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Imparte Teología en el centro católico

Habla el capellán de la universidad de Mireia Belmonte: “Pensó en abandonar la natación”

Luis Emilio Pascual conoce a la campeona olímpica desde hace más de tres años. Ella le manifestó la intención de recibir el sacramento de la confirmación

El capellán mayor de la Universidad Católica de Murcia muestra el lado más humano y extradeportivo de Mireia Belmonte, reciente medalla de oro olímpica, acreditada como la mejor nadadora española de la historia.

Es conocida le exigente preparación de Mireia Belmonte, sus horas de gimnasio y en el agua, su esfuerzo y sus renuncias. Comenzó a nadar por prescripción médica, ya que arrastraba problemas de espalda. Además, se sabe a ciencia cierta que es asmática y alérgica al cloro.

Eso en cuanto al ámbito deportivo. Fuera de él, “Mireia es la gran obra de sus padres, Pepe y Paqui”, tal y como señala el capellán de la UCAM, Don Luis Emilio Pascual, a Religión Confidencial.

Cuando habla de la familia de la nadadora, el sacerdote se deshace en elogios. “Junto a su hermano, han creado una familia desde la humildad y el trabajo diario, forjada en valores humanos y cristianos. Lo que se vive en casa de pequeño se asimila, se reproduce en la acción diaria, en cualquiera de los ámbitos”, prosigue.

Él conoció a Belmonte tras sus platas olímpicas en los Juegos Olímpicos de Londres. Ella recaló entonces en la Universidad Católica de Murcia, contactada por el Servicio de Deportes de la misma, a instancias de su presidente José Luis Mendoza.

Entonces, “Mireia comienza a ver la luz en ese túnel de cuatro meses que la había llevado, incluso, a pensar en el abandono de la práctica de la natación. Decide incorporarse a nuestra familia y comenzar sus estudios en el Grado de Publicidad y Relaciones Públicas. En un futuro, ella quiere dedicarse al mundo de la moda, otra de sus pasiones”, explica el capellán orgulloso de que la nadadora no tomase esa decisión.

Para alguien que la conoce, “Mireia es un ejemplo en todos los sentidos”. “En iconos como ella deberían poner la mirada los jóvenes de nuestro tiempo. Deberíamos poner la mirada todos los que, en algún momento, podemos pensar en tirar la toalla. “Dios me dará fuerza para que todo vaya bien…”, fue su último mensaje en mi móvil antes de viajar a Río de Janeiro este verano”, continúa el capellán.

Describe a la española como “tesón, trabajo, decisión, superación y al mismo tiempo es humildad, responsabilidad, ganas de aprender y capacidad de escucha”. Además de “una gran mujer, enorme deportista, excepcional persona, presumida, coqueta, y a la que le encanta sustituir las chanclas de piscina y las zapatillas de entrenamiento por los tacones de aguja”.

“También alumna mía. Escogió la asignatura que de Teología que yo imparto. Eso, sumado a mi pasión por el deporte desde pequeño, ha llevado a que conversemos en repetida ocasiones. En una de ellas, me manifestó su intención de prepararse para recibir el sacramento de la confirmación junto al resto de sus compañeros del Monasterio de los Jerónimos, sede de la UCAM”, cuenta Luis Emilio a este Confidencial.

Otra faceta de Belmonte a destacar es su agradecimiento constante. “La palabra que más le gusta a Mireia es “gracias”. Por trabajo de una equipo de personas que la rodean, la miman, le reprenden y le exigen; sus padres y Fred, su entrenador, al frente. También a los profesionales en la Fisioterapia o la Psicología, sus  amigos (su gran renuncia), los patrocinadores, la UCAM… y desde  hace varios meses, “su chico” Javier, con el que vive –salvando las circunstancias de largos periodos de tiempo de separación– una preciosa historia de amor”, finaliza mientras agradece a la deportista su amistad.