Crónica de Roma
Analiza para Religión Confidencial la situación religiosa del continente

Guzmán Carriquiry: “El catolicismo en Latinoamérica es fuerte y resiste a la secularización”

El vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, primer laico en ocupar este cargo en la Curia, afirma que Francisco está muy preocupado por la situación en Venezuela

Nombrado por Benedicto XVI Secretario de la Pontificia Comisión para América Latina en el año 2011, Guzmán Carriquiry ha sido el primer laico en ocupar este puesto en la Curia romana y después, como vicepresidente. “El nombramiento fue sorpresivo para todos, especialmente para mí, ya que todos mis predecesores habían sido obispos” señala.

Este uruguayo, que lleva más de 40 años trabajando para la Santa Sede, indica que “la Providencia se ocupa de todos, y creo que a través de mi elección, me preparaba para la llegada del primer Papa latinoamericano”. 

Entre las principales funciones de la Comisión Pontificia para América Latina, Carriquiry explica que “se encarga de seguir con especial atención la vida y la misión de la Iglesia en el contexto Latinoamericano, sirviendo al Papa y a la propia Iglesia latinoamericana”.  

En América Latina viven más del 44% de los católicos del mundo entero. A estos datos hay que  sumarle los 60 millones de hispanos de Estados Unidos y  que dentro de cuatro años van a constituir la mitad de los católicos del país. “En el continente Americano viven más del 60% de los católicos del mundo. Los números no dicen todo, pero tienen su importancia”, afirma Guzmán Carriquiry.

El uruguayo explica que “México, Brasil, Estados Unidos y Filipinas son, en este orden, los países con el mayor número de católicos en el mundo. En diez años, países europeos de tradición católica serán superados por Nigeria y República del Congo. Estamos viviendo una importante transición. La gran tradición católica europea deja paso ahora a la irrupción de las periferias. Además de América Latina, también está África, que crece como ninguna otra región. En vuelo para participar en  la Conferencia de Aparecida, Benedicto XVI dijo: ‘tengo la convicción de que el futuro de la Iglesia católica se juega en una parte fundamental, en América Latina’” declara.

Se pasan a los protestantes

Dicho esto, Guzmán Carriquiry enfatiza que la Iglesia de América Latina tiene “grandes problemas. Aunque la tradición católica que llevaron los misioneros españoles tiene vigencia en nuestros pueblos”, entre los desafíos están el riesgo de que esta tradición se erosione si no hay un resurgimiento en el corazón de las personas, en la vida de las familias y en la cultura de las naciones. Esto es debido a la secularización, que avanza especialmente en las grandes metrópolis. Además, son numerosos los bautizados que en las últimas décadas han emigrado a otras comunidades cristianas, como las evangélicas, las neo-pentecostales o incluso hacia algunas sectas”.

“Por otra parte – continúa- la misión de la Iglesia tiene un desafío fundamental, que es el de demostrar que el Evangelio tiene la fuerza de la creatividad para conseguir una sociedad más justa, pacífica, equitativa y  más humana”.

Para la Iglesia de América Latina, tener el primer Papa latinoamericano es un motivo de entusiasmo y alegría, pero también “una gran responsabilidad, cargada de renovadas exigencias”, declara el vicepresidente vaticano para América Latina. “La Providencia de Dios pone a la Iglesia en una situación excepcional y debe saber responder a todas las exigencias que le plantea este Pontificado. Nos tenemos que preguntar: ¿qué nos está diciendo el Espíritu Santo, que nos está pidiendo que cambiemos mediante el testimonio y del Papa Francisco? ¿Está la Iglesia latinoamericana respondiendo a dichas exigencias?”.

Sobre la posibilidad de que la secularización en América del Sur desplace a un segundo plano al catolicismo, como sucede en Europa, Carriquiry declara: “Aquí la tradición católica todavía es fuerte y resiste los embates de la secularización. Es difícil pensar en la realidad de América Latina sin la tradición católica. Pienso que Europa no es el espejo en donde América Latina debe ver su futuro. La secularización va a ser fuerte, porque Latinoamérica también sufre esa cultura relativista, individualista y consumista preocupada por cosas mundanas. Es cuestión capital la conversión personal la que llama el Papa”.

Descristianización de Europa

Respecto a Europa, el vicepresidente de la Comisión para América Latina recuerda que las raíces cristianas europeas son un hecho histórico innegable. “No se trata de reivindicar esas raíces, sino de ver qué genera hoy en la sociedad esa tradición judeo-cristiana. Europa tiene un desafío inmenso de recomenzar desde la fe. Es un hecho misterioso que un continente de tradición católica y cristiana viva un proceso tan radical de descristianización. El desafío de la Nueva Evangelización es capital para toda la Iglesia”.

Sobre la posibilidad de que se produzca un ‘proceso inverso de evangelización’  y que sea Latinoamérica quien evangelice Europa,  indica que  “es una imagen muy hermosa, pero tiene mucho de retórica ideal. La Iglesia en América Latina y África tiene una responsabilidad respecto al resurgimiento de la fe en Europa. Pero el primer paso de la Iglesia Latinoamericana es demostrar su vitalidad misionera, derribando fronteras y acercándonos a la Iglesia universal. Dicho esto, todavía la Iglesia en Europa y España tiene que seguir prestando una colaboración fundamental a latinoamericana. No olvidemos que hay miles de misioneros españoles en el continente”.

Francisco ha derribado un mundo de prejuicios

Considera que “el Papa Francisco ha ayudado a derribar un muro de prejuicios y resistencias respeto a la Iglesia, ha suscitado inquietud en el alma de muchos alejados y reavivado la fe de bautizados durmientes. Ahora muchos católicos sienten el orgullo de reconocerse como tales, pero no sabemos cuánto de este movimiento se traducirá en una profunda adhesión por parte de las personas a la Iglesia. El tiempo lo dirá”.

En este contexto, piensa que “el Papa está sumiendo a la Iglesia en un baño evangélico. Quiere desacomodarnos de nuestros ‘tran, tran’ mundano y nos sugiere enfrentarnos a la realidad, desde la misericordia y con el Evangelio en la mano. Pienso que el Papa está haciendo en solo tres años de pontificado una obra gigantesca sin descanso”.

Respecto a la influencia de Francisco en los distintos gobiernos latinoamericanos, el vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, señala que “nunca había habido tanta atención de los poderes públicos respecto de la Santa Sede. El Santo Padre se ha convertido en tres años en el líder mundial con mayor credibilidad. Su diplomacia es sencillamente la del buen Pastor. Hay que construir puentes, paso a paso. En estos tres años, numerosos gobernantes de Latinoamérica le han visitado. Los gobiernos consideran las embajadas ante la Santa Sede como embajadas estratégicas”.  

Cuba y Venezuela

Y explica la situación cubana: “Un claro ejemplo es la extraordinaria y discreta obra que, junto a la Secretaría de Estado, ha llevado al restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, país que tenía bloqueadas sus relaciones con muchos países de América Latina. Tanto Obama como Raúl Castro confiaban únicamente en la figura de Francisco para resolver el conflicto”.

Respecto a Venezuela, Guzmán Carriquiry explica que “el Papa sigue con profunda preocupación la dramática situación venezolana. Sabemos de la carta escrita al presidente Maduro, conocemos las declaraciones del episcopado venezolano y del Nuncio apostólico de Venezuela. También sigue con profunda preocupación la complejidad del proceso de paz de Colombia. Pero el Papa no quiere privilegiar Latinoamérica. Por eso, ha viajado a Asia y a África, y en Europa, está viajando a la periferia”. 

En cuanto a la figura política del propio Francisco indica que “decir que el Papa es un actor político es reducir su figura, pero es evidente que ejerciendo su magisterio tiene consecuencias políticas como lo tuvo el Pontificado de Juan Pablo II, contribuyendo a la caída del muro de Berlín y al desfondo del ‘socialismo real’”.