Servicio diario - 20 de junio de 2016


 

El Papa en Sta. Marta: Hay que mirarse al espejo antes de juzgar
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Antes de juzgar a los otros es necesario mirarse al espejo y ver cómo somos. Es la invitación del papa Francisco en la misa de esta mañana celebrada en Santa Marta, la última antes del descanso por el verano. El Pontífice ha subrayado que lo que diferencia el juicio de Dios del nuestro no es la omnipotencia sino la misericordia.
Reflexionando sobre el Evangelio del día, el Santo Padre ha recordado que el juicio pertenece solo a Dios y por eso si no queremos ser juzgados también nosotros no debemos juzgar a los otros. Todos nosotros queremos que en el Día del Juicio, “el Señor nos mire con benevolencia, que el Señor se olvide de muchas cosas feas que hemos hecho en la vida”, ha asegurado.
Por eso si “tú juzgas continuamente a los otros con la misma medida, tú serás juzgado”. El Señor nos pide que nos miremos al espejo. “Mírate al espejo, pero no para maquillarte, para que no se vean las arrugas. No, no, no, ¡ese no es el consejo! Mírate al espejo para mírate a ti, como tú eres”, ha invitado Francisco. Querer quitar la mota del ojo ajeno, mientras que en tu ojo hay una viga. El Señor dice que cuando hacemos esto hay solo una palabra para definirlo: “hipócrita”.
Por eso, el Pontífice ha observado que se ve que el Señor aquí “se enfada un poco”, dice que somos hipócritas cuando nos ponemos “en el sitio de Dios”. Y así, ha recordado que esto es lo que la serpiente ha convencido a hacer a Adán y Eva: “si coméis de esto seréis como Él”. Ellos –ha precisado– querían ponerse en el sitio de Dios.
Asimismo ha explicado que por esto es tan feo juzgar. El juicio corresponde solo a Dios. “A nosotros el amor, la comprensión, el rezar por los otros cuando vemos cosas que no son buenas, pero también hablar con ellos: pero, mira, yo veo esto, quizá…’ pero no juzgar”, ha aseverado.
El Santo Padre ha proseguido su homilía subrayando que cuando juzgamos “nos ponemos en el sitio de Dios” pero “nuestros juicio es un juicio pobre” , nunca “puede ser un juicio verdadero”. Y nuestro juicio no es como el de Dios no por su omnipotencia, sino “porque a nuestro juicio le falta misericordia, y cuando Dios juzga, juzga con misericordia”.
Finalmente, el Papa ha invitado a pensar hoy en lo que el Señor nos pide: no juzgar para no ser juzgados, la medida con la que juzgamos será la misma que usarán con nosotros y mirarnos al espejo antes de juzgar. De lo contrario seremos un “hipócrita” porque nos ponemos en el sitio de Dios y porque nuestro juicio es pobre porque le falta algo importante que tiene el juicio de Dios, le falta misericordia.


El Papa recibe al ex presidente Shimon Peres
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha recibido esta mañana en audiencia en el Vaticano al ex presidente de Israel, Shimon Peres, en un encuentro de carácter privado.
El último encuentro entre ambos fue en septiembre de 2014, en un encuentro en el que el ex mandatario israelí quiso presentarle una propuesta muy concreta: una “ONU de las religiones”.
“Peres le ha hablado de sus iniciativas, su compromiso por la paz en esta fase actual”, explicó a los periodistas el padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa del Vaticano.
Asimismo aclaró que “el Papa no se ha tomado compromisos personales. Le ha escuchado. Siempre recibe y acoge con gran atención lo que se le propone y explica. Manifiesta su interés, atención y ánimo a todo aquello que son iniciativas que miran hacia la paz. Pero no se ha tomado compromisos personales en esta iniciativa”.
Anteriormente, se había encontrado también en el Vaticano, el 8 de junio de 2014, en ocasión de la invocación para la paz en los Jardines Vaticanos, junto con el presidente palestino, Mahmoud Abbas, y el patriarca Bartolomé I. Ese mismo año, se vieron también en Jerusalén, en el mes de mayo, cuando el Santo Padre viajó a Tierra Santa.


Francisco elogia a un embajador que le presentó a su familia acompañados de la empleada de hogar
Posted by Sergio Mora on 20 June, 2016



(ZENIT – Roma).- El santo padre Francisco, al inaugurar el viernes 17 el Congreso diocesano de Roma, respondió a algunas preguntas realizas por algunos participantes, y en una de ellas señaló la importancia de las ‘familias ampliadas’. Es verdad –reconoció el Santo Padre– que es una expresión que no siempre suena bien, pero depende de las culturas.
Y señaló que hace una o dos semanas fue al Vaticano para presentar las credenciales el embajador de un determinado país. Con él estaba su familia y la señora que hacía limpieza en su casa desde hacía mucho años, y explicó: “esta es una familia extendida”.
Esta mujer era de la familia, una señora sola. Y no solamente la pagaban bien, en regla, sino que cuando tuvieron que venir a visitar al Papa para presentar las credenciales le dijeron: “Tú vienes con nosotros, porque tú eres parte de la familia”.
Este es un ejemplo, esto es dar espacio a la gente, dijo el papa Francisco. “Y entre la gente sencilla, con la sencillez del Evangelio, esa sencillez buena. Hay ejemplos así, de ampliar la familia”.
El Santo Padre puso este ejemplo al responder sobre el individualismo del mundo de hoy, “que tienen tantos nombres”.
Respondiendo también a la pregunta que le hizo el sacerdote, el Papa señaló la palabra ternura. Porque “la ternura es la caricia de Dios”. Y recordó que una vez en un sínodo surgió la idea de que “tenemos que hacer la revolución de la ternura”. Y que algunos padres, hace años, le dijeron que esto no sonaba bien. En cambio hoy podemos decir “falta ternura, falta ternura”.
Asimismo invitó a acariciar no solamente a los niños sino también a los enfermos y a los pecadores… “Y existen ejemplos buenos de ternura…”, dijo. Porque “la ternura es un lenguaje que vale para los más pequeños, para aquellos que no tienen nada: un niño conoce a su papá y mamá por las caricias, después la voz, pero siempre es la ternura”.
Finalmente precisó que le gusta escuchar cuando el papá o la mamá hablan con el niño que inicia a comunicarse, e imitando el susurro con el cual los padres le hablan dijo, “hablan así…, todos lo hemos visto, es verdad. Esta es ternura, abajarse al nivel del otro. Es el camino que hizo Jesús. Jesús no usó el privilegio de ser Dios: se abajó y habló nuestro idioma y habló con nuestros gestos”.


Bartolomé I da las gracias al Papa al abrir el Concilio Panortodoxo
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Roma).- El patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, ha abierto esta mañana el Concilio Panortodoxo, dando las gracias al papa Francisco, que ayer en el ángelus pidió oraciones por este encuentro.
Antes de leer el discurso inaugural –informa la agencia Sir– el patriarca Bartolomé ha recordado a todos los que están apoyando el Concilio, entre ellos ha citado al papa Francisco. Al tomar la palabra, el Patriarca ha recordado a los presentes que “el mundo nos está mirando” y esto nos pide “una responsabilidad más grande”.
Este encuentro que se está celebrando en Creta es el primero convocado con carácter universal por los ortodoxos desde el segundo concilio de Nicea el año 787. Tras más de cincuenta años de preparación, las catorce Iglesias llegaron a un acuerdo en un encuentro a principios de año, donde además enumeraron los temas aprobados oficialmente, que formarán parte de la agenda de esta histórica reunión.
Antes de comenzar la lectura de la prelusión, el patriarca Bartolomé hizo referencia a la ausencia de las Iglesias de Moscú, Bulgaria, Georgia y Antioquía, que finalmente han decidido no participar por ciertas incomprensiones. A continuación ha leído los mensajes recibidos por los patriarcas Juan X de Antioquía y Kirill de Moscú, en los que explican las razones para no participar.
Los primados de las Iglesias ortodoxas concelebraron ayer la gran fiesta de Pentecostés en la Iglesia de Saint Menas en Heraklion, con una liturgia de 4 horas. Dirigiéndose a los presentes, el patriarca ecuménico habló de la unidad y de la catolicidad de la Iglesia. “Hoy también es un día en el que gritamos al Paráclito e imploramos que venga para permanecer en nosotros, que nos custodie en su verdad y santidad, según la oración dolorosa del Señor en el huerto del Getsemaní”, aseguró.
Independientemente de nuestras diferencias –dijo el patriarca Bartolomé– los ortodoxos tenemos que subrayar que el único camino para emprender en el mundo es el de la unidad. Y observó que aunque sea un camino difícil es cierto que este Concilio “contribuirá en esta dirección, estableciendo, a través de la consulta en el Espíritu Santo, y el diálogo franco y constructivo, un clima de confianza y comprensión recíproca”. Nuestra misión –aseguró– es la unidad de la Iglesia ortodoxa y de sus fieles.



El cardenal Parolin pide poner fin al odio y el rencor en Ucrania
Posted by Rocío Lancho García on 20 June, 2016



(ZENIT – Roma).- “He venido para encontrar a los que han sido golpeados por la violencia de la guerra, para traer el abrazo del Papa y el apoyo concreto de la caridad de la Iglesia”. Así lo aseguró el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, durante la Divina Liturgia de Pentecostés —de acuerdo al calendario Juliano que sigue la Iglesia Ortodoxa– celebrada este domingo en Leópolis en la catedral greco-católica. La visita a esta ciudad se enmarca en el viaje a Ucrania que el purpurado ha realizado desde el 15 de junio y concluye este lunes.
Dirigiéndose en particular a las víctimas del conflicto que desde hace dos años golpea el país, el cardenal Parolin recordó “la misericordia amorosa de Dios” pidiendo que “no se sientan abandonados u olvidados por sus hermanos y hermanas en la humanidad”. El Espíritu Santo –precisó– sea el gran trabajador de paz, en esta tierra y en todo el mundo: a la confusión de las lenguas de Babel sustituya la comprensión recíproca de Pentecostés. Asimismo exhortó a invocar “con todas nuestras fuerzas al Espíritu esta renovada comprensión recíproca que ponga fin a todo odio y rencor”.
El deseo del Secretario de Estado es que “todos los creyentes en Cristo puedan, por obra del Espíritu de unidad, reencontrar el camino de esa comunión que el mismo Espíritu no cesa de suscitar a los que creen en Él”. Tal fraternidad –aseveró– se extienda a todos los creyentes y a cuantos buscan a Dios con corazón sincero.
A los hermanos de la Iglesia greco-católica el cardenal desea que reciban “los renovados efectos” de la bendición que, hace 15 años, pronunció el papa san Juan Pablo II durante la Divina Liturgia en Lvov: “Interceden por vosotros los santos y los beatos que en esta tierra de Ucrania alcanzaron la corona de la justicia… Por su intercesión quiera Dios derramar sobre vuestras heridas el óleo de la misericordia y de la consolación, para que podáis mirar con confianza lo que os espera, con la certeza interior de que sois hijos de un Padre que os ama tiernamente”.
Para concluir, el cardenal aseguró a los presentes que también ellos pueden “esperar del Espíritu la fuerza para que vuestros pasos pueden anunciar con eficacia, con impulso y generosidad abierta a todos, el Evangelio del Señor” y se les conceda “ser testigos de esa ‘teología’ que, para el Oriente Cristiano, no es doctrina teórica sino testimonio de vida hasta la contemplación del Rostro de Dios”.



El patriarca Ignacio Ephraim II se salva de un ataque terrorista
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Roma).- Tres personas murieron este domingo por un ataque suicida durante una reunión religiosa organizada en Qamishli, al norte de Siria, para conmemorar el “genocidio asirio” de 1915, realizado por el ejército otomano.
Según fuentes locales consultadas por la Agencia Fides, “el terrorista trató de entrar en la sala donde estaban reunidas las personas”, pero “fue detenido por las fuerzas de seguridad locales y se inmoló en medio de ellos”, dejando así tres fallecidos y varios heridos. En la celebración estaba presente el patriarca Ignacio Ephraim II, cabeza de la Iglesia ortodoxa siriaca. La seguridad fue garantizada por las fuerzas de seguridad “Sotoro”, milicias cristianas formadas en el noreste de Siria. El ataque, que no es el primero en la ciudad de Qamishli, no ha sido reivindicado, asegura Fides. El patriarca presidió este domingo, “un evento en Qamishli en el que inauguró un monumento conmemorativo del genocidio asirio”.
El encuentro que se estaba celebrando recordaba la matanza de 1915, también conocida como la “masacre de Sayfo”, llevada a cabo por el ejército otomano durante la Primera Guerra Mundial.
Tal y como indica Fides, de acuerdo con las estimaciones de los historiadores, los asirios víctimas de aquella masacre fueron alrededor de 250 mil aunque otras fuentes creen que los muertos alcanzaron los 750 mil.
Cabe señalar que la ciudad de Qamishli, de mayoría kurda, se divide actualmente entre una parte controlada por las milicias kurdas y una parte bajo control de las fuerzas del gobierno sirio.


El viaje del Papa a Armenia, el corazón del polvorín del Cáucaso
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Roma).- En la rica y turbulenta historia armenia se han alternado cíclicamente periodos de esplendor y eventos trágicos. Situada a caballo entre dos continentes, en una zona estratégica de la masa euroasiática, Armenia puede presumir de un pueblo de identidad milenaria, cuyo pasado se mezcla e interactúa con las principales culturas de Oriente y de Occidente.
A pesar de la gran cantidad de acontecimientos que unen Armenia y Europa (es suficiente con pensar que fue el primer país de la historia que decretó el cristianismo como religión de Estado), para comprender la atracción que tal región ejercitó en los europeos debemos dirigir nuestra mirada en otra dirección, hacia un elemento a primera vista menor pero de fuerte valor simbólico.
Durante la Edad Media, de hecho, ante las cortes del rey era muy apreciada la piel de un pequeño animal, utilizada para los mantos de los monarcas y los jueces: esta criatura diminuta era un armiño, cuyo nombre deriva del diminutivo latino “armenius” que significa precisamente, procedente de Armenia. El prestigio que rodeaba a este animal surgía de su pelo blanco y, sobre todo, de la difundida creencia de que prefiere terminar como comida de sus depredadores en vez de refugiarse en refugios húmedos y sucios que podría ensuciar su brillo. Esta criatura asumió por tanto el símbolo de dignidad y pureza, particularmente indicado para componer los mantos de las máximas autoridades de los reinos europeos.
Tal dignidad y orgullo en los momentos dramáticos reclaman en la mente los innumerables lutos que se han vivido en la larga historia armenia. En los tiempos más recientes la memoria corre al genocidio realizado por los turcos durante la Primera Guerra Mundial, en la que se exterminó a casi un millón y medio de armenios, incluidos mujeres y niños. Desde ese momento toda esperanza de memoria compartida ha sido vana: todavía hoy las autoridades de Ankara niegan el genocidio y “excomulgan” a cualquier país que denuncie abiertamente esos eventos dramáticos.
Una toma de posición fuerte en esta dirección fue la que se tomó en Bundestag (el parlamento alemán) el pasado 2 de junio, cuando la Cámara baja reconoció el genocidio perpetrado por los otomanos al pueblo armenio, desatando como respuesta la llamada al embajador turco en signo de protesta. El voto del Bundestag se considera valiente si tenemos en cuenta las relaciones estrechas entre Turquía y Alemania, especialmente a la luz de la crisis migratoria de los últimos años y de los acuerdos sobre tal tema entre Ankara y la Unión Europea. El voto alemán además había sido adelantado en las semanas anteriores por la declaración del papa Francisco sobre el “primer genocidio del siglo XX”” que, también en este caso, empujaron al Gobierno turco a llamar a su embajador ante la Santa Sede.
Pero las relaciones difíciles con Turquía no representan el único nudo que hay que deshacer en el Gobierno de Erevan, que tiene que afrontar numerosos problemas, herencia de un pasado cruento y de una difícil posición geográfica. En este contexto la relación con Azerbaiyán preocupa mucho, especialmente en lo relacionado con la República del Nagorno Karabakh, que se opone desde la caída de la Unión Soviética a las ambiciones expansionistas de Azerbaiyán. Después de la guerra contra esta nación, terminada formalmente en mayo de 1994, las tensiones entre Baku y Erevan nunca han cesado del todo (prueba de esto son las nuevas violencias que han tenido lugar en los meses pasados causando cientos de muertos en ambas partes, encendiendo nuevamente los centros de atención sobre esta región olvidada), cómplice también la delicada situación de la zona, donde Armenia es apoyada por Rusia y Azerbaiyán por Turquía y Estados Unidos.
Se incluye en este contexto la realización del gasoducto que unirá los yacimientos de Azerbaiyán con Europa, pasando por Georgia, Turquía, Grecia y Albania y llegando finalmente a la región italiana de Puglia. Las tres secciones del gasoducto — el “South Caucasus Pipeline”, el “Trans-Anatolic Pipeline” y el “Trans-Adriatic Pipeline”– han sido proyectadas para disminuir la dependencia europea del gas ruso, poniendo en los mercados el gas de los yacimientos de Azerbaiyán en el Mar Caspio. No hace falta decir que estas imponentes infraestructuras actuarán precisamente en Armenia, aliada de Moscú y enemiga del Gobierno de Baku, excluyéndola de este proyecto.
La historia reciente invita además a no ilusionarse con la estabilidad de los otros países fronterizos: es difícil contar el número de las crisis verificadas en los últimos años, es suficiente con pensar en el conflicto ruso-georgiano del 2008, en las dos guerras rusas contra la Chechenia rebelde (1994-1996 la primera y 1999-2009 la segunda), en la penetración yihadista en el Daguestán ruso. Por no hablar de la dramática realidad del “Siraq” y, aunque distante, Ucrania: todas situaciones críticas que aumentan la inestabilidad crónica del polvorín del Cáucaso.
En este cuadro difícil se enmarca la visita del papa Francisco en Armenia, del 24 al 26 de junio. El Pontífice se encontrará con una de las visitas más significativas del año, especialmente a la luz de la relación con las Iglesias orientales y del atormentado Oriente Medio. El deseo es que se puedan sentar las bases para una mejora de las relaciones entre los países de la zona y de todo el Levante.
Por: Marco Valerio Solia


El obispo español Manuel González García será canonizado el 16 de octubre
Posted by Redaccion on 20 June, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, ha presidido esta mañana el consistorio ordinario público para la canonización de cinco beatos. Así, se ha determinado que sean canonizados el domingo 16 de octubre.
Entre ellos está el español Manuel González García, obispo de Palencia, fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de la Congregación de las Hermanas Misioneras Eucarísticas de Nazaret.
También el francés Salomone Leclercq (Guillaume-Nicolas-Louis Leclercq), de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, mártir. Lodovico Pavoni, sacerdote italiano, fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada. Alfonso María Fusco, sacerdote italiano, fundador de la Congregación de las Hermanas de San Juan Bautista. Y finalmente Elisabeth de la Santísima Trinidad (Elisabeth Catez), francesa, monja profesa de la Orden de los Carmelitas Descalzos.
La fecha elegida coincide con la canonización de José Sánchez del Río y José Gabriel del Rosario Brochero.


San Luis Gonzaga – 21 de junio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 20 June, 2016



(ZENIT – Madrid).- Ciertas hagiografías ofrecieron un relato de su vida que no se corresponde con la realidad. En ellas aparece adornado de una ingenuidad casi pueril, cuando era una persona de férrea voluntad. En la brevísima etapa del siglo XVI que le tocó vivir, época postridentina, coexistían herejes y mártires. La reforma protestante y la contrarreforma se medían con los signos de un floreciente Renacimiento en España, un Siglo de Oro literario nunca igualado hasta ahora, y el importante papel de la Iglesia en la expansión y colonización europea, entre otros. A nada de ello fue ajeno el santo, testigo del asesinato de dos de sus hermanos. En este contexto histórico se calibra el alcance de su entrega.
Primogénito del marqués de Castiglione delle Stiviere y sobrino del duque de Mantua, nació en la fortaleza que la familia tenía en esta región de Lombardía, Italia, el 9 de marzo de 1568. Tras un parto complicado, su madre lo consagró a María. Su padre Ferrante dispuso que recibiera una esmerada educación, acorde con el futuro prometedor que soñaba para él, y creyó que haría méritos siguiéndole en la carrera militar. Era un niño cuando se vio rodeado de soldados y diverso armamento; un extraño mundo de juegos del que extrajo lecciones de valentía y espíritu de sacrificio, escenario de alguna travesura. En él se contaminó puntualmente con expresiones malsonantes, impropias de su edad y alcurnia, hecho que le hizo ver su preceptor y por el cual se afligió sobremanera. Y eso que se produjo en su infancia, sin ápice de malicia. Sucedió lo que cabía esperar hallándose en tan rudo entorno, donde estas manifestaciones verbales eran ordinarias. A los 7 años se fue decantando por la vida de perfección. En 1577 su padre lo condujo junto a sus hermanos a Florencia, cuna de los Medici, faro en ese momento de la cultura europea. Allí se formó en diversas disciplinas con excelentes resultados.
No era un joven frágil ni pusilánime. Perfectamente consciente de su procedencia y de los privilegios que tenía, no se le escapaban ciertas licencias que se cometían en el ambiente de la corte, un mundo opaco que no era para él. Su padre pronto iba a constatar que no estaba dispuesto a dejarse cautivar por el esplendor ni la opulencia. Su modelo de vida era Cristo y con su gracia doblegaría la voluntad de su progenitor. Antes de proceder, se preguntaba: «¿De qué sirve esto para la eternidad?». En un momento dado, reconoció: «Dios me dio la gracia de no pensar sino en lo que quiero». El 25 de marzo de 1578 en la basílica florentina de la Anunciación se consagró a Dios. Era su íntima y radical respuesta a los desórdenes del tiempo y lugar en que crecía. También le dolían las pésimas amistades con las que se mezcló temporalmente. A la vista de tanta miseria, sentía crecer en su interior el anhelo de ser casto, pobre y obediente.
Poco antes de cumplir 12 años, se trasladó a la corte del duque de Mantua. Contrajo una enfermedad renal, y la sobrellevó envuelto en la oración, lecturas de vidas de santos y diversos textos espirituales; también impartía catequesis. En ese ambiente recogido se despertó su idea de ser sacerdote. Aunque no logró reponerse por completo –le quedaron secuelas de por vida–, comenzó a practicar un riguroso ascetismo marcado por durísimas mortificaciones y disciplinas. Recibió la primera comunión en 1580 de manos de san Carlos Borromeo.
En 1581 llegó a España con su familia. No alteró el camino de perfección emprendido. El día de la Asunción de 1583, al comulgar en la iglesia de los jesuitas de Madrid, escuchó: «Luís, ingresa en la Compañía de Jesús». Este alto ideal fue un desafío que importunó a su padre, pero llenó de gozo a la madre que comentó en una ocasión: «Si Dios se dignase escoger a uno de vosotros para su servicio, ¡qué dichosa sería yo!». Luís respondió vivamente: «Yo seré el que Dios escogerá». Un jesuita le advirtió que precisaba el permiso paterno. Ferrante se mostró inflexible. En 1584 regresaron a Italia. Allí Luís comenzó los ejercicios espirituales. Actuaba evangélicamente, insistiendo sin desfallecer ante su padre. Incluso en una ocasión, hallándose en Castiglione, se escapó de casa. Después de acaloradas discusiones entre ambos, severos castigos y fracasados intentos de Ferrante para disuadirle, éste aceptó lo inevitable y escribió al general de los jesuitas notificándole la decisión de Luís; le confesó que se desprendía de lo que más amaba en el mundo.
A finales de 1585 el joven, que renunció a sus derechos sucesorios a favor de su hermano, se trasladó a Roma y comenzó el noviciado bajo tutela de san Roberto Belarmino; poco antes había sido recibido por el papa Sixto V. Seis meses más tarde murió su padre confortado por su testimonio. Vivía prendido de las cosas celestiales. Sus mortificaciones y pautas penitenciales eran tan extremas que sus superiores las vigilaban velando para que no las efectuara en las horas del refrigerio. Belarmino le hizo ver que le convenía dedicarse a un apostolado directo y no encerrarse tanto en sus devociones particulares. Su delicada salud le condujo a Nápoles. Después, se trasladó al Colegio Romano con el fin de culminar sus estudios.
Profesó en 1587. Al año siguiente recibió las órdenes menores en San Juan de Letrán. Era muy profundo; una lección que dio sobre la Eucaristía causó gran impacto en los oyentes. Durante una breve estancia en Milán se le reveló su pronta muerte. 1591 trajo a Roma la temible peste y con ella su hora postrera. Se afanó en el hospital de los jesuitas, animando y consolando a enfermos y moribundos con visible heroicidad. Un día cargó sobre sus hombros un contagiado que vio en la calle, lo trasladó al hospital y quedó infectado por él. Preso de fiebre entonaba alabanzas a Dios. Falleció el 21 de junio. Tenía 23 años. Paulo V lo beatificó el 19 de octubre de 1605. Benedicto XIII lo canonizó el 13 de diciembre de 1726, declarándole Patrono de la juventud, título ratificado por Pío XI el 13 de junio de 1926.