Tribunas

Ideas claras y dineros trasparentes

José Francisco Serrano Oceja

La magia técnica que caracteriza al Vicesecretario de Asuntos Económicos de la Conferencia Episcopal Española, el profesor Fernando Giménez Barriocanal, no alcanza a persuadir a los que se niegan a ser persuadidos. Quizá tampoco lo pretenda, por eso de que predicar en el desierto, sermón perdido.

En las primeras vísperas de la presentación de los datos de la asignación tributaria del último ejercicio, el diario El País, digital primero y antes que nada, se lanzó a publicar un extenso reportaje cuya tesis de fondo y forma era que el dinero que el Estado da a la Iglesia –sic transit subconsciente- va destinado a 13 Televisión –al menos ahora no dijeron  nada de COPE- y no a Cáritas; a pagar campañas que tienen repercusión política –a favor de la vida- y no a comedores sociales.

Otra vez la dialéctica: política versus pobreza. Curioso, los temas morales personales –matrimonio, aborto…-, son para muchos políticos. ¿Acaso los morales sociales, la pobreza, desigualdades, asistenciales, no lo son?

Y todo esto con cuadros, gráficas y cifras que procedían del estudio, riguroso, por supuestos, de miles de folios de la Memoria económica que presenta la Iglesia. Por cierto, a la que el periódico había accedido a través del portal de la trasparencia. Que es como esa puerta estrecha del Evangelio; o aquella otra por la que no entra un camello.

Pero las ideas claras y los dineros trasparentes. He aquí algunas.

El dinero que la Iglesia recibe es del 0’7% de los impuestos de aquellos que marcan la casilla de la Iglesia. No tiene ningún tipo de asignación directa en los Presupuestos del Estado, ni tampoco tiene ningún tipo de asignación por ser Iglesia. Es, por tanto, una asignación directa del contribuyente que marca la casilla de la Iglesia, no es directa del Estado. Que sepamos, el Estado, que nació históricamente envidioso de la Iglesia –prof. Negro Pavón dixit- respeta la voluntad libre del contribuyente.

El dinero de la casilla de la Iglesia no es para las arcas de la Conferencia Episcopal sino que se distribuye solidariamente entre las diócesis españolas. Solo una pequeña parte se queda para el sostenimiento de la Conferencia Episcopal, de sus trabajadores, y de sus instalaciones. 

 

José Francisco Serrano Oceja