“El papel de las Órdenes religiosas en Asturias durante la Edad Moderna” es el título de la conferencia que el joven historiador e investigador Miguel Dongil pronuncia este miércoles, 30 de septiembre a las 19:30 h., en el salón de actos del Ateneo Jovellanos de Gijón.

-Su línea principal de investigación son las órdenes religiosas en Asturias, concretamente entre los siglos XVI al XIX. ¿Por qué precisamente este ámbito?

Por dos motivos principales. En primer lugar, cuando estaba estudiando la carrera, comencé a darme cuenta de que las órdenes religiosas en Asturias estaban olvidadas en el ámbito historiográfico. Mientras la Edad Media es una época bastante investigada, de la Edad Moderna, bien porque no hay tanto interés, o porque no ha habido personas que se hayan dedicado a ello, no hay tanta información. Por eso me pareció interesante. Por otro lado, como católico que soy, vivo este trabajo como una manera de plasmar mi ideario y mi vida. Creo que el mejor testimonio que puedo dar de mi fe es documentando y reconstruyendo la historia de las órdenes religiosas para rescatar su papel en la historia de Asturias y la importancia que tuvieron. Algo que, si no se estudia y no se pone por escrito, se olvida.

-¿Cuál diría que es la herencia que nos han dejado estas órdenes durante la Edad Moderna?

Las órdenes que existen durante estos siglos en Asturias tienen un papel esencial en la educación. Tanto en las primeras letras, como en la enseñanza secundaria y también universitaria. La cultura, además, fue otro de los papeles fundamentales. Algo que se observa, por ejemplo, en la posesión de bibliotecas. Las principales bibliotecas de la región están en manos de los monasterios y conventos, y destaca, también, la existencia de algún erudito, como por ejemplo el muy conocido padre Feijoo en el siglo XVIII, dentro de la comunidad de san Vicente de Oviedo.

-De entre todas las órdenes, ¿cuál destacaría en influencia?

La orden principal sin ninguna duda es la orden de San Benito, porque es la primera que llega y se instala en el solar asturiano. En segundo lugar, está la Orden de San Francisco, y en tercero, la del Císter o San Bernardo. Todas ellas se extienden principalmente por el centro de la región, la zona más poblada, tal y como sucede en la actualidad. En las ramas masculinas, a pesar de llevar una vida más o menos contemplativa, tienen permisos para salir a dar clases. En la Universidad de Oviedo, de hecho, había una presencia significativa de los profesores benedictinos, aunque también de franciscanos y dominicos, entre otros. Esto sucede especialmente en los siglos XVI y XVII, pues luego va disminuyendo el número.

-Ha sido recientemente nombrado cronista de la hermandad de la Santa Vera Cruz de Gijón, con sede en la parroquia de San Pedro. Un tema en el que también ha profundizado.

Me interesa, efectivamente, porque soy hermano cofrade de esa hermandad. De ahí viene mi interés, y de hecho, publiqué un libro sobre su historia el año pasado. Además, hay una especial relación entre las cofradías que se dedican al fomento de la devoción popular y las órdenes religiosas, porque hay cofradías que son dirigidas o coordinadas por monasterios de la región. De ahí sale el argumento del próximo ciclo de conferencias en San Pedro, que dará comienzo el 15 de octubre, y que se titula: “Religiosidad popular y órdenes religiosas en Asturias, siglo XVI a XIX”.

-Sin embargo, a pesar del auge de las cofradías en la actualidad, éstas han estado casi desaparecidas en Asturias.

Hubo una gran explosión del fenómeno cofrade que se desarrolló en el siglo XVI y XVII. Sin embargo, la secularización y el interés del estado de comenzar a controlar un poco la función de la Iglesia hizo reducir la actividad, avanzado el siglo XVIII. Con el tiempo se fueron reduciendo, y en el contexto de la guerra civil, ya no había nada. En Gijón, de hecho, en el siglo XVII había una cantidad bastante notable de cofradías, que fue disminuyendo y en los años previos a la guerra civil, en el siglo XX, sólo quedaba en pie una, la que tiene la sede en San Pedro, que se llamaba entonces “de la Santa Misericordia”. En la guerra dejó de funcionar, al finalizar se volvió a activar, y en la década de los 70 se pierde el interés y se llega casi a paralizar. Hasta la década de los 90 del pasado siglo.

-¿Cómo fue la desaparición de las principales órdenes en la Edad Moderna asturiana?

El principal hecho que determina la evolución en las órdenes religiosas en Asturias (y en el resto de España) es la desamortización y posterior exclaustración, con la que desaparecen la mayor parte de los monasterios de las órdenes religiosas. En primer lugar desaparecen los de la rama masculina, y a los de la femenina se les dejó subsistir hasta avanzado el siglo XIX. De los monasterios históricos de la región sólo llegan activos al siglo XX el monasterio benedictino de San Pelayo, las dominicas de Cangas de Narcea, y la comunidad de agustinas de Gijón. Son los únicos tres monasterios que sobreviven de la Edad Moderna.

(Esta Hora – Iglesia en Asturias)