo

 

Muy duro a los ojos del mundo. Afirmar que Dios los creo hombre y mujer y que el matrimonio es para siempre, resulta duro. Eso dije este domingo pasado en la homilía. Muy duro en este mundo de relativismo y lo importante es quererse y ser feliz.

A mis feligreses les expuse el domingo estos puntos:

No se crean eso de que o rebajamos las exigencias o la gente se va de la Iglesia. La experiencia nos dice todo lo contrario. Las iglesias que más se han “adaptado a la mentalidad el mundo” son las más vacías. Por el contrario, las más rígidas son las que se mantienen. Por ejemplo, vean las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa dónde aparecen: en los conventos, monasterios y seminarios más rígidos.

No caigan en eso tan viejo de que si el evangelio dice. Un católico tiene como fuente de revelación la Escritura y la Tradición, según interpreta ciertamente el magisterio. Por tanto, la verdad católica es el evangelio según lo ha transmitido la Iglesia a lo largo de estos dos mil años. Prescindir en la reflexión de la tradición y el magisterio es abandonar el catolicismo para convertirnos en una iglesia protestante más.

Menos aún empleemos eso de que si a Dios le importa o no. Dios es por definición impasible.

La doctrina de la Iglesia es clara: la genitalidad, solo en el matrimonio cristiano y con sus condiciones. El resto, castidad.

Oiga, que eso es duro. Sí, como duro es levantarse cada mañana para trabajar, sacar unas oposiciones, cuidar de los hijos, atender a los padres, perdonar, comprender. Pero no vamos a ser gente blanda. Estamos llamados a ser recios.

La castidad es perfectamente posible con la ayuda de Dios. Y en este mundo hay mucha gente que vive en castidad y no le pasa nada por más que algunos psiquiatras y pseudo científicos se empeñen en decir que es IMPRESCINDIBLE la genitalidad sin trabas para ser persona equilibrada. Ni mucho menos.

Castidad. Imposible con nuestras propias fuerzas. Pero la gracia todo lo puede. Y ya sabemos eso de qué va: oración, cuidarse, confesión, eucaristía, vida sacramental. Y siempre adelante.

Religiosos, sacerdotes, solteros, separados, personas con tendencias homosexuales o heterosexuales. Viva la castidad. Con alegría, con deportividad, con ilusión… confiados en la gracia de Dios.

Yo creo que se me entendió todo.