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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 14 de octubre de 2015

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El papa Francisco

El Papa pide perdón por los escándalos acaecidos en Roma y en el Vaticano
En la audiencia general, el Santo Padre ha reflexionado sobre las promesas hechas a los niños. Saluda a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados bajo tierra durante 70 días

Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 14 de octubre
El Santo Padre recuerda que los ángeles de los niños reflejan la mirada de Dios. Y que al mirar a los niños con los ojos de Jesús entendemos que defendiendo la familia, protegemos a la humanidad

Papa y Santa Sede

Sínodo - El cardenal Ouedraogo: 'No hay bloques conservadores o progresistas, sino objetivos comunes'
En la rueda de prensa el cardenal Nichols indica que la carta de los cardenales filtrada, "no tuvo ningún peso en los trabajos del Sínodo"  

Círculos menores: 'Faltan referencias a la castidad, la virginidad, la santidad y la espiritualidad de la familia'
El segundo grupo de habla española: 'Es necesario indicar la misericordia para con los hijos que sufren las consecuencias de la violencia intrafamiliar'

Círculos menores: No basta decir que los jóvenes tienen miedo del matrimonio
Los grupos por idioma presentan sus relaciones que enriquecerán el documento final. Se subraya que 'la familia es la primera catequista'. 

Iglesia y Religión

El cardenal Ré en Fátima: la falta de Dios es la causa de la crisis actual
Las apariciones de Fátima siguen transmitiendo un mensaje de santidad y una invitación para cambiar de vida

Mundo

Crece la ola de violencia en Israel
En 14 días se han producido 27 ataques con un saldo de 7 muertos y 40 heridos. El Patriarcado Latino de Jerusalén pide que "israelíes y palestinos actúen con valor y regresen a la mesa de negociaciones"

Madrid acogerá el XX Congreso Nacional Provida
El 16 y 17 de octubre, participarán ponentes de medicina, ciencia y psicología, entre otros

Espiritualidad y oración

Santa Teresa de Jesús - 15 de octubre
«Fundadora de las carmelitas descalzas, doctora de la Iglesia, la primera mujer que recibió este alto honor. Apóstol incansable, escritora, poeta, mística excepcional. Es una de las grandes maestras de la vida espiritual»

Comentario a la liturgia dominical
Domingo 29 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Is 53, 2a.3a.10-11; Heb 4, 14-16; Mc 10, 35-45  


El papa Francisco


El Papa pide perdón por los escándalos acaecidos en Roma y en el Vaticano
 

En la audiencia general, el Santo Padre ha reflexionado sobre las promesas hechas a los niños. Saluda a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados bajo tierra durante 70 días

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El Papa ha pedido perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han tenido lugar tanto en Roma como en el Vaticano. “Yo quisiera, antes de comenzar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pediros perdón, por los escándalos que en estos últimos tiempos han sucedido tanto en Roma como en el Vaticano. Pido perdón”.

Lo ha hecho antes de comenzar la habitual catequesis de los miércoles en la audiencia general, y tras escuchar la lectura de Mateo en la que Jesús dice: “¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Es inevitable que existan pero ¡ay de aquel que los causa!”

Como cada semana, el Pontífice ha salido a la plaza de San Pedro para compartir con los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo. Haciendo una pausa en los trabajos del Sínodo, Francisco ha iniciado la mañana del miércoles saludando desde el papamóvil  a los presentes en la plaza, despertando el entusiasmo y la alegría de los fieles.

Tras su pedido de perdón, el Santo Padre ha hablado durante la catequesis sobre las promesas que hacemos a los niños. En el resumen hecho en español ha explicado: “No me refiero a esas pequeñas promesas que hacemos habitualmente para que se porten bien o se esfuercen en el colegio, más bien a la promesa contenida en el hecho de traerles a la vida. Esta promesa de acogida, cuidado, cercanía y atención concreta, se puede resumir en una palabra: Amor”.

Una promesa de amor --ha precisado-- en definitiva, que hemos aprendido de nuestros padres antes incluso de ser conscientes y que, con una actitud inerme y confiada, todo niño espera que le sea correspondida íntegramente. Si esto no sucede, ha proseguido Francisco, se les hiere profundamente. Por eso, Jesús en el Evangelio nos alerta de que Dios y sus ángeles velan sobre esta responsabilidad.

El Santo Padre ha recordado que “el niño recibe de su familia, con su nombre y con las primeras palabras y sonrisas, la belleza de estar con los demás, aprendiendo a ser libre y aceptar a los otros. En el bautismo, la Iglesia a través de los padres y la comunidad se une a estas promesas”. Desde el momento que el niño es capaz de sentirse amado por sí mismo --ha concluido-- siente que hay un Dios que lo ama. Su espontánea confianza en Dios no debe ser nunca vulnerada, sobre todo con nuestra presunción de sustituir al Señor.

A continuación, el papa Francisco ha saludado a los peregrinos de lengua española, “en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica”. De modo especial, el Papa ha saludado “a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados en las entrañas de la tierra durante 70 días. Creo que cualquiera de ustedes sería capaz de venir acá y decirnos qué significa la esperanza. Gracias por tener esperanza en Dios”. Que “la Virgen María y san José, que tuvieron bajo su custodia al Hijo de Dios, nos enseñen a acoger a Jesús en cada niño. Muchas gracias”, ha pedido hablando en español. 

Tras los saludos en todas las lenguas, el Papa ha dedicado unas palabras para los jóvenes, los enfermos y los recién casados. Así, ha recordado que en este mes de octubre estamos todos llamados a sostener las misiones con la oración y la solidaridad. Queridos jóvenes, ha indicado, acoged con alegría la invitación del Señor a emplear vuestras mejores energías en el anuncio del Evangelio. A los enfermos les ha dado las gracias porque “la ofrenda de vuestro sacrificio es muy valiosa para lo que aún no conocen el amor de Dios. Finalmente, a los recién casados les ha invitado a “proclamar con la vida el afecto fiel del Señor”.

Por último, el Santo Padre ha recordado que el próximo sábado, 17 de octubre, es la Jornada Mundial del Rechazo a la Miseria. Tal y como ha explicado Francisco, “esta jornada se propone aumentar los esfuerzos para eliminar la extrema pobreza y la discriminación, y para asegurar que cada uno puede ejercer plenamente los propios derechos fundamentales”. Somos todos invitados --ha indicado-- a hacer nuestra esta intención, para que la caridad de Cristo alcance y dé consuelo a los hermanos y las hermanas más pobres y abandonados.

Clicar aquí para leer el texto completo de la audiencia

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Texto completo de la catequesis del Papa en la audiencia del miércoles 14 de octubre
 

El Santo Padre recuerda que los ángeles de los niños reflejan la mirada de Dios. Y que al mirar a los niños con los ojos de Jesús entendemos que defendiendo la familia, protegemos a la humanidad

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

El santo padre Francisco realizó durante la audiencia genteral de este miércoles una catequesis siguiendo el tema de la familia. Al inicio de la misma el Papa pidió perdón por los escándalos recientes en Roma y en el Vaticano, y entró en la catequésis reflexionado sobre las promesas hechas a los niños. Saludó también a los 33 mineros chilenos que estuvieron atrapados bajo tierra durante 70 días.

Publicamos a continuación el texto del Santo Padre durante la catequesis de la audiencia general:
 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy como las previsiones del tiempo eran un poco inseguras, se esperaba lluvia, esta audiencia se realiza contemporáneamente en dos lugares, nosotros en la plaza y 700 enfermos en el aula Pablo VI que siguen la audiencia en las pantallas, todos estamos unidos, les saludamos con un aplauso.

La palabra de Jesús es fuerte hoy ¡Ay del mundo a causa de los escándalos! Jesús es realista y dice que es inevitable que vengan los escándalos pero ¡ay del hombre que causa el escándalo!

Yo quisiera antes de iniciar la catequesis, en nombre de la Iglesia, pedirles perdón por los escándalos que en estos últimos tiempos han ocurrido tanto en Roma como en el Vaticano ¡les pido perdón!   

Hoy reflexionamos sobre un tema muy importante: las promesas que hacemos a los niños. No hablo tanto de las promesas que hacemos aquí o allí, durante el día, para que están contentos o para que sean buenos, (quizá con algún truco inocente, te doy un caramelo, esas promesas…) para convencerles de que se apliquen en el escuela o para disuadirles de algún capricho. Hablo de las promesas más importantes, decisivas para lo que esperan de la vida, para su confianza con los seres humanos, para su capacidad de concebir el nombre de Dios como una bendición.

Nosotros, adultos, estamos listos para hablar de los niños como de una promesa de vida. Y también nos conmovemos con facilidad, diciendo a los jóvenes que son nuestro futuro. Es verdad. Pero a veces me pregunto si somos serios sobre su futuro. Con el futuro de los niños, con el futuro de los jóvenes. Una pregunta que debemos hacernos más a menudo es esta: ¿cuánto somos leales con las promesas que hacemos a los niños, haciéndoles venir a nuestro mundo?  Nosotros los hacemos venir al mundo y ésto es una promesa. ¿Qué le prometemos a ellos?

Acogida y cuidado, cercanía y atención, confianza y esperanza, son muchas otras promesas de base, que se pueden resumir en una sola: amor. Nosotros prometemos amor, es decir, el amor que se expresa en la acogida, en el cuidado, en la cercanía, en la atención, en la confianza, en la esperanza. Pero la gran promesa es el amor.

Ésta es la forma más adecuada de acoger a un ser humano que viene al mundo, y todos nosotros lo aprendemos, antes aún de ser conscientes. Me gusta mucho cuando veo a los papás y mamás, cuando paso entre ustedes, y me traen a un niño, a una niña pequeños. ¿Cuánto tiempo tiene?, tres semanas, cuatro semanas, pero busco que el Señor lo bendiga, esto se llama amor también.  

La promesa, el amor es una promesa que el hombre y la mujer hacen a cada hijo: desde que es concebido en el pensamiento. Los niños vienen al mundo y se espera tener confirmación de esta promesa: lo esperan de forma total, confiada, indefensa. Basta con mirarles: en todas las razas, en todas las culturas, en todas las condiciones de la vida.

Cuando sucede lo contrario, los niños son heridos por un escándalo insoportable, aún más grave, en cuanto que no tienen medios para descifrarlo. No pueden entender qué cosa sucede. Dios vigilia sobre esta promesa, desde el primer instante. ¿Se recuerdan qué dice Jesús?, que los ángeles de los niños reflejan la mirada de Dios, y Dios no pierda nunca de vista a los niños (Mt 18,10)'. Ay de aquellos que traicionan su confianza, ay de aquellos. Su confiado abandono a nuestra promesa, que nos compromete desde el primer instante, nos juzga.

Y quisiera añadir otra cosa, con mucho respeto por todos, pero también con mucha franqueza. Su espontánea confianza en Dios no debería nunca ser herida, sobre todo cuando lo que sucede es motivo de una cierta presunción (más o menos inconsciente) de sustituir a Dios. La tierna y misteriosa relación de Dios con el alma de los niños no debería ser violado. Es una relación real que Dios la quiere y Dios la cuida. El niño está preparado desde el nacimiento para sentirse amado por Dios. Desde el principio es capaz de sentir que es amado por sí mismo, un hijo siente también que hay un Dios que ama a los niños.

Los niños, recién nacidos, comienzan a recibir como regalo, junto con el alimento y los cuidados, la confirmación de las cualidades espirituales del amor. Los actos de amor pueden pasan a través del don del nombre personal, el compartir el lenguaje, las intenciones de las miradas, lo que iluminan las sonrisas. Aprenden así que la belleza de la unión entre los seres humanos se dirige hacia nuestra alma, busca nuestra libertad, acepta la libertad del otro, lo reconoce y lo respeta como interlocutor.

Un segundo milagro, una segunda promesa: nosotros - padre y madre – ¡nos donamos a ti, para que tú te dones a ti mismo! Y esto es amor, ¡que trae una chispa de aquello de Dios! Pero ustedes, padres y madres tienen esta chispa de Dios que dan a los niños, ustedes son instrumento del amor de Dios y esto es bello, bello, bello.

Solo si miraramos a los niños con los ojos de Jesús, podríamos realmente entender en qué sentido, defendiendo la familia, protegemos a la humanidad.

El punto de vista de los niños es el punto de vista del Hijo de Dios. La Iglesia misma, en el Bautismo, hace grandes promesas a los niños, con las que compromete a los padres y a la comunidad cristiana. La santa Madre de Jesús --por medio de la cual el Hijo de Dios ha llegado a nosotros, amada y generado como un niño-- haga a la Iglesia capaz de seguir el camino de maternidad y de su fe. Y san José --hombre justo, que lo ha acogido y protegido, honrando con valentía la bendición y la promesa de Dios --nos haga dignos de hospedar a Jesús en cada niño que manda sobre la tierra.

Texto traducido y transcrito por ZENIT desde el audio 

 

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Papa y Santa Sede


Sínodo - El cardenal Ouedraogo: 'No hay bloques conservadores o progresistas, sino objetivos comunes'
 

En la rueda de prensa el cardenal Nichols indica que la carta de los cardenales filtrada, "no tuvo ningún peso en los trabajos del Sínodo"
 

Por Redacción

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

En la conferencia de prensa diaria sobre el Sínodo, que se ha realizado este miércoles en la Sala de Prensa de la Santa Sede, el cardenal Philippe Ouedraogo, arzobispo de Ouagadougou, aseguró que “no veo estos bloques de los que hablan, ni en la asamblea, ni en los grupos” o sea no están las “categorías progresistas ni conservadoras”, por el contrario veo “la voluntad de ir hacia adelante en temas complejos”.

Junto al cardenal africano estaban otros dos purpurados: el colombiano Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá y presidente del CELAM, y el arzobispo británico de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra, Vincent Gerard Nichols.

La petición de perdón del Papa
El padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa del Vaticano, hizo referencia a la petición de perdón por los escándalos de los últimos tiempos en Roma y en el Vaticano que realizó el Santo Padre esta mañana en la audiencia general.

De este modo, recordó que el Papa escuchó la lectura del Evangelio previa a la catequesis, que hablaba del escándalo. "Si el Santo Padre usa una fórmula de carácter amplio y general, esta es su intención. Si quiere decir cosas más particulares y precisas sabe muy bien cómo decirlo".

Si usa una expresión de carácter general --indicó Lombardi-- no  es mi tarea convertirla en algo más restrictivo o más amplio de lo que el Papa ha querido decir. Asimismo, el portavoz vaticano aseguró que el Papa tiene presente que en la circulación de informaciones que hay en los medios de comunicación que tienen que ver con la vida ciudadana, y se da cuenta que hay personas que están turbadas y dolidas con las noticias que se leen. 

La carta privada de los cardenales
Sobre el tema muy reflejado por los medios de comunicación, o sea la carta privada de los cardenales, el cardenal Nichols aseguró que “no tuvo ningún peso y ningún énfasis en los trabajos del Sínodo”.

El cardenal británico indicó que es normal que en el Sínodo haya divergencia de opiniones como sucede normalmente en las familias, “pero no nos dejemos tomar por la hermenéutica del conflicto, como ha dicho el papa Francisco durante el segundo día del Sínodo”.

En el Sínodo sensibilidades diversas
El cardenal colombiano, por su parte, precisó que el Sínodo escucha las voces de las familias, las personas, sobre todo de quien sufre situaciones difíciles. Y aseguró que hasta ahora, "la discusión ha sido fraterna, ágil y de enorme libertad". Se han presentado posiciones diversas --afirmó-- donde se puede constatar que hay sensibilidades diversas. Pero sobre todo se siente el deseo de mostrar la belleza de la doctrina sobre la familia y el matrimonio, indicó el purpurado. 

Asimismo, recordó que hay que tener en cuenta que la Iglesia es universal, pero constituida por distintas culturas. Por tanto, "el documento tendrá lenguaje universal, pero se tendrá que hacer el esfuerzo para aplicarlo a las necesidades locales". De este modo, aseguró que esta es una de las preocupaciones del Sínodo, "encontrar el lenguaje universal adaptado a todos". 

Por otro lado, mencionó que "no se trata de contraponer ideas o ideologías, sino de contemplar el rostro de Nuestro Señor y su misericordia. Cada uno desde su situación real". Y explicó que lo que hace posible que personas de tantas partes y culturas diferentes puedan estar de acuerdo en la presencia del Señor resucitado. Y así, el cardenal aseguró que "el cristianismo no es una ideología, es el encuentro con una persona. Y ese encuentro es lo que hace que estemos unidos".

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Círculos menores: 'Faltan referencias a la castidad, la virginidad, la santidad y la espiritualidad de la familia'
 

El segundo grupo de habla española: 'Es necesario indicar la misericordia para con los hijos que sufren las consecuencias de la violencia intrafamiliar'

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Los círculos menores han debatido durante tres días y estas propuestas darán ideas para la redacción del Documento final. Este documento se hará público o menos, según decida el papa Francisco. No es vinculante, como podría ser en un parlamento, y le servirá solamente como punto de indicación al Santo Padre, que decidirá como sucesor de Pedro lo que sea más conveniente para el bien de la Iglesia: un documento magisterial o una exhortación. 

El círculo menor de lengua española moderado por el cardenal Francisco Robles Ortega y cuyo relator es monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo ha considerado que la segunda parte del Instrumetum Laboris contiene muchos elementos positivos sobre el discernimiento de la vocación familiar, pero advierten que “se echa de menos su falta de conexión directa con la primera parte” y que “se tratan muchos aspectos sin una conexión más orgánica y lógica de los asuntos tratados”.

Aseguran que se respeta metodológicamente el Instrumentum Laboris, pero se desearía que “el documento final pudiera reordenar mejor los temas, pues hay muchas repeticiones en diversos números que deben ser vistos con mayor atención para una mejor distribución de cada uno de los acápites”.

Sobre el capítulo segundo se insistió en la dimensión misionera de la familia. En el capítulo tercero han notado “una carencia en referencia a la necesaria misericordia para con los hijos que sufren las consecuencias de la violencia intrafamiliar, el abandono, el divorcio de sus padres, etc.”. Y se dio un interés particular “sobre el tema de la juventud con sus valores positivos y las deficiencias de cara al matrimonio”.

Asimismo, precisan que a los miembros del grupo les pareció “que hay ausencias significativas o pocas referencias en esta parte en temas como la castidad y la virginidad, la santidad y la espiritualidad de la familia”. Igualmente, asumen las “deficiencias de una pastoral orgánica y familiar más incisiva, señalando los logros y realizaciones como las ausencias”.

Para concluir, se muestran conscientes de la compleja y diversa realidad existente en nuestros países, “por lo que la iluminación de esta parte debe ser amplia para dar cabida a respuestas ajustadas a los diversos escenarios”.

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Círculos menores: No basta decir que los jóvenes tienen miedo del matrimonio
 

Los grupos por idioma presentan sus relaciones que enriquecerán el documento final. Se subraya que 'la familia es la primera catequista'. 

Por Rocío Lancho García

Ciudad del Vaticano, (ZENIT.org)

Los círculos menores del Sínodo de los Obispos han presentado este miércoles sus sugerencias tras el debate sobre la segunda parte del Instrumentum Laboris, después de tres días de debate reunidos por grupos de idiomas. Estos ‘modos’ propuestos, serán un apoyo para la redacción del documento final.

El Documento final será presentado al papa Francisco quien decidirá si se publica o no al final del Sínodo. El Santo Padre, que ha estado presente en las congregaciones generales del Sínodo, leerá este Documento final y tomará las decisiones que considere oportunas para el bien de la Iglesia, en cuanto sucesor de Pedro. Estas eventuales decisiones no estarán necesariamente vinculadas al Documento final, porque como el mismo Francisco indicó pocos días atrás, el Sínodo no es un parlamento. 

El grupo moderado por el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga y cuyo relator es el cardenal José Luis Lacunza Maestrojuán, indica que sería oportuna "una definición de la Familia, bien sea como la de Gaudium et Spes #52 u otros documentos como Familiaris consortio”. Asimismo precisan que “la misericordia de Dios no se puede condicionar, siempre lleva la delantera. Santo Tomás dice al respecto que, en Dios, la misericordia es la máxima virtud y el perdón es la más alta manifestación del poder divino. El perdón que Jesús nos ganó en la cruz no tuvo ninguna condición”.

Además, señalan que “la misericordia hay que entenderla en relación con el amor ya que es su manifestación, y la Iglesia prolonga el dinamismo misericordioso de la Encarnación”.

Por otro lado, aseguran que “hay que poner acento en la gradualidad y procesualidad" para entender cómo Dios comunica la gracia teniendo en cuenta a cada persona, y que "progresivamente, en comunidad, corrige, acompaña y perdona”.  En sus propuestas, también observan que “el plan divino es único, por lo tanto habría que hablar del matrimonio en sí, sin las distinciones”.

Piden que “tengamos en cuenta la analogía entre la Familia y la Iglesia: así como la Iglesia es sacramento de salvación, la Familia cristiana debe ser un signo visible y participativo de la Iglesia”. Por eso recuerdan que “hay varios grados de sacramentalidad del matrimonio: natural, alianza, cristiano”. Del mismo modo, aseguran que “la fidelidad de Dios se derrama en el sacramento del matrimonio, pero al modo humano: quidquid recipitur, ad modum recipientis recipitur” (lo que recibe una persona, lo recibe según su capacidad natural). Y añaden que “la fidelidad indisolubilidad es un misterio que incluye la fragilidad”.

Recuerdan que “el sacramento del matrimonio es el único en el que se exige la actualización de lo escatológico”. Así como que “no tenemos una teología de la familia sino del matrimonio y más vinculada a lo moral. El Magisterio debería presentar el Evangelio de la familia en forma orgánica e integrada”.

Este círculo menor explica que “la espiritualidad matrimonial nace de la presencia de Dios en medio de los esposos” y “los padres son los primeros catequistas y siendo la familia Iglesia doméstica".  Añaden que "lamentablemente, los padres han perdido la capacidad de transmitir la fe, con lo cual se llega a comunidades formales o que desarrollan una sola dimensión de la vida cristiana”.                        

Por otro lado, reiterando que hay varios grados de sacramentalidad del matrimonio: natural, alianza, cristiano, aseguran que “no se puede desconocer que hay muchos valores positivos en otros tipos de familia”.

Y además advierten que es necesario hablarle a los jóvenes sobre el matrimonio, no desde la  perspectiva del miedo. Es una cuestión antropológica, indican: viven al día, no encaja con su manera de pensar el ‘para siempre’, no se lo plantean. Y consideran que un certificado no hace el matrimonio y con tantas formalidades muchas veces, identifican formalidad con hipocresía”.

Aunque también reconocen que no basta decir que los jóvenes "tienen miedo o no se atreven", porque  contradice "la experiencia de tantos que aceptan el riesgo del voluntariado o se arriesgan por razones políticas u otras luchas”.

Finalmente, concluyen reconociendo que “además de la falta de una Teología de la Familia" pareciera que "nos limitamos a repetir cosas obvias, pero faltan ideas clave y motoras”.

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Iglesia y Religión


El cardenal Ré en Fátima: la falta de Dios es la causa de la crisis actual
 

Las apariciones de Fátima siguen transmitiendo un mensaje de santidad y una invitación para cambiar de vida

Por Sergio Mora

Roma, (ZENIT.org)

El cardenal Giovanni Battista Re, prefecto emérito de la Congregación para los Obispos, y presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina (CAL), con motivo de la conmemoración de la última de las apariciones en Portugal de la Virgen de Fátima, presidió el 13 de octubre y en su víspera, la santa misa y señalo algunos "riesgos y preocupaciones sobre el futuro", indicando ejemplos de las varias crisis actuales.

Lo indica el Santuario de Fátima en su web, precisando que el purpurado señaló no solo la crisis económica y financiera desde hace varios años pesa sobre las familias, sino principalmente la crisis moral y social, y subrayó que "en la base de estas crisis hay una que es la raíz de todas las otras: la ausencia de Dios".

El cardenal italiano señaló que la fe es algo esencial que no puede ser marginalizada o ser considerada irrelevante, "porque cambia radicalmente la manera de pensar y de actuar". Y no se trata solamente de la salvación eterna, sino de algo fundamental para "una vida serena en esta tierra". 

"Sin Dios, el hombre y la mujer ya no tiene principios que iluminan el camino de la vida", continuó el cardenal, aseverando que "cuando Dios pierde el lugar central que le compete, también el hombre pierde su lugar." Esto es porque, "lejos de Dios, el ser humano se pierde y queda a merced del egoísmo personales y de los intereses de grupo".

Enfocado en el problema de la falta de fe, el arzobispo Giovanni Re recordó que el Evangelio del día le llevó en el pensamiento al Templo de Jerusalén, que Cristo encontró 'convertido en una guarida de negocios y de comerciantes'.

El cardenal al señalar esta lectura pidió a los peregrinos que se interroguen sobre "el lugar que Dios ocupa en nuestros corazones y en nuestras vidas", advirtiendo del peligro cuando "Dios se convierte en la última de nuestras preocupaciones".

El presidente emérito de la CAL aseguró también que las apariciones de Fátima siguen transmitiendo un mensaje de santidad y una invitación para cambiar de vida.  

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Mundo


Crece la ola de violencia en Israel
 

En 14 días se han producido 27 ataques con un saldo de 7 muertos y 40 heridos. El Patriarcado Latino de Jerusalén pide que "israelíes y palestinos actúen con valor y regresen a la mesa de negociaciones"

Por Redacción

Roma, (ZENIT.org)

La creciente ola de violencia en Israel intensificó las acusaciones entre Jerusalén y Palestina. Decenas de israelíes fueron atacados en menos de medio mes por extremistas palestinos y otros de origen árabe israelí. 

El primer ministro Benjamin Netanyahu, señaló que los diversos ataques realizados por extremistas palestinos o de origen árabe israelí a israelíes fueron causados "por la desenfrenada y falaz incitación al odio de Hamas, la Autoridad Palestina, varios países vecinos (...), el Movimiento Islámico en Israel". Entretanto consideró que si bien no es una ola de terrorismo organizado, Israel “ajustará las cuentas con los asesinos”.

Desde el 3 de octubre hasta la fecha los ataques fueron 27, con un saldo de 7 israelíes muertos y 40 heridos. En medio de esta escalada de violencia, el movimiento terrorista Hamas instó a una nueva intifada o revuelta contra Israel, acentuando las divergencias con la Autoridad Palestina, cuyo presidente Mahmoud Abbas, ha rechazado los hechos de violencia.

Por su parte, el Patriarcado Latino de Jerusalén publicó la semana pasada un comunicado reconociendo que la explosión de violencia de los últimos días hace crecer el temor de una escalada peligrosa en toda la zona.

También indica que la nueva ola de violencia que prolifera en Jerusalén y en Tierra Santa requiere con urgencia “que los israelíes y palestinos actúen con valor y regresen a la mesa de negociaciones”, que se deben llevar a cabo sobre la “base sólida y equitativa” de las resoluciones --hasta ahora incumplidas--aprobadas por la ONU sobre el conflicto árabe-israelí.

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Madrid acogerá el XX Congreso Nacional Provida
 

El 16 y 17 de octubre, participarán ponentes de medicina, ciencia y psicología, entre otros

Por Redacción

Madrid, (ZENIT.org)

La Federación Española de Asociaciones Provida (FEAPV) ha organizado un congreso que se celebrará en Madrid el 16 y 17 de octubre, y en el que participarán ponentes de los ámbitos de la medicina, la ciencia y la psicología, entre otros.
 En el XX Congreso Nacional Provida los participantes tratarán temas de actualidad relacionados con "la cultura de la vida, la maternidad, el embarazo, el aborto o las asociaciones de ayuda a embarazadas en riesgo de exclusión social", explican sus organizadores.

El congreso tiene como objetivo, por un lado, "fortalecer, ayudar a formar y dar respuesta a los voluntarios que llevan muchos años trabajando duro en las distintas partes de España o a aquellos que deseen incorporarse a esta tarea" y por otro, "poder ofrecer a la sociedad, información actual y positiva en torno a la problemática que lleva consigo la defensa de toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural".

Según señala la FEAPV en su página web, el encuentro contará con "un programa atractivo, con temas interesantes y a veces muy desconocidos, tratados por personas expertas y comprometidas en los diversos ámbitos. Porque siempre es momento y oportunidad de dar a conocer la cultura de la vida, no sólo cuando existe la coyuntura de un posible cambio legislativo".

Además, la organización "está segura de que trabajar por cada vida humana y su dignidad, es avanzar, a pesar de lo largo del camino, de tantas dificultades y aparentes fracasos". "Porque la vida...¡es una carrera de fondo! y el objetivo merece la pena", enfatizan los promotores de la iniciativa.

Con este congreso, concluyen, "la FEAPV quiere seguir en la vanguardia, mostrar la verdad y los avances extraordinarios de la ciencia y la sociedad comprometida". 

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Espiritualidad y oración


Santa Teresa de Jesús - 15 de octubre
 

«Fundadora de las carmelitas descalzas, doctora de la Iglesia, la primera mujer que recibió este alto honor. Apóstol incansable, escritora, poeta, mística excepcional. Es una de las grandes maestras de la vida espiritual»

Por Isabel Orellana Vilches

Madrid, (ZENIT.org)

En este mes de octubre misionero el santoral nos ofrece la vida de dos insignes carmelitas, ambas de nombre Teresa, que unieron a Jesús. Teresa de Lisieux, de cuya trayectoria se hizo puntual eco esta sección de ZENIT hace unos días, y la fundadora Teresa de Cepeda y Ahumada, considerada una de las grandes figuras de la Iglesia, de poderoso influjo en santos y beatos. Imposible precisar el número de personas anónimas que la eligieron y continúan tomándola como modelo, pero seguro que son multitud. Se han vertido tantas reflexiones en torno a ella que nada nuevo se puede añadir. Seguimos admirados de su entrega, agradeciendo a Dios su fecunda existencia, de la que se ha hablado y escrito incesantemente en este año en el que se celebra el V centenario de su venida al mundo.

Nacida el 28 de marzo de 1515 en Ávila, España, tenía una personalidad impactante. Mujer de empuje, audaz, soñadora, apóstol incansable, mística y doctora de la Iglesia, primera a la que se le confirió tan alto honor, escritora, poeta…, ha logrado que su vida y obra, que mantiene su frescura original, prosiga en lo alto de este podium de santidad. Se enamoró de Cristo precozmente, y quiso derramar su sangre por Él siendo mártir a la edad de 6 años; huyó para ello con su hermano Rodrigo, pero los encontraron. La vida eremítica formó parte de sus juegos infantiles. Después, pasó un tiempo entre devaneos, atrapada por el contenido de libros de caballería y el cortejo de un familiar. Su madre murió dejándola en la difícil edad de los 13 años. Internada por su padre a los 16 en el colegio de Gracia, regido por las madres agustinas, echaba de menos a su primo, que era el galán que la pretendía.

Aunque se hallaba en contacto con la vida religiosa, el mundo seguía disputándosela a Cristo; ser monja no estaba en sus planes. Hasta que en 1535, después de ver partir a Rodrigo, casarse a una de sus hermanas, e ingresar una amiga en el monasterio de la Encarnación, hablando con ésta descubrió su vocación, y entró en el convento a pesar de la oposición paterna. Una grave enfermedad la devolvió a los brazos de su padre en 1537. Luchó contra la muerte y venció, atribuyéndolo a san José, aunque le quedaron secuelas. En 1539 volvió a la Encarnación. La vida en el convento era, como hoy se diría, demasiado light. Tanta apertura y comodidades, entradas y salidas, no eran precisamente lo más adecuado para una consagrada. Y en la Cuaresma del año 1544, el de la muerte de su padre, ante la imagen de un Cristo llagado, con ardientes lágrimas suplicó su ayuda; le horrorizaba ofenderle.

Era su amor vehemente, sin fisuras, alimentado a través de una oración continua: «La oración no consiste en pensar mucho, sino en amar mucho». Comenzó a experimentar la vida de perfección como ascenso de su alma a Dios, y a la par recibía la gracia de verse envuelta en místicas visiones que incendiaban su corazón, aunque hubo grandes periodos templados por una intensa aridez. Susurros de su pasión impregnaban sus jornadas de oración: «Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero...». Demandaba fervientemente la cruz cotidiana: «Cruz, descanso sabroso de mi vida, Vos seáis la bienvenida […]. En la cruz está la vida, y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo…».

Hacia 1562 vivió la experiencia mística de la transverberación: «Veía un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo, en forma corporal, lo que no suelo ver sino por maravilla [...]. No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos que parecen todos se abrasan. Deben ser los que llaman querubines [...]. Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios».

En otra de las visiones le fue dado a contemplar el infierno. Fue tan terrible que determinó el rigor de su entrega y emprendió la reforma carmelitana así como su primera fundación. Tenía 40 años, y Dios iba marcándole el camino que debía seguir. San Juan de la Cruz se unió a su empeño. La reforma no fue fácil. Las pruebas de toda índole, insidias del diablo, contrariedades, problemas internos, dudas y vacilaciones de su propio confesor, así como el trato hostil dispensado por la Iglesia, entre otros, le infligieron grandes sufrimientos. A pesar de su frágil salud, tenía un potente temperamento y no se dejaba amilanar; menos aún, cuando se trataba de Cristo. Así que, acudió a los altos estamentos, se codeó con reyes y nobleza, fue donde hizo falta, y se entregó en cuerpo y alma a tutelar y enriquecer espiritualmente las fundaciones con las que regó España. Todas nacieron a impulso del mismo Dios que las inspiraba.

Era una excepcional formadora. Tenía alma misionera; lloró amargamente pensando en las necesidades apostólicas que había en tierras americanas, donde hubiera querido ir. Plasmó sus experiencias místicas en obras maestras, imprescindibles para alumbrar el itinerario espiritual como «El camino de la perfección», «Pensamientos sobre el amor de Dios» y «El castillo interior», que no vio publicadas en vida. La Inquisición estuvo tras ella; incluso quemó uno de sus textos por sugerencia de su confesor. Fortaleza y claridad, capacidad organizativa y sabiduría para ejercer el gobierno, confianza y entereza en las contrariedades, humildad, sencillez, sagacidad, sentido del humor, una fe y caridad heroicas son rasgos que también la definen.

Devotísima de San José decía: «solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no creyere y verá por experiencia cuan gran bien es recomendarse a ese glorioso Patriarca y tenerle devoción». Aunó magistralmente contemplación y acción. Recibió dones diversos: éxtasis, milagros, discernimiento… Murió en Alba de Tormes el 4 de octubre de 1582. Pablo V la beatificó el 24 de abril de 1614. Gregorio XV la canonizó el 12 de marzo de 1622. Pablo VI la declaró doctora de la Iglesia el 27 de septiembre de 1970.

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Comentario a la liturgia dominical
 

Domingo 29 del Tiempo Ordinario - Ciclo B - Textos: Is 53, 2a.3a.10-11; Heb 4, 14-16; Mc 10, 35-45

 

Por Antonio Rivero

Brasil, (ZENIT.org)

P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: La verdadera grandeza y liderazgo está en servir, no en dominar, a ejemplo de Jesús que vino a servir y no a ser servido.

Síntesis del mensaje: El domingo pasado aprendimos dónde está la auténtica sabiduría. En este domingo, Jesús nos enseña dónde está la verdadera grandeza y liderazgo del seguidor de Cristo: en servir (evangelio), aunque esto suponga pruebas y sufrimientos (1ª y 2ª lectura).

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, ¿cómo concibe en general nuestro mundo social y político el uso de la autoridad, los ministerios, los roles y funciones? De ordinario escuchamos estas palabras: promoción y honor, ambición y prestigio, dominio y tiranía. Megalomanía, arbitrariedad, tiranía: ahí tenemos la definición de muchos reinos e imperios de la historia pasada: Nerón, Servio Sulpicio Galba, Vespasiano... Es decir, “cuántos súbditos tengo para mandar, cuántos cañones para disparar, cuánto dinero para gastar”. Ambición, megalomanía, explotación (dictatorial, republicana, democrática…): ahí tenemos la definición de algunos Estados y naciones en la historia contemporánea. Es decir: “a cuántos tengo que pisar para trepar, qué impuestos poner para adelgazar a los que tienen y cebar a los cofrades del partido, cuánta loza tengo que romper y corromper de religión, moral, matrimonio, familia, hijos para mantenerme en el sillón”. Y, desgraciadamente, no sólo en el campo social y político, sino también familiar o comunitario y eclesial, puede pasar todo esto. Está siempre ahí la tentación de dominar y tiranizar a los demás, si se dejan.

En segundo lugar, ¿cómo debe concebir el seguidor de Cristo la autoridad? En clave de servicio, nunca en clave de dominio. Ahora entendemos por qué Jesús dejó bien claro a esos apóstoles que querían los mejores puestos –las carteras ministeriales y puestos de relumbrón- que ese no era el camino del auténtico seguidor suyo. Primero hay que pasar por la cruz y el sufrimiento. Y siempre en actitud de servicio humilde. La Iglesia, toda entera, como comunidad de Jesús, debe ser servidora de la Humanidad, y no su dueña y señora. No apoyada en el poder, sino dispuesta al amor servicial, animada por el ejemplo de Jesús en el lavatorio de la Última Cena, oficio de esclavos. Lección difícil y dura para aprender. Pero Jesús ajusta bien las cuentas a sus seguidores ahora. De lo contrario, después son capaces de organizar la Iglesia como un imperio, un reino, un Estado…civiles. Cristo quiere una Iglesia, no que manda a súbditos, sino que sirve a hijos de Dios. Cristo quiere una Iglesia que ofrezca y facilite la salvación y no que la controle y la tase.

Finalmente, miremos a Cristo, nuestro ejemplo supremo. No quiso prerrogativas, ni ambiciones. Se rebajó, se anonadó, se arremangó y se arrodilló y nos lavó los pies. Vino a servir, y no a ser servido. Sirvió a su Padre celestial. Sirvió a María y a José, sus padres aquí en la tierra. Sirvió a la humanidad, curando, alentando, dándoles de comer, predicándoles el mensaje de salvación. Nada quiso a cambio. Vino para dar la vida en rescate por todos. Donde rescate equivale a liberación del pecado y del cautiverio del demonio, pero también liberación de la estructuras sociales, políticas, económicas, religiosas, sindicales…opresoras del hombre. Cristo no es un caudillo divino que se abre camino venciendo enemigos políticos e instaurando un Reino de Dios político, no un dominador sino un servidor; no un vencedor sino un vencido y rendido por amor.

Para reflexionar: ¿Cómo me comporto en el pequeño o gran territorio de mi autoridad familiar, profesional, eclesial: sirvo como Jesús o tiranizo y oprimo como los grandes de esta tierra? Reflexionemos en esta frase de la Madre Teresa de Calcuta: “El fruto del silencio es la oración: El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz”. Reflexionemos también en este texto del Papa Francisco: “no debemos olvidar nunca que el verdadero poder, en cualquier nivel, es el servicio, que tiene su vértice luminoso en la Cruz. Benedicto XVI, con gran sabiduría, ha recordado en más de una ocasión a la Iglesia que si para el hombre, a menudo, la autoridad es sinónimo de posesión, de dominio, de éxito, para Dios la autoridad es siempre sinónimo de servicio, de humildad, de amor; quiere decir entrar en la lógica de Jesús que se abaja a lavar los pies a los Apóstoles (cf. Ángelus, 29 de enero de 2012), y que dice a sus discípulos: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan... No será así entre vosotros —precisamente el lema de vuestra Asamblea, «entre vosotros no será así»—, el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo» (Mt 20, 25-27). Pensemos en el daño que causan al pueblo de Dios los hombres y las mujeres de Iglesia con afán de hacer carrera, trepadores, que «usan» al pueblo, a la Iglesia, a los hermanos y hermanas —aquellos a quienes deberían servir—, como trampolín para los propios intereses y ambiciones personales. Éstos hacen un daño grande a la Iglesia” (Discurso a las religiosas participantes en la asamblea plenaria de la unión internacional de superioras generales, 8 de mayo de 2013).

 

Para rezar: Señor, líbrame de la ambición y de la tiranía en el trato con mis hermanos. Pon en mi corazón la humildad para que pueda servir a todos con desprendimiento, alegría y generosidad, como Tú.

 

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

 

 

 

 

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