Vicenç Navarro: lo que puede llegar a ignorarse es tanto…

Antes de empezar tengo que decir que mi primera intención fue escribir sobre la persona que hoy traigo aquí e incluirla en la serie de título “Tontos de capirote”. Pero, bien pensado, tampoco se merecía tanto porque no deja de ser una pobre persona; equivocada, pero persona.

En fin…

Este Señor, llamado Vicenç Navarro tiene a bien escribir en el diario digital “Publico” que es un medio no ya de izquierdas sino de más allá de la izquierda, defensor de cosas como la Venezuela de Maduro, la Cuba de ya sabemos quiénes e, incluso, el Irán de para qué te cuento. Todo, como vemos, la mar de edificante.

Claro está, por otra parte, que están, en tal página ideológica, a partir un piñón como el partido “Podemos” que es, como bien sabemos, la esperanza negra (por nigérrima) de los que no tienen nada mejor que hacer, dicen, ir contra el sistema (¿?) siendo ellos mismos parte del mismo (Y ahí tenemos a la Grecia de este señor que dice digo donde dijo diego o al revés, según convenga)

Pues bien, una vez ubicado a este señor digamos que ha escrito algo de título “La Iglesia Católica, el Vaticano, el Papa Francisco y el aborto”. ¡Hala! Así dicho, la cosa promete… 

Y empieza bien:

“Quisiera comenzar este artículo diciendo que no soy ni cristiano ni creyente”.

Ciertamente no podía empezar peor. Y es que ya sabemos eso que dice que “excusa no pedida, acusación manifiesta”. Y es que lo que pasa es que diciendo eso se pone, sobre sí mismo, la catalogación de laicista a machamartillo. Y, además, si no es ni una cosa ni otra no sé a qué viene tanta historia con la Iglesia Católica, con el Vaticano, con el Papa y con el aborto.

Alguien dirá que tiene derecho a opinar. Y, claro, lo tiene. Pero lo que hace aquí no es sólo eso sino dar consejos que van más allá de la opinión porque cuando alguien no se limita a decir lo que piensa sino que piensa que puede decir lo que el otro debe hacer… ahí hay algo más que opinión.

Pasamos por alto todo lo que escribe sobre la Guerra Civil Española, la época de Franco y todo eso. Y lo pasamos por alto porque es el mantra de siempre: que si fascista, que si malo, malo, malo. En fin, las bobadas de siempre en boca de resentidos.

Pero vamos a lo que vamos que para luego es tarde.

El Sr. Vicenç Navarro debería saber eso que dice que ignorante es quien no sabe nada de una determinada realidad. Y eso no es que se malo sino que es lo normal: todo el mundo no sabemos nada de muchas cosas y eso, simplemente, nos hace ignorantes… en tales cosas. Y ya está. Reconocer eso es una buena manera de poder cambiar tal aspecto de nuestra vida… si queremos. Si queremos, claro. Si lo que queremos es seguir igual y hacer como que sabemos… la cosa anda más que mal. Y eso le pasa es este señor.

¿Que qué dice?

Pues lo de siempre: que si con el Papa Francisco la Iglesia está cambiando, que si la explotación de la mujer y el aborto y, en fin, lo último esperado: que el Vaticano debe modernizarse.

Sobre lo primero dice que el Papa Francisco “en su modernización, todavía no ha dejado hábitos anteriores-como su profundo anticomunismo-“.

¿Qué les parece a ustedes? Dice Navarro que el Papa es anticomunista. Bueno, anticomunista no sino profundamente anticomunista.

¿Es que se puede esperar que un sucesor de San Pedro, el Vicario de Cristo, pueda no estar frontalmente contra una ideología asquerosa que ha hecho, y sigue haciendo, un daño terrible a la humanidad y que sostiene todas las aberraciones que a uno se le puedan ocurrir (el aborto, el imposible matrimonio homosexual, la ideología de género, la manipulación genética, etc.)? ¿Podría estar un Papa a favor de tal listado de desviaciones humanas?

Pues no, no podría ni puede. Y aunque a muchos les gustaría que el que fuera Arzobispo de Buenos Aires cambiara en tal sentido, seguros estamos que no lo hará. Y no lo hará porque no puede pero, sobre todo, ¡Porque no quiere!

Por ahí, va mal este señor.

Por otra parte, como no podía esperarse otra cosa, también escribe (arriba lo hemos dicho) sobre lo que llama la explotación de la mujer. Y no, no se refiere, digamos, al ámbito laboral sino, ¡ojo al dato!, al aborto.

¡Ahora resulta que es una explotación que la mujer quede embarazada! Y tal es así porque no se puede entender de otra forma que se esté en contra de eso defendiendo el aborto.

Lo que le molesta a este señor es que el Papa Francisco no se ponga del lado de los abortistas y recomiende a la mujer que ha abortado la confesión de un pecado tan terrible. Y es que es lo que debe hacer un sacerdote como es, no lo olvide Navarro, el Santo Padre: confesión y perdón y “vete y no peques más”.

El caso es que no puede haber cambio radical por parte del Papa porque, simplemente, no puede haberlo. Y cuanto antes lo entiendan ideologías tan insanas y malignas como las que defiende Vicenç Navarro, mejor que mejor.

Sabemos, de todas formas, cuál es aquí el problema. Según este señor, lo que debe hacer el Vaticano es “modernizarse”.

¿Lo ven, ustedes? Como diría Cantinflas: “Ya salió el peine”.

La cosa tiene fácil arreglo: basta con que el Vaticano se modernice para que todos estos problemas que ve Navarro en la actitud del Papa Francisco tengan final. Y en eso, sin duda, tiene razón: sería suficiente con que el Vaticano, como dice este desnortado señor, se modernice para que, siendo moderno y haciendo lo que el mundo quiere que haga, sea aceptado por el mundo. Todo, así, se solucionaría por la vía rápida.

Ya sabemos por dónde iba a salir Navarro: que si el sexo, que si la Iglesia católica tiene obsesión por tal tema, que si esto y que si lo otro. En fin, la misma monserga de siempre.

Por cierto, antes decíamos que pudiera dar la impresión de que este señor crea que la mujer es explotada cuando queda embarazada. Pues bien, al final del artículo, confirma esta absoluta idiotez. Y es que dice esto:

“La persistencia de limitar el primero –el goce del sexo- a fin de garantizar lo segundo –la reproducción biológica- (una característica de la mayoría de las religiones, incluyendo la católica) explica la supeditación de la mujer en todas las Iglesias, y muy en particular en la Católica, reproduciendo su enorme explotación, a la cual el Papa parece todavía ser insensible, y que la Iglesia Católica catalana y española todavía ni siquiera reconocen.”

¿Lo ven ustedes? Ahora resulta la mujer está explotada por ¡dar al mundo seres humanos nuevos!

¿Qué hubiera pensado Navarro si su madre pensara lo mismo?

¡Anda, no podría haber pensado nada de nada!

Y es que no se puede desconocer tanto las cosas elementales. Vamos, ser tan ignorante en tales.

Por cierto, mientras este señor publicaba el artículo aquí citado el día 8 de septiembre, el que esto escribe hacía lo propio con uno, merecidamente, dedicado a la Natividad de la Virgen María.

Y es que, como él debe creer, siempre ha habido clases: la de los ignorantes  (en la fe) y la de los creyentes. Adivinen ustedes a la que pertenece Vicenç Navarro.

Pues sí, a esa.

 

Eleuterio Fernández Guzmán