Conferencia Episcopal
Cada vez más parejas piden que un cura les case en una finca

La Iglesia no se plantea permitir bodas en jardines pese al aumento de peticiones

La Comisión Episcopal de Liturgia responde que “el lugar más indicado para celebrar el sacramento del Matrimonio sigue siendo el templo”

En España aumentan las bodas civiles en fincas espectaculares. No pocas parejas católicas también se están queriendo unir a esta moda, y cada vez más, solicitan que un cura, en lugar del juez o concejal, les case en algún paraje, ya sea en una playa o montaña. Sin embargo, la Iglesia, de momento, sigue considerando el templo parroquial el lugar más adecuado para celebrar el sacramento del Matrimonio.

“En la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal no están considerando nada nuevo o distinto de lo que dicen las normas actuales para la celebración del sacramento del matrimonio”, explica a Religión Confidencial Luis García Gutiérrez, director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia
de la Conferencia Episcopal Española.

La normativa actual dice que el lugar más indicado para recibir el sacramento del matrimonio es el tempo parroquial, aunque puede ser también otra iglesia u oratorio con el permiso del párroco. “Y con autorización del Ordinario del lugar (es decir, del obispo) podría ser en otro lugar (casas particulares o al aire libre). No obstante, hay que estar atento a las diferentes directrices diocesanas y evitar en lo posible las excepciones”, señala Gutiérrez.

Es decir, que con el permiso del obispo, sí que se podría celebrar el sacramento del matrimonio en un jardín. Pero sería una excepción. La Iglesia prevé que puede haber motivos legítimos que hagan razonable dicha causa. El Código de Derecho Canónico considera que el matrimonio en el que una de los contrayentes no está bautizado, es uno de estos supuestos. Podría ocurrir que a la parte no bautizada -o a su familia- se les haga especialmente duro participar en una ceremonia religiosa en un templo católico.

Sin embargo, los obispos, cada vez más son reacios a permitir el matrimonio en fincas. Se pusieron de moda algunos restaurantes en el campo que ofrecen el servicio completo: boda con ceremonia, banquete y discoteca. Y con el permiso del obispo o al menos del párroco, construyeron una capilla la cual solo se usa para bodas.

“Esto creó problemas pastorales, entre otros que parecía que el obispo o el párroco participan del negocio. Otro problema es que los novios no ven a su párroco para nada, perdiendo así una oportunidad de conocerse. Por ello, cada vez más los obispos deniegan el permiso”, explica Pedro María Reyes, doctor en Derecho Canónico.

El motivo de esta norma de la Iglesia es asegurar la naturaleza sagrada de una ceremonia que, por su propia naturaleza, es religiosa. Puede haber parejas que deseen casarse en otros lugares entrañables o bellos parajes, y responde a deseos nobles, “porque esos lugares de la naturaleza hablan de Dios mejor que un buen predicador. Sin embargo, en las iglesias, por ser lugares sagrados, Dios está presente”, señala Pedro María Reyes.