Este jueves 10 de septiembre el Papa Francisco ha recibido en el Aula Pablo VI a los participantes en el Encuentro Internacional de los Équipes Notre Dame (END) organizado en Roma y cuyo tema es ”Aquí estoy Señor, envíame’‘. Los equipos son un movimiento laico de espiritualidad conyugal, nacido para responder a la necesidad de las parejas de vivir con plenitud su sacramento, que cuenta con una metodología propia y se interroga sobre la compleja realidad de la pareja en la actualidad. Los END fueron fundados en Francia en 1938 por iniciativa de algunos matrimonios y del sacerdote Henri Caffarel, cuya causa de beatificación ha llegado a Roma.

Recordando la proximidad del Sínodo sobre la familia Francisco invitó a los miembros de los END a rezar por los Padres Sinodales y por él que deben reflexionar en esa asamblea sobre la ”célula vital de la sociedad… en el díficil contexto cultural actual” y dedicó el discurso que les dirigió sobre todo al papel misionero de los Équipes Notre Dame.

”Las parejas y las familias cristianas- dijo- están a menudo en las condiciones mejores para anunciar a Jesucristo a otras familias, para apoyarlas, fortalecerlas y animarlas. Aquello que vivís en la pareja y en la familia – acompañado por el carisma de vuestro movimiento – esta alegría profunda e irremplazable que el Señor os hace experimentar en la intimidad doméstica entre alegrías y tristezas…hay que testimoniarlo… fuera para que otros emprendan , a su vez, este camino”.

El Pontífice animó a todas las parejas a vivir en profundidad los ”puntos concretos de compromiso” de su movimiento, como la oración de los cónyuges y la oración en la familia ”una tradición hermosa y necesaria que siempre ha sostenido la fe y la esperanza de los cristianos y que por desgracia se ha abandonado en muchas regiones del mundo”. También subrayó la importancia del diálogo mensual entre el matrimonio, ”el famoso y empeñado deber de sentarse que va tan contracorriente con los hábitos del mundo frenético y agitado, impregnado de individualismo”. Por último, la participación en una vida de equipo que aporta ”la riqueza de la enseñanza y del intercambio, así como la ayuda y el consuelo de la amistad”.. Francisco hizo hincapié, en este sentido, en la fecundidad recíproca de este encuentro vivido con el sacerdote acompañante y dio las gracias a las parejas de END por servir de ”apoyo y aliento al ministerio de los sacerdotes que encuentran siempre, en el contacto con los equipos y sus familias, alegría sacerdotal, presencia fraterna, equilibrio emocional y paternidad espiritual”.

La tarea misionera del movimiento es de suma importancia y el Santo Padre indicó algunos campos de acción como el acompañamiento y la formación en la fe de las parejas jóvenes antes y después del matrimonio o la cercanía a las familias heridas ”tan numerosas hoy en día, debido a la falta de empleo… un problema de salud, un duelo… el desequilibrio causado por una lejanía o por un clima de violencia”. ” Debemos tener el coraje -dijo- de entrar en contacto con estas familias, de forma discreta pero generosa, material, humana y espiritualmente, cuando las circunstancias las hagan vulnerables”.

Por último el Papa animó a las parejas a ser ”instrumentos de la misericordia de Cristo y de la Iglesia con las personas cuyo matrimonio haya fracasado”. ”No os olvidéis nunca -insistió- de que vuestra fidelidad conyugal es un don de Dios, y que cada uno de nosotros recibió misericordia. Una pareja unida y feliz puede entender mejor que nadie, la herida y el sufrimiento que causan el abandono, la traición, la falta de amor. Es necesario, pues, que aportéis vuestro testimonio y experiencia para ayudar a la comunidad cristiana a discernir las situaciones concretas de estas personas, a acogerlas con sus heridas, y a ayudarlas a caminar en la fe y la verdad, bajo la mirada de Cristo el Buen Pastor, para participar de una manera apropiada en la vida de la Iglesia. No os olvidéis tampoco del sufrimiento indecible de los niños que viven estas situaciones familiares dolorosas”.