ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 12 de octubre de 2015

La frase del día 12 de octubre

"Los que han sido llamados a la acción, se equivocarían si pensasen que están dispensados de la vida contemplativa". 
(Santo Tomas de Aquino)

 


El papa Francisco

El Papa pide a los grupos misioneros de Argentina aprender a mirar como Jesús
En un mensaje enviado al IV Encuentro Nacional de Grupos Misioneros, el Pontífice les invita a  seguir construyendo una Iglesia en salida y grupos solidarios que trabajan para comunicar la alegría que el Señor ha puesto en nuestros corazones

Papa y Santa Sede

Sínodo de la familia: formar la conciencia de los futuros matrimonios
La Relación final será presentada al papa Francisco, quien decidirá si se publica inmediatamente o en un segundo momento

Sínodo: el testimonio de los Paloni, una familia ‘extraordinariamente’ normal
Entrevista a Massimo y Patrizia, pareja del Camino Neocatecumenal, desde hace 11 años en misión en Holanda, padres de 12 hijos, entre ellos David, que con 4 meses es el ‘padre sinodal’ más joven de la historia

La Comisión para la tutela de menores está en plena actividad
Concluye la Asamblea Plenaria y se evidencia la respuesta positiva dada por los diversos países

El Vaticano inaugura un albergue para sintecho
Realizado por la limosnería apostólica y puede alojar a 34 hombres. En el local cedido por los jesuitas atienden las hermanas de Madre Teresa de Calcuta

Iglesia y Religión

El Vaticano cierra el caso de supuesta pederastia del profesor de Bilbao
La Congregación para la Doctrina de la Fe después de una amplia investigación: los hechos denunciados no han sido probados. Pide restablecer el buen nombre del acusado

¿Un homosexual puede ser sacerdote católico?
La así llamada «cultura gay» reivindica para sí determinados «derechos»

Mundo

Siria: liberado el padre Jacques Mourad
Lo han anunciado fuentes de la eparquía de Homs. El sacerdote católico había sido secuestrado por el Estado Islámico el 21 de mayo, en el monasterio de Mar Elian del que era superior. Ahora se encuentra en Zaydal

Iglesia en Indonesia: sí a la planificación familiar, pero sin anticonceptivos
El presidente de la industria farmacéutica Bayer en Indonesia ofreció colaborar con el programa presidencial con las píldoras de los años 60

Espiritualidad y oración

San Serafín de Montegranario - 12 de octubre
  «Lego capuchino. Hizo de la pobreza el santo y seña de su vida; poseía un crucifijo de latón, un rosario, un manto raído, y un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Fue agraciado con el don de milagros»


El papa Francisco


El Papa pide a los grupos misioneros de Argentina aprender a mirar como Jesús
 

En un mensaje enviado al IV Encuentro Nacional de Grupos Misioneros, el Pontífice les invita a  seguir construyendo una Iglesia en salida y grupos solidarios que trabajan para comunicar la alegría que el Señor ha puesto en nuestros corazones

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Ojalá recordemos siempre que no podemos mostrar a los demás lo que nosotros mismos no hemos visto ni oído. Por eso, para ser misionero, antes de anunciar, de comunicar, es necesario ver. Así lo indica el papa Francisco en el mensaje enviado a lo participantes en el IV Encuentro Nacional de Grupos Misioneros.

El encuentro, organizado por la Comisión nacional para las misiones y por las Obras Misioneras Pontificias de Argentina, concluye este lunes en Santiago del Estero y ha llevado por lema ''Misión, un estilo de vida''.

El Papa indica en su mensaje que es necesario “ver a ese Jesús que se ha hecho pequeño para alcanzar nuestra debilidad, que ha asumido nuestra carne mortal, para revestirla de su inmortalidad y que viene cotidianamente a nuestro encuentro, para caminar con nosotros y tendernos su mano amiga en la dificultad”.

De este modo, el Pontífice pide a los destinatarios del mensaje que “no olviden nunca el llamado, el primer encuentro con Jesús, el gozo con el que recibieron ustedes el primer anuncio, tal vez de sus padres, de sus abuelos, de sus catequistas o maestros”. Y les pide que “no dejen de rezar, de rezar los unos por los otros, de sostenerse mutuamente con la oración, y verán como Jesús, por medio de ustedes, y a pesar de su debilidad, obrará maravillas ante todos los pueblos”.

Del mismo modo, el Santo Padres les exhorta a no olvidar “tampoco que la misión, además de ser una pasión por Jesús, es una pasión por su pueblo: Dejémonos mirar por Jesús, pero aprendamos también a mirar como Jesús”. Una mirada de ternura, de comprensión y de misericordia --explica-- que nos lleve a tocar las llagas del Señor en la carne de nuestros hermanos necesitados. A propósito asegura que “ver a Jesús en el otro purifica el corazón, liberándolo del egoísmo, de toda segunda intención, de todo deseo mundano”.

Finalmente, les anima a seguir “construyendo una Iglesia en salida, unos grupos solidarios que trabajan para comunicar esta alegría que el Señor ha puesto en nuestros corazones”.


 

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Papa y Santa Sede


Sínodo de la familia: formar la conciencia de los futuros matrimonios
 

La Relación final será presentada al papa Francisco, quien decidirá si se publica inmediatamente o en un segundo momento

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Sínodo de los obispos sobre la familia que se está realizando en Roma hasta el 25 del presente mes, ha contado el pasado sábado con 43 intervenciones, mientras que hoy el lunes y mañana martes hay círculos menores que harán su relación el miércoles por la mañana.

Lo indicó hoy el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, precisando que la Relación final será presentada al papa Francisco, quien decidirá si se publica inmediatamente o no, y quien después de todo este camino pastoral tomará o menos las medidas que considere necesarias para el bien de la Iglesia. Para preparar este documento, el Sínodo trata desde el sábado la segunda y tercera parte del Instrumentum Laboris. 

En la Sala de Prensa del Vaticano, además del portavoz explicaron a los periodistas lo sucedido el sábado por la mañana y hoy lunes, los portavoces en idioma español, el padre Manuel Dorantes; en inglés, el padre Thomas Rosica CSB, la francesa Romilda Ferrauto y el sacerdote Bernad Hagenkord SJ. 

Tal y como explicaron, las ideas más recurrentes entre los padres sinodales han sido la formación y el acompañamiento. Han surgido temas como "noviciado del matrimonio" y la necesidad de "incluir a las familias en la formación". 

Asimismo han subrayado la necesidad de integrar la verdad y la misericordia, tema en el que surgió, por ejemplo, la situación de los divorciados vueltos a casar por lo civil y su acceso a los sacramentos. Por ello, algunos padres sinodales en sus intervenciones han hablado de caminos pastorales para posibles soluciones concretas. Se registraronintervenciones, indicó el padre Lombardi, con una posición negativa hacia la comunión a los divorciados y vueltos a casar. Si bien la rigidez de esta posición, añadió, se inserta en el contexto de dar atención a todos los que se encuentran en situaciones difíciles, a quienes es necesario hacerle sentir la cercanía de la Iglesia. 

El portavoz en español indicó que entre los padres sinodales hispanohablantes se ha indicado la importancia de dar mejor y más formación a las parejas que van a contraer matrimonio. También explicó cómo se afrontó el concepto de conciencia. Es necesario acompañar a las parejas -- ha precisado-- en la formación de su conciencia, de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia, porque solamente las indicaciones de la conciencia de por sí no bastan. 

Y es la que la Iglesia debe ser madre que acompaña, tal y como indicó el padre Rosica. Los padres sinodales por ello han tratado también situaciones como los matrimonios mixtos, matrimonios separados con hijos, familias monoparentales, familias en las que la presencia de unos de los progenitores es limitada. "Hay que elaborar estrategias pastorales que aborden todas las situaciones", han observado los padres sinodales. 

La portavoz de lengua francesa, ha precisado que es necesario hacer un llamamiento a la conciencia, "formar e informar", así como insistir en la fidelidad. Por su parte, el padre Manuel Dorantes subrayó la idea del acompañamiento durante la preparación al matrimonio, como un "itinerario catequético o algo similar a la iniciación cristiana". Al concluir dieron su testimonio dos matrimonios de auditores uno de India y otro de Brasil.

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Sínodo: el testimonio de los Paloni, una familia ‘extraordinariamente’ normal
 

Entrevista a Massimo y Patrizia, pareja del Camino Neocatecumenal, desde hace 11 años en misión en Holanda, padres de 12 hijos, entre ellos David, que con 4 meses es el ‘padre sinodal’ más joven de la historia

Por Salvatore Cernuzio

Roma, (ZENIT.org)

Desde que la foto de su carita, con el chupete en la boca y la mirada temerosa en el Aula nueva del Sínodo, apareció en todos los medios de comunicación del mundo, se convirtió en la estrella de la Asamblea 2015: Davide Paloni, 4 meses, rebautizado como ‘el padre sinodal más joven de la historia’. Y la atención mundial se trasladó rápidamente sobre sus padres: el padre Massimo y la madre Patrizia, fotografiada en el Vaticano con carricoche y biberón.

Padres de 12 hijos (seis chicos y seis chicas), se mudaron desde Roma a Holanda hace 11 años, participan en el Sínodo de los Obispos sobre la familia. La pareja --45 años él, 41 ella-- del Camino Neocatecumenal cuenta a ZENIT cómo están viviendo esta experiencia y cómo viven la fe católica en familia. 

Sobre los otros hijos, que se han quedado en Holanda, comentan: “se ayudan entre ellos, los grandes cuidan a los pequeños, les ayudan a hacer las tareas. Hay una gran armonía y también una gran alegría”. Massimo explica cómo llenó su vida y la de toda la familia la elección --según muchos absurda-- de renunciar a una vida cómoda, un trabajo como manager, para trasladarse a un país extranjero y anunciar el Evangelio.  

“Nuestra experiencia de misión nace de la gratitud al Señor por todo lo que ha hecho en nuestra vida. Nos ha ayudado en los momentos difíciles de nuestra vida y de nuestro matrimonio…”, asegura. Él ya estaba acostumbrado, procediendo de una familia en misión, también en Holanda procedente de la parroquia romana de san Luigi Gonzaga.

Para los hijos al principio “el aterrizaje” fue más difícil. “Nos fuimos cuando eran pequeños. Cinco nacieron en Roma, el resto en Maastricht”. Aún así, dice el padre, “ha sido bonito, también porque en las primeras dificultades, como aprender la lengua, integrarse en la escuela, en la sociedad … han entendido que había un sentido en la misión que estaban desarrollando, que no sufrían inútilmente, que había un bien más grande”.

A estos hijos --el mayor tiene 19 años-- Massimo y Patrizia están tratando de transmitir la fe: “Rezamos juntos los laudes el domingo por la mañana, un momento en el que a la luz de la Palabra de Dios tenemos un diálogo para entender si hay problemas, crisis, para pedirnos perdón y reconciliarnos: nosotros con ellos o entre ellos”.

Y sobre esta experiencia Massimo comenta: “trabajaba como manager de cuentas de HP. Tenía el coche, el ordenador, el teléfono de empresa, iba a ver partidos deportivos internacionales, todo ‘cosas muy bonitas’... El día antes de marchar entregué todo”. Después, “cuando fuimos allí, pensé: ‘encontraré trabajo enseguida, tengo un buen currículum, hablo muchas lenguas’; sin embargo Dios se ha encargado de hacernos entender que la misión la lleva adelante Él, con sus tiempos y sus formas. Por tanto, al principio me las arreglé, hice trabajo de limpieza por un periodo, trabajé en un call center… Después el trabajo de evangelización aumentó, por tanto ahora somos itinerantes y nos dedicamos al 100% a la evangelización”.

“¿Y de qué vivís?”, es la pregunta que surge instintiva. “De la providencia”, responde Massimo, “que concretamente se manifiesta en la ayuda que nos ofrece nuestra comunidad”. “Fuimos realmente sin nada: teníamos algún colchón, los cartones de las cajas hacían de mesillas”, cuenta Patrizia. “Pero ha sido extraordinario porque hemos sido espectadores de las sorpresas de Dios. Un día, por ejemplo, nos llamó una inmobiliaria y nos dice: ‘ha venido aquí una persona que ha visto que no tenéis armario. Tenéis que venir a elegir el armario que queréis…’. Por no hablar de las bolsas de compra anónimas que encontrábamos en la puerta de casa”.

En Holanda “están impresionados de forma positiva de nuestra familia”, afirma la pareja. “Cuando nos ven nos pregunta, y esa es una ocasión única para contar nuestro testimonio y dar una palabra”.  

Una acogida positiva han encontrado también en el Sínodo. “¡Fantástico!”, exclama Massimo, “nos han dedicado una acogida excepcional, empezando por el Papa que, cuando nos ha visto estaba contentísimo, nos ha sonreído y ha bendecido a toda la familia; después la Secretaría, los obispos, los cardenales y los otros participantes. Nos han acogido como Jesús”.

El mérito es también de Davide. Los padres sonríen: “este niño suscita alegría, ternura… Lo llaman el ‘niño sinodal’” dicen orgullosos, “pensamos que Dios haya querido que estuviera presente en la Asamblea”. Patricia --explica el marido-- ya estaba embarazado cuando la Secretaría a través de la nunciatura holandesa nos contactó, pero no habíamos calculado los tiempos… Creo que en su pequeñez esté haciendo un buen servicio porque hace presente la belleza de una familia”.

“¿Y vosotros qué servicio estáis dando al Sínodo”, les preguntamos. “Estamos presentes como familia misionera, traemos nuestra experiencia. En nuestra intervención hablaremos de nuestra vida y nuestra fe, y qué hay detrás, cómo ha nacido, cómo se ha desarrollado gracias al Camino Neocatecumenal que nos ha ayudado a comprender y vivir a fondo las enseñanzas de la Iglesia”. “Sobre todo las enseñanzas de la Humanae Vitae”, subraya Massimo, explicando que la apertura a la vida ha sido para ellos “no un peso, sino una gracia que nos ha dado alegría”. “Somos personas normales que tienen detrás un camino de iniciación cristiana que nos ha ayudado a profundizar y hacer crecer nuestra fe. Esto ha hecho que nos pudiéramos abrir a la vida, a pesar del egoísmo, de nuestros defectos…”.

El Sínodo será una ocasión para “dar gloria a Dios contando todos estos dones delante de los representantes de las Iglesias del mundo”. Pero también una ocasión para recibir algo: “es realmente interesante escuchar gente tan cualificada debatir sobre un tema fundamental como la familia”, dice Patrizia. “Se ve que los pastores tienen un vivo deseo de ayudar a la familia, de relanzarla. Hay un gran celo y es lo que hasta ahora nos ha conmovido más”. También “me ha impresionado cuánta comunión se ha creado con otras familias. Todos traemos una experiencia diferente: por procedencia, camino de fe, tipología de familia, pero estamos reunidos por el mismo espíritu. Somos muchas familias que no se han visto nunca antes, que nos conocemos desde hace poco días, pero desde el principio Dios ha creado la comunión”.





 

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La Comisión para la tutela de menores está en plena actividad
 

Concluye la Asamblea Plenaria y se evidencia la respuesta positiva dada por los diversos países

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

La segunda reunión plenaria de la Pontificia Comisión para la tutela de los menores, ha tenido lugar en Roma del 9 al 11 de octubre. Este organismo fue instituido por el papa Francisco para hacer frente a los casos de abusos por parte del clero. La plenaria indició con la participación a la misa matutina celebrada por el Papa en la Casa Santa Marta, según indica una nota publicada este lunes.

Los trabajos de los miembros del equipo, guiado por el cardenal Sean O’Malley, arzobispo de Boston, se han centrado en las intervenciones presentadas por los grupos de trabajo, constituidos el pasado mes de febrero. Entre los temas afrontados: las líneas guías para la tutela y la protección de los menores, el apoyo a las víctimas y sus familias, la formación de los sacerdotes y los religiosos.

Los miembros de la Comisión --explica el comunicado-- han formado parte en conferencias y seminarios sobre la protección de menores, que se han celebrado en varios países: Irlanda, Reino Unido, Francia, Nueva Zelanda, Islas del Pacífico y recientemente en Filipinas. En esta última han participado 76 obispos. El próximo mes, los miembros de la comisión tendrán un encuentro con todos los prelados de Centroamérica, mientras que la próxima reunión plenaria se celebrará en febrero de 2016.

Asimismo, se informa que “la participación de la Comisión en dichas iniciativas ha generado pareceres muy positivos y su contribución se considera como un recurso para la Iglesia local en todo el mundo. Al mismo tiempo, las Conferencias Episcopales siguen poniendo a punto pautas concretas y culturalmente eficaces que reflejan la realidad local”.

Los grupos de trabajo se ocupan de proporcionar directrices para la salvaguardia y la protección de los menores, curación y atención a las víctimas, a los afectados y a sus familias, formación de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa y educación de los líderes de la Iglesia, educación de las familias y las comunidades, teología y espiritualidad y normas civiles y canónicas.

Los grupos de trabajo --explica la nota-- se interesan especialmente de la evaluación y formación permanente de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa del uso de los informes forenses de las personas acusadas de un delito y de la provisión de materiales litúrgicos para la atención pastoral de las víctimas, los afectados y las comunidades. La Comisión no se ocupa de casos individuales, no ejerce supervisiones y no es un órgano de toma de decisiones.




 

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El Vaticano inaugura un albergue para sintecho
 

Realizado por la limosnería apostólica y puede alojar a 34 hombres. En el local cedido por los jesuitas atienden las hermanas de Madre Teresa de Calcuta

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El albergue del Vaticano para los sintecho está funcionando desde hace casi una semana en Via dei Penitenzieri, cerca del hospital Santo Espíritu. El pasado jueves 7 de octubre, en la memoria litúrgica de la Virgen del Rosario, fue la inauguración oficial con la bendición de los locales y con la santa misa, presidida por el limosnero apostólico, monseñor Konrad Kraiweski, en la que participaron los primeros huéspedes y los voluntarios del lugar.

El amplio local ha sido ofrecido al papa Francisco por la Casa Generalicia de la Compañía de Jesús. De esta forma, la comunidad de los jesuitas ha querido “responder rápidamente al llamamiento del Pontífice de destinar los propios edificios a las personas necesitadas y en dificultad”, indica el comunicado de la limosnería apostólica.

Asimismo, explica que el albergue se llama “Don de Misericordia”. Don “porque es un verdadero regalo de la Comunidad religiosa” y misericordia “es el segundo nombre del amor que se expresa a través de gestos concretos y generosos hacia el prójimo”.

El lugar puede acoger hasta 34 hombres por noche y es gestionada por las hermanas de Madre Teresa de Calcuta. Además, hay un reglamento muy preciso: una entrevista previa con las hermanas, una reserva de duración máxima de 30 días, un horario que regula los tiempos de ingreso y de apagado de luces, de despertarse y de aseo personal, para ordenar el armario y hacer la cama, y cierre.

Las personas que se alojen por la noche podrán también disfrutar de la cena ofrecida en el comedor Don de María para después ir al albergue donde dispondrán también del desayuno, así como el servicio de duchas que están bajo la columnata de la plaza de san Pedro.

Las obras para construir este albergue han sido realizadas por la limosnería, es decir, con los donativos que proceden de la distribución de las bendiciones apostólicas y de los generosos donativos de personas privadas. De este modo, junto a las hermanas de Madre Teresa, la limosnería se compromete a sostener económicamente toda la actividad del albergue.

Cabe recordar que, desde 1988, dentro del Vaticano, en la Casa de acogida del Don de María, están a disposición 50 camas para mujeres y unas 30 están cubiertas de forma estable.  

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Iglesia y Religión


El Vaticano cierra el caso de supuesta pederastia del profesor de Bilbao
 

La Congregación para la Doctrina de la Fe después de una amplia investigación: los hechos denunciados no han sido probados. Pide restablecer el buen nombre del acusado

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

La dirección del colegio Gaztelueta, en España, ha recibido notificación “de la firme decisión del Papa Francisco de concluir el caso de los supuestos abusos por parte de un antiguo profesor de este colegio”.

Según han informado a través de un comunicado de prensa, “la investigación realizada por la Congregación para la Doctrina de la Fe ha determinado que los hechos denunciados ‘no han sido probados y, en consecuencia, se debe restablecer el buen nombre y la fama del acusado, sin que se proceda adoptar, ulteriormente, ninguna otra medida en relación a la citada persona’”.

Recientemente, se supo que el papa Francisco envió en diciembre pasado una tarjeta escrita a mano a los padres de un niño hoy mayor de edad, quienes le escribieron indicándole que su hijo denunció haber sido víctima de abuso sexual por parte de un profesor, en el colegio español Gaztelueta de Leioa (Bizkaia) perteneciente al Opus Dei, en los años 2008/2009, cuando tenía 12 años.

El caso se dio a conocer la semana pasada tras un artículo de un periódico español que retomó el tema al dar a conocer la carta del Papa. En su misiva escrita en la Ciudad del Vaticano, el Santo Padre siguiendo la línea de tolerancia cero contra los abusos sexuales contra menores, y a pesar de que el caso había sido archivado por la Justicia española, pidió  “que se instruya juicio canónico al profesor denunciado y al centro escolar”, pero “sin molestar al chico”.

Tal y como ha indicado el colegio, a esta conclusión se llega “después de una amplia investigación --con las correspondientes pericias-- que incluye un minucioso análisis super actis, valorando los numerosos documentos públicos y privados, así como otros testimonios y entrevistas a diversas personas”. Esta resolución de la Santa Sede confirma --prosigue la nota--  las conclusiones de las investigaciones del Colegio, y las llevadas a cabo por distintas instancias oficiales competentes: Inspección de Educación del Gobierno Vasco, Fiscalía de Menores y Fiscal Superior del País Vasco.

Finalmente, desde la dirección del colegio reiteran “su compromiso de continuar colaborando con las instituciones oficiales, así como la comprensión hacia todos”.

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¿Un homosexual puede ser sacerdote católico?
 

La así llamada «cultura gay» reivindica para sí determinados «derechos»

Por Padre Jorge Enrique Mújica

México, (ZENIT.org)

Puede ser sacerdote católico un homosexual? La pregunta es planteada como curiosidad y con relativa frecuencia, por un lado, ante el avance de la así llamada «cultura gay» que reivindica para sí determinados «derechos» y, por otro, algún caso aislado que termina por hacerse público respecto a la existencia de sacerdotes católicos que se dicen homosexuales (el caso Charamsa es el más reciente de ellos).

Acerca de la consideración del «derecho» a ser sacerdotes por parte de algunos homosexuales, la Iglesia católica considera el orden sacerdotal como un llamado y no como un derecho. En virtud de que es ella quien verifica la autenticidad del llamado es también ella quien pone las condiciones para hacerlo. Una de los elementos de verificación pasa por el hecho de que la persona sea varón, bautizado y heterosexual. Todo lo anterior por tres sencillas razones: 1) el sacerdote representa a Cristo que es hombre en todo el sentido y connotación antropológica de lo que hombre significa; 2) el sacerdote es esposo de la Iglesia (dimensión esponsal del sacerdocio); y 3) el sacerdote está llamado a ser padre.

Sobre el tema concreto de la posibilidad de que un homosexual sea admitido o no al seminario y, posteriormente, a las órdenes sagradas, el 4 de noviembre de 2005 la Congregación para la Educación Católica (organismo de la Santa Sede que se ocupa, entre otras cosas, del seguimiento a todos los seminarios del mundo) publicó un documento titulado «Sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas».

El documento distingue dos aspectos sobre la homosexualidad: los actos homosexuales y las tendencias homosexuales. Por los primeros entiende el ejercicio activo de la homosexualidad y por lo segundo sólo el impulso; los primeros supondrían un pecado y los segundos no, aunque de cualquier manera los califique de «objetivamente desordenadas».

Deteniéndose en las «tendencias homosexuales» el documento hace una división ulterior: entre las profundamente arraigadas y las «tendencias homosexuales expresión de un problema transitorio» (por ejemplo el de una adolescencia todavía no terminada).

Tras haber hecho las puntualizaciones establece el documento: «[…] la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir al Seminario y a las Órdenes Sagradas a quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostienen la así llamada cultura gay».

Se entiende así, por una parte, que las personas con una tendencia homosexual transitorio sí podría ser admitidas al seminario pero determina qué debe suceder después: «[…] ésas deberán ser claramente superadas al menos tres años antes de la Ordenación diaconal»; y, por otra, establece que tampoco pueden ingresar al seminario ni al sacerdocio aquellos homosexuales o heterosexuales que sostengan la «cultura gay».

¿Y qué sucede con los sacerdotes que son homosexuales? Ante todo hay que decir que no existe una estadística que indique que esto sea real y que, de serlo, suponga un porcentaje significativo entre el clero.

En el libro-entrevista «Luz del Mundo» (Herder 2010) Benedicto XVI responde precisamente a una interrogante incisiva sobre este tema. Le pregunta Peter Seewald: «No es ningún secreto que también entre los sacerdotes y los monjes hay homosexuales. Recientemente causó gran revuelo un escándalo en torno a pasiones homosexuales de sacerdotes en Roma».

Y a eso respondió el actual Papa emérito:
«La homosexualidad no es compatible con la vocación sacerdotal. Pues entonces el celibato no tiene ningún sentido como renuncia. Sería un gran peligro si el celibato se convirtiera, por así decirlo, en ocasión para introducir en el sacerdocio a gente a la que, de todos modos, no le gusta casarse, porque en última instancia también su postura ante el varón y la mujer está de alguna manera modificada, desconcertada, y en cualquier caso no se encuentra en la dirección de la creación de la que hemos hablado. La Congregación para la Educación Católica emitió hace algunos años una disposición en el sentido de que los candidatos homosexuales no pueden ser sacerdotes porque su orientación sexual los distancia de la recta paternidad, de la realidad interior de la condición de sacerdote. Por eso, la selección de los candidatos al sacerdocio debe ser muy cuidadosa. Aquí tiene que aplicarse la máxima atención para que no irrumpa una confusión semejante y, al final, por así decirlo, se identifique el celibato de los sacerdotes con la tendencia a la homosexualidad».

Y vuelve a la carga el entrevistador: «Pero sin duda en monasterios, en clérigos, aunque tal vez no se la vea, hay homosexualidad, homosexualidad no practicada, justamente». A lo que responde Benedicto XVI:

«Esto también forma parte de las dificultades de la Iglesia. Y los afectados tienen que procurar, por lo menos, no practicar activamente esa inclinación a fin de permanecer fieles al cometido interior de su ministerio».

Hemos traído aquí estas respuestas de Benedicto XVI porque, en definitiva, apuntan a un aspecto no menos esencial del sacerdocio en la Iglesia de rito latino: el celibato. Incluso en el supuesto de que la homosexualidad no fuera impedimento para el orden sacerdotal, los que al sacerdocio acceden se comprometen libremente a vivir el celibato que supone la renuncia al ejercicio de la sexualidad. Por un sencillo gesto de coherencia ante un compromiso asumido libremente, sería de esperar que viviesen aquello que prometieron. Y eso vale tanto para homosexuales como para heterosexuales.

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Mundo


Siria: liberado el padre Jacques Mourad
 

Lo han anunciado fuentes de la eparquía de Homs. El sacerdote católico había sido secuestrado por el Estado Islámico el 21 de mayo, en el monasterio de Mar Elian del que era superior. Ahora se encuentra en Zaydal

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

Ha sido liberado el padre Jacques Mourad, sacerdote católico secuestrado por el Estado Islámico el pasado 21 de mayo en Siria, cuando se encontraba en el monasterio de Mar Elian del que era superior. Lo han anunciado fuentes de la eparquía de Homs, explicando que el religioso dejado el libertad el sábado 11 de octubre, después de cinco meses de cautiverio.

“El padre Mourad es libre, y actualmente se encuentra en el pueblo de Zaydal”, a 5 kilómetros de la ciudad siria de Homs (centro), se lee en la nota. El prior de Mar Elian ha “celebrado la misa esta mañana, (domingo 11 de octubre)”. Aún no se han dado más detalles de las circunstancias de la liberación por motivos de seguridad.

En el mes de mayo, el religioso había sido secuestrado por tres hombres enmascarados en la ciudad de Al-Qaryataïne, a 140 kilómetros al noroeste de Damasco, en dirección a Palmira. Se cree que el secuestro haya ocurrido a causa del compromiso del sacerdote --de la misma comunidad monástica que el padre Paolo Dall’Oglio-- por la promoción del diálogo interreligioso.

A partir de agosto, el grupo ultra-radical ha secuestrado a cerca de 230 civiles, de los cuales más de 60 cristianos, en Al-Qaryataïne, ciudad conquistada desde hace poco y que constituye una importante encrucijada que une los terrenos controlados por el Estado Islámico: de la periferia de la ciudad de Homs hasta el este de Qalamoun, cerca de la frontera libanesa.

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Iglesia en Indonesia: sí a la planificación familiar, pero sin anticonceptivos
 

El presidente de la industria farmacéutica Bayer en Indonesia ofreció colaborar con el programa presidencial con las píldoras de los años 60

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

El proyecto de planificación familiar (KB) y de control de los nacimientos deseado por el gobierno “es una cosa buena, pero la Iglesia está en contra del uso de anticonceptivos y de la esterilización, propuesto por las autoridades”. Con estas palabras, el p. Aloysius Purwa hadiwardaya Msf, ex decano de la Universidad Católica de Semarang y profesor de Moral en Java Central, comenta los recientes intentos de Yakarta para reducir la tasa de crecimiento nacional destinados a favorecer la economía.

Lo indicó al agencia de noticias Asia News, precisando que la planificación familiar fue uno de los caballos de batalla del ex presidente Suharto, que en sus 32 años de gobierno autoritario (1967-1988) promovió una política de reconocimiento de la ciudadanía solo para los primeros dos hijos de las parejas. Un eventual tercer hijo no sería registrado en el registro civil. Suharto fue premiado por la FAO en Roma en el año 1985 por la disminución de la malnutrición. 

Surya Chandra Surapaty, jefe del Consejo nacional para la población y la familia (BKKBN), el mes pasado juzgó “alarmante”  la tasa de crecimiento actual, que registra a 4,5 millones de individuos más por año (+1,49%). A causa de la crisis económica  y de la devaluación de la moneda nacional, Yakarta considera que el porcentaje de crecimiento demográfico mejor para el desarrollo del país debe ser de 1,15.

La Conferencia Episcopal Indonesia (KWI) recibió al KB como un proyecto positivo para las familias, como instrumento para vivir la paternidad responsablemente, pero siempre se alineó en contra de las medidas abortivas y del uso de anticonceptivos, recordando la naturaleza del acto sexual, caracterizado por ser una “apertura a la vida”. El padre Matheus Mali, profesor universitario de Moral, afirma que “la Iglesia puede aceptar el control de la natalidad solo si se da a través de una abstención natural de la procreación, pero no si se da a través del uso de anticonceptivos”.

El programa KB, explica Surapaty, está indicado fundamentalmente para las zonas menos desarrolladas del país, habitadas, sobre todo, por pescadores desposeídos. Por su parte, el presidente de la industria farmacéutica Bayer en Indonesia declaró que quiere colaborar con el programa en la provisión de “píldoras específicas que producíamos en los años 60”.

 

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Espiritualidad y oración


San Serafín de Montegranario - 12 de octubre
 

 

«Lego capuchino. Hizo de la pobreza el santo y seña de su vida; poseía un crucifijo de latón, un rosario, un manto raído, y un corazón tan grande que no le cabía en el pecho. Fue agraciado con el don de milagros»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

En esta festividad de Nuestra Señora de Aparecida, y de la Virgen del Pilar, patrona de la hispanidad, entre otros santos y beatos la Iglesia celebra también la vida de este humilde capuchino.

Félix era natural de Montegranario, Italia. Nació en 1540. Su padre, un modesto albañil, tuvo que sacar adelante cuatro hijos. Serafín fue el segundo y sufrió durante años la penuria económica de la familia y el trato despótico y violento de su hermano mayor, Silencio, que se cebó en él cuando quedaron huérfanos. Una jovencita, Lisa, fue su particular «ángel protector». Trajo con ella el aire diáfano del ideal religioso leyéndole vidas de santos. Fue el detonante de preguntas hondas que se formuló por vez primera: “–«¿Y qué hemos de hacer para salvarnos? Creo que lo mejor para mí será retirarme a un desierto y hacer vida de penitencia». Con la lucidez que brota de la inocencia evangélica, Lisa respondió: –«¿Para qué quieres un desierto? Vete a vivir con los capuchinos, y serás santo». Serafín supo de la existencia de estos religiosos y de la vida que llevaban a través del relato que hizo ella. En esa época ya se estaba labrando esa santidad que deslumbraría a las gentes en medio de la compleja relación con su hermano, la dureza de su trabajo como peón de albañil, portando en sus espaldas un peso desproporcionado, y sufriendo las chanzas de otros compañeros. Su alma transparente era una simbiosis de ofrenda y sacrificio.

A los 18 años se fue al convento de Loro-Piceno, consciente de sus muchas deficiencias humanas: distraído, lento, descuidado, olvidadizo, torpe... Pero tenía lo esencial, como revelan las humildes palabras que dirigió al portero que le abrió la puerta: –«Padre, yo no sé leer ni escribir; no sé más que rezar y amar a Dios». Hizo el noviciado en Jesi y mostró la autenticidad de su vocación. Le veían orar durante horas ante el sagrario, tenía verdadero espíritu penitencial, y fraguaba su acontecer con ayuno y mortificaciones. Él mismo diseñó cilicios para las severas disciplinas que se aplicó, llevado de su convencimiento de que eran un bien para su alma. Cuando un superior le invitó a moderarlas en beneficio de su salud, respondió: –«¡Vaya una cosa! Si yo muero, habrá un pecador menos en el mundo». Durante cuarenta años sufrió desprecios y humillaciones dentro y fuera del convento, curtiéndose en la virtud de la paciencia. Y consiguió aceptar sus debilidades. Fue un maestro de la caridad. Respondía bondadosamente cuando era objeto de mofa: «muy bien, muy bien. Tú me conoces mejor que nadie. Así hay que tratar a los pecadores como yo. Dios te lo pague, santito mío, Dios te lo pague».

Al final, y viendo que no respondía en las misiones que se le encomendaron, fue destinado a la limosna. Pero este religioso, que no se distinguió precisamente por su eficiencia, como era un santo fue bendecido con diversas experiencias místicas: éxtasis, visiones y milagros. Tenía el don de llegar a las gentes que conducía a Dios. Amaba profundamente a la Virgen y difundió su devoción en los demás. Era fidelísimo a la vivencia evangélica; jamás cometió voluntariamente un pecado venial, ni consintió en su entorno componendas al respecto. Sentía profunda piedad por los enfermos y moribundos. Y cuando hizo milagros, llevado por su humildad, trató de ocultarlos. Aceptaba sus limitaciones lleno de mansedumbre: «No poseo nada; tengo solamente este crucifijo y el rosario, pero con ellos, si Dios me ayuda, serviré de ayuda a los hermanos, y me haré santo». Con la penetración que da la auténtica vida espiritual mostraba su crucifijo de latón para recordar a los predicadores que en él se halla la clave de todo: «Este es el verdadero libro que conviene estudiar para hacer predicaciones provechosas a los pueblos».

Era feliz con su pobreza. Poseía un manto raído que una vez tuvo que reemplazar temporalmente, sustituyéndolo por uno nuevo tras indicación de un superior que quiso probar su obediencia. Ese día soportó con gozo las chanzas de quienes, acostumbrados a su humilde sayal, se sorprendieron al verle pedir limosna por las calles de Ascoli con inusual «elegancia». Abrumado por la gente que le reclamaba por su fama de milagrero, (que se había hecho manifiesta no solo con las personas sino también con animales a los que amansaba), añoraba la soledad y el silencio. Sus superiores le prohibieron realizar prodigios. Como no estaba en su mano evitarlos, pedía discreción a los agraciados: «Vete, y quédate calladito, calladito, santito, porque no he sido yo, sino que ha sido Cristo y tu fe las que te han curado».

Toda su trayectoria pone de manifiesto que estaba en las antípodas de la inmadurez espiritual. Refleja la grandeza de un alma penitente, entregada, desprendida, desasida de sí. Ello se percibe también en sus constantes destinos; fue un religioso que pasó por muchos conventos. A nadie negó el bien que pudo hacer, comenzando por infundir la confianza en Dios y en su divina Providencia a los que acudían a él en masa. Se le reveló la hora de su muerte y esperó gozoso el momento. Llevaba sesenta y cuatro años llenos de trabajos y severas penitencias. Alegre y lúcidamente cándido, como siempre había sido, respondía a la pregunta de sus hermanos que se interesaban por su salud: «Muy bien; pronto me voy al cielo».

A principios de octubre de 1604 enfermó, y sólo se levantó el día 12 de ese mes, horas antes de morir. Previamente, tuvo la gracia de ayudar en misa, comulgar y hasta pedir limosna. Tanto es así, que pensando que se repondría demoraron administrarle los sacramentos. Pero él sabía que estaba a las puertas del cielo, y suplicó: «dadme a mi Dios, traedme a mi Jesús. Antes de la noche voy a morir». Y así fue. Clemente XIII lo canonizó el 16 de julio de 1767.

 

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