ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 13 de septiembre de 2015

La frase del día domingo 13

«Nada hay mejor que la oración y coloquio con Dios... a aquella oración que no se hace por rutina, sino de corazón».
San Juan Crisóstomo

 


El papa Francisco

Texto completo del Papa en el ángelus: 'Tomar la propia cruz para acompañar a Jesús en su camino'
El Santo Padre invita a rechazar "la mentalidad mundana que pone el propio yo y los propios intereses en el centro de la existencia"

Iglesia y Religión

Argentina: alegria por aprobación del milagro del beato cura Brochero
La canonización del 'cura gaucho' podría ser a inicios de 2016

Medios de comunicación y media

Migración, fotografía, sentimientos y redes sociales (segunda parte)
Qué implica recibir a inmigrantes, por qué los países árabes no los aceptan, el llamado del Papa a acogerlos, la cuestión de la venta de armas

Espiritualidad y oración

Exaltación de la Santa Cruz - 14 de septiembre
 «La señal del cristiano, único camino para conquistar la unión con la Santísima Trinidad, condición puesta por Cristo para seguirle. Motivo de gozo y esperanza, signo de nuestra salvación»


El papa Francisco


Texto completo del Papa en el ángelus: 'Tomar la propia cruz para acompañar a Jesús en su camino'
 

El Santo Padre invita a rechazar "la mentalidad mundana que pone el propio yo y los propios intereses en el centro de la existencia"

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El papa Francisco rezó este domingo la oración y del ángelus desde la ventana de su estudio, delante de una multitud de fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro que le recibió con un caluroso aplauso.

Antes de la oración dijo las siguientes palabras:

« ¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús que en camino hacia Cesarea de Filipo, interroga a los discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo? Estos responden que algunos lo consideran Juan el Bautista resucitado, otros Elias o uno de los grandes profetas. La gente apreciaba a Jesús, lo consideraba un 'enviado de Dios', pero no lograba aún a reconocerlo como el Mesías anunciado y esperado. Y Jesús pregunta nuevamente '¿Y ustedes quién dicen que soy yo?'.

Esta es la pregunta más importante con la cual Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar la propia fe. Pedro en nombre de todos exclama de manera espontánea: 'Tu eres el Cristo'.

Jesús queda impresionado con la fe de Pedro, reconoce que ésta es fruto de una gracia especial de Dios Padre. Y entonces revela abiertamente a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, o sea que 'el Hijo del hombre deberá sufrir mucho... ser asesinado y después de tres días resucitar'.

El mismo Pedro que ha apenas profesado su fe en Jesús como el Mesías, se escandaliza de estas palabras. Llama aparte al Maestro y le reta.

¿Y cómo reacciona Jesús? A su vez le llama la atención a Pedro por ésto, con palabras muy severas. '¡Retírate de mí, Satanás!, --le dice Satanás-- porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres'.

Jesús se da cuenta que en Pedro, como en los otros discípulos --y en cada uno de nosotros-- a la gracia del Padre se opone la tentación del maligno, que quiere distraerlo de la voluntad de Dios.

Anunciando que tendrá que sufrir y ser condenado a muerte para después resucitar, Jesús quiere hacerle entender a quienes los siguen que Él es un Mesías humilde y servidor. Es el Siervo obediente a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de la propia vida.

Por esto dirigiéndose a la toda la multitud que allí estaba, declara que quien desea ser su discípulo tiene que aceptar ser siervo, como Él se ha hecho siervo, y advierte: 'Si alguien quiere venir atrás de mi, reniegue a sí mismo, tome su cruz y me siga'.

Ponerse en el camino de Jesús significa tomar la propia cruz --todos la tenemos-- para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito o de la gloria terrenal, sino el que lleva a la verdadera libertad, la libertad del egoísmo, del pecado.

Se trata de operar un neto rechazo de aquella mentalidad mundana que pone el propio yo y los propios intereses en el centro de la existencia. No, esto no es lo que Jesús quiere de nosotros. En cambio nos invita a perder la propia vida por Cristo y el evangelio, para recibirla renovada y auténtica.

Podemos estar seguros, gracias a Jesús, que este camino lleva a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. Decidir seguir a nuestro Maestro y Señor que se ha hecho siervo de todos, exige una unión fuerte con Él, escuchar con atención y asiduidad su palabra, --hay que acordarse de leer todos los días un pasaje del evangelio-- y en los sacramentos.

Hay jóvenes aquí en la plaza, yo les pregunto solamente: ¿han sentido el deseo de seguir a Jesús más de cerca? Hay que pensarlo, rezar y dejar que el Señor les hable.

La Virgen María que ha seguido a Jesús hasta el Calvario, nos ayude a purificar siempre nuestra fe de las falsas imágenes de Dios, para adherir plenamente a Cristo y a su evangelio».

El Papa reza el ángelus... y a continuación dice: 

«Queridos hermanos y hermanas, hoy en Sudáfica proclaman beato al Samuel Benedict Daswa, padre de familia, asesinado en 1990 --apenas hace 25 años-- por su fidelidad al evangelio. En su vida demostró siempre gran coherencia, asumiendo con coraje actitudes cristianas y rechazando costumbres mundanas y paganas.

Su testimonio ayude especialmente a las familias a difundir la verdad y la caridad de Cristo. Y su testimonio se une al testimonio de tantos hermanos y hermanas nuestros, jóvenes, ancianos, jovencitos, niños, perseguidos, asesinados, desplazados por confesar a Jesús. A todos estos mártires, a Samuel Benedict Daswa, agradecemos su testimonio y le pedimos que rece por nosotros.

Saludo con cariño a todos los aquí presentes, romanos y peregrinos provenientes de diversos países: familias y grupos parroquiales, asociaciones. Saludo a los fieles de las diócesis de Friburgo, a la asociación 'El árbol de Zaqueo” de Aosta, a los fieles de Corte Franca y Orzinuovi, a la Acción Católica 'Ragazzi di Alpago' y al grupo de motociclistas de Ravenna.

Saludo a los maestros precarios que han venido desde Cerdeña y deseo que los problemas del mundo del trabajo sean enfrentados teniendo concretamente en cuenta la familia y sus exigencias.

¡A todos les deseo una buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi !». Y concluyó con: «Buon pranzo e arrivederci!».

(Texto traducido desde el audio por ZENIT)

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Iglesia y Religión


Argentina: alegria por aprobación del milagro del beato cura Brochero
 

La canonización del 'cura gaucho' podría ser a inicios de 2016

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El arzobispo de San Juan de Cuyo, monseñor Alfonso Delgado, celebró que la Junta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos haya dado un dictamen positivo sobre el presunto milagro atribuido al beato José Gabriel del Rosario Brochero, referido a la curación “inexplicable para la ciencia” de la niña sanjuanina Camila Brusotti. 

Lo indicó la agencia de noticias AICA, precisando que monseñor Delgado, ordinario del lugar donde ocurrió la curación inexplicable de la niña sometida a una paliza, debió acompañar al tribunal eclesiástico que se constituyó en la provincia para estudiar el hecho. El cuerpo canónico trabajó durante meses recopilando datos sobre la curación de Camila, y que finalmente se llevó a Roma en marzo de este año. 

 Por su parte monseñor Santiago Olivera, obispo de Cruz del Eje y vicepostulador de la causa de canonización del Cura Brochero, informó que Brochero podría ser declarado santo durante el próximo consistorio ordinario público convocado por el papa Francisco, previsto para febrero o marzo del año que viene. “Para octubre, Dios mediante, la causa de Brochero irá a la comisión de los teólogos, que estudiarán la oración de intercesión, para corroborar que haya sido referida a Brochero para poder atribuir el milagro”, detalló el prelado. Para el vicepostulador de la causa, la comisión de cardenales y obispos “se reunirá en los primeros días de febrero, y tendrá el consistorio en febrero o marzo”. 

Monseñor Delgado alentó a continuar rezando por la canonización del cura gaucho, y felicitó a quienes trabajaron en la causa.  El arzobispo dejó a los fieles una oración para pedir a Dios la pronta canonización:  “Señor, de quien procede todo don perfecto, Tú dispusiste que el beato José Gabriel del Rosario fuese pastor y guía de una porción de tu Iglesia, y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica y una vida pobre y entregada. 

Te suplicamos que completes tu obra, glorificando a tu siervo con la corona de los santos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén”
. Luego puede pedirse la gracia que se necesita y se reza un padrenuestro, una avemaría y un gloria.

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Medios de comunicación y media


Migración, fotografía, sentimientos y redes sociales (segunda parte)
 

Qué implica recibir a inmigrantes, por qué los países árabes no los aceptan, el llamado del Papa a acogerlos, la cuestión de la venta de armas

Por Padre Jorge Enrique Mújica

México, (ZENIT.org)

(Continuación)  En la primera parte del artículo el autor indica como las imágenes y fotos han ayudado a darle un rostro a las cifras sobre inmigrantes  

II. El papel de los gobiernos y las críticas a la Iglesia

Ante la situación de la masiva afluencia de migrantes y refugiados sirios --y no sólo-- varios países europeos han optado por acogerlos. En esa decisión ha tenido mucho que ver la presión ciudadana.

¿Puede ser la mera presión ciudadana un motivo para precipitarse en las decisiones en este campo concreto? Lo primero que hay que señalar es que no se puede pasar desapercibido el drama humano real de millones de personas que no eligieron vivir situaciones de persecución y guerra. Dicho esto, no es menos cierto que hay algunos puntos que en esta materia deben tener en cuenta tanto los ciudadanos que ejercen presiones como los gobiernos que se dejan influenciar por ellos.

1. La responsabilidad de cara a los naturales como a los que llegan. Un flujo migratorio descontrolado puede desestabilizar la economía de un país y, a la larga, perjudicar tanto a los que llegan como a los que ya estaban. Piénsese en los países donde el paro laboral es una realidad elevada: cómo se piensa mantener a los refugiados si no hay quienes pagan impuestos porque, entre otras cosas, ni siquiera tienen trabajo. Y cómo se les va a dar trabajo a los que llegan si no lo tienen tampoco los que les reciben. ¿Es responsable abrir las puertas de la casa sin darles un lugar donde dormir y, sobre todo, qué comer? Y si se les da, ¿por cuánto tiempo se les puede mantener así?

2. ¿Por qué los migrantes y refugiados quieren llegar a Alemania y no quedarse en otros países? La mayor parte de los países de la Unión Europea está abriendo sus puertas pero no parece que refugiados y migrantes abran las puertas de sus expectativas a algunos de esos países que les quieren acoger. En la mayoría de los casos quieren llegar a Alemania. ¿Por qué? En ese país hay subvenciones monetarias que se dan como apoyos. Alemania es un país rico donde con poco esfuerzo se logran muchos beneficios. La pregunta es entonces, ¿se quiere dinero o se quiere refugio?

Un artículo de Riccardo Cascioli en La Bussola Quotidiana subrayaba precisamente el hecho de que Alemania y Austria sean los destinos «favoritos» de los refugiados y cuestionaba el que se presente a Hungría como el malo de la película: «el caos que se creó en Budapest, con el bloqueo de la estación de trenes, contrario a lo que se ha querido contar, no depende de la mala voluntad del gobierno húngaro que, con Italia y Grecia, comparte el trabajo de identificar a los migrantes que llegan y valorar su situación. Por otra parte, en los primeros 7 meses del 2015 Hungría ha acogido a más de 100 mil inmigrantes, que sobre una población total de 10 millones de persona, significa un porcentual mucho más alta que la mayor parte de los países europeos que hoy se sienten con el derecho de censurar a Budapest» (cf. «Profughi siriani in Germania, la realtà nascosta», 07.09.2015).

3. Los choques culturales. Es cierto que las mayorías de las democracias occidentales son hoy por hoy pluriculturales. Pero no es menos cierto que ya en el pasado se han registrado casos de choques culturales debido a que los valores de los que llegan no son los de quienes les reciben. Hay en Londres y París barrios a los que la policía no llega porque están regidos por la sharia o ley islámica, con todo lo que eso supone.

¿Alguien ha pensado que en dos generaciones la población musulmana, debido a este tipo de flujos migratorios, podría suponer una configuración no sólo demográfica sino también política distinta para Europa? Comparativamente hablando, los musulmanes tienen más hijos que los europeos por lo que el reemplazo generacional iría en una dirección nada halagüeña para los nativos europeos.

Resulta sintomático que, por ejemplo, refugiados sirios de paso por Macedonia hayan rechazo los alimentos que les ofrecía la Cruz Roja, al grito de «Alá es grande», por el simple hecho de que esa organización humanitaria tuviera el signo de la cruz (cf. «Refugiados sirios en Macedonia rechazan al grito de «Alá es grande» la comida de la Cruz Roja», 04.09.2015).

En declaraciones recogidas por el diario La Gaceta, el obispo católico húngaro Kiss-Rigo comentaba: «Vienen aquí y comienzan a gritar Allahu Akbar (Alá es grande), quieren hacerse con el control de la ciudad». Y añadía: «Europa se está viendo inundada de personas que se hacen pasar por refugiados, pero que en realidad son una grave amenaza para el continente cristiano y sus valores tradiciones».

Y un ejemplo más: en abril de 2015 CNN informó que inmigrantes musulmanes que cruzaban el Mediterráneo para llegar a Italia arrojaron al mar a 12 compañeros de viaje por el solo hecho de ser cristianos (cf. «Inmigrantes musulmanes lanzan por la borda a 12 pasajeros cristianos», 16.04.2015).

4. Terrorismo. Hay una responsabilidad del gobierno sobre la necesidad de conocer quiénes son y cuál es la historia de vida de quienes piden asilo y si merecen recibirlo. Es una responsabilidad de cara a sus ciudadanos. El diario italiano Il Messaggero pudo acceder en febrero de 2015 a conversaciones telefónicas de terroristas del ISIS en las que estos refieren que apuestan por la opción de enviar migrantes a Italia entre los cuales filtrarían terroristas (cf. «El Estado Islámico amenaza con enviar 500.000 inmigrantes a Europa», 20.02.2015).

El rotativo británico The Sunday Press informaba que, de hecho, el grupo terrorista Estado Islámico infiltró terroristas a Europa entre los sirios que en los últimos días han pedido refugio (cf. «Más de 4.000 terroristas del EI llegaron a Europa haciéndose pasar por refugiados», 07.09.2015). Hasta el momento ya han sido detenidos cinco yihadistas que se habían filtrado entre los refugiados sirios (cf. «Detenidos 5 yihadistas camuflados entre refugiados en Bulgaria», 07.09.2015).

5. Las críticas a la Iglesia. Las redes sociales han sido también el escenario donde grupos políticos de izquierdas, abortistas y anticlericales, han lanzado críticas a la Iglesia por una supuesta inacción ante la crisis migratoria. Evidentemente lo primero que puede pensarse es en por qué la Iglesia tendría una responsabilidad más grande que la que le corresponde a los gobiernos y, en definitiva, qué están haciendo los partidos políticos de izquierda –también los de derechas– más allá de solidarizarse y criticar en Twitter a la Iglesia. Lo cierto es que se ven más refugiados en torno a las iglesias, tal vez para pedir limosnas, que fuera de las sedes de los partidos políticos.

Lo comentaba con un deje de humor Ignacio Aréchaga en su blog personal: «En España […] los partidos políticos rivalizan en declararse más solidarios que los otros, y exigen al gobierno que detalle cuántos miles está dispuesto a acoger. Cuantos más, mejor. El Ayuntamiento de Madrid, gobernado por una izquierda rápida en desenfundar el tuit y la pancarta, ha puesto en la fachada un gran cartel: “Refugees, welcome”, que hasta el momento habrá sido más visto por turistas que por refugiados sirios» (cf. «Bienvenidos refugiados, si es que venís», 08.09.2015).

No obstante lo anterior, ha sido precisamente la Iglesia católica la que ha estado en primera línea ante esta situación humanitaria. A la cabeza se ha puesto el Papa quien al final de la oración mariana del Ángelus del domingo 6 de septiembre pidió desde el Vaticano a toda la Iglesia:

«hago un llamamiento a las parroquias, a las comunidades religiosas, a los monasterios y a los santuarios de toda Europa para que expresen la realidad concreta del Evangelio y acojan a una familia de refugiados. Un gesto preciso en preparación del Año santo de la misericordia. Que cada parroquia, cada comunidad religiosa, cada monasterio, cada santuario de Europa acoja a una familia, comenzando por mi diócesis de Roma. Me dirijo a mis hermanos obispos de Europa, verdaderos pastores, para que en sus diócesis apoyen mi llamamiento, recordando que Misericordia es el segundo nombre del Amor […] También las dos parroquias del Vaticano acogerán en los próximos días a dos familias de refugiados».

Han sido los obispos europeos los que rápidamente han puesto manos a la obra (cf. «Profughi, la risposta delle diocesi all'appello del Papa», 07.09.2015).

III. Una cuestión no solucionada: la raíz islámica y la venta de armas
¿Y los países ricos musulmanes qué están haciendo por los refugiados? En un artículo publicado en la web de la CNN un intelectual musulmán, Haroon Moghul, pone de manifiesto el liderazgo que en la coyuntura de la crisis migratoria está teniendo el Papa y la ausencia de las autoridades políticas del mundo islámico («Querido papa Francisco, me gustaría invitarlo a convertirse al Islam», 08.09.2015).

El diario ABC ponía en estos términos la cuestión: «¿Por qué no huyen a los ricos países árabes del Golfo Pérsico, donde les espera un éxodo mucho más seguro y un futuro confortable?». Efectivamente, Arabia Saudí, Qatar, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, países de inmensa mayoría musulmana, han dado la espalda a sus «hermanos en religión».

Como dice el ABC, «Las autoridades saudíes han deslizado la tesis de que una llegada masiva de sirios a su territorio crearía problemas de seguridad. Riad siempre ha sido rival de la dictadura de Damasco, y teme un afán de revancha. El argumento no se sostiene: la inmensa mayoría de los refugiados y desplazados sirios no son chiíes -la secta musulmana de los Assad- sino suníes, la corriente musulmana mayoritaria que tiene su epicentro en Arabia Saudí». Y añade: «es más convincente el argumento del temor cerval de las ricas monarquías del Golfo a que una ola migratoria de musulmanes ponga en peligro su frágil sistema social y político. Arabia Saudí es un caso paradigmático. El país vive de las rentas del petróleo, y del trabajo de sus millones de inmigrantes asiáticos».

Aunque la cuestión de los sorpresivos y masivos flujos de migrantes implican una respuesta de gestión, se está olvidando que a la raíz del problema están dos cosas a las que no se les está dando solución: el cariz religioso (islámico) de la guerra civil-persecución religiosa y la venta de armas a grupos terroristas y gobiernos del Medio Oriente.

El creciente influjo del autodenominado «Estado Islámico» no ha sido afrontado directamente. Desde su aparición en la escena pública en junio de 2014 cada vez se hace con más territorio de Irak y Siria. La acción de algunos países occidentales se ha limitado a algunos bombardeos. Comprensiblemente, mientras este grupo terrorista siga expandiéndose más personas querrán migrar y esto imposibilitará que las que se estaban fuera regresen. Las acciones aisladas por parte de algunos países no parecen apuntar a una finalidad concreta que no debería ser otra que la de limitar definitivamente la acción de los agresores contra países imposibilitados de defenderse.

Por otra parte es lógico que para hacer guerras se necesitan armas y para conseguirlas se necesite dinero. Evidentemente quienes las venden no parecen muy interesados en dejar de hacerlo, lo que supone la voluntad de seguir cooperando a que las guerras se perpetúen.

El «Instituto Internacional de Investigaciones sobre la paz, con sede en Estocolmo, mostraba que entre 2010 y 2014 Rusia y Estados Unidos exportaban hasta el 48% de la venta total de armamento en el mundo (seguidos de China, Alemania y Francia). En ese mismo lapso las ventas de Estados Unidos han crecido en un 23% mientras que las de Rusia en un 37% más. Los principales clientes de los estadounidenses son Corea del Sur, Emiratos Árabes y Australia; los de Rusia son India, China y Argelia.

En términos absolutos los cinco países que más compran armas son India, Arabia Saudita, China, Emiratos Árabes Unidos y Pakistán, mientras que las regiones que más armas reciben son Asia y Oceanía, con un 48% del total de importaciones, seguidas de Oriente Medio y Europa.

Si se compara en qué zonas hay más desplazados con las zonas donde más armamento se importa no es difícil llegar a conclusiones lógicas.

Volviendo al punto de la raíz de toda esta situación, es verdad que las fotos de Aylan nos han impactado a todos suscitando emociones que los gobiernos han querido tranquilizar atendiendo sólo la superficie del problema pero sin ir a la base. Lo decía muy bien Cascioli: «La más importante toca al origen de esta ola migratoria, o la guerra en Siria e Irak. Es un poco hipócrita conmoverse por los prófugos después de no haber hecho nada por detener la guerra, dándole una contribución decisiva. Y es hipócrita erigirse en juez moral se no se interroga seriamente sobre cómo acabarla. También porque los verdaderos “desesperados” son aquellos que todavía están ahí, que no tienen ni dinero ni medios para escapar, y que viven cada día bajo las bombas y el sonido de las metrallas. Mientras ayudamos a cuantos han logrado llegar a Europa, pensemos en cómo cesar rápidamente el infierno para sus connacionales menos afortunados» (cf. «Profughi siriani in Germania, la realtà nascosta», 07.09.2015).

Clicar aquí para leer la primera parte del artículo

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Espiritualidad y oración


Exaltación de la Santa Cruz - 14 de septiembre
 

 «La señal del cristiano, único camino para conquistar la unión con la Santísima Trinidad, condición puesta por Cristo para seguirle. Motivo de gozo y esperanza, signo de nuestra salvación»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

Los cristianos sabemos que la señal que nos identifica es la Santa Cruz. Lo aprendimos en el catecismo y el Evangelio nos enseña que cualquiera que se disponga a seguir a Cristo tiene en ella su única brújula, la que va a guiarle por el camino que lleva a la unión con la Santísima Trinidad. Es la condición puesta por Él: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lc 9, 23). San Juan de la Cruz lo recordaba con estas palabras: «Quien busca la gloria de Cristo y no busca la cruz de Cristo, no busca a Cristo». La cruz exige renunciar por amor a Él y al prójimo a lo que más cuesta. Quien no la acepta no sabe amar. Requiere coherencia, disponibilidad, valentía, etc. Dios rechaza la tibieza. Cuando la cruz se acepta con alegría resulta liviana; fortalece y dispone para superar las dificultades que se presentan.

No hay integrante de la vida santa que no haya contemplado este «árbol de la vida»; todos se han abrazado a él. El beato Charles de Foucauld advertía: «Sin cruz, no hay unión a Jesús crucificado, ni a Jesús Salvador. Abracemos su cruz, y si queremos trabajar por la salvación de las almas con Jesús, que nuestra vida sea una vida crucificada». No hay otra vía para alcanzar la santidad, como también reconocía santa Maravillas de Jesús: «El camino de la propia santificación es el santo misterio de la cruz». La cruz confiere sentido al sufrimiento humano, ilumina y consuela en las fatigas del camino, inunda de esperanza el corazón, suaviza las circunstancias más adversas, lima toda aspereza. «Poned los ojos en el Crucificado y se os hará todo poco...», manifestaba santa Teresa de Jesús.

El «árbol de la cruz» es el símbolo de la Salvación. Contiene todos los matices semánticos que se atribuyen a la expresión exaltar. Se reconocen en el santo madero los excelsos méritos que Cristo le otorgó con su propia vida, ya que en él estuvo «colgado» salvando al mundo libremente, mostrando su insondable amor. Se deja correr el caudal de pasión que inspira cuando se contempla, induciéndonos a ir a él y adorarlo. La cruz es signo de unidad, de paz y de reconciliación, es el distintivo de los «ciudadanos del cielo» (Flp 3, 20), llave que nos abre sus puertas. «O morir o padecer; no os pido otra cosa para mí. En la cruz está la vida y el consuelo, y ella sola es camino para el cielo», expresaba Teresa de Jesús. Solo es «necedad», como decía san Pablo, para los que se pierden; para el resto, es «fuerza de Dios»: «Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan –para nosotros– es fuerza de Dios […]. Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; mas para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres» (I Corintios 1, 18ss).

Esta festividad rememora el acontecimiento que se produjo el 14 de septiembre del año 320, cuando la emperatriz de Constantinopla, santa Elena, madre de Constantino el Grande, encontró el madero (Vera Cruz) en el que murió el Redentor. Hechos extraordinarios marcaron este momento: la resurrección de una persona y la aparición de la cruz en el cielo. Para albergar esta excelsa reliquia signo de la victoria de Cristo, manifestación del perdón y de la misericordia de Dios, esperanza para los creyentes, centro de nuestra fe, santa Elena y Constantino hicieron construir la basílica del Santo Sepulcro. Unos siglos más tarde, en el 614, el rey de Persia, Cosroes II, conquistó Jerusalén y tomó como trofeo la Vera Cruz, el venerado emblema cristiano que se custodiaba en el templo. Mofándose de los cristianos, lo utilizó como escabel de sus pies. Pero catorce años más tarde el emperador Heraclio, una vez que derrotó a los persas, pudo devolver el santo madero a Constantinopla. Después, fue trasladado a Jerusalén el 14 de septiembre del año 628.

Al parecer, cuando Heraclio se propuso introducir la cruz solemnemente no pudo cargarla sobre sus hombros; se quedó paralizado. El patriarca Zacarías, que formaba parte de la comitiva caminando a su lado, señaló que el esplendor de la procesión nada tenía que ver con la faz de Cristo humilde y doliente en su camino hacia el Calvario. El emperador se desprendió de sus ricas vestiduras y de la corona que ceñía su cabeza, y cubierto con una humilde túnica pudo transportar la cruz caminando descalzo por las calles de Jerusalén para depositarla en el lugar de donde había sido arrebatada siglos atrás. Desde entonces se celebra litúrgicamente esta festividad de la Exaltación de la Santa Cruz. Con objeto de evitar otro expolio, fue dividida en cuatro fragmentos. Uno de ellos quedó custodiado en Jerusalén en un cofre de plata; otro se llevó a Roma, un tercero a Constantinopla y el resto fue convertido en minúsculas astillas que se repartieron en templos dispersos por el mundo.

Esta fecha litúrgica es crucial para los creyentes. La cruz no es un ninguna tragedia, como no lo es amarla, algo que resultará extraño fuera de la fe. Es una bendita «locura» que inunda el corazón de gozo. Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) lo advertía: «ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura». No la rehuyamos. Cristo nos ayuda a portarla con su gracia; sigue compartiéndola con nosotros. Que un día no nos tenga que decir lo que en celeste coloquio le confió al Padre Pío: «Casi todos vienen a Mí para que les alivie la cruz; son muy pocos los que se me acercan para que les enseñe a llevarla».

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