Servicio diario - 23 de julio de 2016


 

JMJ de Cracovia: “será una gran fiesta”, asegura el portavoz Lombardi
Posted by Redaccion on 23 July, 2016



(ZENIT – ROMA). La jornada mundial de la juventud en Cracovia, “no despierta una particular preocupación por lo que se refiere a la seguridad” y se anuncia “como una gran fiesta al igual que en las ediciones anteriores”. Lo ha apenas indicado a los micrófonos de la radio Vaticano, el director de la oficina de prensa de la Santa Sede, e, padre Federico Lombardi, quien al concluir la JMJ finalizará después de diez años, su encargo como portavoz.
“Por escrúpulo me tomé el trabajo de escuchar también a los organizadores sobre cuál es el clima que se vive, y puedo asegurar que todas ellas fueron tranquilizadoras”, dijo el portavoz del Papa.
Para el evento de Cracovia, por lo tanto “vamos adelante con gran tranquilidad y serenidad, seguros de que será una hermosa fiesta”, indicó Lombardi. Y añadió: “No hay grupos que se hayan retirado, por el contrario están llegando todos con gran entusiasmo y tranquilidad”.
El director de la Oficina de Prensa subrayó además que el factor de la ‘misericordia’ es el denominador común entre el pontificado de san Juan Pablo II, ideador de la JMJ y del papa Francisco.
Sobre el discurso que el Santo Padre hará a los obispos polacos, el portavoz confirmó que Francisco hablará improvisando, como ya hizo anteriormente con otros obispos en las varias visitas pastorales, lo que favorecerá un clima de “encuentro familiar y diálogo”, con preguntas puestas en total libertad y serenidad por parte de los episcopados”.


JMJ en Polonia: jóvenes chilenos abren un evento con el baile de la cueca
Posted by Redaccion on 23 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Los jóvenes chilenos fueron protagonista este viernes en Polonia, en la diócesis de Tarnow, de las celebraciones de la semana previa a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).
Un grupo de jóvenes representaron a Chile en la apertura del concierto en el parque y de la misa realizada en el Santuario de Nuestra Señora de los Dolores, en el centro de la ciudad polaca de Limanowa.
Presentación que fue entusiastamente recibida por las delegaciones de Francia, Ucrania, El Congo y otros países partícipes del evento artístico, informó la arquidiócesis de Santiago en un comunicado enviado a la redacción de ZENIT.

Jóvenes chilenos presentan las ofrendas en la misa de la JMJ en Limanowa, Polonia. (Foto arzobispado de Chile).
Una de las bailarinas chilenas, Alejandra Aguirre, quien es profesora del Colegio San Anselmo y parte del Movimiento Apostólico Manquehue, manifestó: “Fue un desafío enorme representar a Chile y mostrar nuestra cultura en un lugar tan lejano. Eso nos une a todos así que estamos felices de estar mostrando nuestra cueca y nuestro baile”.
Posteriormente todos los muchachos se dirigieron a la Basílica de Nuestra Señora de los Dolores, que deslumbra no solo por su bella e imponente construcción, sino también por la gran estatua del Papa Juan Pablo II que recibe a los peregrinos.
En la Plaza de la Coronación, ubicada al interior de dicho santuario, se celebró una especial Eucaristía presidida por el obispo auxiliar de Tarnow, monseñor Leszek Leszkiewicz, y que fue concelebrada por sacerdotes de diversas nacionalidades.
Entre ellos destacó la presencia del vicario de la Esperanza Joven, Francisco Llanca; el asesor nacional de la Pastoral Juvenil, Manuel Quiroz; y del vicario de la Zona Centro de Santiago, padre Marek Burzawa.
La lectura del Evangelio se realizó en español, francés y polaco, momento en el que al padre Quiroz le correspondió proclamar la palabra de Jesús en español.
En tanto, el padre Burzawa traducía en español a los chilenos la homilía del obispo Leszek. En sus palabras, el pastor de la Iglesia polaca realizó un potente llamado a los jóvenes a encontrarse con Cristo en cada una de las actividades de este encuentro mundial y les invitó a: “No dejar pasar la bella oportunidad de intentar pensar en lo que Jesús quiere encontrar en sus vidas y entender lo importante que eres para Cristo, porque nadie desea tu felicidad más que Dios”.
Luego, en el momento de la oración de los fieles y en la presentación de las ofrendas, nuevamente algunos chilenos fueron invitados a participar en la liturgia.
Al concluir la misa todos los asistentes ingresaron al interior de la Basílica donde se realizó un concierto y adoración al santísimo sacramento, emotivo momento con el que se dio fin a las actividades del día.


Unos 700 jóvenes de Tierra Santa viajan a la JMJ de Cracovia
Posted by Sergio Mora on 23 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Unos 700 jóvenes de la diócesis de Jerusalén han salido en los últimos días hacia Polonia, para asistir a la JMJ Cracovia 2016, que se realiza del 27 al 31 de julio. La anerior JMJ de Río de Janeiro en 2013, contó sólo con la participación de 30 jóvenes de Israel, Palestina y Jordania.
Lo indica la agencia de noticias FIDES, precisando que esta vez, el grupo cuenta con un centenar de jordanos, casi doscientos palestinos, maronitas y greco-católicos de Galilea, un grupo de católicos en las parroquias de lengua hebrea y el grupo de chicos y chicas del Camino Neocatecumenal, de Chipre.
Los casi 200 chicos y chicas provenientes de los territorios Palestinos –incluidos 5 que viven en la Franja de Gaza– han decidido contar sus aventuras y recoger las emociones y reflexiones vividas en el “diario de George”, una especie de cuaderno de bitácora colectivo cuyos pasajes clave se retransmiten en el sitio web oficial del Patriarcado Latino de Jerusalén.
Las páginas, el “Diario de George” inicia con la narración de los primeros días e impresiones de los jóvenes árabes cristianos en su viaje a Polonia. Cuentan que han sido muy bien acogidos en Torun, la ciudad que los recibe. También señalan: “Creo que nosotros, los palestinos en particular y los árabes en general, tenemos algo que aprender de estas personas. Valores que aún no tenemos: el espíritu de rigor en el trabajo, el compromiso serio, y también el favorecer el bien común”.
La historia de la primera jornada en Polonia termina con una hermosa oración de agradecimiento: “Gracias, Señor, que me han colmado durante este largo día de amistad y de belleza. Dame un corazón que escuche, un corazón en paz, un corazón sabio, para vivir intensamente estos días futuros en tu presencia amorosa. Sana mi alma, estoy sediento de paz…. de tu paz”.


Educar a los jóvenes a una sana sexualidad y afectividad. Un proyecto del Dicasterio para la Familia
Posted by Salvatore Cernuzio on 23 July, 2016



(ZENIT – Roma).- Entre las numerosas iniciativas que los peregrinos de Cracovia encontrarán en la Jornada Mundial de la Juventud, está también un proyecto de educación afectivo-sexual para jóvenes y adolescentes promovido por el Pontificio Consejo para la Familia.
Elaborado con la ayuda de expertos de la Conferencia Episcopal Española, el recorrido dividido en seis unidades quiere dar una educación integral a los jóvenes para desarrollar armónicamente la dimensión afectiva sexual a través de decisiones y etapas maduradas progresivamente. Desde ayer se puede encontrar el proyecto en www.educazioneaffettiva.org, en cinco idiomas entre los cuales el español.
Para saber más, ZENIT entrevistó al coordinador, Mons. Carlos Simón Vazquez, subsecretario del Dicasterio para la Familia, quien además de ser teólogo es médico y cirujano.
¿Nos puede ilustrar este proyecto?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: El proyecto de educación afectivo sexual es el primer fruto a nivel mundial en esta materia que aparece después de la publicación de Amoris Laetitia. En esta exhortación apostólica el Papa Francisco en numerosas ocasiones habla de educación en general, de educación en la familia y de educación a la sexualidad. Señalo simplemente los capítulos centrales IV y V de belleza grande y que podrían entenderse como el marco donde después en el capítulo VII Amoris Laetitia habla de “Fortalecer la educación de los hijos”. Más concretamente todavía el Papa nos señala el Sí a la educación sexual en los números 280 a 286.
¿A quién se dirige principalmente la iniciativa?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: El proyecto es una herramienta que ayuda principalmente a los jóvenes en algo que toca a cada persona en lo íntimo de su ser: “aprender a amar para ser feliz”
Pero no solamente a los jóvenes va dirigido el proyecto. También al enseñante o pedagogo que intenta transmitir no solamente contenidos, sino experiencias, estilos de vida, recursos de comunicación. En este sentido, el curso prevé una guía para el enseñante, unas fichas para el alumno y actividades complementarias como por ejemplo el campo del cine.
Es importante señalar que el curso está pensado para las diferentes edades de la adolescencia y juventud y el “lugar del encuentro, la aventura del amor” que así se llama el proyecto, es ante todo un camino a realizar a lo largo del tiempo por una comunidad de personas convocadas a intercambiar experiencias a dialogar sobre los logros y los fracasos en esta materia.
En definitiva a construir una comunión de vida y de intentos en algo importante para la felicidad futura de muchos jóvenes. El simple hecho de que la afectividad y la sexualidad van integradas en la educación y en el desarrollo de la personalidad es ya algo en si positivo. Me gustaría resaltar que el proyecto no es un curso cerrado y terminado de una vez, sino que está llamado a ser perfeccionado y mejorado en el tiempo precisamente a través de tantas personas que querrán dialogar con el proyecto mismo. Desde el primer momento, esta idea es central conocerla.
En este momento en el que se asiste a una ‘sexualidad líquida’ que pone en discusión las bases antropológicas, ¿qué contribución puede dar este proyecto?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: En las primeras unidades se intenta exponer las bases antropológicas adecuadas y necesarias para construir una vida conforme al proyecto de Dios sobre la sexualidad. Concretamente, en la vocación al matrimonio y a la familia como en la vida consagrada, la sexualidad y el mundo de los afectos deben ser educados para que ayuden a las personas a vivir en plenitud. Y lo harán integrando adecuadamente, es decir, humanamente, en sus vidas la vocación recibida de Dios la cual compromete de forma distinta la sexualidad. Por último, no le oculto que un objetivo muy concreto e inmediato también alcanzado en algunas partes del proyecto es el favorecer una guía adecuada a la preparación “remota” y en algunos casos “próxima” al matrimonio.
¿Cómo se inserta un curso de educación afectivo-sexual para los jóvenes en el contexto de la JMJ?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: En la JMJ queríamos señalar la continuidad de la pastoral de la juventud con la pastoral de la familia. A veces parecerían como compartimentos estancos de realidades diversas. Las experiencias fundamentales del hombre-mujer que se dan en la familia, ser hijo-hermano, para ser luego padre-madre y ulteriormente esposo-esposa se dan en el marco familiar donde la afectividad y la sexualidad están presentes en todo el camino.
¿Cómo se estructura este curso?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: El proyecto contiene 6 unidades: 1) Yo. Persona; 2) Tú. Sexualidad y personalidad; 3) Pongo en juego mi libertad; 4) El mal uso de la libertad: 5) Una ayuda adecuada en el camino de la vida; 6) el amor verdadero.
Como vemos, se parte de la persona que el en curso se presenta a través de la imagen de la tienda. Para montar una tienda es necesario conocer sus elementos: la lona, las piquetas, los palos y varillas, la puerta, el sobretecho etc., (cada unidad del proyecto reflejará un elemento en la construcción de la tienda que a su vez favorece un espacio físico y espiritual).
Es importante conocer cada elemento y su utilidad y cómo se relacionan entre ellos para dar consistencia a la tienda y poder así responder a su finalidad: ser una pequeña casa portátil, un lugar de encuentro. La construcción de ese lugar del encuentro es central para vivir una comunión de afectos, de proyectos, de vida. Hemos creído que la imagen de la tienda refleja ese sentido de construcción progresiva en el tiempo. Al final del recorrido, los jóvenes habrán adquirido herramientas suficientes para poder plantearse dos preguntas que encabezan el itinerario: ¿dónde pongo mi tienda? Y ¿con quién?
¿Es esta la finalidad de la iniciativa?
–Mons. Carlos Simón Vazquez: Las finalidades que se proponen son, ayudar a los jóvenes en la ‘aventura’ del amor algo central en sus vidas. Aportar conocimientos y herramientas a los pedagogos en estas materias e igualmente provocar un diálogo enriquecedor entre las personas que de un modo u otro están relacionadas con la educación a la sexualidad. Es necesario decir que, por pedagogo, no entendemos solo el profesor de la escuela o del colegio sino también los padres en las familias en primer lugar, los catequistas en las parroquias, sacerdotes y religiosos y religiosas dedicados a la educación, abuelos. En definitiva un público muy amplio que puede utilizar, desarrollar, enfatizar lo que consideren oportuno en sus circunstancias concretas porque cada persona y cada joven es único. Todo el curso es totalmente gratis.
Durante la JMJ el proyecto será presentado el martes 26 de julio a las 14 horas, por Mons. Simón y por los cónyuges Antonio y Celia Crespo, en el Centro de prensa de la Universidad AGH de Cracovia. Otras dos presentaciones serán siempre en Cracovia, en el Vocations Center, el 26 de julio a las 12, en español, y el 27 de julio a las 19 en inglés.


Beato Cristóbal de Santa Catalina – 24 de julio
Posted by Isabel Orellana Vilches on 23 July, 2016



(ZENIT – Madrid).- En este beato extremeño confluyeron dos carismas: el franciscano y el hospitalario; ambos configuraron su vida y acción apostólica. Intervinieron también en ellas la fe y perspicacia de un religioso atento a su entorno que vio reflejadas en el joven Cristóbal las cualidades de una gran vocación sacerdotal.
Desde que nació en Mérida, Badajoz, España, el 25 de julio de 1638, la pobreza de su familia y el espíritu de generosidad, que junto a ella aprendió y ejercitó cotidianamente, le dispusieron para ser paño de lágrimas de numerosos infortunados. La cercanía de los padres franciscanos, a los que quiso unirse antes de cumplir los 8 años, incrementó su piedad y extrajo de él sus muchas virtudes. Con ellos se impregnó de ese carisma, que fue para el beato como una segunda piel, unido al de los religiosos de San Juan de Dios, en cuyo hospital desempeñó la tarea de enfermero. El director del mismo fue quien atisbó que podía hallarse ante un futuro presbítero y llamó su atención hacia la vida sacerdotal. Cristóbal estaba acostumbrado al esfuerzo y al sacrificio. Era pronto, dispuesto, muy responsable. Al ser el sacristán del convento de las franciscanas concepcionistas, solía madrugar para ayudar en misa.
Cursó estudios eclesiásticos en Badajoz y fue ordenado en esta capital en 1663. Cuando trabajaba en el hospital de su ciudad natal había dicho: «cuán suave es el Señor servido en sus pobres». De modo que al regresar a Mérida, junto al ejercicio de su ministerio, retomó la labor ya que su atracción por el mundo de los enfermos sin recursos seguía intacta. Auxilió y consoló a quienes habían perdido la salud y con ella otros bienes materiales y espirituales. En esta misión se hallaba inmerso cuando fue reclamado para sumirse en un escenario virulento: el de la guerra que se libraba entre España y Portugal; fue capitán de uno de los tercios españoles. Noche y día intentaba sanar las heridas del cuerpo y las del alma, atendiendo a los infelices soldados heridos y enfermos que yacían en el suelo. En distintos momentos estuvo a punto de fenecer. Así, se libró milagrosamente de la muerte en el fragor de la lucha, hallándose debajo de un árbol, en medio de una emboscada, y en otras circunstancias. Finalmente, la grave enfermedad que contrajo lo devolvió a su hogar. Entonces comenzó otro hito de su vida: el desierto.
La invitación a sumirse en la experiencia eremítica se tornó especialmente apremiante en su interior. Por eso, y aún en medio de dudas y de cierta reserva, como sopesaba esta vía, rechazó la oferta de un acaudalado ciudadano que quiso poner en sus manos la administración de sus bienes. Sin embargo no tomó partido por ella hasta que murió un íntimo amigo. Entonces no demoró más su respuesta. Conocía la existencia de monjes en la serranía cordobesa y eligió ese destino. Llegó en 1667, tras recorrer a pie más de doscientos kilómetros. Le animaba este afán: «Mi ánimo, oh Dios, es servirte en la soledad. Mi viaje no ha de ser por camino conocido. Guíame para que, sin ser visto, pueda llegar al desierto donde Tu amor me llama». El hermano encargado de franquearle la entrada del eremitorio debió conmoverse cuando le oyó decir: «Soy un pecador que viene buscando quien le enseñe a hallar a Dios por el camino de la penitencia, porque no tiene otro el que ha pecado. Te pido que me recibas como hijo y me enseñes como Padre que yo prometo ser obediente a tus mandatos».
Inicialmente nadie supo que era sacerdote. Hizo de la oración, el ayuno y el trabajo su pauta de conducta, sin escatimar sacrificios ni mortificaciones, con toda fidelidad y obediencia a las indicaciones que le fueron proporcionando. Profesó como terciario franciscano en 1670 con el nombre religioso por el que es conocido. Pasado el tiempo, los ermitaños que admiraban su virtud, le tomaron como guía y dieron lugar al nacimiento de la congregación de Ermitaños de San Francisco y San Diego, de espíritu franciscano. Allí comenzaron a conocerse algunos de sus prodigios.
Pero su meta apostólica era Córdoba. Cuando viajaba a la ciudad observaba la radical diferencia existente entre ricos y pobres, la desidia de aquéllos y de las autoridades ante tantas carencias esparcidas por sus calles: un mundo de miseria, abandono e injusticia tal que removió su sensibilidad llegándole a las entrañas. «Serviré a Dios sustentando pobres», se dijo. Y este castigadísimo colectivo fue para siempre el objeto de su caridad. En 1673 abrió un humilde hospitalito presidido por un Jesús Nazareno con esta leyenda: «Mi Providencia y tu fe han de tener esto en pie»; le ayudó a superar las dificultades y contrariedades que fueron llegando. Comenzó con seis camas, pero sus desvelos y afanes por estos desheredados, que le traían y llevaban por todos los rincones de la capital, fue despertando conciencias y se abrieron otras opciones. Hombres y mujeres iban uniéndose a él, y muchos quisieron entregarse por completo a esta labor, siendo origen de los Hermanos y Hermanas Hospitalarios de Jesús Nazareno, para «servir a los pobres». Si sus seguidores se sentían tambalear, decía: «Tened confianza porque la mano de Dios sabe abrirse para el socorro cuando las necesidades aprietan».
Su ardiente caridad se hizo patente en detalles delicados como las flores que perfumaban los lechos de sus enfermos. Niños, ancianos, jóvenes, prostitutas, incluso facinerosos bandoleros sabían de su bondad. Paciencia, humildad, generosidad diseminadas en todos los rincones. Los milagros se multiplicaban en medio de gestos que recuerdan a los del Poverello. Cuando salía a pedir limosna la gente contemplaba en él al auténtico discípulo de Cristo. El cólera azotó severamente la ciudad en 1690. Le faltaban manos para atender a los enfermos en las calles y dentro del hospital, y se contagió. Falleció el 24 de julio de ese año. Fue beatificado en Córdoba el 7 de abril de 2013 por el cardenal Angelo Amato, en representación del papa Francisco.