Por iniciativa conjunta de la Comisión de Justicia, Paz y Desarrollo y de Cáritas África —ambas pertenecientes al Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM)— y del Apostolado Social Jesuita en África, los pasados 8 y 9 octubre se llevó a cabo en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, un taller consultivo dirigido a poner en marcha una Red Eclesial para la Cuenca del Congo (REBAC).

Ejemplo de colaboración Sur-Sur

Esta iniciativa supone un paso muy importante en la consolidación del intercambio de experiencias y la colaboración Sur-Sur en el seno de la Iglesia católica y de la red internacional de Cáritas.

De hecho, el impulso de la REBAC tiene como objetivo prioritario incidir en el cuidado del entorno natural de la Cuenca del Congo, en la misma línea pastoral que lo viene haciendo en América Latina la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), una iniciativa que cuenta con la participación muy activa de Cáritas Española. Esa es la razón por la que en el encuentro de Kinshasa ha tenido un papel protagonista la presencia del ecuatoriano Mauricio López, secretario ejecutivo de la REPAM

En las sesiones participaron delegados de las Comisiones de Justicia y Paz de Congo Brazzaville, Camerún y R.D. Congo, así como de las Cáritas nacionales de esos tres países, de la Comisión Episcopal sobre Recursos Naturales (CERN/CENCO) de la R.D. Congo, del Centro de Estudios para la Acción Social (CEPAS-R.D. Congo) y del Instituto Superior Agro-Veterinario Kimwenza/Kinshasa (VAIS).

Mirada africana a la “Laudato si”

El objetivo del taller, cuyas sesiones se desarrollaron en la sede de Cáritas Nacional de R.D. Congo, fue la de reflexionar, a la luz de la encíclica “Laudato Si” del Papa Francisco, sobre la contribución de la Iglesia católica en África a la salvaguarda de la selva y bosque de la Cuenca del Congo.

En la inauguración del taller, monseñor Donatien Bafuidinsoni, señaló, en nombre de la Conferencia Episcopal Nacional del Congo (CENCO), su rechazó por el hecho de que el debate sobre el cambio climático haya estado, durante mucho tiempo, reservado a los expertos y que con frecuencia haya sido abordado de una manera que puede ser muy científica, pero carente a veces de conciencia y responsabilidad.

En ese sentido, instó a los participantes a desarrollar una visión común y criterios prácticos para articular acciones futuras que permitan aumentar tanto el conocimiento y comprensión del cambio climático como el compromiso en la lucha contra sus efectos, la protección de la biodiversidad, la promoción de un modelo de desarrollo sostenible y el diálogo con otras redes internacionales.

Proteger la cuenca del Congo

Durante el taller, los participantes analizaron diversas cuestiones del cambio climático y los desafíos que plantea la gestión sostenible del bosque de la cuenca del Congo, con el fin de preservar la biodiversidad y garantizar el desarrollo de las comunidades locales. También compartieron información sobre cómo los países de la Cuenca del Congo aspiran, con miras a la Cumbre del Clima de París (COP 21) a movilizar los recursos financieros disponibles para contribuir a la preservación de la selva y el bosque.

En las sesiones se alertó también sobre el hecho de que cuando los países contaminantes, a través de la industrialización, la deforestación y los modelos de desarrollo consumista, emprenden acciones para restaurar el medio ambiente, éstas son más lentas que aquellas que lo destruyen y lo dañan.

Uno de los apartados más relevantes del taller tuvo lugar cuando Mauricio López explicó la experiencia de la REPAM. El secretario ejecutivo de la Red tras referirse al contexto de creación de esta red, abordó los ejes prioritarios en los que centra su acción: el compromiso de la Iglesia en América Latina junto con las comunidades para salvaguardar la biodiversidad, su atención por la defensa de los intereses de los pueblos indígenas, la lucha por un cambio en la comprensión del concepto de desarrollo para que se oriente a la protección de la biodiversidad y sus actividades de incidencia, que han partido desde el nivel local, en las propias comunidades, para pasar luego al nivel internacional mediante la construcción de redes nacionales y regionales.

Compromisos

Como resultado del trabajo llevado a cabo en Kinshasa, los participantes se comprometieron al término del taller a:

– Actuar dentro de la Iglesia de una manera concertada y coordinada para proteger el bosque en la cuenca del Congo mediante la creación de la Red Eclesial de la Cuenca del Congo (REBAC).

– Difundir la encíclica del Papa Francisco ‘”Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común en las diferentes estructuras de la Iglesia africana (regionales, diocesanas, parroquiales, comunidades de base), en sus respectivos países.

– Trabajar con las comunidades locales, las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos, los parlamentarios y los aliados en apoyo de las acciones para la protección del planeta.

– Establecer y poner en funcionamiento el Comité Interino de la REBAC, inegrado por representantes de la Comisión Justicia, Paz y Desarrollo, de Cáritas África, del Apostolado Social de los Jesuitas en África y de un representante de cada país representado en el taller de Kinshasa.

De cara al futuro inmediato, se acordó garantizar que en la organización de la próxima reunión se incorporen todos los países que conforman la cuenca del Congo (incluyendo Gabón, Guinea Ecuatorial y la República Centroafricana.

Además, se transmitirá a la SECAM la necesidad de establecer estructuras nacionales de REBAC y llevar a cabo un seguimiento de las estrategias de cara a la Cumbre del Clima de París, con objeto de poner en marcha y monitorear los mecanismos para asegurar que los fondos que se destinen a partir de la COP21 beneficien a las comunidades locales y que la proporción de los fondos asignados a las comunidades locales sea justa y tenga en cuenta sus preocupaciones.

Con relación a los Gobiernos, los participantes acordaron evaluar con precisión la contribución de los países a la lucha contra el cambio climático, reclamar el cumplimiento de los compromisos contraídos en la COP 21 y dedicar la mayor parte de los fondos recibidos a la reducción de la pobreza.

Asimismo, se aprobó  instar a los operadores económicos, en especial al sector de la minería, a que contribuyan al esfuerzo común para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a la preservación del medio ambiente. Y en lo que se refiera  las propias comunidades locales, los participantes se marcaron como objetivo prioritario impulsar en las mismas el aprendizaje y el compromiso en las cuestiones relacionadas con el cambio climático que se traduzca en una mayor involucración en las acciones de salvaguarda de la cuenca del Congo y la adopción de un comportamiento responsable hacia el medio ambiente.