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“Libertad y fidelidad se sostienen mutuamente tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales”, dijo el Papa

El Papa Francisco al finalizar la Audiencia General - AFP | 21/10/2015 12:35

 

(RV).- El miércoles 21 de octubre, después de haber hablado en la catequesis precedente sobre las promesas que hacemos a los pequeños, el Santo Padre centró su reflexión en la fidelidad a la promesa de amor entre el hombre y la mujer:

«Queridos hermanos y hermanas: Reflexionamos hoy acerca de la fidelidad a la promesa de amor entre el hombre y la mujer sobre la cual está fundada la familia, y que lleva en sí el compromiso de acoger y educar a los hijos, cuidar de los padres ancianos y de los miembros más débiles de la familia, ayudándose mutuamente a desarrollar las propias cualidades y a aceptar las limitaciones».

Constatando que en la actualidad, algunos factores como la búsqueda a toda costa de la propia satisfacción, o la exaltación innegociable de la libertad, han debilitado la fidelidad a esta promesa de amor, deshonrando la fidelidad con el incumplimiento de las promesas o siendo muy indulgentes con la inobservancia de la palabra dada, el Papa Francisco invitó a reflexionar sobre los daños producidos por las promesas no mantenidas, por la indulgencia ante la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos tomados y destacó la importancia de restituir el honor social a la fidelidad del amor:

«Es necesario restituir el honor social a la fidelidad del amor, sabedores de que la fidelidad del hombre a la promesa depende siempre de la gracia y de la misericordia de Dios, y de que el vínculo que se crea por el amor o la amistad es bello y nunca destruye la libertad. Al contrario libertad y fidelidad se sostienen mutuamente tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales».

“Sin libertad no hay amistad, no hay amor, no hay matrimonio” El amor como la amistad deben su fuerza y su belleza al hecho de que generan un vínculo sin quitar la libertad. El Obispo de Roma subrayó que la fidelidad es una confianza que quiere ser compartida y una esperanza que quiere ser cultivada “juntos”, y afirmó que si bien el honor a la palabra dada y a la fidelidad de la promesa no se pueden comprar ni vender, ni obligar por la fuerza,  tampoco pueden ser custodiadas “sin sacrificio”.

«La familia juega un papel muy importante en todo esto, pues, mediante el amor y la generación, se convierte en transmisora de esa sorprendente obra maestra de humanidad que es la fidelidad, vivida como una bendición perenne de Dios, y que expresa también de forma misteriosa la relación de Cristo con la Iglesia».

“La iglesia es custodia de la promesa de amor” Concluyendo su catequesis en italiano, el Papa habló del papel de la Iglesia: ella tiene “una bendición que custodiar, de la cual aprender, - dijo - aun antes de enseñarla y disciplinarla”. Finalmente invitó a todos a rezar por los Padres del Sínodo, para que el Señor bendiga su trabajo, «desarrollado con fidelidad creativa y con la firme esperanza de que el Señor es el primero en ser fiel a sus promesas. Que Dios los bendiga».

(GM - RV)