Servicio diario - 14 de diciembre de 2015


La frase del lunes 14 de diciembre

En la cruz está la vida y el consuelo. La cruz es el camino para el cielo. En la cruz está el Señor. (Santa Teresa de Ávila)


El Papa en Sta. Marta: Dios es más grande que nuestros pecados

En la homilía de este lunes, el Santo Padre advierte sobre la rigidez eclesial, que no tiene esperanza

La esperanza en la misericordia de Dios abre los horizontes y nos hace libres, mientras que la rigidez clerical cierra los corazones y hace mucho mal. Así lo ha advertido el santo padre Francisco, durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este lunes por la mañana.

Haciendo referencia a la primera lectura del día, el Pontífice ha señalado que Balaam “tenía sus defectos, incluso pecados. Porque todos tenemos pecados, todos. Todos somos pecadores”. Pero no os asustéis --ha pedido--, Dios es más grande que nuestros pecados. Asimismo, ha indicado que “en su camino, Balaam encuentra al ángel del Señor y cambia el corazón”. No cambia de partido sino que “cambia del error a la verdad y dice lo que ve”. El Pueblo de Dios mora en tiendas de campaña en el desierto y él “más allá del desierto ve la fecundidad, la belleza, la victoria”. Ha abierto el corazón, “se convierte” y “ve lejos, ve la verdad” porque “con buena voluntad siempre se ve la verdad”. Es una verdad --ha asegurado el Papa-- que da esperanza.

De este modo, Francisco ha explicado que “la esperanza es esta virtud cristiana que nosotros tenemos como un gran don del Señor y que nos hace ver lejos, más allá de los problemas, los dolores, las dificultades, más allá de nuestros pecados”. Nos hace ver la belleza de Dios, ha indicado.

Y así, ha contando que cuando él se encuentra con una persona que tiene esta virtud esperanza y es un momento difícil de su vida --sea una enfermedad sea una preocupación por un hijo o una hija o alguno de la familia o cualquier cosa-- pero tiene esta de la virtud, en medio del dolor tiene el ojo penetrante, tiene la libertad de ver más allá, siempre más allá. Y esta es la esperanza. Y esta es la profecía que hoy la Iglesia nos dona: se necesitan mujeres y hombres de esperanza, también en medio de los problemas. La esperanza abre horizontes, la esperanza es libre, no es esclava, siempre encuentra un lugar para arreglar una situación”.

Por otro lado, el Pontífice ha subrayado que en el Evangelio, están los jefes de los sacerdotes que preguntan a Jesús con qué autoridad actúa: “No tienen horizontes”, son “hombres cerrados en sus cálculos”, “esclavos de la propia rigidez” y los cálculos humanos “cierran el corazón, cierran la libertad” mientras que “la esperanza nos hace ligeros”.

A propósito, el Santo Padre ha observado cuánto es bella la libertad, la magnanimidad, la esperanza de un hombre y una mujer de Iglesia. Sin embargo, “qué feo es y cuánto mal hace la rigidez de una mujer y de un hombre de Iglesia, la rigidez eclesial, que no tiene esperanza”.

El papa Francisco ha explicado que en este Año de la Misericordia, hay estos dos caminos: quien tiene esperanza en la misericordia de Dios y sabe que Dios es padre; Dios perdona siempre, pero todo; más allá del desierto del abrazo del Padre, el perdón. Y también, están esos que se refugian en la propia esclavitud, en la propia rigidez, y no saben nada de la misericordia de Dios. “Estos eran doctores, habían estudiado, pero su ciencia no les ha salvado”, ha advertido el Santo Padre.

Para finalizar la homilía, ha contado un hecho sucedido en 1992 en Buenos Aires, durante una misa por los enfermos. Llevaba varias horas confesando, cuando llegó una mujer muy anciana, de más de ochenta años, “con los ojos que veían más allá, con los ojos llenos de esperanza”.

Y el Papa le dijo: ‘Abuela, ¿usted viene a confesarse?’, porque él se estaba ya levantando. Y ella le respondió ‘sí’. ‘Pero usted no tiene pecados’. Y ella le dijo: ‘Padre, todos los tenemos’. ‘Pero, ¿quizá el Señor no los perdona?’ ‘Dios perdona todo’. Francisco le preguntó cómo lo sabía, y ella respondió ‘porque si Dios no perdonara todo, el mundo no existiría’.

Delante de estas dos personas --el libre, la esperanza, lo que te lleva a la misericordia de Dios y el cerrado, el legalista, el egoísta, el esclavo de la propia rigidez-- el Papa ha pedido recordar esta lección que esta anciana le dio: “Dios perdona todo, solamente espera que tú te acerques”.

 

Francisco: el trabajo no es un don para los recomendados sino un derecho para todos

En la audiencia con los grupos del 'Proyecto Policoro' el Santo Padre subraya la dignidad que llega a través del empleo

Cuando no hay trabajo se pone en riesgo la dignidad, porque la falta de trabajo no solo no te permite llevar el pan a casa, sino que no te hace sentir digno de ganarte la vida. Y hoy muchos jóvenes son víctimas de esto. Esta ha sido la advertencia que el papa Francisco ha hecho durante su discurso en el encuentro con los grupos del “Proyecto Policoro” de la Conferencia Episcopal Italiana, a quienes ha recibido este lunes por la mañana.

A propósito, ha asegurado que muchos jóvenes han dejado de buscar trabajo, resignados por los continuos rechazos o por la indiferencia de una sociedad que premia a los privilegiados habituales --aunque sean corruptos-- y se le impide a quien se lo merece. “El premio parece ir a los que están seguros de sí mismo, aunque esta seguridad se haya adquirido en la corrupción. ¡El trabajo no es un don gentilmente concedido a unos pocos recomendados: es un derecho para todos!”, ha exclamado Francisco.

El “Proyecto Policoro” nació hace 20 años con la voluntad de “encontrar respuestas al interrogante existencial de tantos jóvenes que corren el riesgo de pasar de la desocupación del trabajo a la desocupación de la vida”, tal y como ha recordado el Santo Padre. Asimismo ha asegurado que este proyecto representó desde el inicio una gran iniciativa de promoción juvenil, una verdadera ocasión de desarrollo local a dimensión nacional. “Sus ideas-fuerza han marcado su éxito: la formación de los jóvenes, el lanzamiento de cooperativas, la creación de figuras de mediación como los ‘animadores de comunidad’ y una larga serie de gestos concretos, signos visibles del compromiso de estos veinte años de presencia activa”, ha explicado el Pontífice.

Asimismo ha subrayado la importancia de la dignidad que llega a través del trabajo y ha insistido en que “cada trabajador tiene el derecho de verla tutelada, y en particular los jóvenes deben poder cultivar la confianza de que sus esfuerzos, su entusiasmo, la inversión de sus energías y sus recuerdos no serán inútiles”.

Por otro lado, ha observado que a menudo la idea del trabajo como “realización” de la persona se ha confundido con un cierto modelo de riqueza y de bienestar que empuja a ritmos deshumanos. Por eso, ha asegurado que es mejor educar a las jóvenes generaciones a buscar la justa medida. “En la escuela del Evangelio se aprende lo que es verdaderamente necesario, para que nuestra vida no se nos escape de las manos siguiendo a los ídolos de un falso bienestar”, ha indicado el papa Francisco.

Asimismo, ha asegurado que la palabra de Jesús es siempre actual, concreta, viva, capaz de tocar a todo el hombre y a todos los hombres. Y hoy nos habla también a nosotros: “nos exhorta a hacer de nuestras ideas, de nuestros proyectos, de nuestra ganas de hacer, y crear un buena noticia para el mundo”. Por ello, ha indicado a los presentes que su tarea no es simplemente ayudar a los jóvenes a encontrar una ocupación: “es también una responsabilidad de evangelización, a través del valor santificante del trabajo”. Y no un trabajo cualquiera, “no un trabajo que explota, esclaviza, humilla, mortifica, sino un trabajo que hace al hombre verdaderamente libre, según su noble dignidad”.

 

El Vaticano presenta el documento 'Identidad y misión del religioso hermano en la Iglesia'

El objetivo es subrayar la riqueza y la necesidad de todas las vocaciones en la Iglesia, especialmente la vocación a la vida religiosa laical de hombres y mujeres

La Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica ha presentado el documento “Identidad y misión del religioso hermano en la Iglesia”. Para ilustrar y dar algunas claves de lectura del texto, el cardenal Joao Braz de Aviz y monseñor José Rodríguez Carballo, prefecto y secretario de dicha Congregación han participado en una rueda de prensa que ha tenido lugar este lunes en el Vaticano.     

El cardenal Braz de Aviz ha asegurado que este documento subraya la gran riqueza y actualidad de la vocación de los hermanos. Su contenido --ha precisado-- nos parece muy válido e innovador a la luz del Concilio Vaticano II.

Asimismo, ha recordado que “la vocación del religioso hermano es, en primer lugar, la vocación cristiana. Es la llamada del Espíritu a parecerse a Cristo por la gloria del Padre y para contribuir a la edificación del Reino”.

El purpurado ha precisado que el documento indica la identidad y la misión del religioso hermano se resume en la fraternidad entendida como “don que el hermano recibe de Dios Trinidad, comunión de personas”, “don que comparte con sus hermanos en la vida fraterna en comunidad” y “don que ofrece al mundo para la construcción de un mundo de hijos de Dios y de hermanos”.                         

Al respecto ha indicado que “la fraternidad no es un simple fruto del esfuerzo personal. No se llega a ser hermano según el Evangelio por el solo deseo de serlo o por un impulso individual. La fraternidad es sobre todo un don de Dios”. El religioso hermano --ha añadido-- es uno que, seducido por el amor del Padre, se ofrece enteramente a Él, es decir se consagra sin reservas.  “Se identifica así con Jesús que en la cruz se entrega totalmente hasta dar la vida por sus hermanos, y con Jesús lava los pies a su discípulos”, ha explicado el cardenal. Asimismo, ha explicado que “el don que el religioso ha recibido se convierte en compartido en la vida fraterna en comunidad”. Y --ha agregado-- decir vida fraterna en comunidad equivale a decir relaciones armónicas entre hermanos, conocimiento recíproco, aceptación y amor, diálogo, estima mutua, apoyo mutuo, compartir los talentos, olvidarse de uno mismo, perdón, discernimiento en comunidad de la voluntad de Dios, colaboración en la misión eclesial, apertura a las necesidades de la Iglesia y del mundo, especialmente a los más necesitados.

En tercer lugar, ha indicado que “el don que el religioso hermano recibe y que comparte con sus hermanos se transforma en don que nos entrega a la misión”. Fundado en la experiencia fundamental --ha reconocido-- de sentirse con Jesús hijo amado del Padre, el religioso hermano vive en comunión con sus hermanos y proyecta su fraternidad en todas sus relaciones, en todas sus actividades y ocupaciones. Y al respecto ha asegurado que “los hermanos realizan la propia misión de contribuir a la construcción del Reino de fraternidad mediante la oración incesante, el testimonio de vida fraterna y la decisión comunitaria al servicio de la Iglesia y del mundo”.     

Por su parte, monseñor Rodríguez Carballo ha querido dar las gracias al papa emérito Benedicto XVI, porque fue él quien en el 2008 dio el primer impulso a la redacción de este documento. Y un agradecimiento también para el papa Francisco, que ya conocía el borrador del documento cuando era cardenal arzobispo de Buenos Aires y miembro de esta Congregación.

A continuación, ha explicado que “el documento tiene como objetivo subrayar la riqueza y las necesidad de todas las vocaciones en la Iglesia, especialmente la vocación a la vida religiosa laical de hombres y mujeres”. El documento --ha precisado-- se centra especialmente en lo específico de la vida religiosa laical, o porque le pertenece de forma exclusiva, o porque lo subraya de una forma especial.     

El arzobispo ha indicado que en primer lugar, el documento está destinado particular y directamente a los hermanos religiosos de los Institutos laicales, pero se extiende también a las mujeres consagradas, por la gran similitud que existe entre ambas vocaciones, y en parte también a todos los hermanos laicos de los Institutos clericales.

Por otro lado, ha querido recordar que en sus inicios la vida religiosa se proponía como la confirmación a Cristo en una vida fraterna de hermanos y hermanas consagrados especialmente por el servicio de la oración y de la misión. Con el tiempo, ha observado, “el ministerio sacerdotal adquirió cada vez más relevancia en muchos institutos de religiosos hombres, hasta el punto que superaban en número a los religiosos hermanos”. Actualmente, “los religiosos hermanos son, aproximadamente, un quinto del total de los religiosos hombres”, ha asegurado monseñor Rodríguez.                 

Para concluir, ha manifestado su deseo de que la difusión de este documento “contribuya sensiblemente a un mayor conocimiento de la vocación y misión del religioso hermano, a una mayor valoración de la misma por parte de los mismos religiosos hermanos y de toda la Iglesia; y que los religiosos hermanos, las religiosas y todos los consagrados y consagradas vivan cada vez con más fidelidad su vocación”.

 

Obispos de México: 'La presencia del Santo Padre nos confirmará en la fe, la esperanza y la caridad'

En un comunicado, la CEM manifiesta su alegría tras el anuncio oficial de la visita del papa Francisco al país

 

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) manifestó su júbilo por el anuncio que hizo el papa Francisco sobre su próximo viaje apostólico a México. La visita tendrá lugar del 12 al 17 de febrero del próximo año, en el marco del Jubileo de la Misericordia.

“En el día en que celebramos el amor y la ternura que Dios nos manifiesta en Santa María de Guadalupe, los obispos de México con gran alegría y esperanza hemos escuchado de labios del papa Francisco la confirmación de su viaje”.

En un comunicado, los prelados informaron que la Arquidiócesis Primada de México, la Diócesis de Ecatepec, la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, la Arquidiócesis de Morelia y la Diócesis de Ciudad Juárez serán las sedes que visitará el Pontífice.

“Estamos seguros que la presencia del Santo Padre nos confirmará en la fe, la esperanza y la caridad, ayudará a la Iglesia a seguir adelante en la Misión Permanente, y alentará a creyentes y no creyentes a comprometernos en la construcción de un México justo, solidario, reconciliado y en paz que haga posible a todos un desarrollo integral, respetuoso del medio ambiente”, señala el documento.

“Desde ahora ponemos en manos de Jesucristo, por intercesión de Santa María de Guadalupe, este Viaje Apostólico, e invitamos a todos a prepararnos para aprovechar las gracias que el Señor nos concederá en esos días que seguramente serán inolvidables para todos”, concluyen los obispos.

Para seguir todos los preparativos y la visita del Papa, la CEM ha puesto en marcha una página web oficial y diferentes perfiles en las redes sociales. 

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Las Puertas Santas se abren por todo el mundo

Coincidiendo con el tercer domingo de Adviento, los obispos de un confín al otro de la Tierra procedieron a la apertura de las Puertas de las Misericordia en los templos escogidos

El papa Francisco ha abierto este domingo por la mañana los batientes de la Puerta Santa de la basílica de San Juan de Letrán, su catedral. Es la tercera puerta jubilar que el Santo Padre abre de par en par, después de la de la catedral de Bangui, en la República Centroafricana, el pasado 29 de noviembre, y la de la basílica de San Pedro, el pasado 8 de diciembre.

Con este gesto simbólico, la Iglesia se encuentra sumergida de lleno en el Año Santo Extraordinario, proclamado por el Pontífice desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016, y que invita a “descubrir la presencia de Dios y su ternura de Padre”.

Francisco quiere que este acontecimiento eclesial no se celebre solo en Roma. Por eso, este tercer domingo de Adviento, llamado también domingo de Gaudete, o de la alegría, se han abierto las Puertas de la Misericordia en todas las catedrales del mundo, y en otros templos escogidos por cada obispo local. En total, podríamos estar hablando de unas 10 mil de un confín al otro de la Tierra.

El rito especial de apertura ha sido preparado por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización con la aprobación de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, y ha sido publicado en el volumen “Celebrar la Misericordia”.

El hecho de abrir una puerta con ocasión de un Año Jubilar se remonta al siglo XV. Según la descripción realizada en 1450 por Giovanni Rucellai de Viterbo, fue el papa Martín V quien, en 1423, abrió por primera vez en la historia la Puerta Santa de la basílica de San Juan de Letrán. El papa Alejandro VI, en 1499, extendió esta práctica a las cuatro basílicas mayores: San Juan de Letrán, San Pedro en el Vaticano, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.

Antes del Jubileo del año 2000, era costumbre que el Romano Pontífice abriera la Puerta Santa de la basílica de San Pedro, y después delegara en un cardenal la apertura de las puertas de las otras tres basílicas. Al comienzo del nuevo milenio, el papa Juan Pablo II procedió él mismo a la apertura y el cierre de cada una de ellas. La puerta de la basílica de San Pedro siempre ha sido la primera que se abre y la última que se cierra.

 

Toledo abre el Año Santo apostando por proyectos en favor de la mujer

Varios miles de fieles participaron en la procesión y asistieron a la apertura de la Puerta Santa de la catedral primada

El arzobispo de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez Plaza, ha inaugurado este domingo por la tarde el Año de la Misericordia al abrir solemnemente la Puerta de Reyes de la catedral, transformada en Puerta Santa. Posteriormente presidió la celebración de la eucaristía en el templo abarrotado de fieles.

La ceremonia comenzó a las cinco de la tarde en la calle de Sto. Tomé, por el obispo auxiliar, Mons. Ángel Fernández Collado, con la proclamación del Evangelio de la Misericordia y a continuación la lectura de un texto de la bula del Papa “Misericordiae Vultus”.

Desde allí partió la procesión por las calles de la ciudad imperial hasta llegar al exterior de la catedral. La participación fue masiva: alrededor de 4 mil fieles, 137 estandartes de las distintas cofradías de la diócesis, un centenar de sacerdotes y la imagen del Cristo de la Vega lograron que el día de ayer se convirtiera en histórico por la manifestación pública de fe en las calles de la ciudad.

El arzobispo de Toledo tuvo palabras en su homilía sobre el drama actual del aborto, alabando los proyectos en favor de tantas mujeres sin recursos que quieren ser madres a pesar de las contrariedades con las que se encuentran.

“La situación espiritual de los hombres y mujeres de nuestra sociedad -indicó Mons. Rodríguez Plaza- deja al borde del camino mucha gente que ha de ser ayudada a continuar la marcha. Están los que han perdido sensibilidad personal y social hacia la acogida de una nueva vida. Algunos viven el drama del aborto con una conciencia superficial, casi sin darse cuenta el gravísimo mal que comporta un acto de este tipo. Otros muchos, en cambio, incluso viviendo ese momento como una derrota, consideran no tener otro camino donde ir. Pienso en las mujeres que recurren o pueden recurrir al aborto. Hay que conocer bien los condicionamientos que las condujeron a tal decisión; muchos de ellos son profundamente injustos. ¡Qué bien el Proyecto Mater! ¡Qué bien tantos proyectos de nuestra Iglesia, conocidos o no, en favor de los que nada tienen y esperan poco. Gracias queridos hermanos diocesanos que cada vez queréis implicaros más en devolver la dignidad a todos ser humano”.

El Proyecto Mater es una iniciativa de la Archidiócesis de Toledo que intenta ser la respuesta de la Iglesia a las necesidades de las madres en riesgo de abortar y en situaciones de especial dificultad. También busca ayudar y asesorar a las mujeres que lo están pasando mal por haberse visto abocadas al aborto.

Los otros templos establecidos en la diócesis para ganar la indulgencia plenaria con motivo del Año de la Misericordia son la Basílica de Ntra. Sra. del Prado de Talavera de la Reina, el Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe y el Santuario del Sto. Cristo de Urda.

 

Cardenal Urosa: "El país ha querido marcar un cambio de rumbo"

En una entrevista, el purpurado venezolano pide al presidente Maduro rectificar y a la oposición humildad tras los resultados de las elecciones del pasado 6 de diciembre

El cardenal Jorge Urosa Savino pidió este domingo al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que escuche la decisión de los ciudadanos en las elecciones parlamentarias, y que rectifique en las políticas que han llevado a la nación a la situación actual.

En una entrevista con el canal privado Televen, el arzobispo de Caracas indicó que “la conducta del jefe de Estado es de escuchar al pueblo”. “El pueblo habló, dijo: ‘no queremos este camino, queremos un sistema político distinto'. Usted debe rectificar”, añadió.

Para el purpurado venezolano, el resultado de las elecciones del pasado 6 de diciembre, que dieron la mayoría de los escaños de la Asamblea Nacional a la oposición, pone de manifiesto que “el país ha querido marcar un cambio de rumbo”.

“El rumbo que el Gobierno le ha marcado a Venezuela es un rumbo que nos está llevando al desabastecimiento, a la carestía, a una inflación absolutamente exorbitante, y el pueblo está rechazando eso, el pueblo esta rechazando las colas de cinco, siete, y diez horas para conseguir la harina”, manifestó el cardenal Urosa.

Asimismo, dijo que los líderes de la oposición deben “con una gran humildad hacer lo posible por procurar resolver los problemas actuales que agobian al pueblo venezolano”.

Preguntado sobre la propuesta opositora de aprobar una ley de amnistía, el arzobispo de Caracas reiteró su respaldo a esta iniciativa, ya que “hay una gran cantidad de personas que están sometidas a prisión por delitos conectados con acciones políticas”. Se trata de opositores que, a su juicio, “están presos injustamente”.

Por último, el purpurado llamó “a la calma, a la sensatez, a la ecuanimidad, para evitar la violencia”. “El discurso violento genera violencia”, recordó, al tiempo que invitó a Maduro a “promover la convivencia entre todos los venezolanos”.

Medicina regenerativa y reparadora, la gran esperanza terapéutica del siglo XXI

Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia

Que la medicina regenerativa y reparadora es, y sobre todo puede ser, la gran esperanza terapéutica del siglo XXI en el que estamos, parece admitido por la gran mayoría de los expertos dedicados a estos temas. En este sentido, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, en su Informe  2020: Una Nueva Visión. El futuro de la Medicina Regenerativa, define a ésta como  «el paso inmediato de los tratamientos médicos» y predice que la medicina regenerativa será la «vanguardia del cuidado de la salud de este siglo XXI» (JAMA 313; 1413-1414, 2015). Pero estas prácticas médicas implican problemas éticos que merecen ser considerados.

Normalmente todo nuestro tejido celular y orgánico con el paso del tiempo se va deteriorando. A esta degradación fisiológica normal, se le puede añadir la degradación patológica inherente a las enfermedades que podemos ir sufriendo y que hace que nuestros órganos se deterioren.

Dicho deterioro puede acompañarse de trastornos funcionales de los órganos afectados que pueden comprometer nuestra salud, y en ocasiones, si no se resuelve, incluso llevar a la muerte.

Por ello, se plantea la necesidad de reparar los órganos afectados, objetivo que se puede conseguir o bien sustituyendo el órgano lesionado por un trasplante o bien tratando de regenerarlo.

Esta segunda posibilidad da pie a la denominada medicina regenerativa y reparadora.

Los órganos afectados se pueden esencialmente reparar por dos mecanismos, activando su propio sistema de reparación, o tratando de hacerlo por procedimientos externos, esto es por la denominada terapia celular, que esencialmente consiste en transferir al órgano lesionado células sanas de su propia estirpe que puedan regenerar el tejido dañado. Aquí nosotros vamos a denominar a las células transferidas, células reparadoras.

Las células reparadoras y su valoración ética

Para conseguir los objetivos reparadores, lo primero que hay que lograr es producir u obtener células del tejido del órgano afectado; si por ejemplo, es el corazón, células cardiacas, que son las que podrían transferirse al corazón lesionado.  En función de dónde se obtengan las células reparadoras será la valoración ética que estas prácticas merezcan.

Las células reparadoras esencialmente se pueden obtener de tres orígenes: células madre embrionariascélulas madre adultas o células adultas reprogramadas, las denominadascélulas  iPS, por las siglas en inglés definidoras del proceso reprogramador.

Vamos en primer lugar a referirnos a estas últimas, las células iPS. Las células adultas de nuestro organismo, por ejemplo las células de piel, son células completamente diferenciadas para cumplir el fin que tienen determinado, y ya no pueden hacer, y ya es suficiente, nada más. Pero estas células pueden ser desdiferenciadas hasta ir adquiriendo características similares a las células madre embrionarias, pero sin llegar a ser células embrionarias. A estas células indeferenciadas, similares a las células madre embrionarias, es a las que se denominan células iPS. A uno de los investigadores que pusieron a punto este proceso de desdiferenciación, Shinya Yamanaka, se le concedió el premio Nobel de Medicina en el año 2012, lo que refleja la importancia que a este logro se le atribuyó.

Pues bien, de las células madre embrionarias, de las madre adultas y de las células iPS, sometidas a procedimientos técnicos concretos, se pueden obtener células de prácticamente todo tipo de tejidos, son las que aquí hemos denominado células reparadoras, y con ellas se podrán reparar los órganos lesionados.

Indudablemente no podemos, y creemos que no procede, comentar las técnicas que todos estos procedimientos metodológicos conllevan, solo nos detendremos a evaluar cómo afecta éticamente a su uso la fuente de donde se obtienen las células reparadoras, las que se van a utilizar para regenerar el órgano lesionado.

Hemos dicho que se pueden obtener de las células madre embrionarias, de las células madre adultas y de las células iPS. Las células madre embrionarias se obtienen de embriones de 60 a 200 células, blastocistos, que hay que destruir para obtenerlas. Consecuentemente si se utilizan células madre embrionarias, el que haya que destruir embriones humanos para obtenerlas afectará a la eticidad de todo lo que posteriormente se realice con dichas células. Es decir, cualquier logro que se consiga utilizando células madre embrionarias será éticamente negativo, por muy positivo que sea el fin para el que se utilicen, aunque sea reparar un órgano lesionado de un individuo adulto. El fin nunca justifica los medios utilizados para conseguirlo.

El uso de las células reparadoras obtenidas de cualquiera de las otras dos fuentes de células madre, las adultas y las iPS, no conlleva ninguna dificultad ética, pues para obtenerlas no hay que destruir embriones humanos, que es la razón última del por qué no se puede utilizar éticamente las células madre embrionarias.

Resumiendo:  a) la medicina regenerativa y reparadora puede ser una importante arma terapéutica del siglo XXI en el que estamos; b) la eticidad de estas prácticas esta condicionada por el tipo de células madre que se utilicen para obtener las células reparadoras y c) consecuentemente, sean éticamente admisibles todas las prácticas que utilicen células madre adultas o iPS y no serán éticamente aceptables las que usen células madre embrionarias, pues su obtención conlleva ineludiblemente destruir embriones humanos, algo éticamente inaceptable.

Justo Aznar

Observatorio de Bioética

Universidad Católica de  Valencia

justo.aznar@ucv.es

 

El Estado Islámico ordena asesinar a los recién nacidos con discapacidad

Algunos de los métodos empleados son la asfixia o la inyección letal

El autodenominado Estado Islámico ha ordenado “matar a los recién nacidos con síndrome de Down y malformaciones congénitas y a los menores de edad discapacitados”. Dicha orden, promulgada por los clérigos encargados de interpretar la sharia, o ley islámica, en la segunda ciudad de Irak, Mosul, autoriza a sus militantes a quitar la vida a todos los bebés que presenten discapacidad por considerar que la mayoría son hijos de combatientes extranjeros que residen en la zona y mujeres iraquíes, sirias y asiáticas.

La fatwa, o edicto religioso, promulgada por el juez de origen saudí Abu Said Al Jazraui ya se está aplicando en la citada localidad iraquí. Según ha trascendido, en los últimos días, 38 recién nacidos de entre una semana y tres meses han sido asesinados con inyecciones letales o asfixiados tras el diagnóstico médico. El decreto también ha sido puesto en práctica en otras zonas del autoproclamado Califato.

No es la primera vez que estos pequeños indefensos se sitúan en el punto de mira de la organización que dirige Abu Bakr al-Baghdadi. El Comité de la ONU para los Derechos del Niño alertó el pasado mes de febrero del uso de menores de edad discapacitados como escudos humanos y terroristas suicidas por parte del grupo fundamentalista. 

En su informe, la ONU también denunció el asesinato de niños, especialmente de aquellos que pertenecen a minorías étnicas o religiosas. En concreto, habla de decapitaciones, crucifixiones y menores enterrados vivos. Además, los expertos acusaron al Estado Islámico de raptar y convertir a las niñas cristianas o yazidíes en esclavas sexuales.

 

Beato Carlos Steeb - 15 de diciembre

«De origen luterano, al convertirse fue repudiado por su familia. Cofundador del Instituto de Hermanas de la Misericordia. Conocido como la mamá y el samaritano de Verona por sus desvelos y ternura con los enfermos»

Nació en Tübingen, Alemania, el 18 de diciembre de 1773 en un hogar de prósperos comerciantes de lana. Su familia era luterana de gran influencia y reconocimiento social porque su padre se ocupaba de la administración de las posesiones del duque de Württemberg. Además, su abuelo paterno había ocupado puestos relevantes en la ciudad. Su infancia estuvo marcada por la sucesiva muerte de sus hermanos, seis de los cuales no sobrevivieron a los primeros años de vida, quedándole solo una hermana. A su padre estas pérdidas le afectaron sobremanera. Pero a Carlos las desgracias familiares le enseñaron el valor de la paciencia y de la generosidad; hicieron de él una persona indulgente y comprensiva. Su madre, una mujer fuerte, influyó en su formación.

Recibió una esmerada educación humanística en su ciudad y con 16 años fue enviado a estudiar a París, pero la enrarecida situación política que culminó en la Revolución aconsejó su salida del país en 1791 y regresó a su hogar. Al año siguiente se trasladó a Verona con la misma idea que guió su viaje anterior: consolidar el aprendizaje de idiomas e irse introduciendo en el mundo de los negocios textiles, aprovechando las excelentes relaciones de su padre. Su madre, férrea luterana, temía el influjo que podían tener en él los católicos. Y no se equivocó. La Providencia había guiado los pasos de Carlos, porque fue allí donde su contacto habitual en foros donde existía una viva presencia eclesial le atrajo al catolicismo.

Hasta ese momento había sido un fiel luterano, como toda su familia, pero se encontró con muchas preguntas sobre la fe católica y la protestante. Leyó, reflexionó y tras encomendarse a María y aceptar la dolorosa ruptura que impuso su familia, que rechazó su decisión y le cerró las puertas del hogar por completo, en septiembre de ese mismo año 1792 se convirtió. Quedaba sin recursos económicos, desamparado en un país lejano al suyo. Pero era más fuerte su convicción espiritual y no le faltó la ayuda de amigos religiosos que habían apreciado ya sus muchas virtudes.

Ingresó en el Oratorio de san Felipe Neri y fue ordenado sacerdote el 8 de septiembre de 1796. Verona era invadida y saqueada por las tropas napoleónicas. Y Carlos, a sus 24 años, influenciado por el testimonio del padre Pietro Leonardi, artífice de la «Fraternidad evangélica de sacerdotes y laicos hospitalarios», se implicó de lleno en acciones caritativas de asistencia y consuelo a enfermos, heridos de guerra, mutilados y moribundos, sin tener en cuenta sus ideologías y bandos en los que luchaban. Además, se volcó con los «sin techo», abandonados y faltos de trabajo para elemental sustento.

Su dominio de lenguas le permitió ser un providencial traductor de emociones y necesidades. Hombres, mujeres, ancianos, niños, los huérfanos, todos sintieron el calor de su ternura y la generosidad que brotaba de él a manos llenas, hasta el borde del agotamiento. Su estrecho contacto con los enfermos hizo que contrajese el tifus, y pensando que llegaba su fin redactó su testamento. Estaba dispuesto a morir. Pero el padre Bertolini, su director espiritual, vaticinó: «No es tu hora, el Señor espera algo grande de ti».

Fue profesor de teología en el seminario de Verona y también en colegios de Alemania y de Francia, pero su vocación a paliar las carencias humanas, que tanto sufrimiento reportan, alimentaban sus súplicas a la Santísima Trinidad. Y en torno a 1835 compartió el sueño que tenía de poner en marcha una fundación destinada a la asistencia de los que padecen con una veronesa que dirigía espiritualmente: la beata Vincenza Luigia Poloni. «Hija mía, el Señor la quiere fundadora de un Instituto de Hermanas de la Misericordia, ninguna dificultad la atemorice o la detenga, para Dios nada es imposible», le dijo. Como le sucedió a Carlos, ella había perdido a nueve de los doce hermanos que nacieron en su hogar, una familia de farmacéuticos, negocio en el que trabajaba. Cuando conoció al beato en 1821 ya pensaba ser religiosa. Así que, alentada por él, y mostrando su plena disponibilidad, se unió a unas cuantas mujeres dispuestas a entregar su vida junto a los que sufren, en los que veían el rostro de Jesucristo, y en 1840 dieron origen a ese Instituto.

A la muerte de su hermana el padre Steeb heredó los bienes de la familia, y pudo ayudar económicamente a la fundación, aunque tuvo que afrontar muchos contratiempos y críticas malsanas. Entonces ya se hallaba muy agotado físicamente; estaba enfermo. Siguieron llenando su vida los constantes desvelos por los necesitados, al punto que fue denominado «mamá» de los enfermos por su trato hacia ellos, plagado de ternura. Y de hecho, por esta acción fue galardonado por el emperador de Austria con la Cruz de Oro. También se le ha denominado el «samaritano de Verona»

Fue un gran director espiritual y apóstol ejemplar. No perdió ocasión para animar a los jóvenes en la búsqueda del ideal religioso. La última etapa de su vida atendió a sus hijas, las formó y las acompañó en la senda incomparable de la caridad, prestando servicio junto a ellas con el lema: «Servir al hombre en humildad, simplicidad, caridad por el solo amor a Dios». Llegó a conocer la expansión del Instituto dentro y fuera del país. Vincenza le antecedió en su ingreso en el cielo, falleciendo de forma inesperada con 53 años el 11 de noviembre de 1855. Él murió el 15 de diciembre de 1856 a la edad de 83 años dejando a sus hijas este postrer testamento con su bendición: «la unión, la paz, la obediencia, y los enfermos…». Fue beatificado por Pablo VI el 6 de julio de 1975.