Servicio diario - 09 de agosto de 2016


 

Francisco envía su cercanía a las víctimas del huracán en México
Posted by Redaccion on 9 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha escrito un mensaje de pésame por las numerosas víctimas que ha dejado en México el huracán Earl en diferentes regiones del país. El telegrama –firmado por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado– indica que ante los graves daños producidos por el huracán que ha afectado algunas zonas del país, causando numerosas víctimas y cuantiosos daños materiales, “el Santo Padre expresa su afecto al querido pueblo mexicano, ofreciendo sufragios por los que han perdido la vida, manifestando su cercanía a las familias y a los damnificados”.
Además, el Pontífice pide al Señor “que sostenga el ánimo de las autoridades y del pueblo de México y despierte a todos la solidaridad, a la vez que le imparte la bendición apostólica”.
Earl se ha convertido en el fenómeno meteorológico que más muertes ha causado en los últimos tres años en México. Se calcula que dejó al menos 48 víctimas en los Estados de Puebla, Veracruz e Hidalgo. Además, las autoridades no descartan que el número de fallecidos aumente porque el Ejército continúa los trabajos de rescate.
El cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo Primado de México, también se ha unido “a la pena que embarga a familiares y amigos de las víctimas por los recientes deslaves que han tenido lugar en el estado de Puebla, entre los que hay varios niños y adolescentes”. En una nota publicada en Siame, Sistema Informativo de la arquidiócesis de México, el cardenal Rivera Carrera “expresa sus más sentidas condolencias, y envía un mensaje de aliento a los arzobispos de Puebla y Tulancingo, Mons. Víctor Sánchez Espinosa y Mons. Domingo Díaz Martínez, respectivamente, a quienes se une en sus oraciones”. Asimismo, pide a Santa María de Guadalupe que dé consuelo y cristiana resignación a los deudos en tan lamentables pérdidas, y pide a los fieles rezar por el eterno descanso de las víctimas.


El Papa reza por las víctimas del atentando en un hospital en Pakistán
Posted by Redaccion on 9 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco se encuentra “profundamente entristecido por la pérdida de vidas tras el ataque a un hospital en Quetta”, en Pakistán, y por eso envía sus “sentidas condolencias a los familiares de los fallecidos, a las autoridades y para toda la nación”. De este modo, el Santo Padre ha querido mostrar su cercanía en un telegrama firmado por el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, dirigido a las autoridades eclesiales y civiles de Pakistán.
Al menos 70 personas han muerto y decenas han resultado heridas este lunes por un atentado terrorista suicida cuando detonó una bomba en un hospital público de Quetta, al oeste de Pakistán. El artefacto explotó en la entrada de la sala de urgencias del hospital. Allí se encontraban más de un centenar de personas, muchos de ellos abogados y periodistas, porque a penas unas horas antes había sido asesinado el presidente del Colegio de Abogados de Baluchistán. En primer lugar reclamó la autoría del atentado Jamat ul Ahrar, con vínculos con los talibanes y Al Qaeda. Horas más tarde, también reclamó la autoría el Estado Islámico.
El Papa asegura sus oraciones por las numerosas víctimas heridas de este “brutal acto de violencia sin sentido”. Para todos los que lloran y sobre todos los que han sido afectados por esta tragedia –el Pontífice– invoca los dones divinos de consuelo y fuerza.



El Papa dona 400 mil dólares al Gobierno de Lesotho
Posted by Redaccion on 9 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha donado 400 mil dólares al Gobierno de Lesotho para afrontar la emergencia de la sequía que ha golpeado el país y toda África del sur a causa del fenómeno El Niño. Así lo ha indicado el nuncio apostólico Peter Bryan Wells al periódico online “African Independent” e informó este lunes el diario del Vaticano, el Osservatore Romano. Monseñor Wells presentó hace unos días sus cartas credenciales al rey Letsie III por el inicio de su misión diplomática.
Este gesto del Santo Padre es “particularmente significativo” porque –ha explicado el arzobispo– es muy insólito que el Papa entregue una donación de este tipo directamente a los Gobiernos. Los procedimientos habituales de la Santa Sede en caso de catástrofes, “prevén donaciones hechas a través de agencias como Caritas Internationalis o las Conferencias Episcopales Locales”.
Según explica el nuncio, en este caso, “el Papa ha acogido esta oportunidad para demostrar que apoyamos efectivamente lo que decimos, no damos simplemente enseñanzas vacías”.
Tal y como indica el Osservatore Romano, en Lesotho, los efectos de El Niño han provocado escasez de agua, hambre, enfermedades y como consecuencias una crisis económica que ha devastado la región meridional de África, la cual es también el epicentro de la pandemia del VIH. En particular, en Lesotho, la sequía provocada por El Niño ha desencadenado la caída del 62 por ciento en la producción agrícola durante la última estación, condenando al hambre a más de 500 mil personas en los diez distritos del país. Por ello, el 22 de diciembre de 2015, el primer ministro Pakalitha Mosisili, declaró el estado de emergencia.
Esto ha suscitado la atención del Pontífice –explicó el arzobispo– y su respuesta ha sido inmediata. La contribución, precisa el Osservatore, debería ser entregada ahora a la Conferencia Episcopal local, de forma que a través de proyectos especiales la Iglesia católica en Lesotho pueda ayudar a aliviar los efectos de la sequía.
“Haremos visitas frecuentes para verificar cómo el Gobierno y la Iglesia local utilizan el dinero y para entender lo que puede ser de ulterior ayuda”, dijo monseñor Wells.
Por su parte, el rey de Lesotho ha expresado gratitud por la contribución que la Iglesia católica ha hecho, en particular en los sectores de sanidad y educación.



El Instagram del Papa seguido por más de 3 millones de personas
Posted by Redaccion on 9 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La cuenta de Instagram del papa Francisco – “Franciscus” – ha superado los 3 millones de seguidores. Es la nueva meta lograda en las redes sociales del Santo Padre. El Pontífice abrió la cuenta el 19 de marzo pasado. En la primera foto publicada se le veía a él de rodillas, en oración, con un texto que decía: “Rezad por mí”.
El propio Pontífice anunció su incursión en Instagram a través de su cuenta oficial en Twitter, @Pontifex, con el siguiente tuit: “Inicio un nuevo camino, en Instagram, para recorrer con ustedes el camino de la misericordia y de la ternura de Dios”. El Papa logró más de 16 mil seguidores en los primeros 15 minutos.
El prefecto de la Secretaría para la Comunicación, monseñor Dario Edoardo Viganò, con ocasión del lanzamiento de la iniciativa, dijo que “la idea es precisamente la de contar un Pontificado a través de las imágenes para hacer entrar en los gestos de ternura y de misericordia a todas las personas que quieren acompañar y que están deseosas de conocer el Pontificado del papa Francisco”.



Quito acoge el II Encuentro Latinoamericano y Caribeño de responsables de animación bíblica
Posted by Redaccion on 9 August, 2016



(ZENIT – Roma).- La Animación Bíblica de la Pastoral (ABP) tiene su cita continental en Quito (Ecuador) los próximos 12, 13 y 14 de agosto de 2016. El CELAM, Consejo episcopal latinoamericano, a través de la Escuela Bíblica del CEBITEPAL, y la Región latinoamericana y caribeña de la Federación Bíblica Católica (FEBIC – LAC), han convocado a los representantes de las 22 conferencias episcopales de América Latina y El Caribe, así como a todas las instituciones católicas que trabajan con la ABP y son miembros de la FEBIC para compartir tres días en torno a la Palabra de Dios.
En una nota publicada por el CELAM explican que allí se presentarán “las nuevas Orientaciones de ABP para América Latina y El Caribe, se evaluará el caminar de la ABP en nuestro continente durante los últimos 10 años y se desarrollará una nueva hoja de ruta de la ABP para los años que siguen”.
Monseñor Carlos Aguiar, monseñor Emmanuel Lafont y el padre Fidel Oñoro contribuirán con sus reflexiones en torno a la ABP. Asimismo, se buscará “como nos pide el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium (174) que la Palabra de Dios sea cada vez más el corazón de toda nuestra actividad eclesial”.


“Roma no se entiende sin su aportación española”
Posted by Rocío Lancho García on 9 August, 2016



(ZENIT – Roma).- Pasear y vivir en Roma y leer sobre su rica y abundante historia, ha llevado al profesor Sergio Rodríguez López-Ros, director del Instituto Cervantes en esta ciudad, a escribir este libro para profundizar en la “lectura española” que ofrece la ciudad eterna. “Un Jubileo en español. Itinerario por la Roma iberoamericana“, publicado por la Libreria Editrice Vaticana, ofrece a los lectores un recorrido por las calles y plazas de esta urbe donde se puede ver y sentir esta aportación española.
Cuatro doctores de la Iglesia son españoles: san Isidoro de Sevilla, san Juan de la Cruz, santa Teresa de Ávila y san Juan de Ávila. Los países de lengua española están a la cabeza en cuanto a número de santos canonizados, con un total de 802. Cinco de las grandes órdenes – dominicos, jerónimos, mercedarios, jesuitas, escolapios- fueron fundadas por un español. Son solo algunos datos que ayudan a entender la huella española en la historia de la Iglesia. Y como no podía ser de otra manera, Roma, centro de la Iglesia católica, refleja también esta marca.
Fue un español, Joan B. Vives, quien fundó en 1622 el Colegio de Propaganda Fide, actual Congregación para la Evangelización de lo Pueblos. De las 7 universidad pontificias en Roma, 4 han sido fundadas por españoles: Angelicum, Gregoriana, Urbaniana y la Santa Cruz. El cardenal español Francisco de Lorenzana, arzobispo de México, fundó la Pontificia Accademia di Religione Cattolica en 1801, institución que en 1879 se transformó en la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino. Hoy en día, el español es el idioma del 46% de los católicos. Y España es el primer contribuyente a las misiones.
Sergio Rodríguez cree que esta ciudad no se entiende plenamente sin su aportación española y así lo muestra en este volumen. “Poner en valor que Roma tiene un carácter universal pero también es lo que es gracias a la aportación española de personas e instituciones”, este sería el objetivo de su libro “Un Jubileo en español. Itinerario por la Roma iberoamericana”, según explica a ZENIT.
Asimismo, explica que es una obra muy didáctica porque no está pensada como tratado de historia, está pensada para alguien que viene a Roma y tiene que hacer una lectura rápida y descodificar rápido los elementos que se ofrecen. Es una análisis muy estructurado, sintetizado y organizado a través de recorridos que permiten “pasear” por la ciudad en clave de fe.
Sobre todo, precisa, en clave de fe desde las pautas culturales españolas. Es decir, “uno ve los lugares donde se han fundado órdenes españolas, donde españoles han escrito libros, iglesias vinculadas a España”. Además, subraya Rodríguez López-Ros, como este año es el año del Jubileo, la guía está vista en esta clave.
El director del Instituto Cervantes en Roma reconoce que la labor de documentación ha sido muy intensa porque se han consultado muchos archivos, bibliotecas e ir in situ a los lugares. De este modo se han preparado unas fichas con una introducción sobre la larga vinculación entre Roma y España. Arranca con la España romana, continúa con la etapa de esplendor de las coronas de Aragón y Castilla en Roma, luego con la Roma española desde el siglo XVI al XVIII y finalmente la etapa del siglo XIX desde la visión iberoamericana. De este modo, explica Rodríguez López-Ros, se pone en valor la gran comunidad iberoamericana de naciones, que tiene como colofón que hoy en día el 46% de los católicos habla español.
En este trabajo han surgido algunos “elementos especiales” sobre los vínculos Roma – España. Se sabe, explica, que plaza Navona acogió una comunidad española, por tanto en torno a ella surgieron iglesias españolas y luego el centro de gravedad pasa a la plaza España. Y en torno a ella, muchas órdenes fueron ubicando sus casas y se crea así un barrio español. Estas dos zonas “son las más españolas de Roma”, precisa. Pero también existe una vinculación muy estrecha con Santa María la Mayor. Una curiosidad, por ejemplo, es el caso de un santo español, san Lorenzo, que después de san Pedro es el santo con más iglesias dedicadas en Roma, ocho en total.
Este trabajo, asegura el autor de libro, también ha llevado a descubrir muchas zonas desconocidas de Roma. Por ejemplo, San Lorenzo in fonte, antigua terma romana donde san Lorenzo estuvo recluido, una pequeña iglesia detrás de Largo de Torre Argentina, donde se puede bajar y ver la celda. Y como este detalle se encuentran muchos más.
Por otro lado, también asegura que España no solo crea obras sino que crea modelos, formas de hacer. Y esto es lo que configura una influencia muy grande en toda la cristiandad durante los siglos. ¿Cómo ayudará este libro a los peregrinos que vengan a Roma para vivir el Jubileo? El director del Instituto Cervantes en Roma insiste en la idea de “poner en valor” y así los peregrinos españoles al conocer Roma se reconozcan a ellos mismos y la aportación de sus antepasados y su cultura.
A propósito de la huella de América Latina en Roma, recuerda que el país que tiene relaciones diplomáticas más antiguas con la Santa Sede es España, desde 1480. Pero de Iberoamérica también nos encontramos por ejemplo con Colombia, desde 1831. Además, México y Argentina tienen iglesias nacionales propias en esta ciudad.
Finalmente el profesor Rodríguez López-Ros subraya que es fácil darse cuenta en Roma que el diálogo entre fe y cultura es esencial. En esta ciudad se ve que “a lo largo de la historia la Iglesia siempre ha trabajado en obras que sean perceptibles por la gente de esa época”. Esa es la clave: que la transmisión de la fe sea comprendida por las personas de cada época.


Comentario a la liturgia dominical – Vigésimo domingo del tiempo común
Posted by Antonio Rivero on 9 August, 2016



(ZENIT – México).- Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: Somos atletas de Cristo.
Síntesis del mensaje: Toda la vida humana y cristiana es una continua lucha sobre la tierra. Ya lo decía el libro de Job (7, 1). Y san Agustín: “Nuestra vida en esta peregrinación no puede existir sin tentación: porque se hizo provecho nuestro por medio de nuestra tentación, y cada uno no se da a conocer a sí a no ser que haya sido tentado, ni puede ser coronado a no ser que haya vencido, ni puede vencer a no ser que haya combatido, ni puede combatir a no ser que haya dominado al enemigo y las tentaciones” (Comentando el Salmo 60, nº 3). Y mucho antes san Pablo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe” (2 Tim 4, 7).
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, nuestra vida de cristianos es una carrera. Ya san Pablo había comparado nuestra vida como una carrera. ¿Meta? La transformación en Cristo, aquí en la tierra, y alcanzar la vida eterna, después. Esta imagen está llena de significado. A esa carrera salimos a gatas, después de nuestro Bautismo, y con la ayuda de nuestros papás y padrinos. Después, con la fuerza y el alimento de la Eucaristía ya vamos erguidos y dando pasos más ágiles y con entusiasmo en esta carrera. Con el sacramento de la Confirmación vamos bien equipados interiormente para sortear las sorpresas del camino y pelear con valentía. Si caemos o damos un paso en falso, ahí está la confesión para curarnos. Si nos encandila una persona, ahí Dios me pone la otra media naranja para ser feliz en el santo matrimonio. Si arde en mi pecho el anhelo de entregar mi vida en cuerpo y cuerpo, me ofrece el sacerdocio. En el momento de la vejez y enfermedad, Dios me consuela y alienta con el sacramento de la unción de enfermos. Si es una carrera sería bueno llevar todo lo necesario. Tener puesta la camiseta y vestimenta del discípulo de Jesús. Llevar las aguas y bebidas necesarias para hidratarnos. No deben faltar la comida. No olvidemos, por si acaso, un kit de medicamentos. Por si acaso metamos el móvil, una identificación y dinero. ¿Qué necesita un buen atleta para ganar la carrera? Todos sabemos que la alimentación sana y equilibrada es muy importante. Por eso es importante buscar la Sabiduría de Dios en las Escrituras y el Magisterio de la Iglesia católica, que inspirados por Dios conforman el buen alimento del cristiano. También es necesario un buen entrenamiento, que para los católicos es la oración. El atleta también necesita de un entrenador que le corrija y le haga aprender la técnica correcta: necesita de humildad para aceptar la corrección. Nosotros, como católicos, necesitamos la humildad para aceptar la corrección de Dios. Además es importante caminar en la dirección correcta, para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina (Efesios 4, 14a).
En segundo lugar, en esta carrera hay que superar muchos obstáculos. Ser buen deportista cuesta sacrificio. Hay que renunciar a bastantes cosas para poder triunfar en la carrera. Miremos bien la altura de las vallas, las piedras o cardos del camino. Preguntemos a Jeremías (1ª lectura) cómo tuvo que sortear miles de obstáculos para ser fiel al ministerio profético. ¡Cuántas contradicciones provocó en la sociedad corrompida a la que Dios le manda hablar en su nombre! Dios le sacó de la tranquilidad de su vida en un pueblo pequeño cercano a Jerusalén, cuando aún no contaba con veinte años. Es acusado por los jefes e ignorado por el rey. ¿En quién tenemos que fijar los ojos, nosotros cristianos? La carta a los Hebreos que hoy leímos nos dice: “fijos los ojos en Jesús, pionero de la fe” (2ª lectura). Pionero significa el que va delante, el que nos ha dado ejemplo de decisión en su camino mesiánico, que incluía la cruz. También a Él le resultó difícil cumplir su carrera, pues vino a prender fuego; no un fuego que devasta los bosques, sino el fuego de un amor decidido, de una entrega apasionada. Es el fuego del Espíritu que en Pentecostés transformó la primera comunidad cristiana para que se echaran a correr y predicar la Buena Nueva por todo el mundo. Hay diversos tipos de atletas: los que desisten ante la primera dificultad, porque es difícil, y tiran la toalla. Otros ni siquiera salieron al oír el disparo, por miedo y cobardía. También hay quien va a su ritmo, flojo él, tomándose sus descansos en las fuentes que encuentran a derecha e izquierda. Peor los que tiran por otras veredas placenteras. Y están los que llegan cansados, pero satisfechos de haber cumplido. Y no nos olvidemos de la constancia. ¿O qué atleta llega a ser campeón del mundo con un par de meses de entrenamiento? ¡Son necesarios años! Al igual que para nosotros muchas veces también. Por eso, actuemos con perseverancia, pues el mismo San Pablo decía: Yo, hermanos, no creo haberlo ya conseguido. Pero una cosa hago: olvido lo que dejé atrás y me lanzo a lo que está por delante (Filipenses 3, 13).
Finalmente, al final de la carrera está el premio o medalla, si hemos ganado. Medalla de oro, de plata o de bronce, según los talentos que Dios nos ha dado en vida. La vida del cristiano puede compararse con la vida de un atleta, como dijimos. Tenemos un objetivo, un premio que alcanzar, que es Dios mismo y la vida eterna que nos ha prometido. Y tenemos una carrera que correr, que es la carrera de la fe en nuestra vida diaria. Y estamos llamados a vivir corriendo hacia la meta, al premio a que Dios me llama desde lo alto en Cristo Jesús (Filipenses 3, 14). ¡El mejor premio que jamás podríamos haber soñado! La vida de los santos y santas grita la victoria en la carrera. Si ellos pudieron, también nosotros. Sortearon los obstáculos. Sufrieron. Sudaron. Pero tenían fijos los ojos en Cristo Jesús. Ignacio de Loyola llegó y escogió el ejército del Rey eterno, y enarboló la bandera de Cristo con valentía y bravura. Juan Bosco llegó, y llevó la educación a tantos niños abandonados en la intemperie. Vicente de Paul llegó, viendo a Cristo en los pobres. Teresa de Jesús llegó, desposándose con el Rey de reyes. Y también Tarsicio y Luis Gonzaga y María Goretti, niños y adolescentes fieles a Cristo. Y san Isidro labrador, con sus bueyes y su oración. Y san Juan Diego, que se puso en el regazo de la Morenita. Y Josefina Bakhita, esa esclava negra que se consagró al Amo que le dio la verdadera libertad.

Para reflexionar: Piensa en estas palabras: todo campeón tiene también algo innato, algo que no se consigue mediante entrenamiento y esfuerzo, que le hace marcar la diferencia entre los atletas “comunes” y él: el campeón. ¡Nosotros los cristianos también tenemos ese “algo”, que es Cristo mismo! Él, por su inmenso amor, engendra en nosotros un hombre nuevo capaz de ganar la carrera de la fe… ¡Por pura gracia! Así pues, lo imposible ya lo ha hecho Él posible para nosotros, nosotros sólo debemos aceptarlo y ejercitarlo, para poder decir algún día: He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe (2 Timoteo 4, 7).

Para rezar:
Señor, permite que cada
entrenamiento y cada competencia
sea la mejor que realice.
Que el coraje, el valor y
la victoria cubran cada paso realizado.
Permite, Señor, que el éxito
esté presente en todo momento
Y dadme seguridad y confianza
para luchar hasta el final.
Te pido con el corazón
me des la fortaleza física y mental necesaria para triunfar;
y te pido con la razón
que asimile cada ganancia o cada perdida.
Y que esto me permita aprender, madurar y crecer
para ser cada vez mejor.
Señor, hazme llegar más
alto, más lejos y ser más fuerte
Y permíteme asimilar con
humildad lo que venga.
Te pido, Señor, que estés
conmigo. Amén.
Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org.





Beato Francisco Drzewiecki – 10 de agosto
Posted by Isabel Orellana Vilches on 9 August, 2016



(ZENIT – Madrid).- Este sacerdote orionita fue uno de los gloriosos mártires que entregaron su vida por Cristo en el campo de exterminio de Dachau. Casi un millar engrosaron las filas, entre otros, y por mencionar algunos: Edith Stein, Maximiliano Kolbe y Tito Brandsma. Su muerte, humanamente una liberación que rescató a todos de la barbarie, espiritualmente les condujo directamente al cielo. En las causas abiertas se ha constatado que más de un centenar ya recorría el camino de la santidad antes de incrementar los terroríficos y nauseabundos barracones. Francisco era uno de ellos.
Nació el 26 de febrero de 1908 en la localidad polaca de Zduny, un entorno en el que la actividad común para sus habitantes era el campo. Tenía cuatro hermanos y seis hermanas, con lo cual los escasos ingresos de su humilde familia apenas cubrían los gastos esenciales. Fue pastor como otros muchachos de su edad. Así, de forma natural, aprendían desde niños el valor del esfuerzo, la disciplina y la generosidad. Fue creciendo en un ambiente afín a la fe y a las prácticas de piedad, acostumbrado al rezo diario de las oraciones que compartía con sus hermanos. Se distinguía por su finura de trato; era dador de paz. Al hecho de que los padres no pudieran costear los estudios que hubieran soñado a su numerosa prole, se unió la muerte del cabeza de familia, obligando a Francisco a dejar las clases en 1923, aunque era aplicado, inteligente y responsable.
Rosalía, su madre, conocía su vocación sacerdotal, y viendo con pesar que su situación económica podía interferir en ella, con toda sencillez y espontaneidad algunas veces comentaba su inquietud con personas cercanas. Fue en una de estas conversaciones cuando le informaron de la existencia de un colegio que no discriminaba a las personas que carecían de recursos económicos. Apuntaron que se hallaba cerca de Zdunska Wola; podía ser la solución. Rosalía, que fervorosamente rogaba la mediación de la Virgen, se puso manos a la obra de inmediato. Y Francisco ingresó en septiembre de 1924 en el seminario de la Pequeña Obra de la Divina Providencia fundada por el beato Luís Orione. Alentada por su director, el padre Aleksander Chwilowiez, estaba asentándose entonces en la ciudad y ofrecía a las clases menos pudientes la oportunidad de formarse con rigor. Rosalía interpretó el hecho viendo en ello la respuesta de María a sus súplicas.
En 1930 Francisco se integró en la fundación. El virtuoso joven, del que ya había oído hablar Don Orione, tenía ante sí un prometedor futuro apostólico. En Zdunska Wola y en lugares aledaños estaban abiertos diversos campos. Además de la parroquia: instituto para niños, cottolengo, cocina para los pobres, tipografía, y otras obras caritativas y acciones pastorales. Era importante que el beato estuviese bien preparado. Con ese fin le enviaron a Italia. Hizo el noviciado en Tortona y en 1936 fue ordenado sacerdote; comenzó su labor en el Pequeño Cottolengo de Génova-Castagna. Todos le estimaban por sus cualidades, su cercanía, y la entrega que percibían en las atenciones que les dispensaba. Él no ocultaba su felicidad. Así lo hizo saber a un amigo: «Tengo trabajo de sobra porque este año la familia del cottolengo aumentó y hay nuevas necesidades. Somos 150 personas. Estoy muy contento de encontrarme aquí, donde se hace la voluntad de Dios». Al año siguiente regresó a Zdunska Wola y ejerció la docencia en la facultad.
En el estío de 1939, cuando la tormenta de la guerra planeaba sobre Europa, y su país ignoraba que sería una de sus grandes víctimas, fue destinado al servicio de la parroquia del Sagrado Corazón y del Pequeño Cottolengo de Wloclawek. En septiembre se produjo la primera invasión alemana. Una vez más, la Iglesia estaba en el punto de mira y el engranaje contra los que la integraban se puso en marcha sin dilación. Todo católico, y especialmente los presbíteros y religiosos, fueron objeto de virulenta persecución.
A primeros de noviembre de ese año Francisco y la casi totalidad del clero de Wloclawek, con su prelado a la cabeza, fueron detenidos y encarcelados. Él sufrió su particular calvario en Lad, Szczyglin, Sachsenhausen y Dachau, donde llegó tras un viaje extenuante y espantoso, sometido a heladoras temperaturas. El número con el que le marcaron ignominiosamente en este último destino fue el 22.666. Esta cifra que le impusieron como un signo más de humillación encerraba las llaves del cielo. No le ocultaron que de allí no volvería a salir. Fue maltratado y obligado a trabajar 15 horas diarias en condiciones inhumanas, apenas sin alimento y descanso. Compartía este cruel e injusto destino con otros obispos, religiosos y sacerdotes; todos con la esperanza dibujada en sus demacrados rostros, haciendo verdaderos esfuerzos para sostener los cuerpos esqueléticos, agotados por continuas vejaciones. A Francisco se le recordaría como «el hombre que edificaba con su cortesía y premura», asumiendo la durísima tarea sin proferir queja alguna, sostenido por la fe y la oración que no cesaba de realizar y que efectuaba explícitamente, a pesar de la prohibición, cuando trabajaba en cuclillas.
Aunque estaba en plena juventud, el esfuerzo extenuante y la continuada violencia en el trato destruyó sus reservas y enfermó de gravedad. De nada le servía a sus verdugos, quienes lo trasladaron al barracón de los «inválidos», los incapaces para trabajar. Su destino era la cámara de gas. Poco antes de ser conducido a la muerte, se arriesgó a ir a otro barracón para despedirse de un compañero, a quien animó, diciéndole: –«¡Josefino, no te apenes. Hoy nosotros y tú mañana! […]. Nosotros vamos…, pero ofreceremos nuestra vida por Dios, por la Iglesia y por la patria». Y el 13 de septiembre de 1942 entregó su alma a Dios. Tenía 34 años y había pasado en aquél infierno tres de ellos. Fue beatificado por Juan Pablo II el 13 de junio de 1999 en Varsovia.