¿Quién no ha visto el cortometraje de animación Cuerdas? ¿Quién no ha oído hablar de él o lo ha recibido por Internet o…? Muchas personas lo conocieron antes de tiempo porque alguien, indebidamente, lo colgó en la red y lo puso al alcance de todo el mundo. Tal vez con buena voluntad mal entendida. ¡Era tan bonito…! Tan bonito era que, así, se privó al autor de muchos reconocimientos merecidos; de la aceptación en algunos festivales –porque ya había sido publicado–; de la rentabilidad económica justa, acorde con su difusión y visionado. Es verdad que recibió el Premio Goya al mejor cortometraje de animación; la Biznaga de Plata en el Festival de Cine Español de Málaga; el Remi de bronce en el Worldfest-Houston Internacional Film & Video Festival de EE. UU.; el Premio especial Denis Rafter y el Premio especial Signis España en el Festival Internacional de Cine Educativo y Espiritual de Ciudad Rodrigo…

Ahora, película y cuento

El cortometraje Cuerdas está en cuento y DVD, de modo que podemos disfrutar de la película y de la lectura niños y mayores. Son diez minutos de una historia conmovedora, tierna, profunda, humanísima. ¿Triste? Sí, pero con un pellizco de tristeza que encierra aún mayor alegría, porque toca por dentro las mejores fibras del ser humano.

La historia es sencilla: A la escuela-orfanato llega un nuevo compañero, un poco especial en su silla de ruedas. María, una niña alegre y creativa, se convierte en su amiga y mejor entrenadora para mejorar su movilidad. …Y hasta aquí puedo leer. Lo demás queda para la emoción del espectador o del lector.

Una dedicatoria que lo explica todo

Tal vez algunos recuerden la dedicatoria del director y guionista, Pedro Solís, al recibir el premio Goya. Esa misma dedicatoria figura al final del cortometraje y del cuento, y merece la pena recogerla porque hace comprender muchas cosas:

“A mi hija Alejandra, por inspirarme esta historia.
A mi hijo Nicolás, ojalá nunca me hubieses inspirado esta historia.
Te lo dedico a ti, Lola, por todo lo que no has llorado delante de mí”.

Hay verdad y vida hay detrás de Cuerdas, aunque sea como fuente de inspiración. Por esa misma razón, el 15 por ciento de los beneficios de las ventas se destina a la Fundación NIPACE (Niños con Parálisis Cerebral). Pero no es sólo una cuestión humanitaria o solidaria la que anima, sino su calidad cinematográfica, guión, personajes, humor, sensibilidad, ritmo, mensaje. Para mayores y para pequeños. Especialmente para educadores que quieran transmitir valores. Merece la pena.