Servicio diario - 16 de febrero de 2016
Pollo con champiñones, arroz blanco, tortillas de maíz, fruta,
dulces regionales, agua de Jamaica y de chía, café chiapaneco. Este
ha sido el sencillo menú del papa Francisco este lunes, en la comida
que ha compartido con el obispo de San Cristóbal de Las Casas,
monseñor Felipe Arizmendi, el obispo coadjutor y 8 fieles indígenas.
Previamente, por la mañana, ha celebrado la misa con miles de fieles
indígenas y en la homilía aseguró “qué bien nos haría a todos hacer
un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, perdón
hermanos. El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte,
los necesita a ustedes”.
Tras el encuentro privado en la comida,
el Santo Padre se ha dirigido a la Catedral de San Cristóbal, donde
ha podido reunirse en un breve encuentro con un grupo de ancianos y
enfermos. A su llegada, mientras los fieles cantaban “La Guadalupana”,
iba saludando a ambos lados de los bancos y abrazando con cariño y
ternura a los que se acercaban. Después, desde el micrófono del
altar, el Pontífice ha invitado a rezar todos juntos por los
enfermos que “están llevando un pedazo de la Cruz de Jesús”, “están
ayudando a Jesús a llevar la Cruz”. Y vamos a rezar –ha añadido–
para que Jesús les dé fuerzas y les consuele. Así, han rezado a un
Ave María a la Virgen, “para que los cuide y les dé mucha paz en el
corazón”. A continuación, ha dado la bendición a todos los presentes
y les ha pedido que recen por él.
Desde allí, el Santo Padre se ha dirigido al helipuerto para
trasladarse hasta Tuxtla Gutiérrez, donde se reunirá con las
familias en el Estado Víctor Manuel Reyna. Finalmente, a las 18.10
está previsto que regrese a Ciudad de México.
El martes viajará a Morelia, en el estado occidental de
Michoacán, y el miércoles a Ciudad Juárez, en el norteño de
Chihuahua, para culminar su visita y despegar desde allí de regreso
a Roma.
Lo ha hecho este lunes, en Tuxtla Gutiérrez, tras compartir un
tiempo, pero sobre todo, tras abrazar a las familias de México. En
esta fiesta protagonizada por la alegría, los cantos y la música;
tanto niños, como jóvenes, adultos y ancianos han acogido al
Pontífice con gran entusiasmo. Además, ha aprovechado la ocasión
para invitar a los matrimonios a que renueven sus promesas
matrimoniales y a los novios a pedir la gracia de una familia fiel y
llena de amor.
El Santo Padre ha escuchado el testimonio de
Humberto y Lucy, él soltero y ella divorciada, se casaron por lo
civil hace 16 años. Hace 3 años que el Señor les habló y se
acercaron a la Iglesia. Saben que no pueden acceder a la eucaristía,
pero que pueden “comulgar a través del hermano necesitado, del
hermano enfermo, del hermano privado de su libertad”.
También escuchó a Beatriz, madre soltera. Una infancia marcada
por la pobreza, la violencia y el abandono de su padre, lo que le
hizo no sentirse querida y tener relaciones en la adolescencia,
quedando embarazada en varias ocasiones experimentando la tristeza,
el rechazo social y la soledad más profunda. Después se encontró con
el amor de Dios a través de su Iglesia. La tentación del aborto
siempre se presentó como una alternativa que parecía la solución a
los problemas, pero con la ayuda de Dios, pudo salir victoriosa de
esas batallas.
Y a Manuel, que es un adolescente discapacitado. Antes caminaba,
corría, jugaba como todo niño, pero a los 5 años le diasgnosticaron
distrofia muscular. Pero sabe que Dios le ha bendecido con esta
capacidad especial. En Él confía y si es su voluntad le dará su
salud física. Manuel sale en su silla de ruedas a evangelizar y lo
hace con mucha alegría para invitar a muchos adolescentes que no
conocen el amor de Dios.
Y finalmente compartió su testimonio una familia de la diócesis
de Tapachula. Gracias al testimonio de los padres de el esposo, han
aprendido el valor de la oración, la escucha y la lectura de la
palabra de Dios. Han aprendido a reconocer el gran valor de la
participación en los sacramentos.
Estos testimonios de vida han servido de inspiración para el
discurso del Santo Padre. Haciendo referencia a Manuel, el Papa ha
asegurado que le ha gustado una expresión que utilizó “echarle
ganas”. Así, ha indicado que esto es lo que “el Espíritu Santo
siempre quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos
motivos para seguir apostando, soñando y construyendo una vida que
tenga sabor a hogar, a familia”. Y eso es lo que el Padre Dios
siempre ha soñado y por lo que desde tiempos lejanos ha peleado.
Cuando parecía todo perdido esa tarde en el jardín del Edén, cuando
el Pueblo de Israel sentía que no daba más en el camino por el
desierto, cuando llegó la plenitud de los tiempos, “el Padre Dios le
echó ganas”.
El Santo Padre ha reconocido que todos hemos hecho experiencia de
eso, cuando el Padre Dios le ha echado ganas a nuestra vida. De
este modo, ha explicado que Dios lo hace “porque no sabe hacer otra
cosa”, porque su nombre es “amor, donación, entrega, misericordia”.
Sobre el testimonio de Beatriz, el Santo Padre ha subrayado que
“la precariedad, la escasez, el no tener muchas veces lo mínimo nos
puede desesperar, nos puede hacer sentir una angustia fuerte ya que
no sabemos cómo hacer para salir adelante y más cuando tenemos hijos
a cargo”.Y así ha advertido que la precariedad no solo amenaza el
estómago sino que puede amenazar el alma, desmotivar, sacar fuerza y
tentar con caminos o alternativas de aparente solución, pero que al
final no solucionan nada. También ha hablado de la precariedad que
nace de la soledad y el aislamiento, reconociendo que “el
aislamiento siempre es un mal consejero”.
Asimismo, el papa Francisco ha explicado a las familias que “la
forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja
vulnerables a tantas aparentes soluciones, se tiene que dar a
distintos niveles”. Una es “por medio de legislaciones que protejan
y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que
cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo
digno”. Y por otro lado, buscar “la manera de transmitir el amor de
Dios que habían experimentado en el servicio y en la entrega a los
demás”.
Queridos hermanos y hermanas
Doy gracias a dios por estar en esta
tierra chiapaneca. Es bueno estar en este suelo, es bueno estar en
esta tierra, es bueno estar en este lugar que con ustedes tiene
sabor a familia, a hogar. Le doy gracias por sus rostros y
presencia, le doy gracias dios por el palpitar de su presencia las
familias de ustedes. Gracias también a ustedes, familias y amigos,
que nos han regalado sus testimonios, que nos han abierto las
puertas de sus casas, las puertas de sus vidas; nos han permitido
estar en sus «mesas» compartiendo el pan que los alimenta y el sudor
frente a las dificultades cotidianas. El pan de las alegrías, de la
esperanza, de los sueños y el sudor frente a las amarguras, la
desilusión y las caídas. Gracias por permitirnos entrar en sus
familias, en su mesa, en su hogar.
Manuel, antes de darte gracias a vos por tu testimonio, quiero
dar a tus padres, los dos de rodillas delante tuyo teniéndote el
papel. ¿vieron qué imagen es esa? Los padres de rodilla ante el hijo
que está enfermo. No nos olvidemos de esa imagen. Por ahí de vez en
cuando ellos se pelean. Por ahí. ¿qué marido y qué mujer no se
pelean? Y más cuando se mete la suegra, pero no importa. Pero se
aman y nos han demostrado que se aman y son capaces, por el amor que
se tienen, de ponerse de rodillas delante de su hijo enfermo.
Gracias amigos por este testimonio que han dado. Y sigan adelante.
Gracias. Y a vos Manuel gracias por tu testimonio y especialmente
por tu ejemplo. Me gustó esa expresión que usaste: «echarle ganas»,
como la actitud que tomaste después de hablar con tus padres.
Comenzaste a echarle ganas a la vida, echarle ganas a tu familia,
echar ganas entre tus amigos; y nos has echado ganas a nosotros
aquí́ reunidos. Gracias. Creo que es lo que el Espíritu Santo
siempre quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos
motivos para seguir apostando a la familia, sonando y construyendo
una vida que tenga sabor a hogar y a familia. ¿le echamos ganas?
Gracias
Y es lo que el padre dios siempre ha sonado y por lo que desde
tiempos lejanos el padre dios ha peleado. Cuando parecía todo
perdido esa tarde en el jardín del edén, el padre dios le echó ganas
a esa joven pareja y le dijo que no todo estaba perdido. Cuando el
pueblo de Israel sentía que no daba mas en el camino por el
desierto, el padre dios le echó ganas con el maná. Cuando llegó la
plenitud de los tiempos, el padre dios le echó ganas a la humanidad
para siempre y nos mandó a su hijo.
De la misma manera, todos los que estamos acá́ hemos hecho
experiencia de eso, en muchos momentos y de diferentes formas: el
padre dios le ha echado ganas a nuestra vida. Podemos preguntarnos:
¿por qué?
Porque no sabe hacer otra cosa. Nuestro padre dios no sabe hacer
otra cosa que querernos, echarnos ganas y llevarnos adelante. No
sabe hacer otra cosa. Porque su nombre es amor, su nombre es
donación, su nombre es entrega, su nombre es misericordia. Eso nos
lo ha manifestado con toda fuerza y claridad en Jesús, su hijo, que
se la jugó hasta el extremo para volver hacer posible el reino de
dios. Un reino que nos invita a participar de esa nueva lógica, que
pone en movimiento una dinámica capaz de abrir los cielos, capaz de
abrir nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras manos y
desafiarnos con nuevos horizontes. Un reino que sabe de familia, que
sabe de vida compartida. En Jesús y con Jesús ese reino es posible.
El es capaz de transformar nuestras miradas, nuestras actitudes,
nuestros sentimientos muchas veces aguados en vino de fiesta
superficial. El es capaz de sanar nuestros corazones e invitarnos
una y otra vez, setenta veces siete, a volver a empezar. El es capaz
de hacer siempre nuevas todas las cosas.
Me pediste, Manuel, que rezara por muchos adolescentes que están
desanimados y en malos pasos. Lo sabemos ¿no? Muchos adolescentes
sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Y, como bien dijiste, Manuel,
muchas veces esa actitud nace porque se sienten solos, porque no
tienen con quien hablar. Piensen los padres, pienses las madres.
¿hablan con sus hijos e sus hijas? ¿o están siempre ocupados,
apurados? ¿juegan con sus hijos y sus hijas?
Y eso me recordó el testimonio que nos regaló Beatriz. Beatriz,
vos dijiste: «la lucha siempre ha sido difícil por la precariedad y
la soledad».¿cuántas veces te sentiste, señalada, juzgada? Esa.
Pensemos en todas las mujeres que pasan por lo que pasó Beatriz. La
precariedad, la escasez, el no tener muchas veces lo mínimo nos
puede desesperar, nos puede hacer sentir una angustia fuerte ya que
no sabemos como hacer para seguir adelante y más cuando tenemos
hijos a cargo. La precariedad no solo amenaza el estómago (y eso es
ya decir mucho), sino que puede amenazar el alma, nos puede
desmotivar, sacar fuerza y tentar con caminos o alternativas de
aparente solución, pero que al final no solucionan nada. Y vos
fuiste valiente Beatriz. Gracias. Existe una precariedad que puede
ser muy peligrosa, que se nos puede ir colando sin darnos cuenta, es
la precariedad que nace de la soledad y el aislamiento. Y el
aislamiento siempre es un mal consejero.
Manuel y Beatriz usaron sin darse cuenta la misma expresión,
ambos nos muestran como muchas veces la mayor tentación a la que nos
enfrentamos es «cortarnos solos» y lejos de «echarle ganas»; esa
actitud es como una polilla que nos va corroyendo el alma, nos va
secando el alma.
La forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja
vulnerables a tantas aparentes soluciones, como la que Beatriz
mencionaba, se tiene que dar a distintos niveles. Una es por medio
de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios
para que cada hogar y para que cada persona pueda desarrollarse por
medio del estudio y un trabajo digno. Por otro lado, como bien lo
resaltaba el testimonio de Humberto y Claudia cuando nos decían que
buscaban la manera de transmitir el amor de dios que habían
experimentado en el servicio y en la entrega a los demás. Leyes y
compromiso personal son un buen binomio para romper la espiral de la
precariedad. Y ustedes se animaron, y ustedes rezan , y ustedes
están con Jesús, y ustedes están integrado en la vida de la iglesia.
Usaron una linda expresión, comulgamos con el hermano débil, el
enfermo, el necesitado. Gracias, gracias.
Hoy en día vemos y vivimos por distintos frentes como la familia
está siendo debilitada, cuestionada. Como se cree que es un modelo
que ya pasó y que no tiene espacio en nuestras sociedades que, bajo
la pretensión de modernidad, propician cada vez más un modelo basado
en el aislamiento. Y se van inoculando en nuestras sociedades, se
dice sociedades libres, democráticas, soberanas, se van inoculando
colonizaciones ideológicas que la destruyen y terminamos siendo
colonias de ideologías destructoras del núcleo de la familia, de la
familia que es la base de toda sana sociedad.
Es cierto, vivir en familia no siempre es fácil, muchas veces es
doloroso y fatigoso, pero creo que se puede aplicar a la familia lo
que más de una vez he referido a la iglesia: prefiero una familia
herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y
sociedad enferma por el encierro y la comodidad del miedo a amar.
Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar a
una familia y sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el
confort. ¿cuántos chicos tienes? No, no tenemos porque claro nos
gusta salir de vacaciones, salir a turismo ,quiero comprarme una
quinta. El lujo y el confort y los hijos quedan… Y cuando quisiste
tener uno ya se te pasó la hora. Que daño que hace eso ¿eh?.
Prefiero una familia con rostro cansado por la entrega a rostros
maquillados que no han sabido de ternura y compasión. Prefiero un
hombre y una mujer, don Aniceto y señora, con el rostro arrugado por
las luchas de todos los días que después de más de 50 años se siguen
queriendo. Y ahí los tenemos. Y el hijo aprendió la lección. Ya
lleva 25 de casado. Esas son las familias. Cuando les pregunté
recién ¿quién tuvo más paciencia en esos 50 años? Los dos. Porque
en la familia para llegar a lo que ellos llegaron hay que tener
paciencia amor, hay que saber perdonarse. Padre, una familia
perfecta nunca discute. Mentira. Es conveniente que de vez en cuando
discutan. Y que vuelve algún plato. Está bien, no le tengan miedo.
El único consejo es que no terminen el día sin hacer la paz. Porque
si terminan el día en guerra van a amanecer ya en guerra fría, y la
guerra fría es muy peligrosa en la familia porque va socavando desde
abajo. Las arrugas de la fidelidad conyugal. Gracias por el
testimonio de quererse por más de cincuenta años. Muchas gracias.
Y hablando de arrugas, para cambiar un poco el tema, recuerdo el
testimonio de una gran actriz. Actriz de cine latinoamericana,
cuando ya casi sesentona, comenzaba a mostrarse las arrugas de la
cara, le recomendaron un arreglito para poder seguir trabajando
bien. Su respuesta fue muy clara: estas arrugas me costaron mucho
trabajo, mucho esfuerzo, mucho dolor y una vida plena. Ni soñando
las quiero tocar. Son las huellas de mi historia. Y siguió siendo
una gran actriz. En el matrimonio pasa lo mismo. La vida matrimonial
tiene que renovarse todos los días. Como dije antes prefiero
familias arrugadas, con heridas , con cicatrices pero que sigan
andando porque esas heridas, esas cicatrices, esas arrugas, son
fruto de la fidelidad de una amor que no siempre les fue fácil. El
amor no es fácil, no es fácil no. Pero lo más lindo que un hombre y
una mujer se pueden dar entre sí es el verdadero amor, para toda la
vida.
Me han pedido que rezara por ustedes y quiero empezar a hacerlo
ahora mismo, con ustedes. Ustedes queridos mexicanos tienen un plus,
corren con ventaja. Tienen a la madre: la guadalupana quiso visitar
estas tierras y eso nos da la certeza de tener su intercesión para
que este sueno llamado familia no se pierda por la precariedad y la
soledad. Ella es madre y está siempre dispuesta a defender nuestras
familias, a defender nuestro futuro; está siempre dispuesta a
«echarle ganas» dándonos a su hijo. Por eso, los invito, como están
sin moverse mucho, a tomarse las manos y decir juntos a ella: Dios
te salve María….
La cadena británica BBC lanzó primero un texto después presentado en
televisión con el título: «Cartas de Juan Pablo II revelan su
“intensa” amistad con una mujer» («Pope John Paul letters reveal
‘intense’ friendship with woman», 15.02.2016). El programa fue
transmitido la noche del lunes 15 de febrero de 2016. En el
reportaje de la BBC se orilla sutilmente a poner en duda el tipo de
relación que Wojtyla mantuvo con la filósofa americana de origen
polaco Anna Terese Tymieniecka y fue usado para atraer la atención
hacia un programa de televisión dedicado enteramente a la “intensa”
amistad de un eclesiástico con una mujer casada.
Para echar a
volar la imaginación del lector o televidente, el documental juega
con los datos que presenta sobre la amistad Wojtyla-Tymieniecka. A
pesar de abiertamente reconocer que no han leído todas las cartas
(por eso sólo extracta algunos párrafos que, fuera de contexto
resultan llamativos), la BBC y el presentador Ed Stourton se valen
de expresiones como «relación de un Papa con una mujer atractiva» o
de presentar maliciosamente la invitación que Anna Terese hizo al
entonces Cardenal Karol Wojtyla para pasar unos días de descanso en
su casa en los Estados Unidos (publicando también algunas fotos de
ese entonces) e incluso subraya que, ya como Papa, Juan Pablo II
regaló «una de sus más valiosas posesiones» a Tymieniecka: un
escapulario.
La realidad es, sin embargo, menos morbosa: la mujer atractiva
estaba casada, tenía tres hijos, y Juan Pablo II se relacionó no
exclusivamente con Anna Terese sino con toda su familia. Cuando en
1976 el filósofo Wojtyla visitó los Estados Unidos no fue por ocio
sino para asistir a un congreso de los obispos católicos americanos.
Aprovechando el traslado visitó también a la familia de Anna Terese
y, de hecho, el que alguien más les tomó unas fotos refleja que no
estaban solos. Naturalmente algún valor tiene el escapulario pero
tal vez no más que el que la suposición de segundas intenciones
quiera darle. La práctica de regalos de ese tipo no es algo
excepcional en eclesiásticos. Curiosamente, a pesar de inducir a
encontrar segundas intenciones en todo, el mismo reportaje de la BBC
dice explícitamente que «No hay ninguna sugerencia que el Papa
rompió su voto de celibato».
Juan Pablo II y Anne Terese entraron en relación debido a que
ésta se interesó por la obra de «Persona y acción» de Wojtyla. De
hecho, juntos trabajaron en la revisión de la obra y en su
traducción al inglés.
El vice-director de la Sala de Prensa del Vaticano, Greg Burke,
refirió este lunes 15 de febrero a la prensa: «Por cuanto respecta
al documental de la BBC no hay que maravillarse de que Juan Pablo II
haya tenido amistades estrechas con diversas personas, sea hombres
que mujeres. Nadie puede sorprenderse de esta noticia».
Por su parte, la Biblioteca Nacional de Polonia, en donde se
encuentra el epistolario completo entre Tymieniecka y Wojtyla (y al
que no tuvo acceso la BBC), ha emitido un comunicado que dice: «Juan
Pablo II estaba rodeado de un círculo de amigos eclesiásticos y
laicos, con los que tenía un estrecho contacto. Este círculo incluía
también a Anna Teresa Tymieniecka, pero la relación con ella no era
ni confidencial ni excepcional».
No es la primera vez que se lanzan murmuraciones en esta misma
dirección contra Juan Pablo II. Algo análogo pasó en 2011 al darse a
conocer el epistolario que el hoy santo tuvo con la doctora Wanda
Poltawska (que luego se convertiría en libro «Diario de una
amistad»). Por tanto, el intento descoop de la BBC ni
siquiera tiene el sello de la originalidad. Tal vez debamos más bien
identificar el trabajo de la cadena británica en la línea de
periodismo big brother cuya única finalidad es entretener,
no informar, encendiendo las llamas de la murmuración.
Martes 16 de febrero de 2016
7.50 – Salida en avión hacia Morelia
(14:50 hora central europea)
8:55 – Llega a Morelia – traslado en helicóptero (15:55 hora
central europea)
10.00 – Santa Misa con sacerdotes, religiosas, religiosos,
consagrados y seminaristas (Homilía) (17:00 hora central europea)
15.20 –Visita a la Catedral (22:20 hora central europea)
16.30 –Encuentro con los jóvenes en el estadio “José María
Morelos y Pavón” (Discurso hora central europea) (23:30)
18.30 – Salida en avión hacia Ciudad de México (1:30 hora central
europea)
19.35 –Llegada a Ciudad de México (2:30 hora central europea)
Ver el programa completo del Viaje
“Creados para el amor, creados para la castidad”: este es el título
del mensaje de Cuaresma de los obispos filipinos que, al presentar
el tema del perdón y de la misericordia de Dios, se centran en la
cuestión de la “pureza de los ojos y de la vida”, tocando también la
fibra sensible del fenómeno de la pornografía.
El mensaje
difundido por la agencia FIDES, y que está firmado por el presidente
de la Conferencia Episcopal, Mons. Sócrates Villegas, arzobispo de
Lingayen Dagupan, toca una de las urgencias sociales que causa la
alarma de los observadores de la sociedad civil y de las
organizaciones de la Iglesia. Debido a los nuevos medios de
comunicación, y en particular a la web, de hecho, el consumo de la
pornografía está muy extendido entre los adolescentes y jóvenes en
las Filipinas.
Los obispos señalan con preocupación que la pornografía es “una
herida grave” que perjudica no sólo al individuo, sino especialmente
a los jóvenes y a toda la sociedad. Por ello invitan a abandonar el
pecado grave de la “producción y consumo de pornografía”.
En el año de la Misericordia, la medicina para el corazón humano,
es “el poder curativo de Cristo, que es el rostro de la
misericordia”, señala el texto de los obispos. Un mensaje de
esperanza y redención de la propia dignidad va destinado, ante todo,
“a las víctimas, explotadas por la industria de la pornografía”; una
advertencia que va dirigida a aquellos que producen y distribuyen
material pornográfico, porque causan “el escándalo de los más
pequeños”.
Además un mensaje de ánimo va a los que “luchan contra la
tentación del consumo de pornografía”, invitándoles a la
reconciliación con Dios, aceptando su perdón y su gracia para vivir
la castidad a la que el Evangelio llama a todos los cristianos”.
En el primer día, el sábado 16 de febrero tuvo un encuentro
con las autoridades, diplomáticos, con los obispos en la catedral y
celebró la misa en el santuario de Guadalupe. El domingo viajó a
Ecatepec, con la multitudinaria misa y la visita al hospital
pediátrico. Ayer lunes estuvo en Chiapas, lugar en el que recordó la
necesidad de no discriminar e integrar a la población indígena
durante la misa y por la tarde en Tuxtla Gutiérrez fue el
emocionante encuentro con las familias.
Hoy es el día de Morelia,
capital del estado mexicano de Michoacán, declarada patrimonio
cultural de la humanidad, famosa además en la crónica por los
problemas de narcotráfico y violencia.
El Boeing que le lleva a Morelia, recorrerá poco más de 200
kilómetros, y del aeropuerto Francisco J. Mujica, viajará en
helicóptero hasta las cercanías del Estadio Venustiano Carranza.
Allí subirá al papamóvil y entrará en el espacio abierto para
celebrar la misa con los sacerdotes, religiosas, religiosos,
consagrados y seminaristas.
Después de almorzar, visitará la Catedral y a las 16.30 locales
será el encuentro con los jóvenes en el estadio “José María Morelos
y Pavón”. Al atardecer volverá en avión hacia Ciudad de México
donde llegará a las 19.35 horas.
Este martes, el papa Francisco ha viajado nuevamente fuera del
estado de México. En su cuarto día de actividades en el país azteca,
el Santo Padre ha visitado la ciudad de Morelia, capital del estado
de Michoacán, que está a 210 km de Ciudad de México. Después de un
vuelo de poco más de una hora, el avión que transportaba al
Pontífice –un B737-800 de Aeroméxico– ha aterrizado sobre las 8:45
hora local en la pista del aeropuerto internacional principal
“General Francisco J. Mujica”. El grupo Purépecha de Charagan, de la
región de la Cañada de los 11 pueblos, ha interpretado en su honor
la Danza de los viejitos.
Desde el aeropuerto hasta el estadio
“Venustiano Carranza”, a unos 32 km de distancia, el Papa ha
realizado el trayecto en un automóvil cerrado y luego en un vehículo
abierto. Miles de fieles le han recibido por las
calles, manifestando su cariño y alegría. Muchos agitaban banderas
con los colores del Vaticano o soltaban globos a su paso. Tras
saludar a la gente desde el papamóvil, Francisco ha llegado en
procesión hasta el altar acondicionado para la ocasión. Así, ha
comenzado la santa misa. En la celebración, embellecida con las
melodiosas voces de diez coros michoacanos, están participando
alrededor de 20 mil sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados
y seminaristas. Una vez más, los paramentos son de color violeta,
respetando el tiempo cuaresmal.
Al término de la eucaristía, el Pontífice será saludado por el
cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia. El año pasado,
el purpurado formó parte de un grupo de clérigos de Michoacán y del
vecino estado de Guerrero que prepararon un informe sobre la
violencia del narcotráfico en México.
Antes de almorzar en la Curia Arzobispal, el Papa hará una breve
visita a la catedral. A la entrada del templo, el presidente del
ayuntamiento de Morelia, Jesús Martínez Alfonso Alcázar, entregará a
Francisco las llaves de la ciudad. En la catedral, el Santo
Padre será recibido por unos 600 niños de catequesis. Por la tarde,
después de un desplazamiento de unos 21 km, el Pontífice llegará a
las 16:15 horas al estadio “José María Morelos y Pavón” para el
encuentro con unos 90 mil jóvenes.
Gran parte del estado de Michoacán forma parte de una región
llamada Tierra Caliente, conocida tanto por sus elevadas
temperaturas como por las batallas entre los cárteles de la droga
para el control del negocio del narcotráfico. La violencia se
recrudeció en la zona después de que el gobierno de Felipe Calderón
declarara la guerra al crimen organizado. A este panorama se suma la
migración, el abandono de los pueblos indígenas, la desaparición
forzada de las personas y unos elevados niveles de pobreza. Hoy, el
Papa denunciará previsiblemente el problema de las drogas.
En la víspera de la visita de Francisco a Morelia, el gobierno
federal y el del estado han reforzado la seguridad en la capital
michoacana con un operativo que incluye retenes en las carreteras y
en los principales accesos a la ciudad, cuyo centro histórico fue
declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1991.
“Nos han informado su intención de venir a Venezuela esta semana
con motivo de que se cumplen dos años del encarcelamiento de
Leopoldo. La visita de estos cuatro importantes representantes de
la paz y la democracia, sin duda ratifica el mensaje de esperanza
y de reconciliación que Leopoldo, y nosotras en su nombre, hemos
llevado a cada rincón de Venezuela, pero también al mundo entero.
Hoy más que nunca tiene su mirada sobre la crisis que vivimos lo
venezolanos”, ha manifestado Tintori, junto a la madre del
político preso, Antonieta Mendoza, y el coordinador nacional de
Voluntad Popular, Freddy Guevara, en una
rueda de prensa.
“Venezuela y el mundo saben que Leopoldo
López es un líder pacífico, inocente y encarcelado injustamente
(…); fue apresado por alzar su voz, por denunciar el sufrimiento
que padecemos todos los venezolanos”, ha añadido la mujer del
líder opositor.
Los Premio Nobel de la Paz también se encontrarán el viernes en
Caracas con estudiantes y “víctimas de la represión” durante las
protestas de 2014, y asistirán a un foro sobre libertades y
derechos humanos auspiciado por Amnistía Internacional y
el movimiento opositor Todos por la Libertad, ha señalado
Tintori.
Al término de su intervención, la mujer de López Leopoldo ha
vuelto a hacer un llamamiento a la ciudadanía para que acuda el
próximo sábado a una concentración en una plaza de la capital,
donde hace dos años el dirigente de Voluntad Popular se entregó a
las autoridades.
López, de 44 años, fue condenado a 13 años y 9 meses de prisión
en septiembre pasado, acusado de llamar a la violencia en una
marcha que exigían la renuncia del presidente Nicolás Maduro. Tras
esa manifestación pacífica, que concluyó sin incidentes, se desató
una ola de protestas a nivel nacional que dejaron 43 muertos entre
febrero y mayo de 2014.
En su homilía, el Santo Padre ha dicho que “nuestra vida habla de
la oración y la oración habla de nuestra vida”. “Ay de nosotros si
no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No
somos ni queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni
queremos ser nunca empleados de Dios, porque somos invitados a
participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su
corazón, un corazón que reza y vive diciendo: «Padre nuestro».
¿Qué es la misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?”,
ha añadido.
“¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces
dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de
drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la
indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad?”, ha
preguntado a los presentes.
“Frente a esta realidad nos puede ganar una de las
armas preferidas del demonio, la resignación. Una
resignación que nos paraliza y nos impide no sólo
caminar, sino también hacer camino; una resignación
que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en
nuestras «sacristías» y aparentes seguridades; una
resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que
nos impide alabar. Una resignación que no sólo nos
impide proyectar, sino que nos impide arriesgar y
transformar”, ha destacado el Pontífice.
“Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a
nuestra memoria. Cuánto nos ayuda el mirar la «madera» de la
que fuimos hechos. No todo ha comenzado con nosotros, no
todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace
recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí”, ha
recordado.
“Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la
tentación de la resignación”, ha concluido.
Publicamos a continuación las palabras del papa
Francisco:
Hay un dicho entre nosotros que dice así: «Dime cómo
rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré
cómo rezas», porque mostrándome cómo rezas, aprenderé
a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo
vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas»;
porque nuestra vida habla de la oración y la oración
habla de nuestra vida. A rezar se aprende, como
aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. La escuela
de la oración es la escuela de la vida y en la escuela
de la vida es donde vamos haciendo la escuela de la
oración.
Y Pablo a su discípulo predilecto Timoteo,
cuando le enseñaba o le exhortaba a vivir la fe, le
decía acuérdate de tu madre y de tu abuela. Y los
seminaristas, cuando entran al seminario, muchas veces
me preguntaban: ‘Padre pero yo quisiera tener una
oración más profunda, más mental’. Mira, sigue rezando
como te enseñaron en tu casa y después poco a poco tu
oración irá creciendo como tu vida fue creciendo. A
rezar se aprende, como en la vida.
Jesús quiso introducir a los suyos en el misterio
de la Vida, en el misterio de su vida. Les mostró
comiendo, durmiendo, curando, predicando, rezando, qué
significa ser Hijo de Dios. Los invitó a compartir su
vida, su intimidad y estando con Él, los hizo tocar en
su carne la vida del Padre. Los hace experimentar en
su mirada, en su andar la fuerza, la novedad de decir:
«Padre nuestro». En Jesús, esta expresión –Padre
nuestro– no tiene el «gustillo» de la rutina o de la
repetición, al contrario, tiene sabor a vida, a
experiencia, a autenticidad. Él supo vivir rezando y
rezar viviendo, diciendo: Padre nuestro.
Y nos ha invitado a nosotros a lo mismo. Nuestra
primera llamada es a hacer experiencia de ese amor
misericordioso del Padre en nuestra vida, en nuestra
historia. Su primera llamada es introducirnos en esa
nueva dinámica de amor, de filiación. Nuestra primera
llamada es aprender a decir «Padre nuestro», como
Pablo insiste, Abba.
¡Ay de mí si no evangelizara!, dice Pablo. ¡Ay de
mí! porque evangelizar –prosigue– no es motivo de
gloria sino de necesidad (cf. 1 Co 9,16).
Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida
divina, ay de nosotros si no la compartimos, ay de
nosotros –consagrados, consagradas, seminaristas,
obispos– ay de nosotros si no la compartimos, ay de
nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y
oído, ay de nosotros. No queremos ser funcionarios de
lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de
la empresa de Dios, porque somos invitados a
participar de su vida, somos invitados a introducirnos
en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo:
«Padre nuestro». ¿Y qué es la misión sino decir con
nuestra vida, desde el principio hasta el final, como
nuestro hermano obispo que murió anoche, que es la
misión sino decir con nuestra vida: «Padre nuestro»?
A este Padre nuestro es a quien rezamos con
insistencia todos los días: y que le decimos en una de
esas cosas no nos dejes caer en la tentación. El mismo
Jesús lo hizo. Él rezó para que sus discípulos -de
ayer y de hoy- no cayéramos en la tentación. ¿Cuál
puede ser una de las tentaciones que nos pueden
asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que
brota no sólo de contemplar la realidad sino de
caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes
muchas veces dominados por la violencia, la
corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la
dignidad de la persona, la indiferencia ante el
sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos
tener nosotros una y otra vez, nosotros llamados a la
vida consagrada, al presbiterado, al episcopado, que
tentación podemos tener frente a todo esto, frente a
esta realidad que parece haberse convertido en un
sistema inamovible?
Creo que la podríamos resumir con una sola palabra:
resignación. Y frente a esta realidad nos puede ganar
una de las armas preferidas del demonio, la
resignación. ‘¿Y qué le vas a hacer?, la vida es así’.
Una resignación que nos paraliza, una resignación que
nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino;
una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que
nos atrinchera en nuestras «sacristías» y aparentes
seguridades; una resignación que no sólo nos impide
anunciar, sino que nos impide alabar. Nos quita la
alegría, el gozo de la alabanza. Una resignación que
no sólo nos impide proyectar, sino que nos frena para
arriesgar y transformar.
Por eso, Padre nuestro, no nos dejes caer en la
tentación.
Qué bien nos hace apelar en los momentos de
tentación a nuestra memoria. Cuánto nos ayuda el mirar
la «madera» de la que fuimos hechos. No todo ha
comenzado con nosotros, y tampoco todo terminará con
nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la
historia que nos ha traído hasta aquí.
Y, en este hacer memoria, no podemos saltearnos a
alguien que amó tanto este lugar que se hizo hijo de
esta tierra. A alguien que supo decir de sí mismo: «Me
arrancaron de la magistratura y me pusieron en el
timón del sacerdocio, por mérito de mis pecados. A mí,
inútil y enteramente inhábil para la ejecución de tan
grande empresa; a mí, que no sabía manejar el remo, me
eligieron primer Obispo de Michoacán» (Vasco Vázquez
de Quiroga, Carta pastoral, 1554). Agradezco,
paréntesis, al Señor Cardenal Arzobispo que haya
querido que se celebrase esta Eucaristía con el báculo
de este hombre y el cáliz de él.
Con ustedes quiero hacer memoria de este
evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como
«el español que se hizo indio». La realidad que vivían
los indios Purhépechas descritos por él como
«vendidos, vejados y vagabundos por los mercados,
recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos»,
lejos de llevarlo a la tentación y de la acedia de la
resignación, movió su fe, movió su vida, movió su
compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas
que fuesen de «respiro» ante esta realidad tan
paralizante e injusta.
El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo
oración y la oración se hizo respuesta. Y eso le ganó
el nombre entre los indios del «Tata Vasco», que en
lengua purhépecha significa:
Papá. Padre, papá, tata, abba. Esa es la oración,
esa es la expresión a la que Jesús nos invitó.
Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la
tentación de la resignación, no nos dejes caer en la
tentación de la acedia, no nos dejes caer en la
tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes
caer en la tentación de olvidarnos de nuestros mayores
que nos enseñaron con su vida a decir: Padre Nuestro.
Hoy se celebra a los siete santos
fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María, y
también, entre otros, la de este beato.
La vida de un apóstol es una aventura
apasionante. Una misteriosa dádiva otorgada al margen de
flaquezas y cualidades le hace permeable a la gracia. Lleno
de celo apostólico, instado por el Espíritu Santo a
compartir su fe con todo aquel que pase por su lado, tiene
en sus manos la imponente responsabilidad de influir en la
vida de una persona, –porque esa es la voluntad de Dios que
lo ha elegido libremente destinándole a dar abundantes
frutos (Jn 15, 16-17)–, para que oriente sus pasos hacia Él.
Lucas fue uno de los agraciados para seguir a Cristo y
hacerlo, además, acompañando a uno de los más estimados
santos de la Iglesia: Antonio de Padua. Por si fuera poco,
el pistoletazo de salida para su entrega definitiva se lo
dio personalmente san Francisco de Asís.
Nació en Padua, Italia, en el seno de la
adinerada familia Belludi, a finales del siglo XII o al
inicio del XIII. Fue un hombre profundo y sencillo,
excelente predicador; poseía una vasta cultura. En 1220 fue
cuando se produjo su decisivo encuentro con san Francisco.
La presencia en la ciudad del Poverello tenía
carácter apostólico. Era una escala que se produjo tras su
paso por Oriente y aprovechó su estancia en Padua para
fundar un convento cerca de Venecia, que se erigió al lado
de la iglesia de Santa María de Arcella. Fue un lugar
emblemático, lleno de historia. En el hospicio para los
frailes que lo atendían, el santo de Asís –al igual que hizo
con una integrante de las Damas Pobres de santa Clara, la
beata Elena Enselmini–, impuso a Lucas el hábito que le
convertía en miembro de la Orden de los Frailes Menores.
Todo parece indicar que su amor por el sacerdocio se lo
debió a Francisco que apreció en él las virtudes y
disposición requeridas para ello.
Lucas convivió durante siete años,
caracterizados por una intensa labor apostólica, oración y
penitencia, junto a esa primera comunidad que habitó el
convento. Allí escribió los Sermones que eran fruto
de su reflexión y profundas vivencias. La divina Providencia
quiso que en esa época se encontrara con Antonio. Éste había
regresado a Italia en 1227 después de haber predicado en el
sur de Francia. Pentecostés de ese año había tenido un peso
significativo en la vida de este gran santo capuchino, ya
que fue designado ministro provincial del norte de Italia.
Lucas estuvo presente en ese capítulo general realizado en
La Porciúncula, y ya no se separaría de él. De modo que,
ambos, Antonio y él, llevaron el mismo camino. Se convirtió
en su brazo derecho, le acompañó a todas partes, y fue
testigo de su predicación ante el pontífice Gregorio IX en
la Cuaresma de 1227.
Tres años más tarde, siempre unidos en el
mismo espíritu, llegaron a la ciudad de Asís en la que se
celebró nuevo capítulo general. Fueron instantes plagados de
emociones y vivencias espirituales compartidos con numerosos
frailes que se hallaban presentes en el traslado del cuerpo
de san Francisco. Sus restos se encontraban en la iglesia de
san Jorge y descansarían a partir de entonces en la basílica
construida en la colina del Paraíso.
La salud de Antonio andaba entonces
bastante maltrecha. Su fama de santidad le precedía y las
noticias sobre los hechos prodigiosos que se obraban en su
presencia habían traspasado fronteras. Nobles y plebeyos se
lo disputaban. Al regreso de Asís, el conde Tiso lo acogió
en Camposampiero. Lucas, que siempre estaba al lado de
Antonio, previniendo su fin dispuso su traslado a Padua. Y
fue en Arcella donde le acompañó y le asistió permaneciendo
junto a él hasta que exhaló su último aliento el 13 de junio
de 1231. El estrecho lazo que vinculó a ambos propiciaría su
denominación de «Lucas de san Antonio». Después de la muerte
de éste, Lucas fue elegido Ministro provincial en distintas
ocasiones. En esa época, el temido Ezzelino II, que ejercía
un poder autoritario en la región y oprimía a la Iglesia,
tuvo noticias de su valentía porque no dudó en enfrentarse a
su lugarteniente Ansedisio denunciando los constantes
abusos, crueldades y tropelías del gobernante. El resultado
fue el destierro y el embargo de las posesiones de su
familia.
Lucas prosiguió trabajando, redactando
los Sermones de Antonio que publicó. Además, escribió
sus propios Sermones Dominicales junto a diversas
obras que en su mayoría aún permanecen inéditas. Testigo
privilegiado de las virtudes del santo de Padua, fue
promotor de su causa (Antonio fue canonizado a los once
meses de su fallecimiento por Gregorio IX) y estuvo también
al frente de la construcción de su basílica en esta ciudad.
Entonces era provincial y en el transcurso de su misión fue
artífice de nuevos conventos. Este hombre humilde y
caritativo murió en el hospicio de la Arcella (Padua) el 17
de febrero de 1286. Se dio la circunstancia de que su cuerpo
fue enterrado en el mismo sepulcro que inicialmente había
acogido el de Antonio, sepultura que se halla en la basílica
erigida en su honor. En 1971 sus restos se trasladaron a
otra tumba ubicada en el mismo templo. Su culto fue aprobado
el 18 de mayo de 1927 por Pío XI.