IGLESIA EN ESPAÑA

Misioneros: Testimonios de entrega (Domund 2015)


Jornada DOMUND 2015 “Misioneros de la misericordia”

Anastasio Gil, Director de OMP en España

 

Llama la atención cómo la misma sociedad a la que le cuesta valorar la labor que realiza la Iglesia aprecia el trabajo humanitario y evangelizador de los misioneros y misioneras. Su entrega, servicio y generosidad son el contrapunto del gran pecado de la indiferencia. El testimonio de sus vidas y, en ocasiones, de sus palabras ha alcanzado tal reconocimiento social que hasta las voces más recalcitrantes enmudecen y les otorgan un “estos son distintos”, cuando en realidad los misioneros son Iglesia que vive las exigencias del Evangelio.

Tal vez por eso el día del DOMUND es reconocido y querido por la sociedad española. Esta iniciativa surge el año 1926, a instancias del papa Pío XI, y desde entonces no conoce fronteras. El penúltimo domingo de octubre es la principal cita misionera eclesial en los más de 130 países donde está establecida, entre los que se encuentra España. En nuestro país nació aquel mismo año de su institución, de la mano de D. Ángel Sagarmínaga, verdadero impulsor de un gran dinamismo misionero, que dio abundantes frutos en cooperación material y, sobre todo, en vocaciones durante el siglo XX. Cuántos coetáneos nuestros partieron de su tierra a la misión para no volver. Allí gastaron sus vidas y allí reposan sus cuerpos. Verdaderos testigos de entrega y donación.

Misioneros de la misericordia

Este es el lema para el DOMUND 2015. La bula Misericordiae vultus, del Papa Francisco, por la que se convoca un Año Santo de la Misericordia, ha sido la fuente de inspiración para que Obras Misionales Pontificias se haya decantado por esta propuesta. En la imagen del cartel para la Jornada, una misionera que acoge y acompaña a otra persona. Así de sencillo y así de sublime. Ambas personas son reales y viven apasionadamente la fuerza de la caridad. La imagen no trasluce otra cosa más que amor y misericordia. En definitiva, ternura. El papa Francisco invita a cada persona a sacar de su interior la capacidad de amar que anida en su corazón. Para ello, anima a descubrir que el Evangelio es fuente de alegría, de liberación y de salvación para todos los hombres.

Preciso es reparar en que los misioneros son radicalmente misericordiosos. Ellos son los que, en la Iglesia “en salida”, saben adelantarse sin miedo e ir al encuentro de todos para mostrarles a un Dios cercano, providente y santo. Con su vida de entrega al Señor, sirviendo a los hombres y anunciándoles la alegría del perdón, revelan el misterio del amor divino en plenitud. Ellos viven una profunda vida espiritual, que enriquece su mente y su corazón para reconocer la acción del Espíritu, les saca de la estrechez de una espiritualidad limitada y les abre a nuevos horizontes ilimitados, e indican el camino que cada cristiano ha de recorrer como “discípulo misionero”.

DOMUND: Prioridad de la evangelización

Por eso, la misión evangelizadora tiene prioridad. Así lo expresaba el Papa Francisco en su discurso a los directores nacionales de las OMP el pasado 5 de junio: “La actividad misionera sigue siendo todavía hoy el mayor desafío para la Iglesia. Y «¡cómo quisiera encontrar —también para vosotros— las palabras para alentar una etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa!» (EG 261). […] La fe y el amor de Cristo tienen la capacidad de empujarnos a todas partes para anunciar el Evangelio del amor, de la fraternidad y de la justicia. Y esto se hace con la oración, con la valentía evangélica y con el testimonio de las bienaventuranzas.”

La celebración del DOMUND será una buena oportunidad para que todos los bautizados sientan que la humanidad tiene necesidad del Evangelio. Pero este día no puede improvisarse y menos aún ser reducido a una ocasión para tranquilizar, aparentemente, la conciencia con un rezo y un donativo. Desde hace tiempo, esta Jornada se inserta en el contexto del “Octubre Misionero”, donde cada una de sus semanas se dedica de manera sucesiva a la oración y el sacrificio, al fomento de las vocaciones misioneras, a las limosnas y donativos, y a las comunidades eclesiales misioneras. Este año ofrecen la particularidad de invitar muy especialmente a que este espíritu misionero pueda vivirse con generosidad mediante la práctica de las obras de misericordia, a las que hace referencia el Papa en su mencionada bula.

(OMP)