El papa Francisco ha vuelto a llamar este sábado a la comunidad
de las Madres Carmelitas Descalzas de Lucena. Como en ocasiones
anteriores, el Santo Padre ha enviado su cariño, cercanía y
recuerdo afectuoso a los habitantes de la citada localidad
cordobesa.
Además, el Pontífice ha advertido que “el demonio
entra por el bolsillo”, en referencia a la excesiva dependencia
monetaria que tiene el mundo actual, según ha referido el
vicario episcopal David Aguilera Malagón a un periódico local.
El convento de San José, situado al sur de España, se hizo
famoso en todo el mundo el pasado 31 de diciembre de 2014,
cuando el Santo Padre dejó un mensaje en el contestador
automático de las religiosas de clausura (tres de nacionalidad
argentina, una venezolana y una española). Las palabras que el
Pontífice dejó en el buzón de voz fueron: “¿Qué estarán haciendo
estas monjas que no pueden atender? Soy el papa Francisco y
quería saludarlas en este fin de año. Voy a ver si más tarde las
puedo llamar. Que Dios les bendiga”.
La relación de Jorge Mario Bergoglio con las tres religiosas
argentinas data de cuando el Papa actual era arzobispo de Buenos
Aires. “Siempre llamaba al convento pidiendo oraciones y se
interesaba por nosotras, aunque nunca hubo un trato directo y
personal”, explicó en su momento la superiora de origen
argentino, sor Adriana de Jesús Crucificado. A pesar de ello,
surgió una amistad que se ha mantenido con el paso del tiempo a
través del teléfono, cartas y felicitaciones con motivo de la
Navidad.
El Papa recibe al Pontificio Seminario Lombardo y les
recuerda que solo puede anunciar palabras de vida quien hace de
la propia vida un diálogo constante con la Palabra de Dios
El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia al
Pontificio Seminario Lombardo en Roma, con motivo del cincuenta
aniversario de esta sede. Tal y como ha recordado en su
discurso, el beato Pablo VI bendijo el Seminario Lombardo el 11
de noviembre de 1965, para que esta casa fuera habitada al
terminar el Concilio Vaticano II, en el cual los Padres
percibieron intensamente “derrumbadas las murallas que por mucho
tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada,
había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo
nuevo”.
Así, ha observado el Santo Padre, en los “años romanos” que
no solo son de estudio, sino de verdadera y propia formación
sacerdotal, también “vosotros os preparáis para actuar en ese
impulso del Espíritu, para ser futuro de la Iglesia, según el
corazón de Dios; no según las preferencias de cada uno o las
modas del momento, sino como el anuncio del Evangelio pide”.
Para prepararse bien –ha advertido– es necesario un trabajo
profundo, pero sobre todo una conversión interior, que
cotidianamente arraiga el ministerio en la primera llamada de
Jesús y lo revive en la relación personal con Él. De este modo,
el Santo Padre ha propuesto a los presentes el modelo de san
Carlo Borromeo, quien presentó su vida como un constante
movimiento de conversión, dirigida a reflejar la imagen del
pastor.
Asimismo, ha precisado que son “herederos y testigos de una
gran historia de santidad, que arraiga sus raíces en vuestros
patrones, los obispos Ambrosio y Carlo, y en tiempos más
recientes ha visto, también entre los alumnos, tres beatos y
siervos de Dios”. Y esta es la meta a la que tender, ha
exclamado el Santo Padre.
En esta línea, el Pontífice ha asegurado que a menudo aparece
en el camino una tentación que hay que rechazar: la de la
normalidad, de una pastor al que le basta una vida “normal”.
Entonces, este sacerdote “comienza a contentarse con algunas
atenciones que recibe, juzga el ministerio en base a sus éxitos
y se encuentra en la búsqueda de lo que le gusta, volviéndose
tibio y sin verdadero interés por los otros”. Por ello, el Santo
Padre ha recordado que la “normalidad” para nosotros es sin
embargo la santidad pastoral, el don de la vida. “Si un
sacerdote elige ser solo una persona normal, será un sacerdote
mediocre, o peor”, ha observado.
El papa Francisco ha asegurado que solo puede anunciar
palabras de vida quien hace de la propia vida un diálogo
constante con la Palabra de Dios, o, mejor, con Dios que habla.
Por otro lado, también ha subrayado que la evangelización hoy
parece llamada a tener que recorrer nuevamente precisamente el
camino de la sencillez. “Sencillez de vida, que evite toda forma
de duplicidad y mundanidad, que baste la comunión genuina con el
Señor y con los hermanos; sencillez de lenguaje: no predicadores
de doctrinas complejas, sino anunciadores de Cristo, muerto y
resucitado por nosotros”.
Finalmente, otro aspecto que ha abordado en su discurso ha
sido la necesidad del contacto y la cercanía con el obispo para
ser un buen sacerdote. “La característica del sacerdote
diocesano es precisamente la diocesanidad, y la diocesanidad
tiene su piedra angular en la relación frecuente con el obispo,
en el diálogo y en el discernimiento con él”. En este línea ha
advertido que un sacerdote que no tiene una relación asidua con
su obispo lentamente se aísla del cuerpo diocesano y su
fecundidad disminuye, precisamente porque no ejercita el diálogo
con el padre de la diócesis.
Para concluir, el Santo Padre ha deseado a los presentes que
cultiven la belleza de la amistad y el arte de establecer
relaciones, para crear una fraternidad sacerdotal más fuerte de
las diferentes particularidades.
El motivo del viaje es la conmemoración del 500º aniversario
de la Reforma
El papa Francisco va a participar en una ceremonia conjunta
entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial para
conmemorar el 500° aniversario de la Reforma, que se celebrará
en Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016.
Será el segundo Pontífice en visitar esta nación. El primero
fue san Juan Pablo II, que desde el 8 al 10 de junio de 1989,
visitó Noruega, Islandia, Finlandia, Dinamarca y Suecia.
De este modo, el Santo Padre, el obispo Dr. Munib A. Younan,
presidente de la Federación Luterana Mundial, y el Rev. Dr.
Martin Junge, secretario general de la misma federación,
presidirán una conmemoración ecuménica en colaboración con la
Iglesia de Suecia y la diócesis católica de Estocolmo.
En un comunicado conjunto de la Federación Luterana Mundial (LWF)
y del Pontificio Consejo Para la Promoción de la Unidad de los
Cristianos explican que esta conmemoración “dará particular
importancia a los sólidos progresos ecuménicos entre católicos y
luteranos y a los dones recíprocos derivados del diálogo”.
“La Federación Luterana Mundial se prepara para conmemorar el
aniversario de la Reforma en un espíritu de responsabilidad
ecuménica”, afirma el secretario general del LWF. “Estoy
profundamente convencido de que esforzándonos por lograr la
reconciliación entre luteranos y católicos, trabajamos por la
justicia, la paz y la reconciliación en un mundo arrasado por
los conflictos y la violencia”.
Por su parte, el cardenal Koch, presidente del Pontificio
Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos
explica: “Concentrándose juntos sobre la centralidad de la
cuestión de Dios y sobre una actitud cristocéntrica, los
luteranos y los católicos tendrán la posibilidad de celebrar una
conmemoración ecuménica de la reforma, no sencillamente de forma
pragmática, sino con un sentido profundo de la fe en Cristo
crucificado y resucitado”.
“La situación ecuménica en nuestra parte del mundo es única e
interesante. Espero que tal encuentro nos ayude a mirar al
futuro de tal forma que seamos testigos de Jesucristo y de su
Evangelio en nuestro mundo secularizado”, afirma Anders
Arboreluis OCD, obispo de la Iglesia Católica en Suecia.
El evento, que está previsto que se celebre en Lund, se
enmarca en el proceso de recepción del documento de estudio
From Conflict to Communion, (Del
conflicto a la comunión) publicado en 2013, que desde
entonces ha sido ampliamente difundido entre las comunidades
luteranas y católicas. El documento es el primer intento de las
dos partes de describir juntos, a nivel internacional, la
historia de la Reforma y sus intenciones.
El obispo Juan José Aguirre Muñoz cuenta cómo unos
asaltantes a una parroquia se detuvieron al escuchar que lo que
iban a robar eran regalos de Francisco
“Incluso los rebeldes del LRA se detienen ante el nombre del
Papa Francisco. Cuando un seminarista de la parroquia de San
Andrés ha dicho a los rebeldes ugandeses que el coche y el
ordenador eran un regalo del Papa, no los han tocado”, afirma a
la agencia Fides monseñor Juan José Aguirre Muñoz, obispo de
Bangassou. En esta diócesis se encuentra la parroquia de San
Andrés de Bakouma, en el sureste de la República Centroafricana.
El pasado 21 de enero fue atacada por un grupo de rebeldes del
LRA (Ejército de Resistencia del Señor), una formación de origen
ugandés que desde hace años siembra el terror en esta zona de
Centroáfrica.
“Los asaltantes eran una docena, en su mayoría ugandeses, que
hablaban en swahili y en inglés, tanto es así que necesitaban un
intérprete. Golpearon al seminarista presente y a las hermanas
de una orden mexicana que prestan su servicio en la parroquia”,
ha contado el obispo español a Fides. Y añade: “permanecieron en
la parroquia y en la casa de las religiosas aproximadamente 2 ó
3 horas y luego se marcharon sin saquear la aldea. Se han
llevado radios, dinero, alimentos, medicinas e incluso ropa
interior, y han destruido algunas puertas y muebles. Ya he
enviado carpinteros para arreglar todo”.
Tal y como se recuerda, en Bakouma no están presentes ni los
militares, ni la Minusca (Misión de la ONU en África Central),
ni tampoco las fuerzas especiales ugandesas y estadounidenses
enviadas a la zona para detener al LRA. De este modo, monseñor
Aguirre explica que “la Minusca ha enviado una misión para
investigar lo ocurrido. Incluso los estadounidenses que están en
Obo, han enviado un helicóptero patrulla. Aun así nos ha dado la
impresión de que tanto el ejército ugandés como los
estadounidenses sabían que nuestra parroquia iba a ser atacada”.
El prelado concluye observando que “en cualquier caso, la vida
de la parroquia continúa, las hermanas se han mantenido en su
lugar como verdaderas columnas de fe y de la misión”.
El Pontífice visitó la República Centroafricana del 29 al 30
del pasado mes de noviembre. Era la última etapa de un viaje que
le llevó también a Kenia y Uganda. El viaje a este país,
periferia africana, estuvo marcado por la apertura de la Puerta
Santa de la catedral de Bangui, como un anticipo del Año Jubilar
de la Misericordia.
Antes del rito de la apertura, el santo padre Francisco
aseguró, provocando una gran emoción que, en ese momento, Bangui
se convertía en capital espiritual del mundo. Y señaló que el
Año Santo de la Misericordia llegaba con antelación a esta
tierra, “una tierra que sufre desde hace años la guerra, el
odio, la incomprensión, la falta de paz. En esta tierra
sufriente también están todos los países del mundo que están
pasando por la cruz de la guerra”. Bangui –insistió– se
convierte en la capital espiritual de la oración por la
misericordia del Padre. Todos nosotros pedimos paz,
misericordia, reconciliación, perdón, amor. Por Bangui, por toda
la República Centroafricana y por todos los países del mundo que
sufren la guerra, pedimos la paz.
El papa Alejandro VI concedió al monarca y a su esposa el
título de “católicos” en una bula de 1496
El Ayuntamiento de Granada, junto a la Real Academia de
Bellas Artes y la Capilla Real, han organizado una serie de
actividades con motivo del V Centenario de la muerte del rey
Fernando el Católico, cuyo restos reposan en la ciudad andaluza.
El programa previsto arrancó el pasado viernes, víspera del
fallecimiento del monarca, quien murió el 23 de enero de 1516 en
Madrigalejo. Ese día la Capilla Real de Granada, depositaria de
sus restos mortales junto a los de la reina Isabel la Católica,
acogió el concierto “Ofrenda musical”, que contó con la Cátedra
Manuel de Falla de la Universidad de Granada y la interpretación
de música gregoriana y polifónica de la época.
Según adelantó el capellán real de Granada, Manuel Reyes, el
sábado se celebró un solemne funeral en memoria de Fernando II
de Aragón. A lo largo de 2016, se espera que la Capilla Real
pueda dar por concluidas las obras de rehabilitación de sus
exteriores, iniciadas en 2006, y hacerlo coincidir con este
quinto centenario.
Del 12 al 15 de abril, se celebrará un ciclo de conferencias
dedicadas al monarca, organizadas por la Real Academia de Bellas
Artes. Y al día siguiente, la Capilla Real volverá a acoger un
concierto de polifonía sacra con música de los tiempos del rey
Fernando el Católico. También se organizarán visitas escolares
relacionadas con la efemérides, a las que se sumarán actividades
de las bibliotecas municipales.
Asimismo, se prevé un ciclo de cine que repase la filmografía
relacionada con los Reyes Católicos, que el Festival
Internacional de Música y Danza los recuerde y una posible
exposición que ponga el broche al quinto centenario.
Fernando II de Aragón, esposo de Isabel I de Castilla, ha
pasado a la historia como un gobernante que supo acordar, pactar
y pacificar. Los Reyes Católicos trabajaron juntos para unificar
sus dominios y fomentar su desarrollo. Su reinado también se
caracterizó por culminar la Reconquista con la Toma de Granada.
En 1492, Cristóbal Colón, un marino con nuevas teorías
geográficas, se presentó a los monarcas, pidiéndoles apoyo
económico para navegar hacia las Indias por Occidente. Fernando
e Isabel ayudaron a Colón en la empresa, que culminaría con el
descubrimiento de un “Nuevo Mundo”. La hazaña del navegante
genovés permitió la expansión extraeuropea de la Corona española
y la evangelización de los naturales de América. Fue el papa
Alejandro VI quien concedió a los Reyes el título de “católicos”
en una bula de 1496.
Fernando II de Aragón falleció en 1516 en la localidad
extremeña de Madrigalejo y su cadáver fue llevado junto al de su
mujer Isabel a la Capilla Real de Granada el 10 de noviembre de
1521.
El arzobispo Claudio Maria Celli, la película “Francisco, el
padre Jorge”, el programa “En la tuya o en la mía” de Bertín
Osborne y la campaña #MIGRANITOPORCHINA de AIN son algunos de
los galardonados
La Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social (CEMCS)
ha entregado este lunes los Premios ¡BRAVO! 2015, que se
conceden anualmente, en un acto que ha tenido lugar en la sede
de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
El jurado, reunido en Madrid el 2 de diciembre de 2015,
otorgó estos galardones con el fin de “reconocer, por parte de
la Iglesia, la labor meritoria de todos aquellos profesionales
de la comunicación en los diversos medios, que se hayan
distinguido por el servicio a la dignidad del hombre, los
derechos humanos y los valores evangélicos”, ha señalado la CEE
en un
comunicado.
La ceremonia ha estado presidida por el cardenal Ricardo
Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia
Episcopal Española, acompañado por el nuncio apostólico de Su
Santidad en España, Mons. Renzo Fratini; el presidente de la
CEMCS, Mons. Ginés García Beltrán; el obispo de Lleida, Mons.
Salvador Giménez; el obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio
Munilla; y el obispo emérito de Lleida, Mons. Joan Piris, que
ejerció de presidente del jurado de los premios. Además, en la
sala de la Asamblea Plenaria, donde se ha celebrado la entrega,
se encontraba el sacerdote y periodista José María Gil Tamayo,
secretario general y portavoz de la CEE.
El presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones
Sociales, Mons. Claudio Maria Celli, ha dado las gracias en
nombre de todos los premiados. En su discurso, ha puesto la
mirada en el Mensaje del Papa para la Jornada de las
comunicaciones sociales. “Los comunicadores debemos ser voz de
los débiles. Voz de los sin voz. Este año el papa Francisco ha
unido comunicación y misericordia. Debemos ofrecer la verdad con
la ternura de Dios”, ha dicho.
El arzobispo italiano, que estuvo 30 años de servicio en
China, también ha dedicado unas palabras a la Iglesia que
peregrina en el gigante asiático. “La Iglesia en China nos da un
testimonio profundo de fe. Recuerdo que había un obispo chino,
consagrado de forma ilícita, y que pedía al Papa ser reconocido.
Hubo un momento en el que el Papa quiso hacerlo y le envió la
cruz pectoral y el anillo. Entonces, los obispos no podían
mostrarlo en público, por lo que decidió llamar a todos sus
curas y les mostró su cruz y se la colgó al cuello. Les mostró
su anillo y se lo puso en el dedo. Me contaron que todos los
curas lloraron, porque en ese gesto habían comprobado que había
una comunión plena entre su obispo y Pedro”, ha relatado Mons.
Celli, al tiempo que ha asegurado que “esta es la Iglesia en
China, una Iglesia preciosísima”.
Por su parte, el obispo de Guadix-Baza y presidente de la
CEMCS, Mons. Ginés García Beltrán, ha afirmado que “es
aspiración de la Iglesia ser lugar de encuentro, hogar en el que
se comparten buenas noticias, y se premian las buenas acciones.
Con ese deseo nos acoge hoy esta Casa de la Iglesia”.
“Desde la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación, con
los premios ¡Bravo!, queremos honrar una comunicación al
servicio de los demás, que pone en alta voz a aquellos que no
tienen voz; que busca llevar la alegría, el entretenimiento, la
verdad y el descanso a las personas. Buscamos premiar a quienes
realizan este servicio en la sociedad, a quienes ofrecen motivos
para continuar en el camino, a quienes encienden luces para
iluminar la oscuridad, a quienes ofrecen una chispa en donde
abunda la tristeza, en definitiva, a quienes dan esperanza”, ha
subrayado Mons. García Beltrán.
La CEE ha otorgado el ¡Bravo! Especial al presidente del
Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Mons.
Claudio Maria Celli. Además, los obispos españoles han premiado
al conocido presentador y cantante Bertín Osborne, por el
programa “En la tuya o en la mía” de TVE, con el Premio ¡Bravo!
2015 de Televisión; al corresponsal de ABC en Londres, Luis
Ventoso, con el de Prensa; y al redactor de RNE, el periodista
Luis Manuel Fernández Iglesias, en la categoría de Radio.
En el ámbito cultural, el Premio Bravo! de Cine ha recaído en
la película “Francisco, el padre Jorge”; el de Música ha sido
concedido al concursante de la adaptación española del exitoso
formato holandés The Voice, el padre redentorista
Damián María; y el galardón de Publicidad ha sido para la
campaña #MIGRANITOPORCHINA de la fundación pontificia Ayuda a la
Iglesia Necesitada (AIN).
Por último, la CEE ha reconocido a la plataforma digital
CineyFe.com con el Premio ¡Bravo! de Nuevas Tecnologías y a la
diócesis de Ávila en la categoría de “Trabajo diocesano en
medios de comunicación”, por su labor informativa durante el V
Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús.
Durante la ceremonia de entrega, el director de la película
sobre el papa Francisco ha dedicado el galardón a Jorge Mario
Bergoglio y el padre Damián ha entonado una oración con ritmos
flamencos en recuerdo de su abuela, que era cantaora. El acto ha
concluido con las palabras de agradecimiento del cardenal
Blázquez a los premiados y asistentes.
El Jurado para la concesión de estos Premios ¡Bravo! ha
estado compuesto por Mons. Joan Piris Frígola, obispo emérito de
Lleida y miembro de la Comisión Episcopal de Medios de
Comunicación Social (CEMCS), que actuó como presidente; y los
vocales: Rafael Ortega, presidente de la Unión Católica de
Informadores y Periodistas de España (UCIP-E); el sacerdote
Jesús de las Heras, director de la revista Ecclesia; Asunción
Escribano, decana de la Facultad de Comunicación de la
Universidad Pontificia de Salamanca; Ulises Bellón, director del
Departamento de Prensa de la CEMCS; Juan Orellana, director del
Departamento de Cine de la CEMCS; y el sacerdote José Gabriel
Vera, director del Secretariado de la CEMCS, que actuó como
secretario del Jurado.ç
«Este mártir de la fe, que sucumbió bajo el régimen nazi,
mostró una fortaleza verdaderamente admirable. De él se puede
afirmar, con toda propiedad, que pasó por este mundo sosteniendo
la Iglesia con la propia vida»
No existe ningún integrante de la vida santa que haya puesto en
duda, ni siquiera someramente, la grandeza de la Iglesia fundada
por Cristo; esta flaqueza no anida en sus corazones. Habrán podido
atravesar situaciones complejas, sufrir ciertos desaires
infligidos por alguno de sus miembros, pero han tenido claro, sin
tener que detenerse a reflexionarlo, que existe una clara
disociación entre estos deslices de mayor o menor gravedad
causados por personas concretas, y la Iglesia como tal, que es
santa. Lucharon por ella unidos a los pontífices del momento y se
avinieron a padecer las contrariedades que les salieron al paso
sabiendo que sobre sus hombros debía descansar el preciado legado
que Cristo había ofrecido al mundo. Incontables hombres y mujeres
de todos los siglos han mostrado fehacientemente su fidelidad, y
muchos la han llevado al extremo entregando de forma literal su
vida, como hizo Miguel Kozal, un martirio al que en no pocas
ocasiones, como le sucedió a él, les han conducido razones de
índole política.
Nació el 25 de septiembre de 1893 en una localidad polaca
cercana a Poznan. Su infancia se caracterizó por una inclinación
natural a lo religioso. Sus padres inculcaron a su numerosa prole
el amor a Dios. Como se había criado en una familia pobre, sabía
lo que era la abnegación y el valor del esfuerzo. Fue uno de esos
alumnos ejemplares que a veces pueblan las aulas, y se integró
activamente en la organización católica clandestina «Asociación
Tomás Zen». Inquieto por la injerencia del estado alemán en la
educación, puso sus dotes al servicio de la defensa de ésta, y fue
nombrado presidente de la organización. En 1914 ingresó en el
seminario Leonium de Poznan, aunque la Primera Guerra Mundial le
obligó a recluirse en Gniezno, donde concluyó los estudios
eclesiásticos. Fue ordenado sacerdote en 1918. Ejerció un ejemplar
ministerio pastoral como párroco en distintos lugares. Fue
prefecto de una escuela femenina de humanidades, director
espiritual del seminario mayor de Gniezno y su rector, pese a no
contar con la titulación académica pertinente.
En junio de 1939 Pío XII le encomendó la sede de Wloclawek, a
la que fue enviado como obispo auxiliar. Era un lugar altamente
comprometido y peligroso, ya que el Führer desplegaba desde allí
todo su poder militar con objeto de invadir Rusia. De hecho, el 1
de septiembre los nazis ocuparon Polonia. Y las gentes, aterradas
por la situación, acudían al beato en busca de consuelo. Para los
fieles las dificultades aún eran mayores, y Miguel no estaba
dispuesto a encajar el trato injusto y discriminatorio que recaía
sobre todos ellos. Habían cercenado de raíz las actividades
pastorales, clausuradas las publicaciones católicas, se apoderaron
de los bienes patrimoniales de la Iglesia y fueron encarcelando a
los sacerdotes. En estas penosas condiciones, Miguel seguía
asistiendo a todos y negándose a abandonar la ciudad, pese a que
así lo reclamaban las autoridades.
Su enérgica oposición a la intervención nazi, que despojó a la
Iglesia de todo derecho, y su insistente defensa de la fe y de la
libertad, amén de su negativa a aceptar las directrices que le
dieron, supuso su arresto domiciliario por parte de la Gestapo en
noviembre de 1939. Con él detuvieron a otros compañeros
sacerdotes. Ya entonces fue sometido a torturas y lo mantuvieron
aislado. Pero su fe era imbatible y al proseguir la obligada
reclusión domiciliaria en Lad, como tenía cerca a otros
seminaristas y sacerdotes del Instituto Salesiano, volvió a
reconstruir el seminario dentro de la clandestinidad. Precisamente
allí haría entrega a Dios de su vida, pensando en la Iglesia y en
su amada Polonia.
Los nazis fueron diezmando el clero en los campos de
concentración, y Miguel contemplaba impotente y lleno de aflicción
la tragedia que acontecía ante sus ojos. Ni siquiera los esfuerzos
diplomáticos de la Santa Sede fueron capaces de trocar un ápice la
sinrazón del ejército invasor. A primeros de abril de 1941 siguió
los pasos de los sacerdotes que le habían precedido en el
martirio. Fue deportado al campo de concentración de Inowroclaw.
Las torturas le causaron graves lesiones en los miembros
inferiores y en la oreja izquierda. Y a finales de ese mismo mes y
año fue enviado al campo de concentración de Dachau. Le esperaban
otros años de periódicos suplicios. Finalmente, cuando ya estaba
aquejado de tifus, el 26 de enero de 1943 uno de los médicos le
aplicó una dosis de veneno en el brazo, y este mártir de la fe
entregó su alma a Dios. Un integrante del grupo de médicos, dijo:
«Así será más fácil el camino a la eternidad». Su cuerpo fue
incinerado en el horno crematorio de Dachau el 30 de enero de
1943. Es uno de los miles de mártires polacos que testificaron su
fe dando su vida. Fue beatificado por Juan Pablo II el 14 de junio
de 1987.