Tribunas

Hanukah, la fiesta judía de las luces

Montse Leyra Curia

Del 6 al 14 de diciembre se celebra Hanukah, la fiesta judía de las luces o dedicación.

En Antigüedades Judías 12, cap. 7,6-7, Flavio Josefo califica Hanukah como la fiesta de las luminarias. En la cultura judía, la luz es símbolo de la ley y del espíritu del hombre. El símbolo de la luz, como la ley, aparece en Proverbios 6,23 y como espíritu humano, en Proverbios 20, 27. Hay paralelismo entre la creación del mundo con diez palabras y la revelación de la ley en diez mandamientos. El mundo es la luz exterior y la ley es una luz interior que revela el sentido y la estructura de las cosas.

En el Talmud Hag. 12a, se afirma que Dios escondió de los hombres la luz que creó el primer día, por haber previsto la maldad de la generación del diluvio, reservándola para los justos de los últimos tiempos. Con la luz del sol y de la luna, los hombres recibimos una luz parcial. El fundador del hasidismo, Baal Shem Tov, preguntaba dónde había escondido Dios la luz, y respondía, “la luz se encuentra en la ley”: la función de la ley es iluminar.

También, el espíritu o alma humana se compara con una luz. En una lámpara hay aceite, el pabilo y la llama. La llama se enciende gracias al pabilo. Los mandamientos son como el aceite, pero es el alma la que cumple los mandamientos. El alma posee una capacidad de abnegación que lo asemeja al pabilo que arde por el fuego. El aceite es la existencia material y el alma sirve de enlace entre el aceite y la llama.

En el calendario judío, tres fiestas conmemoran un rescate o redención. La Pascua hace memoria de la salida de Egipto. Purim evoca la salvación de los judíos de los persas y Hanukah. Los tres ritos prescritos para celebrar estos milagros son comer pan ázimo en Pascua, beber vino en Purim y encender el aceite del candelabro en Hanuka. Algunas costumbres actuales de Hanukah son, por ejemplo, tomar comidas fritas o cocinadas con aceite como donuts o sufganiot y jugar al dreidel.

Hanukah es la fiesta que conmemora la nueva dedicación del segundo templo en Jerusalén en el tiempo de la revuelta de los macabeos contra el imperio seleúcida (167-160 a. C.). Antíoco Epifanes había prohibido la práctica de la ley judía y profanado el altar del templo (1 Mac. 1, 43-57). El sacerdote Matatías y sus cinco hijos lucharon contra los seleúcidas y, tras haber vencido, purificaron el templo y restablecieron el culto.

Los Macabeos celebraron la dedicación del altar durante ocho días (1 Mac. 4,56). Judas, sus hermanos y toda la asamblea de Israel establecieron que cada año se celebrase la dedicación del altar durante ocho días a partir del 25 del mes hebreo de Kislev, que cae entre finales de noviembre y finales de diciembre del calendario gregoriano (1 Mac. 4, 59).

Según el Talmud, b. Sab 21b, cuando los griegos penetraron en el templo, volvieron impuros todos los aceites que encontraron allí. Después de derrotar a los seleúcidas, los vencedores encontraron un frasquito de aceite todavía puro, por estar sellado con el sello del Sumo Sacerdote. Sólo tenía la cantidad de aceite suficiente para alumbrar el candelabro durante un día, pero, milagrosamente, esa cantidad duró ocho días. De ahí que la fiesta de Hanukah se celebra encendiendo las luces de un candelabro de nueve brazos llamado hanukiah en hebreo moderno.

Según el uso de Shammai, el primer día de la fiesta se alumbraban las velas de ocho brazos y se encendía una vela menos cada noche en orden decreciente. Según Hillel, se encendía sólo una el primer día y se aumentaba una hasta llegar a encenderse las ocho el último día (b. Shab. 21b).

Según Exod. 25, 31-40 y 31,8; 37,17-24; 39,36, la menorah o candelabro del templo tenía seis brazos, pero siete velas, la séptima en el tronco, que constituía la base y se elevaba a la altura del resto. Zacarías 4,1, sin embargo, describe la menorah con siete velas y siete brazos. La menorah estaba situada en el tabernáculo de la Alianza, delante del arca de la Alianza, fuera del velo del testimonio, y sus velas se encendían a diario con aceite de olivo purísimo y exprimido en mortero y ardía desde la tarde hasta la mañana según Exod. 27:20-21 y Lev. 24, 1-4. El Talmud (b.Menahot 28b) establece que está prohibido fabricar una menorah de siete brazos, igual a la del templo, fuera de éste, pero sí se puede fabricar una con cinco, seis u ocho brazos.

Por esta razón, la menorah de Hanukah contiene ocho brazos principales, más el noveno, que se eleva en el centro desde la base. El brazo adicional, más alto o más bajo que los demás, sirve para encender las luces de los otros brazos, y por eso, se llama shamash o servidor.

 

 

Montse Leyra Curia