Servicio diario - 27 de noviembre de 2015


La frase del día viernes 27 de noviembre

"El único camino que conduce a esa hoguera divina (el amor) es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre". Santa Teresa de Lisieux


Programa del viaje del papa Francisco en Kenia y Uganda

Viernes 27 de noviembre 

KENIA
08:30 Visita al barrio pobre de Kangemi en Nairobi (Discurso del Santo Padre)
10:00 Encuentro con los jóvenes en el Estadio Kasarani (Discurso del Santo Padre)
11:15 Encuentro con los obispos de Kenya en la sala VIP del Estado
15:10 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional “Jomo Kenyatta” de Nairobi
15:30 Salida en avión de Nairobi hacia Entebbe

​UGANDA
16:50 Llegada al aeropuerto internacional de Entebbe en Uganda. Ceremonia de bienvenida
17:30 Visita de cortesía al presidente en la State House en Entebbe
18:00 Encuentro con autoridades y cuerpo diplomático en la Sala de Conferencias de la State House (Discurso del Santo Padre)
19:15 Visita a Munyonyo y saludo a los catequistas y profesores (Saludo del Santo Padre)

(Kenia - diferencia horaria: 2 horas menos respecto a Roma, UTC +3 )
(Uganda -  diferencia horaria: 2 horas menos respecto a Roma, UTC +3)

 

Francisco en la periferia de Nairobi: Los niños son 'carne de cañón' para negocios ensangrentados

Pidió se mejore el hábitat popular para que todos puedan vivir conforme a la dignidad humana. "No es filantropía, es una obligación de todos" 

El santo padre Francisco inició este viernes el tercer día de su viaje apostólico en África. El miércoles llegó a Nairobi, la capital de Kenia, donde el jueves tuvo una intensa jornada llena de eventos. Y donde hoy viernes a primeras horas de la tarde concluye su viaje en el país. 

Por la mañana, después de haber celebrado la santa misa en privado en la Nunciatura, el papa Francisco se dirigió al barrio pobre de Kangemi, situado en la periferia de Nairobi.

Favela, villa de emergencia, bidonville, los nombres de estos barrios varía, pero en ellos viven personas, a quienes el Papa quiso encontrar. 

El Santo Padre que llegó a las 8,30 locales fue recibido por población del lugar que le esperaba demostrando gran alegría, cantando y agitando banderas. Francisco en un jeep descubierto pasó por las calles de tierra hasta la iglesia de San José Obrero, una parroquia católica en el interior de este barrio marginado, en donde trabajan sacerdotes jesuitas.

Allí el Papa ha sido recibido por el superior provincial de la Orden, para África orienta, el padre Joseph Oduor Afulo y por el párroco de Kangemi, P. Pascal Mwijage. Se encontraban allí presentes también la directora del Mukuru Promotion Centre, sor Mary Killeen, el arzobispo de Mombasa y presidente de Caritas Kenya, Mons. Martin Musonde Kivuva y el obispo encargado de la Comisión Justicia y Paz, Mons. Cornelius Arap Korir. 

El Santo Padre firmó el libro de los huéspedes y asistió a la proyección de un breve documental y un saludo de una señora de la bidonville de Kibera.

Francisco entonces dirigió unas palabras a los presentes en las que confió sentirse "como en casa compartiendo este momento con hermanos y hermanas", y de conocer las dificultades que tienen cada día, olvidados por una sociedad que vive en la opulencia.

Se refirió a "la sabiduría de los barrios populares" con los valores como la solidaridad; dar la vida por otro; preferir el nacimiento a la muerte; ofrecer un lugar para el enfermo en la propia casa; compartir el pan con el hambriento: “donde comen 10 comen 12”; la paciencia y la fortaleza frente a las grandes adversidades, etc. "Valores que se sustentan en que cada ser humano es más importante que el dios dinero", dijo el Papa.

Manifestaciones de vida buena que no implica desconocer la atroz injusticia de la marginación urbana. Así señaló los diversos abusos que sufren, y problemas como la falta de acceso al agua, a infraestructuras y servicios básicos. Situación que se agrava cuando la violencia se generaliza, y donde "no faltan, de hecho, presiones para que se adopten políticas de descarte, como la de la reducción de la natalidad".

Pidió por ello invitó a "pagar la deuda social, la deuda ambiental con los pobres de las ciudades" y para ello pidió "concretar acciones sistemáticas que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a las futuras generaciones", para que todos puedan tener  "la paz y la seguridad que se merecen conforme a su infinita dignidad humana".

 

Texto completo: 

"Gracias por recibirme en su barrio. Gracias al Señor Arzobispo Kivuva y al Padre Pascal por sus palabras. En verdad, me siento como en casa compartiendo este momento con hermanos y hermanas que, no me avergüenza decirlo, tienen un lugar preferencial en mi vida y opciones. Estoy aquí porque quiero que sepan que sus alegrías y esperanzas, sus angustias y tristezas, no me son indiferentes. Sé de las dificultades que atraviesan día a día.

¿Cómo no denunciar las injusticias que sufren? Pero ante todo, quisiera detenerme en una realidad que los discursos excluyentes no logran reconocer o parecen desconocer.

Me quiero referir a la sabiduría de los barrios populares. Una sabiduría que brota de la «empecinada resistencia de lo auténtico», de valores evangélicos que la sociedad opulenta, adormecida por el consumo desenfrenado, pareciera haber olvidado.

Ustedes son capaces de tejer «lazos de pertenencia y de convivencia que convierten el hacinamiento en una experiencia comunitaria donde se rompen las paredes del yo y se superan las barreras del egoísmo».

La cultura de los barrios populares, impregnada con esa sabiduría particular, «tiene características muy positivas, que son un aporte para el tiempo que nos toca vivir, se expresa en valores como la solidaridad; dar la vida por otro; preferir el nacimiento a la muerte; dar un entierro cristiano a sus muertos. Ofrecer un lugar para el enfermo en la propia casa; compartir el pan con el hambriento: “donde comen 10 comen 12”; la paciencia y la fortaleza frente a las grandes adversidades, etc.»

Valores que se sustentan en que cada ser humano es más importante que el dios dinero. Gracias por recordarnos que hay otro tipo de cultura posible. Quisiera reivindicar en primer lugar estos valores que ustedes practican, valores que no cotizan en Bolsa, valores con los que no se especula ni tienen precio de mercado. Los felicito, los acompaño y quiero que sepan que el Señor nunca se olvida de ustedes.

El camino de Jesús comenzó en las periferias, va desde los pobres y con los pobres hacia todos. Reconocer estas manifestaciones de vida buena que crecen cotidianamente entre ustedes no implica, de ninguna manera, desconocer la atroz injusticia de la marginación urbana.

Son las heridas provocadas por minorías que concentran el poder, la riqueza y derrochan con egoísmo, mientras crecientes mayorías deben refugiarse en periferias abandonadas, contaminadas, descartadas. Esto se agrava cuando vemos la injusta distribución del suelo –tal vez no en este barrio pero sí en otros–, que lleva en muchos casos a familias enteras a pagar alquileres abusivos por viviendas en condiciones edilicias nada adecuadas.

También sé del grave problema del acaparamiento de tierras por parte de «desarrolladores privados» sin rostro, que hasta pretenden apropiarse del patio de las escuelas de sus hijos. Esto sucede porque se olvida que «Dios ha dado la tierra a todo el género humano para que ella sustente a todos sus habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno».

En este sentido, es un grave problema la falta de acceso a infraestructuras y servicios básicos. Me refiero a baños, alcantarillado, desagües, recolección de residuos, luz, caminos, pero también a escuelas, hospitales, centros recreativos y deportivos, talleres artísticos.

Quiero referirme en particular al agua potable. «El acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos.

Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable». Negarle el agua a una familia, bajo cualquier pretexto burocrático, es una gran injusticia, sobre todo cuando se lucra con esta necesidad.

Este contexto de indiferencia y hostilidad que sufren los barrios populares se agrava cuando la violencia se generaliza y las organizaciones criminales, al servicio de intereses económicos o políticos, utilizan a niños y jóvenes como «carne de cañón» para sus negocios ensangrentados.

También conozco los padecimientos de las mujeres que luchan heroicamente para proteger a sus hijos e hijas de estos peligros. Pido a Dios que las autoridades asuman junto a ustedes el camino de la inclusión social, la educación, el deporte, la acción comunitaria y la protección de las familias, porque es esta la única garantía de una paz justa, verdadera y duradera.

Estas realidades que he enumerado no son una combinación casual de problemas aislados. Incluso son una consecuencia de nuevas formas de colonialismo que pretende que los países africanos sean «piezas de un mecanismo y de un engranaje gigantesco».

No faltan, de hecho, presiones para que se adopten políticas de descarte, como la de la reducción de la natalidad, que pretenden «legitimar el modelo distributivo actual, donde una minoría se cree con el derecho de consumir en una proporción que sería imposible generalizar».

En ese sentido, propongo retomar la idea de una respetuosa integración urbana. Ni erradicación, ni paternalismo, ni indiferencia, ni mera contención. Necesitamos ciudades integradas y para todos. Necesitamos superar la mera proclamación de derechos que en la práctica no se respetan, concretar acciones sistemáticas que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a las futuras generaciones.

La deuda social, la deuda ambiental con los pobres de las ciudades se paga haciendo efectivo el derecho sagrado a las «tres T»: tierra, techo y trabajo. No es filantropía, es una obligación de todos.

Quiero llamar a todos los cristianos, en particular a los pastores, a renovar el impulso misionero, a tomar la iniciativa frente a tantas injusticias, a involucrarse con los problemas de los vecinos, a acompañarlos en sus luchas, a cuidar los frutos de su trabajo comunitario y celebrar juntos cada pequeña o gran victoria.

Sé que hacen mucho pero les pido que recuerden que no es una tarea más, sino tal vez la más importante, porque «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio».

Queridos vecinos, queridos hermanos. Recemos, trabajemos y comprometámonos juntos para que toda familia tenga un techo digno, tenga acceso al agua potable, tenga un baño, tenga energía segura para iluminarse, cocinar, para que puedan mejorar sus viviendas... para que todo barrio tenga caminos, plazas, escuelas, hospitales, espacios deportivos, recreativos y artísticos; para que los servicios básicos lleguen a cada uno de ustedes; para que se escuchen sus reclamos y su clamor de oportunidades; para que todos puedan gozar de la paz y la seguridad que se merecen conforme a su infinita dignidad humana.

Mungu awabariki (Que Dios los bendiga). Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí". 

 

El Papa a los jóvenes de Kenia: "¡No le tomen el gusto a ese azúcar que se llama corrupción!"

Durante el encuentro mantenido en el Estadio Kasarani, el Santo Padre ha señalado que en la vida uno puede dejarse vencer por las dificultades o vencer los desafíos

Después de visitar el suburbio de Kangemi, en Nairobi, el papa Francisco ha mantenido este viernes por la mañana un encuentro con los jóvenes keniatas en el Estadio Kasarani. La reunión ha comenzado con un momento de cantos polifónicos, danzas y actuaciones musicales, que son un importante modo de comunicarse para los pueblos africanos. A continuación, se ha leído la lectura de la carta a Timoteo, leída en braille por una niña ciega.

En medio de un clima festivo y colorido, el obispo encargado de la pastoral de los laicos, Mons. Anthony Muheria, ha dirigido un discurso de bienvenida al Santo Padre, y dos jóvenes han compartido sus inquietudes y esperanzas con todos los presentes, incluido el presidente del país. A continuación, el Pontífice ha recibido una placa que indica el número de rosarios recitados en los últimos meses por sus intenciones.

Como en otras ocasiones, el Papa ha querido responder a las preguntas de la juventud de Kenia de forma espontánea e improvisada, y lo ha hecho en su lengua madre, con la ayuda de un traductor.

En sus palabras, Francisco ha invitado a los jóvenes a no dejarse arrastrar por el azúcar de la corrupción ni por el tribalismo, al tiempo que ha reclamado a las autoridades educación y trabajo para que ellos no se vean seducidos por el reclutamiento de los grupos radicales. "El espíritu del mal nos lleva a la destrucción. Y el espíritu del mal nos lleva a la desunión, al tribalismo, a la corrupción, a la drogadicción, a la destrucción por los fanatismos", ha señalado.

"Hay una palabra que puede parecer incómoda pero no la quiero evitar porque ustedes la usaron antes que yo, la usaron cuando me trajeron contándome los rosarios que habían rezado por mí. La usó el obispo cuando presentó que se prepararon a esta visita con la oración. Lo primero que respondería es que un hombre o una mujer pierde lo mejor de su ser humano cuando se olvida de rezar porque se siente omnipotente, porque no siente necesidad de pedir ayuda delante de tantas tragedias", ha proseguido.

"La vida está llena de dificultades, pero hay dos maneras de ver las dificultades: como algo que te bloquea, te destruye o te detiene o lo miras como una oportunidad", ha dicho. "Chicos y chicas, no vivimos en el cielo, vivimos en la tierra y la tierra está llena de dificultades, está llena también de invitaciones para desviarte hacia el mal. Pero hay algo que todos ustedes, los jóvenes, tienen, que dura un tiempo más o menos grande: la capacidad de elegir qué camino quiero, cuál de estas dos cosas quiero elegir, dejarme vencer por la dificultad o transformar la dificultad en una oportunidad para vencer yo", ha insistido.

Así, el Santo Padre les ha preguntado: "¿Ustedes son como los deportistas que cuando vienen a jugar al estadio quieren ganar? ¿O son como aquellos que ya vendieron la victoria a los otros y se pusieron la plata en los bolsillos?" "A ustedes les toca elegir", ha añadido.

Hablando de los desafíos, el Pontífice se ha referido al tribalismo que "destruye una nación. Es tener las manos escondidas por detrás y tener una piedra en cada mano para tirársela al otro". "El tribalismo solo se vence con el oído, con el corazón y con la mano", ha asegurado.

"Si ustedes no dialogan y no se escuchan entre ustedes siempre va a existir el tribalismo que es como una polilla que va a roer la sociedad", ha recordado. "¡Todos somos una nación! ¡Todos somos una nación! Así tienen que ser nuestros corazones y el tribalismo no es solo levantar las manos hoy. Este es el deseo, es la decisión. Pero el tribalismo es un trabajo de todos los días. Vencer el tribalismo es un trabajo de todos los días. Un trabajo del oído, escuchar al otro. Del corazón, abrir mi corazón al otro, y un trabajo de las manos, darse las manos unos con otros", ha enfatizado.

Sobre la corrupción, el Pontífice ha asegurado que "es algo que se nos mete adentro, es como el azúcar, es dulce, nos gusta, es fácil y después terminamos mal y de tanto azúcar fácil terminamos diabéticos o nuestro país termina diabético. Cada vez que aceptamos una coima (soborno) y la metemos en el bolsillo destruimos nuestro corazón, destruimos nuestra personalidad y destruimos nuestra patria. Por favor, ¡no le tomen el gusto a ese azúcar que se llama corrupción!" En todas las instituciones, "incluso en el Vaticano hay casos de corrupción", ha lamentado.

"Como en todas las cosas hay que empezar, si no querés corrupción en tu corazón, en tu vida, en tu patria empezá vos. Si no empezás vos tampoco va a empezar el vecino", ha indicado. "La corrupción además nos roba la alegría, nos roba la paz, la persona corrupta no vive en paz", ha reiterado.

Los jóvenes también han preguntado al Papa sobre cómo usar los medios de comunicación para divulgar el mensaje de esperanza de Cristo y promover iniciativas justas para que se vea la diferencia.  "El primer medio de comunicación es la palabra, es el gesto, es la sonrisa. El primer gesto de comunicación es la cercanía, es buscar la amistad. Si ustedes hablan bien entre ustedes, se sonríen, se acercan como hermanos; si ustedes están cerca el uno del otro aunque sean de diversas tribus; y si ustedes se acercan a los que necesitan, a los pobres, enfermos, abandonados, al anciano que nadie visita, esos gestos de comunicación son más contagiosos que cualquier red de televisión", ha afirmado.

Frente a un joven lleno de ilusiones que se deja reclutar o va a buscar ser reclutado y se aparta de su familia, de sus amigos, de su tribu y de su patria, Francisco ha explicado que "lo primero que tenemos que hacer para evitar que un joven sea reclutado o quiera ser reclutado es educación y trabajo". "Si un joven no tiene trabajo, ¿qué futuro le espera? Y ahí entra la idea de dejarse reclutar. Si un joven no tiene posibilidades de educación, incluso de educación de emergencia, de pequeños oficios, ¿qué puede hacer? Ahí está el peligro", ha advertido. "Es un peligro social que está más allá de nosotros, incluso más allá del país porque depende de un sistema internacional que es injusto, que tiene al centro de la economía no a la persona sino al dios dinero", ha subrayado.

"Les voy a contar una confidencia: en el bolsillo llevo siempre dos cosas. Un rosario, un rosario para rezar y una cosa que parece extraña, que es esto (lo muestra) y esto es la historia del fracaso de Dios, es un Via Crucis, un pequeño Via Crucis, es como Jesús fue sufriendo desde que lo condenaron a muerte hasta que fue sepultado. Con estas dos cosas me arreglo como puedo, pero gracias a estas dos cosas no pierdo la esperanza", les ha confiado el Pontífice.

Por último, el Santo Padre ha destacado el papel de la familia: "En todas partes hay chicos abandonados o porque los abandonaron cuando nacieron o porque la vida les abandonó, la familia, los padres y no sienten el afecto de la familia. Por eso la familia es tan importante. ¡Defiendan la familia! Defiéndanla siempre. En todas partes no solo hay chicos abandonados, sino también ancianos abandonados que están sin que nadie los visite, sin que nadie los quiera".

"¿Cómo salir de esa experiencia negativa, de abandono, de lejanía de amor? Hay un solo remedio para salir de esas experiencias. ¡Hacer aquello que yo no recibí! Si vos no recibiste comprensión sé comprensivo con los demás. Si vos no recibiste amor, ama a los demás, si vos sentiste el dolor de la soledad, acércate a aquellos que están solos. La carne se cura con la carne y Dios se hizo carne para curarnos a nosotros. Hagamos lo mismo nosotros con los demás", ha exhortado.

"Bueno, yo creo que antes de que el árbitro suene el pito es hora de terminar. Yo les agradezco de corazón que hayan venido, que me hayan permitido hablar en mi lengua materna. Les agradezco que hayan rezado tantos rosarios por mí, y por favor, les pido que recen por mí porque yo también necesito, y mucho. Cuento con las oraciones de ustedes y antes de irnos, les pediría que nos pongamos todos de pie y recemos juntos a nuestro Padre del cielo, que tiene un solo defecto: no puede dejar de ser Padre", ha concluido. Al término del encuentro, el papa Francisco ha bendecido unas plantas y otros objetos que le han presentado.

 

Francisco se despide de Kenia y pone rumbo a Uganda

Después de tres jornadas en Nairobi, el Santo Padre se dirige ahora a la segunda etapa de su gira africana

El papa Francisco ha dada por concluida la primera etapa de su viaje África y ya está rumbo a la segunda. El avión que le lleva desde Kenia hasta Entebbe, Uganda, ha despegado sobre las 16 hora local. El vuelo dura poco más de una hora y recorrerá 503 kilómetros.

En la ceremonia de despedida en el aeropuerto de Nairobi, el Santo Padre se ha despedido del presidente, Uhuru Kenyatta. Tras escuchar los himnos y el saludo de las delegaciones, el Pontífice ha subido al avión, en el que además le acompañan 74 periodistas.

Durante su estancia en Kenia, el Santo Padre ha hablado a las autoridades y cuerpo diplomático de la nación. En este primer discurso el papa Francisco pidió a las autoridades que se preocupen verdaderamente por las necesidades de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución de los recursos naturales.

Al día siguiente tuvo un encuentro ecuménico e interreligioso, en el que recordó que con demasiada frecuencia, se radicaliza a los jóvenes en nombre de la religión para sembrar la discordia y el miedo, y para desgarrar el tejido de nuestras sociedades. Celebró la misa en el Campus de la Universidad de Nairobi y en su homilía aseguró que estamos llamados a oponernos a las prácticas que fomentan la arrogancia de los hombres, que hieren o degradan a las mujeres, y ponen en peligro la vida de los inocentes aún no nacidos.

A continuación, en su encuentro con el clero, religiosos, religiosas y seminaristas de Kenia, el Santo Padre improvisó su discurso en el que les advirtió sobre la tentación de seguir a Dios por ambición. Para concluir la intensa jornada, visitó la sede de las Naciones Unidas en Nairobi, y en un su discurso realizado en español, pidió que la economía y la política sean puestas al servicio de los pueblos, la necesidad de la urbanización como instrumento de integración, de la atención sanitaria, dejando de lado los intereses sectoriales e ideologías.

Finalmente, en su último día en este país, ha visitado el barrio periférico de Kangemi, donde ha pedido “pagar la deuda social, la deuda ambiental con los pobres de las ciudades”. Asimismo ha solicitado concretar acciones sistemáticas que mejoren el hábitat popular y planificar nuevas urbanizaciones de calidad para albergar a las futuras generaciones. Para concluir la visita a África, se ha reunido con los jóvenes en el Estadio Kasarani, y allí ha exhortado a los jóvenes a que no se dejen vencer por la tentación de la corrupción.

 

El Papa agradece a Uganda su labor con los refugiados

En el discurso a las autoridades y el cuerpo diplomático de Uganda poco después de aterrizar, el Santo Padre recuerda el ejemplo de los mártires ugandeses, verdaderos héroes nacionales

El papa Francisco se encuentra ya en Uganda, segundo país de su viaje apostólico a África que inició el 25 de noviembre y termina el próximo 30. Procedente de Kenia, el Santo Padre ha aterrizado a las 17.15 hora local, en el aeropuerto internacional de Entebbe. Allí ha sido recibido por el presidente, Yoweri Kaguta Museveni y el nuncio apostólico, monseñor Michael A. Blume, SVD. Han estado también presentes algunas autoridades del Estado, los obispos del país y una representación de fieles.

Después de la recepción con himnos, honores militares, danzas tradiciones y presentación de delegaciones, el papa Francisco se ha dirigido a la State House de Entebbe para la visita de cortesía al presidente de la República.

En su discurso que el Santo Padre ha recordado que su visita en este país está orientada, sobre todo, a conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI. Aunque, ha añadido, “espero que mi presencia aquí sea vista también como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación”.

A propósito de los mártires, tanto católicos como anglicanos, ha asegurado que son “verdaderos héroes nacionales”. De este modo ha precisado que “nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país”. Y también recuerdan que, “a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana”.

Al respecto, el Pontífice ha indicado a los presentes que estos altos ideales son especialmente importantes para ellos, “que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras”.

Por otro lado, ha explicado que su visita también quiere llevar la atención mundial hacia África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África --ha reconocido-- como al continente de la esperanza. Sobre Uganda en concreto, el Papa ha destacado “sus abundantes recursos naturales”, su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos”.

Dijo también unas palabras para los refugiados, a quienes Uganda ha recibido mostrando una preocupación excepcional, para que “puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado”. A propósito de este movimiento de personas sin precedentes, Francisco ha precisado que la manera cómo los tratamos “es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados”.

Finalmente, el Santo Padre ha expresado su deseo de seguir alentando los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos --ha subrayado-- se manifiesta el alma verdadera de un pueblo.                     

Al concluir su discurso, el Pontífice ha exclamado ¡Mungu awabariki!, que significa “Que Dios los bendiga”. ​ 

 

A los catequistas de Uganda, el Papa les invita a salir sin miedo

A los obispos y sacerdotes pide que den a los catequistas, una buena formación doctrinaria, espiritual y pastoral 

El santo padre Francisco una vez llegado este viernes a Uganda, después de reunirse con las autoridades y diplomáticos, tuvo un encuentro en la localidad de Munyonyo, con los catequistas que trabajan en el país africano. Una realidad muy particular, puesto que sus 17 mil catequistas laicos, mantienen abiertos los templos, y dan un apoyo muy grande a los sacerdotes y religiosos que trabajan en el país. Durante el período de guerra, muchos pagaron con sus vidas el haberse quedado junto a sus comunidades y no haber abandonado las localidades en las que trabajaban.

El Papa les recordó que “san Pablo nos dice que Jesús dio a su Iglesia no sólo apóstoles y pastores, sino también maestros, para edificar todo el cuerpo en la fe y en el amor”, y del “papel importante en la tarea de llevar la Buena Noticia a cada pueblo y aldea de su país”.

Les agradeció la dedicación, el ejemplo que ofrecen y la cercanía al pueblo de Dios en su vida cotidiana y pidió a los obispos y a sus sacerdotes que les den una formación doctrinal, espiritual y pastoral que les ayude cada vez más en su acción.

Y que se reunieronen Munyonyo, donde el Rey Mwanga decidió eliminar a los seguidores de Cristo sin éxito porque “después de haber visto el valiente testimonio de san Andrés Kaggwa y de sus compañeros, los cristianos en Uganda creyeron todavía más en las promesas de Cristo”.

Al concluir les invitó a ir “sin miedo a cada ciudad y pueblo de este país para difundir la buena semilla de la Palabra de Dios”.
 

Texto completo:

« Queridos catequistas y maestros, queridos amigos:  Les saludo con afecto en el nombre de Jesucristo, nuestro Señor y nuestro Maestro.

«Maestro». Qué hermoso título este. Jesús es nuestro primer y más grande maestro. San Pablo nos dice que Jesús dio a su Iglesia no sólo apóstoles y pastores, sino también maestros, para edificar todo el cuerpo en la fe y en el amor. Junto a los Obispos, a los presbíteros y a los diáconos, que han sido ordenados para predicar el Evangelio y cuidar del rebaño del Señor, ustedes, como catequistas, tienen un papel importante en la tarea de llevar la Buena Noticia a cada pueblo y aldea de su país.

Quisiera ante todo darles las gracias por los sacrificios que hacen ustedes y sus familias, y por el celo y la devoción con la que llevan a cabo su importante misión. Ustedes enseñan lo que Jesús enseñó, instruyen a los adultos y ayudan a los padres para que eduquen a sus hijos en la fe, y llevan a todos la alegría y la esperanza de la vida eterna. Gracias por su dedicación, por el ejemplo que ofrecen, por la cercanía al pueblo de Dios en su vida cotidiana y por los tantos modos en que plantan y cultivan la semilla de la fe en toda esta vasta tierra. Gracias especialmente por el hecho de enseñar a rezar a los niños y a los jóvenes.

Sé que su trabajo, aunque gratificante, no es fácil. Por eso les animo a perseverar, y pido a sus Obispos y a sus sacerdotes que les den una formación doctrinal, espiritual y pastoral que les ayude cada vez más en su acción. Aun cuando la tarea parece difícil, los recursos resultan insuficientes y los obstáculos demasiado grandes, les hará bien recordar que el suyo es un trabajo santo.

El Espíritu Santo está presente allí donde se proclama el nombre de Cristo. Él está en medio de nosotros cada vez que en la oración elevamos el corazón y la mente a Dios. Él les dará la luz y la fuerza que necesitan.

El mensaje que llevan hundirá más sus raíces en el corazón de las personas en la medida en que ustedes sean no solo maestros, sino también testigos. Que su ejemplo haga ver a todos la belleza de la oración, el poder de la misericordia y del perdón, la alegría de compartir la Eucaristía con todos los hermanos y hermanas.

La comunidad cristiana en Uganda ha crecido mucho gracias al testimonio de los mártires. Ellos han dado testimonio de la verdad que hace libres; estuvieron dispuestos a derramar su sangre para permanecer fieles a lo que sabían que era bueno, bello y verdadero.

Estamos hoy aquí en Munyonyo, donde el Rey Mwanga decidió eliminar a los seguidores de Cristo. No tuvo éxito en su intento, como tampoco el Rey Herodes consiguió matar a Jesús. La luz brilló en las tinieblas y las tinieblas no prevalecieron (cf. Jn 1,5). Después de haber visto el valiente testimonio de san Andrés Kaggwa y de sus compañeros, los cristianos en Uganda creyeron todavía más en las promesas de Cristo.

Que san Andrés, su Patrón, y todos los catequistas ugandeses mártires, obtengan para ustedes la gracia de ser maestros con sabiduría, hombres y mujeres cuyas palabras estén colmadas de gracia, de un testimonio convincente del esplendor de la verdad de Dios y de la alegría del Evangelio. Vayan sin miedo a cada ciudad y pueblo de este país para difundir la buena semilla de la Palabra de Dios, y tengan confianza en su promesa de que volverán contentos, con gavillas de abundante cosecha.

Omukama Abawe Omukisa! (Que Dios los bendiga)».

 

"Todos los creyentes de Centroáfrica se movilizarán para ver al papa Francisco"

ENTREVISTA al imán Oumar Kobine Layama y al pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou sobre la situación en el país y la inminente visita del Santo Padre a Bangui

El arzobispo de Bangui, Mons. Dieudonné Nzapalainga, el presidente del Consejo Islámico, el imán Oumar Kobine Layama y el presidente de la Alianza Evangélica, el pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou, fundaron en 2013 la Plataforma Interreligiosa de República Centroafricana. Se trata de una entidad interconfesional que representa a las tres religiones más importantes del país, y promueve el diálogo como medida de prevención contra la violencia religiosa y como un medio para buscar la paz.

En medio de la guerra, los tres líderes religiosos acordaron actuar conjuntamente para hacer frente a la creciente inestabilidad en República Centroafricana. Desde entonces continúan persuadiendo a los musulmanes, católicos y protestantes para evitar nuevos actos de violencia y venganza entre sus comunidades religiosas.

Los tres líderes viajan por todo el país, visitando ciudades y pueblos y hablando con las comunidades acerca de la paz, el respeto mutuo, la tolerancia y la confianza. Además, su acción ha impulsado la decisión unánime del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de establecer una fuerza para el mantenimiento de la paz.

La República Centroafricana, un país en el corazón de África devastado por la violencia, experimenta la peor crisis de su historia. En esta entrevista exclusiva, realizada durante su reciente visita a Madrid para participar en un foro organizado por el KAICIID, el imán Oumar Kobine Layama y el pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou explican a ZENIT la situación que atraviesan y sus expectativas de cara a la inminente visita del papa Francisco a Bangui.                                                                                                                  ***

¿Cuál es la situación en República Centroafricana?
-- Imán Oumar Kobine Layama: Actualmente, lo que está pasando ha sido una sorpresa para todos nosotros. Han sido muchos los esfuerzos que ha realizado la Plataforma, la comunidad internacional y la sociedad civil para lograr la paz en el país. Desgraciadamente, los enemigos de la paz siguen estando ahí para hacerla peligrar. Y eso, a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por unos y otros para denunciar los crímenes, el odio. Esta situación nos invita a reflexionar. Nos pide, una vez más, ver lo que debemos hacer de cara a solicitar a la comunidad internacional que nos ayude a restablecer la paz.

-- Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou: Los cálculos políticos están cuestionando los esfuerzos llevados a cabo tanto por el Gobierno como por las diferentes religiones en República Centroafricana. Nos acercamos a las elecciones generales. Por eso, comprendemos la agitación. Pero no podemos comprender y aceptar la actitud de las personas que se dicen patriotas y utilizan la violencia para intentar conquistar el poder o poner en peligro la vida de la población. Los líderes religiosos no podemos comprender esto y tampoco lo podemos admitir.

Muchos medios de comunicación hablan de que hay en curso un conflicto religioso en el país. ¿Qué les parece este planteamiento?
-- Imán Oumar Kobine Layama: Se trata de una instrumentalización de los políticos. Cuando uno observa la composición de Séléka, se da cuenta de que no es una milicia cien por cien musulmana. Hay una parte de sus miembros que pertenecen a otras confesiones. Por tanto, no es un grupo musulmán. Es laico. Asimismo, entre los anti-Balaka hay integrantes musulmanes. Estos grupos rebeldes no se mueven por ningún componente religioso. Hacen lo que está prohibido por todas las religiones. Por tanto, no se puede decir que es la religión la que ha provocado esta rebelión. Al frente de Séléka, no hay una persona religiosa y lo mismo sucede con los anti-Balaka. Hay ciertas personas que pertenecen a una u otra religión, pero la causa es exclusivamente política.

-- Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou: Los líderes religiosos musulmanes, católicos y protestantes se han unido a partir de 2012, y hasta nuestros días, para trabajar a favor de la paz. Y todo este esfuerzo se ha materializado en el mes de septiembre con la jornada de la paz, en el marco de una semana internacional sobre esta misma temática que tuvo lugar en Bangui. 
La gente utiliza a los espíritus débiles para deslizarse hacia el terreno religioso y provocar hostilidades para obtener el poder. Pero somos optimistas. Creemos que no lo conseguirán, porque en Centroáfrica hay un 52 por ciento de protestantes, un 29 por ciento de católicos, y un 15 por ciento de musulmanes, lo que supone un 96 por ciento de la población total. ¿Qué quiere decir esto? Pone en evidencia que el pueblo centroafricano es profundamente creyente. Llegará un momento en el que el cristiano diga: 'Yo no soy enemigo del musulmán'. Y el musulmán: 'Yo no soy enemigo del cristiano'.

Ante lo que está sucediendo, ¿es posible alcanzar una solución dialogada?
-- Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou: Los cristianos, los musulmanes y los no creyentes dialogan y dialogan sin parar, de forma regular. Son los políticos los que se sirven de los grupos armados para impedir este diálogo. Aun así, creemos que llegará un momento donde los grupos armados se cansarán de combatir, se debilitarán y dejarán las armas.
A través de la fuerza que encierran las palabras, los líderes religiosos vamos a desarmar los corazones de los violentos para que un día pueda volver a ser posible vivir juntos en República Centroafricana.

¿Qué esperan de la visita del papa Francisco a su país?
-- Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou: El papa Francisco nos ha concedido el honor de recibirnos dos veces en el Vaticano. Para nosotros, los tres miembros de la Plataforma Interreligiosa, es solo el retorno a todo lo que él nos ha dado. Todos los creyentes de Centroáfrica se movilizarán para ver al papa Francisco.
Creemos que volverá a repetirnos los hermosos mensajes de paz que ha lanzado a nuestro pueblo. Los volverá a lanzar para que los centroafricanos depositen las armas y vuelvan a convivir juntos.

¿Les gustaría transmitir algún mensaje a la comunidad internacional?
-- Imán Oumar Kobine Layama: Pedimos a la comunidad internacional que ayude a la población a recuperarse, a liberarse de los grupos armados, tanto del grupo rebelde Séléka como de los grupos de autodefensa anti-Balaka. Que ayude a la población, porque verdaderamente quiere vivir junta. 

-- Pastor Nicolas Guérékoyaméné-Gbangou: Me gustaría transmitir a la comunidad internacional que estamos cansados. Cansados de promesas incumplidas. Cansados, porque las resoluciones de Naciones Unidas no se cumplen en su totalidad. Cansados, porque no tenemos libertad de movimiento y queremos recuperarla. Esperamos todos estos gestos de la comunidad internacional. Muchas gracias.

 

'Es impresionante la devoción a los mártires no solo en Uganda sino en otros países de África'

ENTREVISTA con Antonia Sánchez Morocho, misionera comboniana en Uganda 

El papa Francisco aterriza este viernes en Uganda, segundo país de su gira por África. No será la primera vez que este país recibe la visita de un Pontífice. Ya Pablo VI les visitó en 1969 y san Juan Pablo II en 1993. Y ahora el Pontífice argentino se dirige a este país también como "mensajero de paz" tal y como él mismo anunció días antes de su viaje.
Antonia Sánchez Morocho, misionera comboniana en este país cuenta a ZENIT la ilusión ante la llegada del Santo Padre, y analiza los desafíos sociales, políticos y de la Iglesia en Uganda. También explica el significado de los mártires ugandeses y cómo este país se recuperó y se sigue recuperando de las huellas que dejó la violencia de la guerra civil, de 1981 a 1986. 

¿Cómo se está viviendo este tiempo de preparación para la llegada del  Santo Padre? ¿Qué esperanzas tiene el pueblo ugandés con la visita del papa Francisco?
--Antonia: Lo estamos viviendo con mucha ilusión, sobre todo por la comunidad católica. Creo que la esperanza es ser confirmados en la madurez de su fe y en una pertenencia de pleno derecho a la Iglesia Católica.

¿Cuáles son los grandes desafíos de la Iglesia en este país?
-- Antonia: A mi juicio, el mayor desafío es la formación del clero local. Hay sacerdotes fantásticos, totalmente dedicados a su ministerio y al servicio del pueblo, mientras que en otros casos existen ciertas carencias.

¿Y desde el punto de vista social y político?
--Antonia: Este podría ser reforzar la educación de los jóvenes en algunos valores tradicionales como, la solidaridad, el bien común, la hospitalidad, etc. La globalización está “imponiendo” el individualismo y la idolatría del dinero entre otras cosas.

¿Qué labor desempeña usted en su misión en Uganda?
-- Antonia: Mañana, si Dios quiere, cumplo 75 años, lo que quiere decir que estoy “re-jubilada” pero como las misioneras, y creo que las religiosas en general, no nos jubilamos nunca mientras se pueda hacer algo, pues yo desde hace unos meses estoy en nuestra casa central aquí en Uganda ayudando en la administración. Ocasionalmente sigo dando Ejercicios espirituales y algún que otro taller de formación en nuestro Centro de Espiritualidad en Namugongo que he coordinado hasta hace pocos meses.

Una de las claves del viaje papal a este país será el 50 º aniversario de la canonización de los 22 mártires ugandeses. ¿De qué forma el ejemplo de estos mártires se sigue haciendo presente en el pueblo ugandés?
--Antonia: Es impresionante la devoción a los mártires no solo en Uganda sino también en otros países de África. Hay peregrinaciones constantes a lo largo del año. Para la fiesta de los mártires, el 3 de junio, la afluencia de peregrinos es masiva. Desde semanas antes hay gente durmiendo en esterillas alrededor del santuario, llueva o haga frío, ellos están ahí. Si les preguntas porque vienen tan pronto a pasar frío y dormir en el suelo, la respuesta es: “los mártires sufrieron más por su fe”.  

El Santo Padre ha dicho que viaja a África como mensajero de paz, un mensaje importante y lleno de esperanza para estos países. ¿De qué forma se transmite el  Evangelio de la paz y el perdón en estas poblaciones donde las consecuencias de la violencia son tan palpables?
--Antonia: Creo que hay una única forma de transmitir el Evangelio de la paz y el perdón, que es la de Jesús y que Francisco pregona a los cuatro vientos. “Perdonad a los enemigos y rezad por los que os persiguen…” Un ejemplo: En mis años de actividad misionera en primera línea di clases de educación religiosa en un Instituto Femenino en Gulu, norte de Uganda. Algún tiempo después de finalizada la guerra volví a visitar esta escuela. La directora actual (una antigua alumna mía) me explicó cómo convivían las alumnas que en su mayoría habían sido raptadas por los guerrilleros y habían experimentado toda clase de abusos e incluso torturas. Me dijo que era muy difícil, las chicas se habían vuelto muy agresivas y había peleas frecuentes entre ellas. Y así habían creado “The reconciliation Room” la sala de la reconciliación. Allí las chicas encuentran siempre a alguien que las escucha y las guía en el proceso de perdonarse. Permanecen en la sala hasta que son capaces de reconciliarse, a veces pasan horas, me decía la directora, pero lo consiguen.

 

Combonianos en Uganda: 'Hemos dado testimonio con caridad de Jesús'

ENTREVISTA al sacerdote misionero Torquato Paolucci. 'Hoy el problema es la corrupción'

El papa Francisco llega hoy viernes a Uganda en donde permanecerá hasta el domingo 29. Será el segundo país de África que visita en este viaje apostólico iniciado el pasado miércoles 25 en Kenia y que concluye el lunes 30 en República Centroafricana.

El sacerdote Torquato Paolucci, misionero comboniano, italiano de Urbania, trabajó desde 1972 hasta 2010 en Uganda. Entrevistado por ZENIT, indicó algunos particulares que nos ayudarán a entender mejor el viaje del papa Francisco en este país y que compartimos con nuestros lectores.

¿Cuál es hoy el principal problema de Uganda?
-- Padre Torquato: Es la lucha contra la corrupción. Este gobierno al inicio realizó muchas cosas incluso buenas, pero después pensó solamente a enriquecerse. Por lo tanto hay una clase muy rica mientras la mayoría de la gente es pobre.

¿Respecto al pasado cuál es la situación actual?
-- Padre Torquato: Se ha registrado un progreso general, más calles, más libertad. Este gobierno ha hecho mucho respecto al pasado, pero el grupo dirigente es como una mafia y por lo tanto todo es manipulado. También las elecciones que se realizaron cuando estuve hace algunos años atrás. Giraba dinero, urnas llenas de votos habían desaparecido. Hay mucha corrupción. Piensan solamente en realizar negocios importantes y que no los pillen. En febrero próximo habrá elecciones políticas y muchos temen que se repita la farsa de las otras veces.

¿Cuál cree que es la salida para esta situación y cómo puede influir la visita apostólica?
-- Padre Torquato: El tema principal es el de lograr más honestidad, más atención hacia los pobres y los enfermos. La gente está muy contenta de este encuentro que va a tener con el papa Francisco, que viene a celebrar los 50 años de la canonización de los mártires de Uganda.

Estos 22 mártires, ¿qué mensaje dan?
-- Padre Torquato: Ellos se convirtieron al catolicismo gracias a los misioneros de África del cardenal Charles Lavigerie, los Padres Blancos. Y fueron asesinados entre 1885 y 1887, por ser cristianos. Los mártires de Uganda eran todos laicos y los laicos están muy comprometidos con asociaciones e iniciativas católicas.

¿Cuántos son los católicos en el país?
-- Padre Torquato: Uno 45 por ciento de la población es católica, el 25 por ciento protestante y un 10 por ciento es musulmán, el resto son animistas y de otros credos.

¿Y el diálogo interreligioso funciona?
-- Padre Torquato: En el pasado, en la relación entre católicos y protestantes hubo una gran tensión. Además porque en la política los protestantes tenían el apoyo de Inglaterra y han intentado marginar a los católicos siempre. Pero como estos últimos eran la gran mayoría, llegó un punto en el que no lograron hacerlo. Después, con el paso de los años se inició un proceso de mayor colaboración en el campo social. No tanto desde el punto de vista doctrinario, pero sí se registraron algunos encuentros. La convivencia en la mayor parte de Uganda es buena y hay colaboración, aunque en algunas zonas permanezcan las tensiones del pasado.

¿Con los musulmanes cuál es la situación?
-- Padre Torquato: Ellos se encuentran principalmente en las ciudades y en el comercio. Con los musulmanes no he encontrado tensiones en los años que trabajé allí. Había una buena relación y con ellos hemos realizado juntos muchos trabajos. También hemos puesto nuestros hospitales y escuelas a su disposición. Y en algunas ocasiones he ayudado a algunos jóvenes musulmanes a ir a la escuela e incluso al colegio, porque no iban. Existía una relación discreta, hablo de hace cinco años. No sé si hoy existirán infiltraciones de los fundamentalistas.

¿Me puede contar en dos palabras el trabajo de los Combonianos en Uganda?
-- Padre Torquato: Los combonianos llegaron a Uganda en 1910, y trabajaron especialmente en el norte del país, hacia la frontera con Sudán. Hacia el sur, sin embargo, con los Padres Blancos. Para llegar al corazón de la gente hemos realizado muchas obras sociales. La gran mayoría de las escuelas nacen de la obra de la Iglesia. También la sanidad deriva del trabajo de los combonianos. Todavía hoy el 65 por ciento de las estructuras médicas están a cargo de la Iglesia, gracias a voluntarios. Así, al dar testimonio con la caridad de Jesús, muchos han visto en la caridad cristiana el mensaje de esperanza y de salvación.
En ese último período, cuando fueron las guerras con fondo tribal por el poder, más de 20 años de guerra, destrucción y masacres, los misioneros combonianos fueron los únicos blancos que se quedaron en el territorio, a pesar de que 13 de ellos fueron asesinados. Esto ha ayudado a la gente a creer más en Jesús. No se sintieron abandonados y nos hemos vuelto signo de esperanza para muchos.
Hoy la Iglesia en Uganda tiene mucha vitalidad y vocaciones, al punto que casi todas nuestras estructuras las hemos entregado a las Iglesias locales, y por lo tanto, nos vamos retirando de este país. Un poco porque estamos más viejos y otro poco porque Uganda no necesita misioneros, porque tienen suficiente personal para hacer el trabajo de la Iglesia y para ir como misioneros en otros países. Actualmente en este país se encuentran 130 misioneros combonianos.

 

España: Musulmanes, judíos, budistas y cristianos se unen contra la “barbarie que amenaza la paz universal”

Representantes del Foro Interreligioso impulsado por el Arzobispado de Valencia firman una declaración conjunta

El Foro Interreligioso, impulsado por la comisión diocesana de Relaciones Interconfesionales del Arzobispado de Valencia (España), y que cuenta con representantes musulmanes, budistas, judíos e integrantes de la religión Bahai, de origen persa, además de cristianos, ha aprobado por unanimidad una declaración conjunta contra la “barbarie que amenaza la paz universal” en la que advierte también sobre el “terrible egoísmo de utilizar en falso el nombre de Dios”.

Durante un encuentro celebrado este jueves por la tarde en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, el presidente de la comisión diocesana de Relaciones Interconfesionales e impulsor de la iniciativa, el sacerdote Vicente Collado, ha leído el documento con el que los participantes del Foro ponen de manifiesto que “de ninguna manera, se puede afirmar que sea una actitud verdaderamente religiosa aquella que no respeta el orden plural en el que la verdad, la bondad y la belleza unifican y facilitan la convivencia humana y, por tanto, la paz universal”.

Tras “muchas manifestaciones contrarias a esa barbarie que amenaza la paz universal”, todos los firmantes han pedido que “la confusión no ciegue la luz creadora y sepamos responder, con fe y esperanza, ante ese desafío a la bondad y a la verdad: ellas son las que definen nuestra religión”. Sin ellas, que son “fiel reflejo de la Trascendencia, es fácil caer en el terrible egoísmo de imponer nuestro criterio y utilizar en falso el nombre de Dios”, han asegurado.

Asimismo, los representantes de las diferentes religiones han expresado que “creemos en el Espíritu Creador, el Amor Trascendente que nos mueve a no abusar de la creación como si sólo se tratase simplemente de un material para nuestro obrar y querer”, sino que “debemos considerar la naturaleza creada como un don que nos ha sido encomendado, no para destruirlo, sino para convertirlo en el auténtico jardín de Dios, en el que Dios ha instalado también al ser humano”. El encuentro ha concluido con todos sus participantes guardando un minuto de silencio y orando por la paz universal.

El Foro Interreligioso fue inaugurado hace cinco meses con una reunión en la que fueron invitados los representantes de las distintas confesiones. En ella fueron programados los encuentros que se están desarrollando mensualmente y en los que se dan a conocer las diferentes religiones.

En esta ocasión se ha presentado el sintoísmo, una religión de origen japonés que ha explicado Atsuko Takano, una mujer nipona actualmente convertida al cristianismo.

“Se trata de un foro abierto, donde puede participar cualquiera y no se excluye a ningún creyente e, incluso, se abre a los no creyentes para brindarles la posibilidad de acercarse a Dios y a los demás”, ha explicado Vicente Collado a la Agencia de Noticias de la Archidiócesis de Valencia (AVAN).

En la Comunidad Valenciana existen 530 centros religiosos no católicos, “una realidad muy plural y tenemos una tarea enorme por delante que debe comenzar por ir escuchando a los distintos representantes de estas confesiones y religiones”, ha apuntado el sacerdote.

 

Beato Luis Campos Górriz - 28 de noviembre

«Laico, integrante de la Asociación Católica de Propagandistas, de la que era una de sus columnas cuando fue fusilado en el fragor de la Guerra Civil española, en 1936, por el hecho de profesar la fe católica, como otros mártires»

Muy arraigada tenía Luís su fe, y, por tanto, claridad en lo que ella conlleva, cuando afirmó: «Mi misión es realizar la unidad de los católicos. Antes de sembrar es necesario arar». Ignoraba que sería su sangre la que esparciría esa semilla que nunca muere porque la memoria de su martirio mantendría viva su voz prolongando sus afanes apostólicos. Si a cualquier persona le preguntaran qué haría si le dijeran que iba a morir en plazo fijo, seguramente le vendrían a la mente unas cuantas cosas, entre otras ponerse a bien con quien no lo estuviera, porque la reconciliación es sentimiento que suele acompañar a los postreros instantes. Los genuinos seguidores de Cristo responderían confirmando la bondad de su acontecer que ya discurría guiado por el afán de dar a Dios lo máximo en el día a día. Porque los santos están espiritualmente preparados de antemano, listos para presentarse ante el Padre cuando así lo dispone.

Ante este dramático trance, en 1936 integrantes de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, como tantos otros católicos de pro, compartían en checas de diversas ciudades españolas sus más altos ideales con el espíritu de las primeras comunidades de cristianos, aguardando juntos la palma del martirio. Mientras en el exterior de la prisión se respiraban aires de revancha, ellos apuraban los últimos días orando y compartiendo la fe, aunque fuera en penosas condiciones. Sabían que las súplicas que se elevan a Dios nunca caen en saco roto, y entre sus peticiones incluían la unidad y reconciliación de todos los católicos.

Uno de los insignes Propagandistas que ni siquiera tuvo tiempo de permanecer en una checa fue Luís, un valenciano nacido el 30 de junio de 1905, que había sido alumno de los jesuitas y cursado estudios de filosofía y derecho, materia en la que se había doctorado en la Universidad Central de Madrid. Una persona valiosa, comprometida, cercana al cardenal Ángel Herrera Oria, que tuvo en él un insigne discípulo. Luís le acompañó en muchos de sus viajes y acciones evangelizadoras. Era un apóstol incansable, ciertamente ejemplar en su vida, que había dejado huella entre los estudiantes católicos de Valencia. En esos precisos momentos era el secretario general de la Asociación Católica de Propagandistas y secretario del CEU (Centro de Estudios Universitarios).

Su esposa, Carmen Arteche Echezuría, con la que se había casado en 1933, apenas había podido compartir los sueños que forjarían en común, porque murió antes de estallar la Guerra Civil en 1936 en el transcurso de una enfermedad imprevista y fulminante; Dios le ahorró el sufrimiento de ver asesinado a su esposo. Hasta Torrente –la localidad valenciana en la que residía el padre de Luís, delicado de salud entonces, y junto al que se encontraba– llegaron los funestos aires de guerra. Él ejercía como abogado desde 1930 y en el primer momento pudo continuar su vida sin excesivos sobresaltos, completamente entregado a consolar y procurar aliento a los componentes de la Asociación, con celo y brío ejemplares, lleno de fe, sin ceder un ápice al desaliento. Buscando para su esposa e hija un remanso de paz en medio de tanta tragedia, en 1936 las había conducido a su tierra, y allí quedó la pequeña huérfana de madre, tutelada por su abuelo, sin saber que su querido padre estaba a punto de dejar este mundo tras haber apurado la palma del martirio.

Luís era un hombre lleno de fortaleza que brillaba con singular fulgor en medio de la adversidad. Es memorable la carta que en abril de 1936 dirigió a su hermano relatando la enfermedad y posterior deceso de su esposa; un testimonio emocionante de amor y ternura, que rezuma esperanza y gozo espiritual. En ella se aprecia su urgencia apostólica y su preocupación por asistir a todos, especialmente a los más frágiles en esa situación de gravísima convulsión política que se vivía. Oraba y sufría viendo el despropósito de tanto odio, como siempre estéril y sinsentido, y lo combatió aferrado a la oración. De tantas súplicas a María, horas santas, Ejercicios, velas nocturnas, generosa acogida en su propio hogar de los perseguidos, etc., brotarían frutos abundantes para la mayor gloria de Cristo y de su Iglesia, a los que tanto amó.

Como ha sucedido siempre en estos casos de martirio, la condena se produjo el 28 de noviembre en un seudo-juicio sumarísimo, a cargo de un grupo de milicianos armados. Una vez confirmaron lo que ya sabían de antemano: que Luís era fidelísimo a Cristo y a la Iglesia, y que no había escatimado esfuerzos en hacer todo el bien posible, una de cuyas acciones había sido la organización del Congreso Católico de Madrid, no precisaban saber más. Sin dilación alguna, ese mismo día le condujeron al Picadero de Paterna. Valiente, heroico en su caridad como todos los mártires, dedicó los últimos instantes a uno de los verdugos que, ante el nuevo gesto de violencia que iba a protagonizar, temblaba de tal forma que era incapaz de liar un cigarrillo. Luís, que era un hombre de una vez, repartió entre el grupo de milicianos los que tenía, rogó que le dejaran abrazarles y pidió expresamente que no le dispararan por la espalda. ¡Qué gestos tan elegantes, tan gallardos y conmovedores! Pero no los supieron ver los que se disponían a segar su vida, cercenándola a sus 31 años.

Lo fusilaron mientras mantenía los brazos en cruz y portaba un rosario entre sus manos, perdonando de corazón a los autores de su muerte, como todos los que sucumbieron de este modo por causa de su fe, signo inequívoco de su autenticidad. Juan Pablo II lo beatificó el 11 de marzo de 2001 junto a 233 mártires de la Guerra Civil española. Un enjambre de virtud atravesando España, sembrada en sus cuatro puntos cardinales con la sangre de numerosos seguidores de Cristo: religiosos, sacerdotes, laicos, y componentes de diversas realidades eclesiales.