Forma exquisita de vivir la caridad

El Arzobispo de Yucatán elogia la bondad de quien dona sus órganos

 

Los seres humanos que entienden la bondad de donar no tienen funerales de segunda, merecen un velorio en el cual se reconozca el valor de ayudar a otros y llegarán al cielo las personas que vivan de acuerdo a su conciencia. Así lo aseguró el arzobispo de Yucatán, Mons. Gustavo Rodríguez Vega, al explicar que la Iglesia Católica apoya claramente el acto de donación de órganos.

23/09/15 9:34 AM


(A. Hernández/Milenio Novedades) En su participación en el Segundo Foro Magistral de Órganos y Tejidos, organizado por autoridades estatales y federales, y organizaciones civiles, el prelado respondió que la postura de la iglesia sobre la donación de órganos ha sido a favor, desde tiempos del Papa Pío XII en los años 50’s sin embargo, fue Juan Pablo II quien dejó amplias enseñanzas sobre las condiciones éticas para hacer este tipo de cirugías desde el punto de vista cristiano.

Dijo que fue invitado para aclarar algunas posturas de la Iglesia a los creyentes católicos sobre la donación de órganos, son respetuosos de la conciencia de cada persona ante un tema delicado, pero la Iglesia anima y exhorta a esta donación altruista, a vencer todo escrúpulo y sumarse a la lista de donantes de órganos.

«Para que se realice por parte de los creyentes sin ningún temor, porque no se ve afectada la fe en la resurrección de los muertos por un aparte y el precepto fundamental de la vida cristiana que es el precepto de amor, la donación de órganos es una forma exquisita de vivir la caridad, y esto lo asumió la Conferencia del Episcopado Mexicano en el 2005», explicó.

Sobre la postura de la iglesia el pastor de la Iglesia católica en Yucatán señaló que la extracción de los órganos para donar, no les impide el acceso al cielo:

«No podemos imaginar o determinar cómo serán las realidades después de la muerte, San Pablo habla que al morir es sembrar una semilla y distinto es el árbol que nace, así muy distinto el cuerpo glorificado del que se ha sepultado e incinerado, no debe caber la menor duda y más si esto se hace como un acto de caridad, esto abona más en favor de llegar al cielo».