Servicio diario - 05 de marzo de 2016


 

Santa Rosa de Viterbo – 6 de marzo
Isabel Orellana Vilches | 05/03/16

(ZENIT – Madrid). – En el Martirologio romano actual aparece como beata, aunque un apunte insertado en él recuerda que el papa Calixto III la introdujo en el catálogo de los santos el año 1457. Y es que a la vista de sus numerosas virtudes y prodigios efectuados por su mediación, en la voluntad de los pontífices estuvo llevar adelante su proceso de canonización. Lo abrió Inocencio IV, pero al morir en 1254 aquél se paralizó. Rosa se apareció al papa Alejandro IV en 1258 rogándole que tomase su cuerpo –conservado incorrupto bajo las losas de la iglesia de Santa María del Poggio sin otro envoltorio que él mismo–, y lo llevase al monasterio de Santa María de las Rosas, un lugar en el que nunca la admitieron en vida. En 1357 se desató un pavoroso incendio que destruyó la capilla donde se conservaban sus restos. La caja que los contenía sufrió el efecto devastador de las llamas, pero el cuerpo de Rosa simplemente tomó otro color.
¿Qué hizo esta joven, en sus escasos 18 años de existencia, para ser acreedora de tantos honores y morir con fama de santidad? Sencillamente hacer de ella un canto de amor a la Santísima Trinidad, socorrer a los pobres con ardiente caridad, y defender la fe de la Iglesia con una autoridad evangélica admirable. Nació en Viterbo, Italia, en 1234. Era hija de humildes campesinos y, según cuentan las crónicas, su infancia estuvo plagada de signos virtuosos; creció rodeada de prodigios. Desde muy niña era frecuente verla ensimismada ante las imágenes de santos y de la Virgen, y mostraba una clara inclinación por todo elemento religioso. Su falta de recursos económicos y escasa edad le impidieron ingresar en el convento de San Damián de Viterbo. El escenario de su entrega fue su modesto hogar paterno y las calles de las ciudades donde vivió. El momento histórico que le tocó vivir no fue fácil. La población estaba amedrentada por la violencia ejercida contra ella por el emperador Federico II, que había sido doblemente excomulgado por Gregorio IX, pero que respondió imponiéndose por la fuerza en todos los estados que permanecían fieles al pontífice.
Entretanto, esta penitente precoz tenía 7 u 8 años y llevaba ya una vida de intensa oración. Sus severísimas mortificaciones estuvieron a punto de enviarla al otro mundo. Sentía especial devoción por la Virgen y fue por su mediación que sanó de las lesiones que afectaron a su organismo debidas a las disciplinas que se infligía. Un día María se le apareció rodeada de un coro de vírgenes y le indicó que recorriera las iglesias de San Francisco de Asis, la de San Juan Bautista y la de Santa María del Poggio. Debía vincularse a la Tercera Orden de San Francisco sin abandonar su domicilio. El hábito le fue impuesto en la iglesia parroquial.
Recuperada su salud, tal vez sin haber cumplido aún los 10 años de edad, se dedicó a predicar por las calles vestida con tosco sayal. Y profundamente afligida, como si fuera un profeta, alertaba a las gentes. Les hacía ver la gravedad de los desmanes que cometían contra el Redentor, denunciando cómo transitaban día tras día imbuidas en sus quehaceres, ajenas a la entrega de su vida ofrecida al Padre por ellas que formaban parte del género humano. Rosa era una niña, pero sus encendidas palabras suscitaban grandes conversiones. Sin proponérselo ejercía una autoridad moral entre sus convecinos que, a pesar de estar acostumbrados a verla deambular con la fogosidad de un apóstol de Cristo, con el rostro arrebolado y los cabellos sin orden alguno, no podían evitar quedar impactados por su impecable conducta. Era notorio su amor por los pobres a los que socorría con evangélica prontitud. Sin dudarlo se privaba de la pieza de pan que le correspondía para ofrecérsela a ellos. Y esa austeridad de la que hacía gala era de dominio público.
Sin embargo, aunque los ciudadanos en general agradecían su entrega, hubo también incontables detractores. Molestos por las consecuencias que sus palabras y acciones tenían para los planes del emperador Federico, la convirtieron en objeto de mofa y se plantearon darle muerte. Su padre, inquieto ante el cariz que tomaban los acontecimientos, le prohibió evangelizar como hacía, so pena de infligirle algún castigo si persistía en este empeño apostólico. Impertérrita, Rosa respondió: «Si Jesús fue golpeado por mi causa, yo puedo ser golpeada por causa suya. Yo solo haré lo que Él me dijo que hiciera. No puedo desobedecerle». Aún pudo seguir difundiendo la fe por las calles dos años más. Después, instigada por este grupo de fanáticos, la autoridad de Viterbo la apresó y luego la desterró. Sus padres la acompañaron en su expulsión y se establecieron en Soriano, nuevo escenario de su predicación que atrajo a los moradores de otras localidades circundantes.
En diciembre de 1250 vaticinó públicamente la muerte del emperador, hecho que se produjo el 13 de ese mes y año. Entonces regresó a su patria, donde fue acogida con gran entusiasmo. Pero, en realidad, ella siempre había querido gozar de la soledad y la paz del monasterio; por eso acudió a las religiosas de Santa María de las Rosas deseando vestir el hábito de las damianitas. Nuevamente su pobreza fue un veto para cumplir este deseo. Y cuando la madre abadesa rechazó su petición, ella aseguró que ya que no la habían recibido en vida, posiblemente tendrían que acogerla cuando estuviese muerta, como así sucedió.
El párroco Pedro de Capotosti, su confesor, le sugirió que llevase en su hogar la vida de oración y penitencia que anhelaba. Y eso hizo. Algunas jóvenes que compartían su ideal se reunían junto a ella en una aledaña capilla que el sacerdote mandó erigir cerca del convento. Pero este nuevo foco religioso fue suprimido por Inocencio IV a instancias de las damianitas que no deseaban ver el fecundo crecimiento de otra comunidad nacida al lado de la suya. La santa regresó con sus padres y su voz se apagó discretamente, sin notoriedad alguna, el 6 de marzo de 1252. Sus últimas palabras fueron: Jesús y María.








________________________________________

Aumentan los católicos en el mundo, especialmente en África y Asia
Redaccion | 05/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – El Vaticano ha publicado el Anuario Pontificio 2016 que ofrece algunos datos y novedades relativas a la vida de la Iglesia católica en el mundo, en las 2.998 circunscripciones eclesiásticas del planeta. Las estadísticas se refieren al año 2014 aunque incluye también novedades del periodo del 15 de febrero al 31 de diciembre de 2015.
En los últimos nueve años el número de católicos bautizados en el mundo ha crecido a un ritmo superior (14,1%) al de la población mundial en el mismo periodo (10,8%). En total, se cuenta cerca de 1.272 millones de católicos en el 2014, frente a 1.115 millones que había en el 2005.
Europa, con el casi 23% de la comunidad católica mundial en 2014, se confirma como el área menos dinámica, con un crecimiento del número de católicos poco superior al 2%. Pero la presencia de los católicos se estabiliza en torno al 40%.
Los católicos bautizados en Oceanía crecen menos que la población, mientras que sucede lo contrario en América y Asia. El continente africano es el de mayor crecimiento: el número de bautizados aumenta a un ritmo igual a más del doble de que los países asiáticos. Mientras que en América está casi la mitad de los católicos.
Entre el 2005 y el 2014, el número de obispos ha aumentado globalmente en el 8,2%, pasando de 4.841 a 5.237. El incremento ha estado más marcado en Asia (+14,3%) y en África (+12,9%), mientras que en América (+6,9%), en Europa (+5,4%) y en Oceanía (+4,0%) los valores se colocan bajo la media mundial.
De los datos relativos a los sacerdotes, diocesanos y religiosos, el primer dato que resulta evidente es que el número total de sacerdotes, en aumento entre el 2005 y el 2014 de 9.381 – de 406.411 a 415.792 – parece que se ha estabilizado en los últimos años.
La acción pastoral de los obispos y sacerdotes se una a la de otras figuras pastorales: los diáconos permanentes, los religiosos no sacerdotes y las religiosas. Los números de esos tres grupos de trabajadores pastorales son bien diferentes. A finales del 2014, en el mundo, los diáconos permanentes son 44.566, los religiosos no sacerdotes 54.559 y las religiosas casi 683 mil.
Los diáconos permanentes constituyen el grupo en más fuerte evolución a lo largo del tiempo: de cerca de 33 mil en 2005 han llegado casi a 45 mil en 2014. Sin embargo se registra un leve disminución en los religiosos no sacerdotes. En el 2005 erano 54.708, reduciéndose a 54.559 en el 2014. Las religiosas representan en el 2014 una población de 82.729. Respecto al 2005, el grupo ha disminuido en el 10,2%.
Respecto a los seminaristas cabe señalar que han pasado de los 114.439 de 2005 a los 116.939 de 2014, si bien en 2011 eran 120.616. La disminución de estos últimos tres años ha afectado a todos los continentes con excepción de África, donde los seminaristas han aumentado del 3,8%.





________________________________________

Francisco envía su pésame por los fallecidos en las obras de la catedral de Tuxtepec
Redaccion | 05/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – El papa Francisco “vivamente apenado al conocer la dolorosa noticia del accidente ocurrido en la construcción de la nueva catedral” de Tuxtepec, Oaxaca, que ha ocasionado varias víctimas, “ofrece sufragios por el eterno descanso de los fallecidos”. Así lo indica el Secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en un telegrama enviado a monseñor José Alberto González Juárez, obispo de Tuxtepec. El derrumbe en la nueva catedral, que tuvo lugar la tarde del jueves cuando colapsó la estructura que sostenía el colado, dejó 4 muertos y 19 heridos.
Asimismo el cardenal pide que de parte del Santo Padre, transmita “a los familiares de los que lloran la separación inesperada de sus seres queridos, así como su cercanía a los heridos y afectados por el trágico suceso”.
En estos momentos de dolor –concluye el mensaje– el papa Francisco imparte de corazón la bendición apostólica a los fieles de esa querida Iglesia particular, como sentido de esperanza en Cristo resucitado.
También el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, y monseñor Eugenio Lira Rugarcía, obispo auxiliar de Pueblo, como presidente y secretario general de la Conferencia Episcopal Mexicana, han enviado una carta a monseñor González Juárez, para expresar su dolor y cercanía.
“Con profunda pena, sus hermanos obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano nos unimos al dolor que embarga a usted, a la diócesis de Tuxtepec y a las familias de los trabajadores que perdieron la vida en el lamentable accidente ocurrido el día de ayer durante las labores de construcción de la Catedral, y externamos nuestra solidaridad con los heridos y sus familiares”, se lee en la misiva.
Asimismo, suplican a Dios por “el eterno descanso de los difuntos”, “la pronta recuperación de los heridos”, y para que “consuele y fortalezca a sus familias, a la diócesis de Tuxtepec y a usted”. Finalmente piden que “la Virgencita de Guadalupe acompañe a todos en estos momentos de pena y de dolor”.






________________________________________

El Santo Padre y la Curia Romana inician este domingo los ejercicios espirituales
Redaccion | 05/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano) El Papa Francisco y los miembros de la Curia romana harán los ejercicios espirituales del 6 al 11 de marzo en la Casa Divin Maestro de Ariccia. Durante ese período de retiro, como es habitual, se suspenden las audiencias privadas y especiales, comprendida la audiencia general de los miércoles.
El predicador de los ejercicios será el padre Ermes Ronchi, de los Siervos de María, que formulará al Pontífice y a la Curia diez preguntas tomadas de los Evangelios. El programa prevé en la jornada inicial, el domingo 6, a las 18.00, la adoración eucarística y el rezo de las vísperas. Las jornadas sucesivas se abrirán a las 7.30 con los laudes, seguidas de una primera meditación a las 9.30 y posteriormente la concelebración eucarística. La segunda meditación será a las 16.00 a la que seguirán la adoración eucarística y las vísperas. El 11 de marzo, jornada de clausura, abrá una única meditación.
Las diez preguntas que abrirán las meditaciones son : ”¿Qué buscáis” (Jn, 1-38); ”¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? (Mc, 4-40); ”Vosotros sois la sal de la tierra. Más si la sal se desvirtúa, con qué se la salará?” (Mt, 5-13); ”Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Lc, 9-20); ”Y volviéndose hacia la mujer dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer?” (Lc. 7-44); ”Jesús preguntó a sus discípulos : Cuántos panes tenéis?” (Mc 6-38; Mt 15-34); ”Incorporándose Jesús le dijo: Mujer, ¿donde están? ¿Nadie te ha condenado? (Jn, 8-10); ”Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?” (Jn, 20-15); ”Simón, hijo de Juan ¿me amas? (Jn, 21-16); ”María respondió al ángel: ¿cómo será esto? (Lc, 1-34)”.





________________________________________

El Papa expresa su dolor por el atentado en Yemen
Redaccion | 05/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – El papa Francisco se siente “profundamente dolorido” por la noticia del asesinato de cuatro Misioneras de la Caridad en Yemen, junto con otras doce personas, en un atentado terrorista.
En un telegrama, firmado por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, el Pontífice asegura sus “oraciones por las familias de las víctimas de este acto de violencia insensata y diabólica”. Del mismo modo, asegura su oración para que esta matanza “despierte las conciencias, guíe a un cambio de los corazones e inspire a todas las partes a deponer las armas y comience un camino de diálogo”.
En nombre de Dios, el papa Francisco pide a todos “renunciar a la violencia, renovar el propio compromiso por la gente de Yemen, en particular los más necesitados” que las misioneras de Madre Teresa “han tratado de servir”.
Finalmente, el Santo Padre imparte su bendición apostólica a los que sufren a causa de la violencia y en particular a las Misioneras de la Caridad.
Este viernes cuatro religiosas Misioneras de la Caridad, la Congregación fundada por la madre Teresa de Calcuta, fueron asesinadas por un comando de hombres armados que atacaron su convento, en la ciudad yemení de Aden. Lo confirmó la Agencia Fides, citando fuentes del Vicariato apostólico de Arabia meridional. Además de las religiosas, también fueron asesinados durante el ataque terrorista, el conductor y al menos otros dos colaboradores de la comunidad. Entre las víctimas también hay ancianos y discapacitados que recibían asistencia de la comunidad.






________________________________________

Francisco pide no malograr el deseo del pecador de reconciliarse con el Padre
Rocío Lancho García | 04/03/16

El ministerio del confesor es el del acompañar, porque el encuentro con el Señor es personal, íntimo, y el corazón se pueda abrir sinceramente y sin temor al Salvador. Solo Dios es quien obra en cada persona. Así lo ha indicado el papa Francisco, durante la celebración penitencial, que se ha celebrado esta tarde en la Basílica de San Pedro. Este acto ha abierto la iniciativa llamada “24 horas para el Señor”, promovida el Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, que este año se vive en el contexto del Año Jubilar, y al que se adhieren numerosas diócesis de todo el mundo.
Haciendo referencia al “que yo pueda ver” de Bartimeo en la lectura del Evangelio de Marcos leída anteriormente, el Santo Padre aseguró que esta es la petición que “queremos dirigir al Señor”. “Ver de nuevo después de que nuestros pecados nos han hecho perder de vista el bien y alejado de la belleza de nuestra llamada, haciéndonos vagar lejos de la meta”, precisó.
El Santo Padre subrayó que el pecado “nos empobrece y aísla”. Es –aseguró– una ceguera del espíritu, que impide ver lo esencial, fijar la mirada en el amor que da la vida. Y además, el pecado “lleva poco a poco a detenerse en lo superficial, hasta hacernos insensibles ante los demás y ante el bien”.
Asimismo, advirtió sobre lo fácil y equivocado que es creer “que la vida depende de lo que se posee, del éxito o la admiración que se recibe”, “que la economía consiste solo en el beneficio y el consumo”, “que los propios deseos individuales deben prevalecer por encima de la responsabilidad social”. Y añadió que “mirando sólo a nuestro yo, nos hacemos ciegos, apagados y replegados en nosotros mismos, vacíos de alegría y libertad verdadera”.
Al respecto, recordó que “la presencia cercana de Jesús permite sentir que, lejos de él, nos falta algo importante”. Nos hace sentir necesitados de salvación, y esto es el inicio de la curación del corazón.
Por eso, el Santo Padre invitó a reconocernos “mendigos del amor de Dios”, y a no dejar “que el Señor pase de largo”. A este punto, indicó que este Jubileo de la Misericordia “es un tiempo favorable para acoger la presencia de Dios, para experimentar su amor y regresar a él con todo el corazón”.
Por otro lado, el Pontífce aseveró que hoy más que nunca, sobre todo los pastores, “estamos llamados a escuchar el grito, quizás escondido, de cuantos desean encontrar al Señor”. Estamos obligados –reconoció– a revisar esos comportamientos que a veces no ayudan a los demás a acercarse a Jesús. Al respecto, observó que no se debe disminuir las exigencias del Evangelio, pero tampoco se puede “correr el riesgo de malograr el deseo del pecador de reconciliarse con el Padre”.
Al finalizar, el Santo Padre recordó a los sacerdotes que han sido elegidos para “suscitar el deseo de la conversión”, “ser instrumentos que facilitan el encuentro” y “extender la mano y absolver, haciendo visible y operante su misericordia”. Y pidió que cada persona que va a confesarse un padre, el Padre que perdona.
Finalmente, invitó a seguir a Jesús, como discípulos fieles, “para hacer participes a cuantos encontramos en nuestro camino de la alegría de su amor misericordioso”.
A continuación, el Pontífice se acercó a un confesionario, se arrodilló y se confesó. Después, entró en otro confesionario de la Basílica y confesó a varios fieles.






________________________________________

El Papa recuerda que la confesión es lugar privilegiado de la misericordia de Dios
Rocío Lancho García | 04/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – La misericordia, antes que una actitud o una virtud humana, es la elección que hace Dios a favor de cada ser humano destinada a su eterna salvación; elección sellada con la sangre del Hijo de Dios. Así lo ha indicado el papa Francisco en su discurso esta mañana a los participantes del curso anual sobre el Fuero Interno, promovido por la Penitenciaría Apostólica.
De este modo, aseguró que la divina misericordia puede alcanzar gratuitamente a todos aquellos que la invocan, porque “la posibilidad del perdón está realmente abierta a todos, es más, está abierta de par en par, como la más grande de las ‘puertas santas’, porque coincide con el corazón mismo del Padre, que ama y espera a todos sus hijos, de forma particular a los que se han equivocado más y están lejos”.
Asimismo, el Pontífice precisó que la misericordia del Padre puede llegar a cada persona de muchas formas: a través de la apertura de una conciencia sincera; por medio de la lectura de la Palabra de Dios que convierte el corazón, mediante un encuentro con una hermana o hermano misericordiosos; en las experiencias de la vida que nos hablan de heridas, de pecado, de perdón y de misericordia.
En esta línea, recordó que el sacramento de la reconciliación es “el lugar privilegiado para experimentar la misericordia de Dios y celebrar la fiesta del encuentro con el Padre”. El Papa indicó que la fiesta es parte del sacramento, del mismo modo que lo es la absolución.
Asimismo, subrayó que cuando, como confesores “nos dirigimos al confesionario para recibir a los hermanos y hermanas, debemos siempre recordar que somos instrumentos de la misericordia de Dios para ellos” y por tanto hay que estar “atentos a no poner obstáculos a este don de salvación”. Por eso es necesario tener siempre “actitud de fe humilde y generosa, con un único deseo, que cada fiel pueda experimentar el amor del Padre”.
Por otro lado, el papa Francisco reconoció que cada fiel arrepentido, después de la absolución del sacerdote, tiene la certeza, por fe, que los pecados ya no existen, son cancelados por la divina misericordia. A propósito, reconoció que le gusta pensar que Dios tiene una debilidad: mala memoria. Los pecados ya no existen –precisó– porque el Señor los olvida.
Por eso es importante que “el confesor sea también un ‘canal de alegría’ y que el fiel, después de haber recibido el perdón, no se sienta más oprimido por la culpa”.
También señaló que “somos guardianes, nunca padrones, tanto de las ovejas como de la gracia”. El Papa exhortó a poner en el centro, y no solo en el Año Jubilar, el sacramento de la reconciliación, “verdadero espacio del Espíritu Santo en el cual, todos, confesores y penitentes, podamos experimentar el único amor definitivo y fiel, el de Dios por cada uno de sus hijos, un amor que no decepciona nunca”.
Para concluir, Francisco dio un consejo a los presentes para las situaciones en las que no se puede dar la absolución. Les recomendó buscar siempre un camino, porque muchas veces se encuentra. Por eso recordó que además del lenguaje hablado existe “el lenguaje de los gestos”. Y les pidió que hablen como padres, recuerden al fiel que Dios les ama y les den la bendición. De tal modo que estas personas puedan salir de confesionario con la sensación de haber encontrado un padre y no de haber sido regañados.





________________________________________

Lombardi recuerda el trabajo de la Iglesia para erradicar los abusos
Rocío Lancho García | 04/03/16

El padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa de la Santa Sede, tuvo un encuentro informal esta mañana con los periodistas a quienes entregó un comunicado de prensa. De este modo, recuerda que la Santa Sede está realizando un trabajo serio para que nunca más se repitan casos de abusos de menores en la Iglesia, y que el compromiso adoptado no ha sido pequeño ni indiferente.
El portavoz del Vaticano cita dos acontecimientos que despertaron en los últimos días la atención de los medios: las declaraciones del cardenal George Pell ante una comisión de investigación de Australia, en calidad de persona informada; y la película Spotlight, vencedora del Oscar a la mejor película en 2016.
“Si los llamamientos seguidos a Spotlight y a la movilización de las víctimas” están destinadas a “contribuir, apoyar e intensificar el largo camino de la lucha contra los abusos sobre los menores en toda la Iglesia católica y en el mundo de hoy, donde la dimensión de estos dramas es enorme, sean bienvenidos” asegura el portavoz.
Por otro lado, lamenta que “la presentación sensacionalista de estos dos eventos haya hecho que gran parte del público –sobre todo a los menos informado o de corta memoria– piense que la Iglesia no haya hecho nada o poco para responder a estos horribles dramas y que es necesario comenzar desde el principio”.
Asimismo asegura que “una consideración objetiva muestra que esto no es así”. Al respecto recuerda que el precedente arzobispo de Boston, del que se habla en la película, renunció en el 2002 y que desde el 2003, o sea hace 13 años, es arzobispo el cardenal Sean O’Malley, conocido por su rigor y sabiduría al afrontar las cuestiones de los abusos sexuales.
También menciona Lombardi, que los casos pedofilia en Australia, ya fueron abordados por el papa Benedicto XVI, cuando estuvo en el 2008 en Sidney, donde se reunió con un grupo de víctimas en la misma sede de la archidiócesis gobernada por el cardenal Pell, porque el problema ya era de fuerte actualidad entonces y el arzobispo creía que este encuentro era muy oportuno.
Para dar una idea –indica Lombardi– de la atención con la que fueron seguidos estos problemas, solamente la sección de la web del Vaticano dedicada a “Abusos de menores. La respuesta de la Iglesia”, iniciada hace diez años. contiene más de 60 documentos o intervenciones”. Así como “el compromiso que con valentía dedicaron los Papas para enfrentar las crisis que se manifestaron sucesivamente, en diversos países y situaciones –como Estados Unidos, Irlanda, Alemania, Bélgica y Holanda, los Legionarios de Cristo– no ha sido pequeño ni indiferente”.
Además de “los procedimiento y normas canónicas universales renovadas, las líneas guías solicitadas y formuladas por parte de las Conferencias Episcopales, no solamente para responder de los abusos cometidos, sino también para prevenirlos adecuadamente; las visitas apostólicas para intervenir en las situaciones más graves; la profunda reforma de la congregación de los Legionarios, fueron todas acciones destinadas a responder con profundidad”.
En concreto señala la carta de Benedicto XVI a los fieles irlandeses en marzo de 2010, a la que califica como “probablemente el documento de referencia más elocuente” para comprender “la actitud y la respuesta jurídica, pastoral y espiritual de los Papas a estos dramas de la Iglesia de nuestro tiempo”. Es decir, “reconocimiento de los graves errores cometido y pedir perdón”, “atención prioritaria y justicia para las víctimas”, “conversión y purificación”, “compromiso de prevención” y “renovada formación humana y espiritual”.
Por tanto, concluye Lombardi, la Iglesia, “herida y humillada por el flagelo de los abusos, pretender reaccionar no solo por su propio saneamiento, sino también para poner a disposición su dura experiencia en este campo, para enriquecer su servicio educativo y pastoral a toda la sociedad, que generalmente todavía tiene un largo camino que recorrer para darse cuenta de la gravedad de los problemas y para afrontarlos”.





________________________________________

Las víctimas de abusos en Australia se reúnen con la Pontificia Comisión de menores
Redaccion | 04/03/16

El padre Hans Zollner S.I., miembro de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores, ha tenido dos encuentros este miércoles y jueves, con David Ridsdale, Andrew Collins y Peter Blenkiron, víctimas de abusos sexuales cuando eran niños, por miembros del clero en Ballarat, Australia.
Estaban en Roma para asistir a los interrogatorios realizados al cardenal George Pell por la Royal Commission de Australia. De este modo, respondiendo al deseo expresado por las víctimas de reunirse con un miembro de dicha comisión, el cardenal Pell organizó el encuentro.
Al explicar las motivaciones de su petición, Ridsdale, Collins y Blenkiran afirmaron que “queremos discutir nuestras ideas sobre la sanación y la futura tutela de los menores de los abusos cometidos por miembros de instituciones”.
Las víctimas de abusos –indica el comunicado de la oficina de prensa del Vaticano– hablaron de modelos educativos dirigidos a los menores, a los padres y a los profesores de tal forma que se puedan efectuar cambios estructurales en el ámbito de la Iglesia y de la sociedad para el cuidado efectivo de los niños y adolescentes.
Esta discusión prosigue el comunicado, “llega en un tiempo en el que la Pontificia Comisión, durante la reunión de la Asamblea Plenaria de febrero de 2016, decidió que la reunión de septiembre de este año tenga como punto central estratégico la tutela de los menores en las escuelas católicas”.
Por su parte, el padre Hans ha apreciado “las preocupaciones expresadas por las víctimas y sus propuestas de medidas preventivas, y las presentará a la Pontificia Comisión, de tal forma que los miembros puedan aprender de la experiencias de las víctimas para mejorar el trabajo de la comisión sobre las formas actuales de sanación y la comprensión de la forma más eficaz para prevenir los abusos sexuales por parte de personas al servicio de la Iglesia, para impedir que sucedan nuevamente en un futuro”.
Además, durante la reunión el padre Hans ha explicado a las víctimas los objetivos de la comisión. En particular, en calidad de presidente del “Centro para la Tutela de los Menores” del Instituto de Psicología de la Pontificia Universidad Gregoriana, ha hablado de su trabajo y de las iniciativas iniciadas para prevenir los abusos dentro y fuera de la Iglesia.
Ridsdale, Collins y Blenkiran han tenido además la ocasión de conocer algunos de los estudiantes que realizan el curso de estudios para el diploma sobre la Tutela de Menores, impartido por dicha Universidad.
El cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, concluyó este miércoles en Roma, no como imputado sino como persona informada de los hechos, la cuarta audiencia en vídeo-conferenciante, ante la Royal Commission into Institutional Responses to Child Sexual Abuse, que investiga los casos de abusos sexuales a menores cometidos por clérigos o personas relacionadas con la Iglesia en Australia en los años 70 y 80.






________________________________________

Asesinan en Yemen a cuatro Misioneras de la Caridad
Redaccion | 04/03/16

Cuatro Religiosas Misioneras de la Caridad, la Congregación fundada por la madre Teresa de Calcuta, han sido degolladas por un comando de hombres armados que han atacado su convento esta mañana, en la ciudad yemení de Aden. Lo indicó hoy la Agencia Fides tras consultar fuentes del Vicariato apostólico de Arabia meridional.
Además de las religiosas, también han sido asesinados durante el ataque terrorista, el conductor y al menos otros dos colaboradores etíopes de la comunidad, mientras que la superiora del convento ha escapado a la muerte.
Por el momento no hay noticias del sacerdote indio salesiano Tom Uzhunnalil, que residía en el convento de las hermanas, después de que la Iglesia de La Sagrada Familia en Aden fuese saqueado e dada a las llamas por unos hombres armados no identificados, el pasado mes de septiembre.
Dos de las hermanas asesinadas eran ruandesas, una era india, y la cuarta era de Kenia. Por el momento, la superiora del convento está proporcionando información a la policía, que tiene en custodia los cuerpos de las religiosas y de las demás víctimas.
No hay noticias sobre la matriz de este ataque terrorista, pero se sabe que en la ciudad yemení reconquistada hace meses por las fuerzas leales al presidente Abdel Rabbo Mansour Hadi, en lucha con los rebeldes Houthi, están asentados grupos vinculados a la red de Al Qaeda.





________________________________________

Todo listo para el inicio de los diplomados y maestrías del CELAM
Enrique Soros | 04/03/16

(ZENIT – Washington).- La apertura de los diplomados y la maestría que ofrece la Escuela Social del CELAM, Consejo Episcopal Latinoamericano, está teniendo una importante repercusión internacional.
El hecho de que se trate de cursos virtuales, favorece la participación de alumnos por todo el mundo, especialmente de aquellos interesados en la transformación activa de la realidad, desde una impronta latinoamericana, inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia.
Sin duda el compromiso social del papa Francisco y el profundo interés de los obispos de Latinoamérica en dar respuestas actuales a las necesidades del pueblo, expresadas en las conferencias generales del Episcopado Latinoamericano, son una profunda inspiración para muchos a profundizar su propio compromiso social.
La Dra. Susana Nuin, directora de la Escuela Social y directora de la editorial del CELAM, sostiene que estos diplomados “buscan mantener e incrementar una rica experiencia formativa, reflexiva e investigativa, agregando el plus de la interdisciplinariedad y de la interculturalidad que, por las características de la Escuela, se encuentran referidos a la dimensión latinoamericana”.
Esto quiere decir que cualquier estudiante que frecuente nuestros diplomados o postgraduación, hace una experiencia de ‘latinoamericanidad’ y esta es una de las particularidades de nuestra propuesta, reconociendo que la Iglesia latinoamericana es una Iglesia en diálogo con la Iglesia universal, pero a partir de su singularidad”.
El lunes 7 de marzo comienza el primero de los siete diplomados virtuales que ofrece este año la Escuela Social del CEBITEPAL, Centro Bíblico Teológico para América Latina y el Caribe, del CELAM. Se trata del curso diplomado de Meditación Pedagógica desde el Pensamiento Complejo.
Otros diplomados que ofrece dicha escuela son Fundamentos de la Doctrina Social de la Iglesia; La Fuerza Fundante de la Biblia en la Transformación de la Realidad; La Dimensión Teológica: Persona y Comunidad desde la Antropología Trinitaria; y otros que analizan el compromiso de la Iglesia en la transformación social, la acción del Magisterio social de la Iglesia universal y latinoamericana, y la realidad de Latinoamérica y las opciones para su transformación.
El cursar los siete diplomados mencionados, los cuales se darán todos en el transcurso del año 2016, conduce al grado de Especialización, otorgado por la Escuela Social del CEBITEPAL, la cual ofrece también la interesante opción de obtener el grado de Maestría, a aquellos que cursen además de los siete diplomados del año en curso, los siete del año próximo. Ambos grados mencionados estarán acompañados por la Pontificia Universidad Urbaniana de Roma.
En su folleto de información, la Escuela Social del CEBITEPAL se presenta como “la unidad formativa responsable de realizar y promover, corresponsable y subsidiariamente, la formación, la reflexión, la investigación y el discernimiento de instrumentos metodológicos para la transformación de la realidad de los agentes evangelizadores de América Latina y el Caribe”. Y concluye: “Lo hace desde el rico patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia”.
Los diplomados se dictarán virtualmente por videoconferencia, y también en forma regional-presencial, de acuerdo a la demanda de conferencias episcopales, comunidades religiosas y otras instituciones.
Se puede obtener más información accediendo a la página web del CEBITEPAL, con click en la pestaña de la Escuela Social, o a través de las direcciones de email cebitepal.social@celam.org o cebitepalencontacto@celam.org.





________________________________________

La Laudato si’ ha sido de gran ayuda para los que se preocupan por el medio ambiente
Sergio Mora | 04/03/16

(ZENIT – Roma). – La disminución del precio del petróleo y cómo afecta a América Latina, tanto a los países productores como también a los importadores. Este tema ha sido tratado el viernes 4 de marzo en Roma, en un desayuno de trabajo organizado por Mediatrends América.
Lo explicaron tres embajadores en Italia: la de Costa Rica, Cristina Eguizabal; el de México, Juan José Guerra Abud; y el de Venezuela, Julían Isaías Rodríguez Díaz.
Interrogados por ZENIT sobre la encíclica Laudato si’, visto que el uso del petróleo está profundamente relacionado con el efecto invernadero y el cambio climático, la embajadora de Costa Rica precisó que la encíclica “ha sido una gran ayuda para todos los que estamos preocupados en reformar una situación que se baraja desde hace mucho”. Si bien a esto “se suma que la gente está tomando conciencia” porque todos “están viendo diariamente los efectos del cambio climático, con ciclones y sequías, entre otros efectos”.
El embajador de México señaló: “He leído la encíclica desde el inicio hasta el final, es un gran elemento y los científicos que asesoran al Papa plasmaron el problema de manera espléndida”. El embajador Abud indicó que Europa ya inició a hacer su parte por lo que se refiere al efecto invernadero, mientras que otros países como China e India aún están demasiado atrasados en la agenda. Consideró también que ha sido de gran importancia el empuje que el presidente Obama ha dado al tema e invitó a leer el Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís. “El reto más importante de la humanidad en el siglo XXI –aseguró el diplomático– es el cambio climático. Y no podemos dejar de relacionarlo con el tema del petróleo”.
El embajador de Venezuela, Rodríguez Díaz, definió la encíclica como uno de los documentos más importantes de los últimos tiempos, porque señaló “que el planeta no es una mercancía”, y como “aliento espiritual para quienes tengan una religión, cualquiera sea. Un mensaje espiritual para que todas las Iglesias porque todos los seres humanos creen en algo”.
“No podemos salvar el planeta –concluyó– porque solo tenemos el deseo de salvarlo, sino viene otro diluvio universal. Sobre esta base, la encíclica juega un papel importante, aunque los resultados no se verán de inmediato, porque los procesos culturales son largos, y la gente tiene que entender que el mundo no es una mercancía”.
Sobre las repercusiones del precio del petróleo en los propios países, la embajadora Cristina Eguizabal, precisó que actualmente su país importa petróleo lo que ha llevado a realizar un esfuerzo por el desarrollo de fuentes alternativas y renovables, haciendo que en su país hoy la mitad de las fuentes de energía sean renovables. Añadió que hasta los años 80 la hidroelectricidad fue la principal fuente de energía y por presión de Estados Unidos se construyeron centrales térmicas y se importó petróleo.
El efecto del bajo precio del petróleo hoy desde el punto de vista de la balanza de pagos es positivo. El temor, expresó, es que perjudique la conversión energética hacia el verde, especialmente a largo plazo.
Por su parte el embajador Juan José Guerra Abud, señaló que la baja del precio del oro negro crea el peligro de que la energía verde quede relegada. En particular en los países que demográficamente están creciendo, como México. Baste pensar, dijo, que en los últimos 25 años la población ha crecido unos 40 millones de habitantes.
En su país, señaló, el petróleo ha sido prioritario para el desarrollo, aunque se pasó de una economía cerrada en los 80 a una abierta. Un crecimiento marcado por la apertura comercial y tratados de libre comercio que hoy son 13. Y de principal exportador de petróleo en los años 80, México hoy ha pasado a serlo de exportación manufacturera.
Hay un compromiso con el medio ambiente, dijo, y el petróleo hay que guardarlo para la petroquímica y no para combustibles. El descenso de los precios ha afectado a su país, pero gracias a un manejo responsable, se ha logrado amortiguar esta caída. Y concluyó señalando que “la edad de piedra no se terminó porque se terminaron las piedras, sino porque el hombre descubrió otras tecnologías”.
El embajador Julián Isaías Rodríguez Díaz, encuadró el descenso del precio del petróleo en una estrategia internacional de Washington: debilitar a Rusia, a medio término enfrentar a China y recuperar a América Latina. En particular recuperar a los países bolivarianos, Centroamérica y Cuba. La caída del precio, señaló, afecta el gasto social en su país y con la producción del fracking oil, se desestabiliza y así podrán recuperar lo que han llamado su ‘patio trasero’.
Entretanto señaló que “no hay mal que por bien no venga, ante el bajo precio del petróleo tenemos que diversificar, y hoy tenemos necesidad de exportar y vamos a aumentar las exportaciones”, por ello se ha iniciado también a trabajar con minerales, diamante y oro.
La actual situación “ha hecho entender que no basta que haya petróleo, oro o cobre para que un país sea rico”. Por ello se ha iniciado a diversificar incluso en la venta de petróleo, vendiendo a India y China, Rusia e Irán.





________________________________________

Padre Cantalamessa: ‘Solo los enamorados de Jesús lo anuncian con profunda convicción’
Rocío Lancho García | 04/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano). – El padre Raniero Cantalamessa, ha terminado esta semana, durante su tercera predicación de cuaresma al Santo Padre y la curia romana, la reflexión sobre la constitución Dei Verbum, es decir, sobre la Palabra de Dios. La semana pasada profundizó en la lectio divina, y esta mañana lo hizo sobre el “anunciar la Palabra”.
La Palabra de Dios se transmite por medio del Espíritu Santo, “esta es una verdad sencillísima y casi obvia, pero de gran alcance”, indicó el padre Cantalamessa. Es la ley fundamental de cada anuncio y de cada evangelización.
Por otro lado, aseguró que “lo primero que hay que evitar cuando se habla de evangelización es pensar que es sinónimo de predicación y por tanto reservada a una categoría particular de cristianos, los predicadores”. Y añadió que “no se evangeliza solamente con las palabras, sino primero con las obras y la vida; no con lo que se dice, sino con lo que se hace y se es”.
El padre Raniero contó que una vez durante un diálogo ecuménico, un hermano pentecostal le preguntó por qué los católicos llamamos a María “la estrella de la evangelización”. Llegué a la concusión –explicó– de que María es la estrella de la evangelización, no porque ha llevado una palabra particular a un pueblo particular, como hicieron también los grandes evangelizadores de la historia; sino porque ¡ha llevado la Palabra hecha carne y la ha llevado (también físicamente) a todo el mundo!
A continuación explicó cuáles son las premisas y condiciones para volverse verdaderamente un evangelizador. “No hay misión ni envio sin una anterior salida”, aseveró. Y añadió que la primera puerta por la que debemos salir no es la de la iglesia, de la comunidad, de las instituciones, de las sacristías; es la de nuestro ‘yo’.
Por otro lado, subrayó que “al corazón llega solamente lo que parte del corazón”. El padre Cantalamessa advirtió de que “el esfuerzo para un renovado compromiso misionero está expuesto a dos peligros principales”. Uno de ellos es la inercia, la pereza, no hacer nada y dejar que hagan todo los demás. El otro es lanzarse a un activismo humano febril y vacío, con el resultado de perder poco a poco el contacto con la fuente de la palabra y de su eficacia.
En esta línea, el predicador de la casa pontificia aseguró que cuanto mayor sea el volumen de la actividad, más debe aumentar el volumen de la oración, en intensidad si no en cantidad. Después de rezar, indicó que por experiencia personal “se hacen las mismas cosas en menos de la mitad del tiempo”. Además de la oración –indicó– otro medio para obtener al Espíritu Santo es la rectitud de intención.
También señaló que “debemos amar a Jesús, porque solo los que están enamorados de Jesús lo puede anunciar al mundo con profunda convicción”. Se habla con entusiasmo –precisó– solo de lo que se está enamorado.
Además, subrayó que “la sensación de alegría y bienestar que una persona prueba al sentir de repente que le vuelve a fluir la vida en uno de sus miembros hasta ahora inerte o paralizado, es un pequeño signo de la alegría que prueba Cristo cuando siente que su Espíritu vuelve a vivificar a algún miembro muerto de su cuerpo”.
Para concluir su predicación, el padre pidió que el Espíritu Santo, “principal agente de la evangelización”, nos conceda dar a Jesús esta alegría, con las palabras o con las obras, según el carisma y el oficio que cada uno de nosotros tiene en la Iglesia.





________________________________________

‘Click To Pray’, la nueva App para rezar por las intenciones del Papa
Redaccion | 04/03/16

(ZENIT – Ciudad del Vaticano) Después del lanzamiento de la primera campaña de comunicación protagonizada por un pontífice, ahora Francisco vuelve a ser noticia por el lanzamiento de “Click To Pray”, con el deseo de dar a conocer la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración), difundir sus intenciones mensuales y promover un ritmo de oración diaria.
Así, este viernes por la mañana ha tenido lugar en la Radio Vaticano, una rueda de prensa de presentación de la app Click to Pray, que presenta una oración diferente para cada uno de los 365 días del año, a través de las cuales se puede rezar por los desafíos de la humanidad y unirse a diferentes culturas, idiomas y personas alrededor de esta causa universal.
“Click To Pray invita a los hombres y mujeres de todo el mundo a acompañar a Francisco en un nuevo camino compartido y digital, con el deseo de que los continentes se unan para rezar juntos por los grandes desafíos de este mundo, y de la misión de la Iglesia, expresados por sus intenciones”, ha explicado el padre Frédéric Fornos, SJ, director internacional del Apostolado de la Oración.
Desarrollada, diseñada y difundida por la agencia de comunicación La Machi, está disponible en inglés, español, portugués y francés tanto para Android como para iOS, y fue pensada para que quienes se sumen puedan acompañar de modo fácil, rápido y cotidiano al Santo Padre.
Una primera edición de “Click To Pray” había sido lanzada en 2014 en Portugal de la mano del Apostolado de la Oración en dicho país. Esta versión, que sentó el precedente para ahora “globalizar” el proyecto, ya contaba con una comunidad de más de 87 mil personas de 138 países en sus diferentes canales de oración.
“La plataforma envía notificaciones para recordar el día mundial de oración (primer viernes de cada mes) y proponer un ritmo de oración de tres veces durante el día: por la mañana, durante el día y por la noche”, han explicado los promotores de la iniciativa.
“Con este lanzamiento, Francisco busca promover el espíritu de diálogo e interacción, para que cada usuario de Click To Pray pueda unirse a miles de personas y orar por sus intenciones y las de otros”, han añadido.
Para más información: Click To Pray





________________________________________

La catedral de Madrid puede visitarse desde hoy de forma virtual
Redaccion | 04/03/16

(ZENIT – Madrid) A partir de este viernes, la catedral de Santa María la Real de la Almudena abre sus puertas no solo a los que la visitan físicamente, sino a cualquier persona esté donde esté. Mediante la función Street View de Google Maps, ya se puede recorrer virtualmente el principal templo de la capital de España.
“Gracias al trabajo conjunto realizado por el equipo de comunicación de la catedral de la Almudena y Google, se ha conseguido una visita completa del templo que permite conocer los pormenores de este edificio a los que se encuentran lejos”, ha señalado el arzobispado de Madrid en un comunicado.
“Las imágenes han sido tomadas con un carrito o trolley especialmente desarrollado por Google para recolectar imágenes en interiores de edificios y museos sobre el que se monta una cámara diseñada para captar imágenes en 360 grados”, ha explicado. “Con esta tecnología se pueden visitar sitios tan emblemáticos como la torre Eiffel o la Casa Blanca; en España, el templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona o la catedral de Sevilla, ya están listos para ser recorridos con esta herramienta”, ha destacado la diócesis en su nota.
Para acceder virtualmente a la catedral de Madrid, puede visitar este enlace.





________________________________________

Anunciar la Palabra. El Espíritu Santo, principal agente de la evangelización
Redaccion | 04/03/16

Publicamos a continuación la predicación completa del padre Raniero Cantalamessa.
Continuamos y terminamos hoy nuestras reflexiones sobre la constitución Dei Verbum, es decir, sobre la Palabra de Dios. La última vez hablé de la “lectio divina”, es decir de la lectura personal y edificante de la Escritura. Siguiendo el esquema trazado por Santiago, hemos visto en ella tres operaciones sucesivas: acoger la Palabra, meditar la Palabra, poner en práctica la Palabra.
Queda una cuarta operación sobre la cual vamos a reflexionar hoy, anunciar la Palabra. La Dei Verbum habla brevemente del puesto privilegiado que debe tener la Palabra de Dios en la predicación de la Iglesia (DV, nr. 24), pero no se ocupa directamente del anuncio, también porque a este tema el Concilio dedica un documento a parte, la Ad gentes divinitus, sobre la actividad misionera de la Iglesia.
Después de este texto conciliar, el discurso ha sido retomado y actualizado por el beato Pablo VI con la Evangelii nuntiandi; por san Juan Pablo II, con la Redemptoris missio, y por el papa Francisco con la Evangelii gaudium. Desde el punto de vista doctrinal y operativo, por tanto, se ha dicho todo y al más alto nivel de magisterio. Sería tonto por mi parte pensar poder añadir algo. Lo que es posible hacer, en la línea de estas meditaciones, es dar luz a algún aspecto más directamente espiritual del problema. Para hacerlo, parto de la frase del beato Pablo VI según la cual “el Espíritu Santo es el principal agente de la evangelización” [1].
1. El medio y el mensaje
Si quiero difundir una noticia, el primer problema que se me plantea es: ¿con qué medio transmitirla? ¿periódico? ¿radio? ¿televisión? El medio es tan importante que la moderna ciencia de las comunicaciones sociales ha acuñado el eslogan: “El medio es el mensaje” (“The medium is the message”)[2].
Entonces, ¿cuál es el medio primordial y natural con el que se transmite la palabra? Es el aliento, la respiración, la voz. Esto toma, por así decir, la palabra que se ha formado en el secreto de mi mente y la lleva al oído del que escucha. Todos los otros medios no tienen más que potenciar y amplificar ese medio primordial de la respiración o de la voz. También la escritura viene después y supone la viva voz, ya que las letras del alfabeto no son otra cosa que signos que indican los sonidos.
También la Palabra de Dios sigue esta ley. Esta se transmite por medio de un aliento. ¿Y cuál es, o quién es, el aliento, o ruah, de Dios, según la Biblia? Lo sabemos: ¡es el Espíritu Santo! ¿Puede mi aliento animar la palabra de otro, o al aliento de otro animar mi palabra? No, mi palabra no puede ser pronunciada a no ser que sea con mi aliento y la palabra de otro con su aliento. Así, se entiende de forma análoga, la Palabra de Dios no puede ser animada más que por el aliento de Dios que es el Espíritu Santo.
Esta es una verdad sencillísima y casi obvia, pero de gran alcance. Es la ley fundamental de cada anuncio y de cada evangelización. Las noticias humanas se transmiten o a viva voz, o vía radio, prensa, internet y así sucesivamente; la noticia divina, en cuanto divina, se transmite vía Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el verdadero, esencial medio de comunicación, sin el cual no se percibe, del mensaje, más que el recubrimiento humano. Las palabras de Dios son “espíritu y vida”(cf. Jn 6,63) y por tanto no se puede transmitir o acoger de otra forma que no sea “en el Espíritu”.
Esta ley fundamental es la que vemos en acto, concretamente, en la historia de la salvación. Jesús comenzó a predicar “con el poder del Espíritu Santo” (Lc 4,14 ss.). Él mismo declaró: “El Espíritu del Señor está sobre mí… Me ha consagrado con la unción, para llevar a los pobres una buena noticia” (Lc 4,18). Apareciendo a los apóstoles en el cenáculo la noche de Pascua, dijo: “Como el Padre me envió a mí, yo también os envío a vosotros. Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: recibid el Espíritu Santo” (Jn 20, 21-22). Al dar a los apóstoles el mandato de ir por todo el mundo, Jesús les concede también el medio para poder cumplirlo –el Espíritu Santo– y lo concedió, significativamente, en el signo del aliento, de la respiración.
Según Marcos y Mateo, la última palabra que Jesús dijo a los apóstoles antes de subir al cielo fue “Id”: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16,15; Mt 28, 19). Según Lucas, el mandamiento final de Jesús parece el opuesto: ¡Permaneced! “Permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto” (Lc 24, 49). Naturalmente, no hay ninguna contradicción; el sentido es: id por todo el mundo, pero no antes de haber recibido el Espíritu Santo.
Todo el pasaje de Pentecostés sirve para alumbrar esta verdad. Viene el Espíritu Santo y así es como Pedro y los otros apóstoles, en voz alta, comienzan a hablar de Cristo crucificado y resucitado y su palabra tiene tal unción y poder, que tres mil personas se sienten tocadas en el corazón. El Espíritu Santo, venido a los apóstoles, se transforma en ellos en un impulso irresistible a evangelizar. San Pablo llega a afirmar que sin el Espíritu Santo es imposible proclamar que “¡Jesús es el Señor! (1 Cor 12, 3), que es el inicio y la síntesis de todo anuncio cristiano. San Pedro, por su parte, define a los apóstoles como “aquellos que han anunciado el Evangelio en el Espíritu Santo” (1 Pe 1,12). Indica con la palabra “Evangelio” el contenido y con la expresión “en el Espíritu Santo” el medio, o el método, del anuncio.
2. Palabras y obras
Lo primero que hay que evitar cuando se habla de evangelización es pensar que es sinónimo de predicación y por tanto reservada a una categoría particular de cristianos, los predicadores. Hablando de la naturaleza de la revelación, la Dei Verbum dice:
“Este plan de la revelación se realiza con hechos y palabras intrínsecamente conexos entre sí, de forma que las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y los hechos significados por las palabras, y las palabras, por su parte, proclaman las obras y esclarecen el misterio contenido en ellas” [3].
Se trata de una afirmación que se remonta a san Gregorio Magno. “El Señor y Salvador, escribía el santo doctor, a veces nos advierte con lo que dice, a veces sin embargo con lo que hace”: “aliquando nos sermonibus, aliquando vero operibus admonet”[4]. Esta ley que vale para la Revelación en su nacimiento, vale también en su difundirse. En otras palabras, no se evangeliza solamente con las palabras, sino primero con las obras y la vida; no con lo que se dice, sino con lo que se hace y se es.
Así sucedió al inicio. El estudio todavía más válido sobre “misión y propagación del cristianismo en los primeros tres siglos” llega a la conclusión que “la sola existencia y labor constantes de las comunidades individuales fue el principal coeficiente en la propagación del cristianismo [5]. En este año de la misericordia es útil recordar en qué consistía dicha laboriosidad de las comunidades cristianas. Además de la ayuda fraterna entre ellos, consistía en las obras de misericordia hacia todos: cuidando a los huérfanos, a los enfermos y a los presos. La fuerza de estas iniciativas era tan evidente que, queriendo impedir el crecimiento de la fe cristiana, el emperador Juliano cuando regresó a la religión pagana, intentó introducir análogas instituciones de caridad en el ámbito civil.
Hay un dicho en inglés que toma un significado muy particular si aplicado a la evangelización: “los hechos hablan más fuerte que las palabras”. “Deeds speak louder than words”. Una frase de Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi, dice: “El hombre contemporáneo escucha con más placer a los testimonios que los maestros, o si escucha a los maestros es porque son testimonios”. [6]
Uno de los más importantes moralistas del siglo pasado (no es necesario decir el nombre), una tarde fue encontrado en un local con una compañía poco edificante. Un colega le preguntó cómo podía conciliar su conducta con aquello que escribía en sus libros; y él respondió: “¿Han visto alguna vez a una indicación vial que se pone a caminar en la dirección que indica?”. Una respuesta brillante, pero que se condena por sí misma. Los hombres no se interesan con aquellos “indicadores viales” que indican la dirección que hay que tomar, si ellos no se mueven ni un centímetro.
Tengo un hermoso ejemplo de la eficacia del testimonio, en la orden religiosa a la cual pertenezco. La contribución mayor, aunque escondida, que la orden de los Capuchinos ha dato a la evangelización en los cinco siglos de su historia, no ha sido, creo, la de los predicadores de profesión, pero la de las hileras de los ‘hermanos laicos’: simples e incultos porteros de los conventos o limosneros. Enteras poblaciones han encontrado o mantenido su fe gracias al contacto con ellos. Uno de esos, el beato Nicolás de Gesturi, hablaba talmente poco que la gente lo llamaba “fray silencio’, y a pesar de ello en Cerdeña, 58 años después de su muerte, la orden de los Capuchinos se identifica con fray Nicola de Gesturi, o con fray Ignacio de Laconi, otro santo fraile limosnero del pasado. Lo mismo sucedió aquí en Roma, al inicio de la Orden, con san Félix de Cantalice. Se ha cumplido la palabra que Francisco de Asís dirigió un día a los frailes predicadores: “¿Por qué se vanaglorian de la conversión de los hombres? Sepan que a convertirlos han sido mis simples frailes con sus oraciones” [7].
Una vez durante un diálogo ecuménico, un hermano pentecostal me preguntó -no para polemizar sino para intentar entender- por qué nosotros los católicos llamamos a María “la estrella de la evangelización”. Fue una ocasión también para mi, de reflexionar sobre este título atribuido a María por Pablo VI, al concluir la Evangelii nuntiandi. Llegué a la concusión que María es la estrella de la evangelización, porque no ha llevado una palabra particular a un pueblo particular, como hicieron también los grandes evangelizadores de la historia; ¡ha llevado la Palabra hecha carne y la ha llevado (también físicamente) a todo el mundo! Nunca ha predicado, no pronunció sino muy pocas palabras, pero estaba llena de Jesús y donde iba expandía el perfume, a tal punto que Juan Bautista lo advirtió desde el vientre de su madre. ¿Quién puede negar que la Virgen de Guadalupe haya tenido un rol fundamental en la evangelización y en la fe del pueblo mexicano?
Hablando a un ambiente de la Curia, me parece justo poner en luz la contribución que pueden dar -y que de hecho dan- a la evangelización aquellos que pasan la mayoría de su tiempo detrás de un escritorio a resolver asuntos aparentemente extraños a la evangelización. Se entiende el propio trabajo como servicio al Papa y a la Iglesia; se renueva cada tanto esta intención y no se permite que la preocupación de la carrera sea principal en el corazón, el modesto empleado de una Congregación contribuye a la evangelización más que un predicador de profesión, si éste intenta agradar más a los hombres que a Dios.
3. Cómo volverse evangelizadores
Si el empeño por la evangelización es de todos, intentemos ver cuáles son las premisas y cuales son las condiciones para volverse verdaderamente un evangelizador. La primera condición está sugerida por la palabra que Dios dirigió a Abraham: “Sal de tu tierra y ve” (cf. Gen 12, 1). No hay misión ni envío sin una anterior salida. Hablamos con frecuencia de una “Iglesia en salida”. Tenemos que darnos cuenta que la primera puerta por la que debemos salir no es la de la iglesia, de la comunidad, de las instituciones, de las sacristías; es la de nuestro ‘yo’. Lo ha explicado bien en una ocasión el papa Francisco: “Estar en salida, decía, significa antes de todo salir de centro para dejar en el centro el lugar a Dios”. “Decentrarnos de nosotros mismos y centrarnos de nuevo en Cristo”, diría Teilhard de Chardin.
Más intenso que el grito dirigido a Abraham es el que Jesús dirige a quienes llama a colaborar con él en el anuncio del Reino: “Parte, sal de tu yo, reniégate a ti mismo. Entonces todo se vuelve mío. Tu vida cambia, mi rostro se vuelve tuyo. No eres más tu quien vive, pero yo vivo en ti”. Es el único modo para vencer el nacer de envidias, celos, miedos de perder la cara, rencores, resentimientos, situaciones de antipatía que llenan el corazón del hombre viejo; para ser ‘habitados’ por el Evangelio y difundir el olor del Evangelio.
La Biblia nos ofrece una imagen que contiene más verdad que enteros tratados de pastoral sobre el anuncio: la del libro comido que se lee en Ezequiel:
“Yo miré y aquí, una mano extendida hacia mí tenía un rollo. Lo desplegó delante mio; estaba escrito en el interior y en el exterior y estaban escritos lamentos, llantos y desdichas. Él me dijo: Hijo de hombre, come lo que tienes delante: come este rollo, y ve a hablar a los israelitas. Yo abrí mi boca y él me hizo comer ese rollo. Después me dijo: Hijo de hombre, alimenta tu vientre y llena tus entrañas con este libro que yo te doy. Yo lo comí y era en mi boca dulce como la miel. (Ez 2, 9 – 3, 3; cf también Ap 10, 2).
Hay una diferencia enorme entre la palabra de Dios simplemente estudiada y proclamada y la palabra de Dios antes “comida” y asimilada. En el primer caso se dice del predicador “que habla como un libro impreso”; pero no llega así al corazón de la gente, porque al corazón llega solamente lo que parte del corazón. “Cor ad cor loquitur, era el lema del beato cardenal Newman.
Retomando la imagen de Ezequiel, el autor del Apocalipsis aporta una variación pequeña, pero significativa. Dice que el libro devorado era tan dulce como la miel en los labios, pero amargo como la hiel en las entrañas (cf. Ap 10, 10). Sí, porque antes de herir a los oyentes, la palabra debe herir al anunciador, mostrarle su pecado y empujarle a la conversión.
No es el trabajo de un día. Pero hay una cosa que se puede hacer en un día, hoy mismo: asentir a esta perspectiva, tomar la decisión irrevocable, por lo que nos respecta, de no vivir para nosotros mismos, sino para el Señor (cf. Rm 14, 7-9). Todo esto no puede ser solo el fruto del esfuerzo ascético del hombre; esto también es obra de la gracia, fruto del Espíritu Santo. “Y para que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él, que por nosotros murió y resucitó, envió, Padre, [desde tu seno] al Espíritu Santo como primicia para los creyentes”. Así nos hace orar la liturgia en la Plegaria Eucarística IV.
Es fácil saber cómo se obtiene el Espíritu Santo en vista de la evangelización. Solo hay que ver cómo lo obtuvo Jesús y cómo lo obtuvo la misma Iglesia el día de Pentecostés. Lucas describe así el acontecimiento del bautismo de Jesús: “También Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, y descendió el Espíritu Santo sobre él” (Lc 3, 21-22). Fue la oración de Jesús la que rasgó los cielos e hizo descender al Espíritu Santo, y lo mismo sucedió con los apóstoles. El Espíritu Santo, en Pentecostés, vino sobre ellos mientras “perseveraban unánimes en oración” (Hch 1, 14).
El esfuerzo para un renovado compromiso misionero está expuesto a dos peligros principales. Uno de ellos es la inercia, la pereza, no hacer nada y dejar que hagan todo los demás. El otro es lanzarse a un activismo humano febril y vacío, con el resultado de perder poco a poco el contacto con la fuente de la palabra y de su eficacia. Esto también sería una manera de avocarse al fracaso. Cuanto mayor sea el volumen de la actividad, más debe aumentar el volumen de la oración, en intensidad si no en cantidad. Se objeta: esto es absurdo; ¡el tiempo es el que es! De acuerdo, pero el que ha multiplicado los panes, ¿no podrá también multiplicar el tiempo? Además, es lo que Dios hace continuamente y lo que experimentamos cada día. Después de rezar, se hacen las mismas cosas en menos de la mitad del tiempo.
Entonces se dice: Pero, ¿cómo estar tranquilos rezando, cómo no correr, cuando la casa se está quemando? Esto también es verdad. Pero imaginamos esta escena: un equipo de bomberos ha recibido una llamada de alarma y se precipita al lugar del incendio con las sirenas encendidas; pero, llegado a la escena, se da cuenta que no tiene ni una gota de agua en los tanques. Así somos nosotros, cuando corremos a predicar sin orar. No es que falte la palabra; al contrario, mientras menos se reza más se habla, pero son palabras vacías, que no llegan a nadie.
4. Evangelización y compasión
Además de la oración otro medio para obtener al Espíritu Santo es la rectitud de intención. La intención a la hora de predicar a Cristo puede ser contaminada por diversas causas. San Pablo enumera algunas en la carta a los Filipenses: por conveniencia, por envidia, por espíritu de contienda y rivalidad (Fil 1, 15-17). La causa que abarca todos las demás, sin embargo, es solo una: la falta de amor. San Pablo dice: “Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe” (l Cor 13, 1).
La experiencia me ha hecho descubrir una cosa: que es posible anunciar a Jesucristo por razones que tienen poco o nada que ver con el amor. Se puede anunciar por proselitismo, para encontrar, en el aumento del número de seguidores, una legitimidad a su propia pequeña iglesia, especialmente si de su propia fundación. Se puede anunciar, tomando literalmente una frase del Evangelio, para llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra (cf. Mc 13, 10), de manera que se complete el número de los elegidos y apresurar la venida del Señor.
Algunos de estos motivos en sí mismos no son malos. Pero solos no son suficientes. Falta ese verdadero amor y compasión por los hombres que es el alma del Evangelio. El Evangelio del amor solo se puede anunciar si no por amor. Si no nos esforzamos en amar a las personas que tenemos delante, las palabras se transforman fácilmente en piedras en las manos que hieren y de las que nos refugiamos, como nos protegemos de una tormenta de granizo.
Siempre tengo en cuenta la lección que la Biblia, implícitamente, nos da con el relato de Jonás. Jonás se ve obligado por Dios a ir a Nínive a predicar. Pero los ninivitas eran enemigos de Israel y Jonás no quería a los ninivitas. Él está visiblemente contento y satisfecho cuando pueden gritar: “¡Faltan cuarenta días y Nínive será destruida!”. La perspectiva no parece desagradarle en absoluto. Pero los ninivitas se arrepienten y Dios les perdona su castigo. Llegado a este punto, Jonás entra en crisis. “Tú –le dice Dios casi en tono de disculpa– te apiadaste de la planta… ¿y no he de apiadarme yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir entre su derecha y su izquierda?” (Jonás 4,10 s). ¡Dios tiene que hacer un mayor esfuerzo para convertirle a él, el predicador, que para convertir a todos los habitantes de Nínive!
Amor, entonces, por los hombres. Pero también y sobre todo amor por Jesús. Es el amor de Cristo el que nos tiene que mover. “¿Me amas? –dice Jesús a Pedro–. Apacienta mis ovejas” (Jn 21, 15 ss.). Debemos amar a Jesús, porque solo los que están enamorados de Jesús lo puede anunciar al mundo con profunda convicción. Se habla con entusiasmo solo de lo que se está enamorados.
Proclamando el Evangelio, tanto con la vida como con las palabras, no solo le damos gloria a Jesús, sino que también le damos alegría. Si bien es cierto que “la alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”[8], también es cierto que los que difunden el Evangelio llenan de alegría el corazón de Jesús. La sensación de alegría y bienestar que una persona prueba al sentir de repente que le vuelve a fluir la vida en uno de sus miembros hasta ahora inerte o paralizado, es un pequeño signo de la alegría que prueba Cristo cuando siente que su Espíritu vuelve a vivificar a algún miembro muerto de su cuerpo.
Hay, en la Biblia, una palabra que no había notado nunca antes: “Como frío de nieve en tiempo de la siega, así es el mensajero fiel a los que lo envían; pues al alma de su señor da refrigerio” (Prov 25, 13). La imagen del calor y del frío hace pensar a Jesús en la cruz gritando: “¡Tengo sed!”. Él es el gran “segador” sediento de almas, al que estamos llamados a dar refrigerio con nuestro humilde y devoto servicio al Evangelio. Que el Espíritu Santo, “principal agente de la evangelización”, nos conceda dar a Jesús esta alegría, con las palabras o con las obras, según el carisma y el oficio que cada uno de nosotros tiene en la Iglesia.
[1] B. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, nr. 75.
[2] El slogan es de Marshall McLuhan, Understanding Media. The Extensions of Man, Mc Graw Hill, New York 1964.
[3] DV, 2.
[4] Gregorio Magno, Hom. in Evangelium, XVII.
[5] A. von Harnack, Die Mission und Ausbreitung des Christentums in den ersten drei Jahrhunderten, Hinrichs, Leipzig 1902; ed. it. Missione e propagazione del cristianesimo nei primi tre secoli, Cosenza 1986, rist. 2009, pp. 321s.
[6] EN, 41.
[7] Celano, Vita Seconda, CXXIII, 164 (FF, 749)
[8] Papa Francisco, Evangelii gaudium, 1.





________________________________________

Dios es Padre, rico en misericordia
Demetrio Fernández | 04/03/16

La parábola del hijo pródigo es el relato del Padre misericordioso, que enseña a vivir como hijo tanto al que se fue de casa como al que se quedó y no vivía como tal hijo. Esta página evangélica constituye como el núcleo del Evangelio. Dicen los estudiosos de este pasaje que si se hubiera perdido todo el Evangelio y sólo hubiera aparecido esta página, tendríamos el corazón mismo del Evangelio, tendríamos lo esencial que Jesús quería decirnos de parte de Dios.
Se trata de una página preciosa, y siempre produce consuelo constatar que tenemos un Padre así. Al escuchar en este domingo de nuevo esta página evangélica se nos llena el corazón de esperanza. Hay mucha gente que no ha experimentado a Dios así nunca. Piensa que Dios es enemigo del hombre, que Dios es justiciero, que Dios no es capaz de ocuparse de nuestras cosas. Pero Jesús ha venido a decirnos cómo es Dios, que es un Padre bueno, que se conmueve y se alegra cuando volvemos a él, que está preocupado por nosotros día y noche, que le interesa mucho nuestro bien, sobre todo cuando sufrimos por cualquier causa.
A ese hijo perdido que se fue y se gastó la hacienda de mala manera ha salido a buscarlo Jesús, el hijo bueno. Jesús ha recorrido los caminos del hijo pródigo sin apartarse de su Padre, sin romper nunca con él, porque es inocente. Y cuando ha encontrado a ese hijo perdido, ha cargado con su dolor, lo ha cargado sobre sus hombros para traerlo a la casa del Padre. Esa es la cruz de Cristo, el sufrimiento vivido con amor en plena comunión con su Padre, en favor del hombre pecador. Jesús es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo, cargando con él y sufriéndolo en su propia carne.
No hay perdón sin penitencia. El camino recorrido para hacer el propio capricho debe ser recorrido a la inversa con dolor. Jesús sale a nuestro encuentro para aliviarnos ese dolor, para hacerlo llevadero, para darle sentido. Incluso para ahorrarnos mucho sufrimiento, aunque nos da la oportunidad de aportar nuestro granito de arena. Para que el resultado final no sea sólo regalo, sino también premio. Por eso, el tiempo de cuaresma (y toda la vida del cristiano) tiene este sentido penitencial, de desandar con dolor los caminos mal andados por los pecadores. En la vida del cristiano, la reparación del mal cometido es una constante fundamental.
Reparar el mal a base de bien, desandar lo mal andado. En relación con Dios: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”. Aquí el dolor de contrición, me pesa haber ofendido a Dios por ser tan bueno conmigo y haberle ofendido, y eso que él sólo me ha hecho bien. Este dolor encuentra alivio y consuelo cuando mira a Dios, Padre bueno, que no se enfada con nosotros ni reacciona a la manera humana, sino que es rico en misericordia y se complace en perdonarnos. Es un Padre que nos abraza, que nos viste de fiesta, que prepara un banquete en nuestro honor, que se desborda de amor con el hijo que le ha ofendido, que no le pide cuentas, sino que se alegra enormemente “porque este hijo estaba muerte y ha vuelto a la vida”.
Cómo podremos decirles a nuestros contemporáneos lo bueno que es Dios. Con nuestro testimonio y con las palabras que lo expliquen, siendo misericordiosos con ellos. En nuestro mundo abunda el conflicto, el insulto, las intolerancias y las descalificaciones. El cristiano anuncia que Dios es amor y misericordia con su propia vida, como ha hecho Jesús, que “cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente” (1Pe 2,23).
Qué bonito y consolador es tener un Padre así, que siempre perdona y nos acoge con amor. Qué bueno tener un hermano mayor, Jesús, que ha pagado por nuestros pecados y nos llama a colaborar con él. La cuaresma es tiempo de preparación a la Pascua. A vivirla dejando que esa misericordia de Dios cale en nuestro corazón, y nos haga misericordiosos.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba





________________________________________

San Juan José de la Cruz – 5 de marzo
Isabel Orellana Vilches | 04/03/16

Aunque desde la infancia su vida estuvo marcada por signos que revelan una precocidad y profundidad en la experiencia espiritual inusuales en esa etapa, por la época en la que nació: siglo XVII, hemos de creer que el relato de su acontecer trazado por los biógrafos tiene sólidos fundamentos, y no estamos ante una construcción idealizada, fantasiosa, y alejada de la realidad. Que hay elementos para corroborar su itinerario lo prueba el ejemplo de una familia tan religiosa como la suya, forjada con tal mimo por sus padres José Calosirto y Laura Gargiulo, que cinco de sus hermanos fueron consagrados. Y él alcanzó las altas cumbres de la santidad. Algo grande debía haber en ese hogar bendecido de ese modo por Dios.
Carlo Gaetano nació el 15 de agosto de 1654 en Ischia, isla situada a la entrada del golfo de Nápoles, Italia. Creció en el seno de esta familia noble y pudiente alimentando su querencia por el silencio y la oración. Los juegos infantiles no le decían mucho. Prefería acudir a las iglesias a retirarse a orar. En su tierno corazón ocupaba un lugar especialísimo la Virgen María y en su honor había erigido un pequeño altar en su habitación; ante él recitaba el rosario y las letanías. Sus gestos eran los de una persona abocada de forma natural a seguir a Dios con signos preclaros de una prematura vocación expresada palpablemente a todos los niveles.
Su inclinación a la penitencia, uno de los rasgos característicos que le acompañaron hasta el fin, se puso de manifiesto en esta etapa. Junto a obras de piedad como dar limosna a los pobres, incluía la mortificación y disciplinas; se flagelaba llevado por su devoción a la Pasión de Cristo. Pero como a pesar de la edad de algún modo intuía que lo esencial es el ayuno de las pasiones, también aprovechaba situaciones que se le presentaban para crecer espiritualmente. Cuando uno de sus hermanos le abofeteó, se arrodilló ante él, le rogó su perdón y rezó un Padrenuestro. Incluso el ornato externo develaba su espíritu austero y el afán de imitar a Cristo que latía en lo más profundo de su ser. Huía de la ostentación, aunque la alta posición de su familia le habría permitido vestir elegantemente.
Los pasos que fue dando estaban perfectamente medidos por el compás religioso. A los 17 años tuvo claro que habría de consagrarse. Y cuando se planteó dilucidar en qué Orden debía ingresar dedicó una novena al Espíritu Santo. Se sentía llamado a formar parte de aquellas que tuvieran una regla rigurosa, y tomó contacto con Juan de San Bernardo, un franciscano descalzo perteneciente a los reformados que impulsó san Pedro de Alcántara. Precisamente Juan provenía de España y había recalado en Ischia con el fin de establecer allí una nueva rama de la Orden. Para Carlo el encuentro con este religioso fue completamente esclarecedor. Él, que ya estaba habituado a la vida de entrega en la que se hallaba inmerso, cuando vio las virtudes de las que estaba adornado el franciscano no tuvo duda de que quería abrazarse a ese carisma. Se dirigió a Nápoles, al convento de Santa Lucía del Monte, donde fue admitido.
Profesó en 1671 tomando el nombre de Juan José de la Cruz. En él sintetizaba su devoción a la Pasión de Cristo, a san José y su amor a san Juan Bautista. Como era previsible, dada su trayectoria, el noviciado estuvo caracterizado por grandes austeridades y mortificaciones. Tenía como excelsos modelos a san Francisco de Asís y a san Pedro de Alcántara. Extremadamente exigente consigo mismo, ayunaba y se aplicaba cilicios, realizando severas penitencias. El descanso lo tenía prácticamente postergado. Tan edificante era su vida que en 1674 los superiores lo consideraron más que apto para iniciar una nueva fundación. Y lo trasladaron a Piedimonte de Afila. La construcción del convento, ardua labor, fue otra vía para disciplinarse. Acarreó tan pesadas piedras y se entregó al trabajo con tal brío que su organismo se dañó seriamente. Comenzó a tener vómitos de sangre, pero la protección de María que vino en su auxilio le devolvió la salud.
Era tan humilde que se sentía indigno de recibir el sacramento del orden, aunque lo aceptó por obediencia cuando tenía 23 años. Otro tanto le sucedió al ser designado confesor y maestro de novicios a los 27. Como le ha ocurrido a otros santos el rigor disciplinar lo reservaba para él; a los demás los trataba con delicadeza y bondad actuando incluso con cierta flexibilidad. Era guardián del convento de Piedimonte, una misión que desempeñaba admirablemente, pero de nuevo llevado de su humildad, rogó a sus superiores que le relevaran de la misión. Su petición fue escuchada. Sin embargo, en 1684 los componentes del capítulo provincial volvieron a encomendarle esa responsabilidad. No fue la única. En 1690 le nombraron definidor de la Orden. Silencio y recogimiento eran las divisas de vida que difundió entre sus hermanos extremando el cumplimiento de la regla, que personalmente había acatado siempre con toda fidelidad. Quería que la casa excediese en rigor a la fundada en Extremadura, España, por san Pedro de Alcántara.
Su vida ascética estuvo marcada por grandes pruebas. Le asaltaron oscuridad y dudas que sufrió pacientemente. Dios le bendijo con numerosos favores. Su primer arrobamiento fue un éxtasis integral que le mantuvo suspendido en el aire mientras se hallaba en la capilla de Piedimonte celebrando un oficio. A éste le sucedieron otros muchos. En algunos se le concedió tomar al Niño Jesús en sus brazos. De María recibió distintas locuciones en diversas apariciones suyas. Fue agraciado con los dones de bilocación, profecía y milagros. En los últimos 30 años de su vida no ingirió vino, agua, ni otra bebida. Ni su avanzada edad ni su delicada salud fueron motivo para que moderase sus penitencias, como le sugirieron. Le fue dada a conocer de antemano la fecha de su muerte que se produjo el 5 de marzo de 1734. Tras el deceso se apareció a varias personas. Fue canonizado por Gregorio XVI el 26 de mayo de 1839.





________________________________________

Ternura de Padre
Enrique Díaz Díaz | 04/03/16

Josué 5, 9. 10-12: “El pueblo de Dios celebró la Pascua al entrar en la tierra prometida”
Salmo 33: “Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor”
II Corintios 5, 17-21: “Dios nos reconcilió Consigo por medio de Cristo”
San Lucas 15, 1-3. 11-32: “Tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida”
Una familia está enfrentando una situación extrema: una de sus hijas está embarazada causándoles grave conflicto. Los hermanos mayores por ningún motivo la quieren ver en su casa porque es una deshonra, aunque, si investigamos un poco, ellos no tienen su historial limpio. El padre, en un primer momento, intentó golpearla; después dijo que no quería saber nada de ella, y finalmente convive con ella a regañadientes, mirándola a veces con odio y otras veces con desprecio, siempre haciéndola sentir mal. La pobre mamá es quien más sufre pues, aunque la recibe con cariño, siempre presionada por toda la familia, termina también maltratándola y echándole toda clase de culpas. Esto o algo parecido sucede en muchas familias. Si nos ponemos en el lugar de cada uno de los personajes de la parábola y miramos nuestra forma de comportarnos en la familia, nuestros rencores, nuestros resentimientos, nuestros egoísmos y nuestros silencios, comprenderemos mejor la grandeza del padre de familia de la parábola.
Una primera lectura nos sitúa mirando al joven que abandona a su padre y lo percibimos como el centro de todo el relato. Si cambiamos el personaje por nuestra propia persona ya tendremos una gran enseñanza porque es la historia de cada uno de nosotros: abandonar la casa paterna, romper los hilos tanto de fraternidad como de filiación, hundirse en un mundo de pecado, lejos del amor del padre, sentir en nuestro interior la nostalgia del terruño, la añoranza del pan, y la soledad de quien era amado. Y así levantarse del abismo y resurgir para nuevamente encontrar el amor paterno. Es una experiencia que muchos hemos vivido y que cada Cuaresma nos invita a renovar: reencontrar el amor y la paz de la casa del padre. Es, sin duda, el hijo menor un ejemplo para cada uno de nosotros sobre todo en esta Cuaresma.
Pero en este Año de la Misericordia quizás podamos centrar nuestra atención en las razones de la parábola: el motivo que da origen a la narración de Jesús es el escándalo que provoca el trato que Él da a los pecadores. «Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Éste recibe a los pecadores y come con ellos”». Es la base sobre la cual descansa esta narración. Y me parece que la parábola insiste sobre todo en esta nueva imagen de Dios que Cristo nos quiere ofrecer. La parábola, aunque la llamamos del Hijo Pródigo, quizá la deberíamos llamar la parábola del “Padre Misericordioso”. La mirada no está centrada sobre todo en el hijo y su pecado; está puesta en el padre y su actitud amorosa. Resalta la ternura de un Padre que antes que juzgar, perdona; que antes que condenar, restaura; que antes que abandonar, espera pacientemente. Jesús hace resplandecer una nueva y singular historia del perdón.
Cuando nos da a conocer su misión nos dice que “no ha venido para condenar el mundo sino para salvar el mundo”. Y toda su vida es una muestra de esta verdad. Él busca, como buen pastor, la oveja extraviada; o como la mujer, la moneda perdida. Los privilegiados de la misericordia, los preferidos de Jesús, son los pobres, las mujeres abandonadas, los extranjeros, los pecadores, es decir, los separados y señalados por la sociedad. Para Jesús, el hijo pródigo es siempre esperado. Y este comportamiento provoca el fastidio y el desprecio de los fariseos y de ciertos hombres “justos”, incapaces de mirar más allá de lo externo, parecidos al hijo mayor, celoso de la bondad del padre hacia el hijo menor.
Jesús centra nuestra mirada en el Padre amoroso que espera al hijo con ternura. Es cierto, para que pueda haber regreso, debe haber un verdadero reconocimiento del pecado. No es fácil aceptarse como pecador. Buscamos a toda costa justificarnos, y muchos hasta creen que lo han logrado diciendo que no hay pecado. Pero, de improviso, sentimos en nuestra vida y en la vida del mundo que nos rodea, un profundo y misterioso sentido de culpabilidad: las guerras, la destrucción, el odio racial, el hambre de los hermanos, la incapacidad de perdonar a veces a los más cercanos… En fin, una larga historia de debilidad, de miseria y de pecado. No estamos exentos de culpa ni de los pecados personales y ni de pecados de todo un pueblo. Pero no podemos quedarnos en medio de los cerdos: necesitamos reconocernos pecadores, incapaces de levantarnos por nosotros mismos y poner toda la confianza, toda la fe, en un Padre amoroso que no condena, sino que espera con los brazos abiertos. Es el esfuerzo grande de no quedarse en el pecado, sino experimentar la Misericordia de un Padre que no hace muchas preguntas, que simplemente limpia, acoge, viste y vuelve a poner el anillo de la filiación. ¡Qué diferente de nuestro mundo! ¡Qué modo de actuar tan distinto! Y es lo que Jesús nos propone.
Quizás nosotros con el hijo mayor, condenamos y no somos capaces de vivir como hermanos; destruimos la fraternidad y nos enojamos porque Dios sigue amando; nos alejamos de la mesa porque los otros no están a nuestra altura. Pero nos olvidamos que no basta permanecer en la casa del Padre para participar del banquete: se necesita saber perdonar. No basta no haber hecho nada malo, se necesita amar como hermano al que se ha alejado. No basta no haber quebrantado las leyes, se requiere haber trabajado por un mundo más justo, más humano. Así, también nosotros rompemos la armonía de la casa paterna cuando nos negamos a reconocer a los hermanos. Tan grave es el pecado del hijo menor como el del mayor. Ambos rompen injustamente la fraternidad y la filiación. Es la realidad del pecado actual: nos desconocemos como hermanos, nos “robamos” la herencia, no compartimos la mesa, y nos olvidamos que somos hijos de Dios y que el “otro” es nuestro hermano y también es hijo de Dios.
Tres personajes de una historia actual. Contemplemos sus actitudes y miremos cómo lo experimentamos en nuestra vida. Y así, a veces nos miraremos como el hijo que necesita regresar y volver a la casa paterna; otras veces nos sentiremos abrazados y acariciados por el Padre que nos ha rescatado del pecado; ojalá que nunca asumamos la actitud del hermano mayor, de crítica dura y corazón cerrado, que no se convierte ni admite la conversión del hermano, que se cierra a la bondad del Padre y que excluye, con argumentos que lo justifican, de la mesa a su hermano.
Tiempo de Cuaresma es tiempo de levantarse y de volver al Padre para sentir nuevamente toda su ternura; es recobrar la condición de hijo. ¿Nos animaremos, en esta Cuaresma, a regresar a la casa del Padre?
Señor, Padre de Misericordia, tus brazos abiertos nos ofrecen ternura, haz que abandonando nuestro pecado, retornemos a la mesa de la fraternidad y de tu amor. Amén.