Servicio diario - 21 de agosto de 2016


 

El Papa en el ángelus: ‘Nuestra salvación no es un videojuego’
Posted by Redaccion on 21 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre Francisco rezó este domingo la oración del ángelus desde la ventana de su estudio que da hacia la plaza de San Pedro, en donde miles de fieles y peregrinos le esperaban. Y recordó que la salvación es lo principal en nuestra vida. Señaló también que la puerta del cielo es estrecha pero que está siempre abierta, aunque para entrar por ella debemos dejar nuestro orgullo que nos hincha. Invitó durante sus palabras a mantener unos instantes de silencio para interrogarnos sobre qué cosas nos impiden entrar por esa puerta. Y subrayó que Jesús nos espera, a cada uno de nosotros, a pesar de cualquier pecado hayamos cometido, para abrazarnos y para ofrecernos su perdón. Y que esta puerta es una ocasión que no debemos desperdiciar.
A continuación el texto
«Queridos hermanos y hermanas, buenos días
La página del evangelio de hoy nos exhorta a meditar sobre el tema de la salvación. El evangelista Lucas cuenta que Jesús está en viaje hacia Jerusalén y durante el recorrido se le acerca un tal que le plantea esta pregunta: “¿Señor, son pocos los que se salvan?”.
Jesús no da una respuesta directa, pero desplaza el debate a otro plano, con un lenguaje sugestivo: “Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán”.
Con la imagen de la puerta, Èl quiere hacer entender a quienes le escuchan que no es cuestión de números, no importa saber cuantos se salvan. Lo importante es que todos sepan cuál es el camino que conduce a la salvación, a la puerta.
Y tal recorrido prevé que se cruce una puerta. ¿Pero dónde está la puerta, quién es la puerta? Jesús mismo es la puerta. Nos los dice Él en el evangelio de San Juan: ‘Yo soy la puerta’. Él nos conduce a la comunión con el Padre, donde encontramos amor, comprensión y protección. ¿Pero por qué esta puerta es angosta?, nos podemos preguntar.
Es una puerta angosta no porque sea opresora, sino porque pide restringir y contener nuestro orgullo y nuestro miedo, para abrirnos con corazón humilde y confiado a Él, reconociéndonos pecadores, necesitados de su perdón. Por esto es estrecha, para contener nuestro orgullo que nos hincha.
¡La puerta de la Misericordia es Dios, es estrecha pero está siempre y enteramente abierta para todos! Dios no tiene preferencias, sino que recibe siempre a todos sin distinciones. Una puerta estrecha para contener nuestro orgullo y nuestro miedo; una puerta amplia porque Dios recibe a todos sin distinción.
Y la salvación que Él nos da es un flujo incesante de misericordia que derrumba todas las barreras y abre sorprendentes perspectivas de luz y de paz. La puerta es estrecha pero siempre abierta, no se olviden de ésto.
Hoy Jesús nos dirige, una vez más, una invitación insistente para ir hacia Él, para atravesar la puerta de la vida plena, reconciliada y feliz. Él nos espera, a cada uno de nosotros, a pesar de cualquier pecado que hayamos cometido, para abrazarnos, para ofrecernos su perdón.
Solamente Él puede transformar mi corazón. Solamente Él puede dar sentido pleno a nuestra existencia, donándonos la verdadera alegría. Entrando por la puerta de Jesús, la puerta de la fe y del evangelio, nosotros podremos salir de las actitudes mundanas, de las malas costumbres, de los egoísmos y del cerrarnos en nosotros mismos.
Cuando hay un contacto con el amor y la misericordia de Dios hay un cambio auténtico. Y nuestra vida es iluminada por la luz del Espíritu Santo: ¡una luz inextinguible!
Quiero hacerles una propuesta: pensemos ahora en silencio y por algunos instantes en las cosas que tenemos dentro de nosotros y que nos impiden cruzar la puerta: mi orgullo, mi soberbia, mis pecados. Y después pensemos en otra puerta, esa abierta de la misericordia de Dios que del otro lado nos espera para darnos el perdón.
El Señor nos ofrece muchas ocasiones para salvarnos y entrar a través de la puerta de la salvación. Esta puerta es una ocasión que no debemos desperdiciar: no debemos hacer discursos académicos sobre la salvación, como el de aquel tal que se dirigió a Jesús, sino que debemos aferrar las ocasiones de salvación. Porque en un determinado momento “el patrón de la casa se levantará y cerrará la puerta”, como nos ha recordado el Evangelio.
Pero si Dios es bueno y nos ama, ¿por qué cierra la puerta? Porque nuestra vida no es un videojuego o una telenovela; nuestra vida es seria y el objetivo importante que debemos alcanzar es la salvación eterna.
A la Virgen María, Puerta del Cielo, le pedimos que nos ayude a no perder las ocasiones que el Señor nos ofrece para cruzar la puerta de la fe y así entrar en un camino ancho: es el camino de la salvación, capaz de recibir a todos quienes se dejan abrazar por el amor.
Es el amor que salva, el amor que ya en la tierra es fuente de la bienaventuranza de quienes, en la mansedumbre, en la paciencia y en la justicia se olvidan de sí mismos y se dan a los otros, especialmente a los más débiles.
Angelus Domini…
«Queridos hermanos y hermanas, me ha llegado la triste noticia del atentado sanguinario que ayer golpeó a la querida Turquía. Recemos por las víctimas, muertos y heridos y pidamos el don de la paz para todos».
Ave María…
«Saludo cordialmente a los peregrinos romanos y a los que vienen de varios países, en particular a los fieles de Kalisz (Polonia), Gondomar (Portugal). Quiero saludar también de manera particular a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio Norteamericano. ¡Bienvenidos a Roma!
Saludo a la Asociación Santísimo Redentor de Manfredonia, a los motociclistas del Polesine, a los fieles de Delianuova y a los de Verona que vinieron a pié en peregrinación. Saludo a los jóvenes que vinieron para dar un servicio a los comedores de la Cáritas de Roma. A todos les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi».
Y concluyó con un “¡Buon pranzo e arrivederci!”.
(Texto traducido desde el audio por ZENIT)


Francisco reza por las víctimas del atentado durante una boda en Turquía
Posted by Sergio Mora on 21 August, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano). El santo padre Francisco después de rezar este domingo la oración del ángelus en el Vaticano, expresó su dolor por el atentado terrorista perpetrado ayer sábado en Turquía durante una boda en la ciudad de Ganzientep, en el que han muerto al menos 50 personas y se ha registrado casi un centenar de heridos.
“Queridos hermanos y hermanas, me ha llegado la triste noticia del atentado sanguinario que ayer golpeó a la querida Turquía”, dijo y pidió a los presentes oraciones “por las víctimas, muertos y heridos” y “el don de la paz para todos”. A continuación rezó un Ave María en alta voz, acompañado por los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro.
El atentado de este sábado ha producido más muertos que el del 28 de junio en el Aeropuerto de Estambul, que había registrado un saldo de 45 víctimas mortales.
El ataque suicida del hombre que se hizo estallar se produjo durante la celebración de la “noche de la hena”, en honor de la novia, que se celebraba en la calle de un barrio de Akdere. Entre los muertos hay muchas mujeres y niños, señalaron las autoridades.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha acusado al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), como el “probable autor” de la masacre y lo comparó con los atentados del grupo armado kurdo PKK.


Francisco al congreso eucarístico de Brasil: oración y caridad cotidiana
Posted by Redaccion on 21 August, 2016



(ZENIT – Roma).- El papa Francisco envió una bendición especial a los participantes del XVII Congreso Eucarístico Nacional de Brasil, que concluye hoy en la ciudad de Belén, bajo el lema “Eucaristía y compartir, en la Amazonía misionera”. El congreso inició el 15 de agosto en la Arquidiócesis de Belén de Pará, con una misa presidida por el cardenal Claudio Hummes, representante del Santo Padre para el evento.
En el momento en que se celebra el cuarto centenario de la ciudad y el comienzo de la evangelización en la Amazonía, el Papa le pide en la carta al cardenal Hummes que comunique a todos los fieles su cariño por los pastores de la Amazonía y Brasil, así como hacia todas comunidades eclesiales.
Francisco subraya además la importancia de la práctica de la oración y del ejercicio de la caridad en la vida cotidiana, ya que esto da un énfasis especial a la iglesia doméstica, “que es la familia” y donde nacen las “futuras generaciones de cristianos”. El Santo Padre llama así a todos a la caridad con nuestros hermanos, sobre todo los más necesitados.
Y concluye la carta dando su bendición apostólica a todos los que están presentes en el Congreso y a los que se unieron a él a través de los medios de comunicación.
Por su parte la la Arquidiócesis de Ribeirão Preto ha puesto a disposición a las parroquias el subsidio: “Sugerencias para la vivencia litúrgica de la semana del XVII Congreso Eucarístico Nacional”. En la misa final de este domingo que marcará el cierre del congreso se espera la participación de varios cientos de miles de personas.


Cardenal Bassetti: en Asís el Papa recorrerá la vía de Francisco
Posted by Redaccion on 21 August, 2016



(ZENIT – Roma).- El cardenal arzobispo de Perugia, Gualterio Bassetti, señaló ayer sábado en una entrevista radiofónica que la tercera visita del papa Francisco programada para el 20 de septiembre próximo, se produce en un momento en que las condiciones del mundo vuelven urgente el deber de la Iglesia de predicar la paz.
El Santo Padre recorrerá “la vía de Francisco, que es el interés profundo por cada hombre y cada criatura, que es imagen de Dios”, dijo. Además “para la construcción de un orden mundial la justicia y la paz deben caminar juntas, porque sin justicia no habrá nunca paz”.
El evento que se realizará en Asís lleva por título : “Sed de paz. Religiones y culturas en diálogo” y es organizado por la Comunidad de San Egidio, la diócesis de Asis y la familia franciscana. Al evento participarán 400 líderes religiosos, entre ellos el patriarca Bartolomeo, políticos y líderes sociales, así como exponentes del mundo de la cultura.
El primer encuentro de líderes religiosos del mundo, de Asís convocado por Juan Pablo II el 25 de enero de 1986, quiso suscitar “un movimiento mundial de oración por la paz que, pasando por encima de las fronteras y naciones y alcanzando a los creyentes de todas las religiones, llegue a abrazar al mundo entero”, explicó entonces el papa polaco. En la cita participaron 71 dirigentes de religiones no cristianas, 54 de las cristianas, y 25 representantes del episcopado mundial.
Y 16 años después primer encuentro, en un clima tenso por los atentados contra las torres gemelas en Nueva York, el 24 de enero de 2002, Juan Pablo II invitó a los líderes religiosos, y de modo especial, a los musulmanes a un segundo encuentro en Asís. Para “rezar por la superación de las contraposiciones y por la promoción de la auténtica paz. Queremos encontrarnos juntos en particular, cristianos y musulmanes, para proclamar ante el mundo que la religión no deben ser nunca motivo de conflicto, de odio y de violencia”.
En ocasión de los 20 años del encuentro de Asís, el 4 de septiembre de 2006, Benedicto XVI en un mensaje enviado al obispo local, Mons. Sorrentino, señaló que “el suceso más significativo en este espacio de tiempo ha sido, sin duda, la caída, en el Este de Europa, de los regímenes de inspiración comunista. Con ésta, terminó la «guerra fría», que había generado aterradores arsenales de armas y de ejércitos preparados para una guerra total”. Reconoce entretanto que “el tercer milenio comenzó con escenarios de terrorismo” en el cual hay quienes propone que las diferencias religiosas sean “motivo de instabilidad o de amenaza para las perspectivas de paz”.
Y subrayó que Juan Pablo II declaró: «El hecho de que hayamos venido aquí no implica ninguna intención de buscar un consenso religioso entre nosotros o de negociar nuestras convicciones de fe. Quiere decir que las religiones pueden reconciliarse a nivel de un compromiso común en un proyecto terreno que las superara a todas. Y tampoco es una concesión al relativismo en las creencias religiosas…» («Insegnamenti», cit., p. 1252). Deseo confirmar este principio, que constituye el presupuesto de ese diálogo entre las religiones que auspició hace cuarenta años el Concilio Vaticano II en la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas (Cf. «Nostra aetate», 2).
El papa Benedicto XVI , el 27 de octubre de 2011 convocó a una nueva Asís, con el tema: “Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz” y explicó: “Cada ser humano es en el fondo un peregrino en busca de la verdad y del bien. También el hombre religioso permanece siempre en camino hacia Dios: de aquí nace la posibilidad, más aún, la necesidad de hablar y dialogar con todos, creyentes o no, sin renunciar a la propia identidad o recurrir a formas de sincretismo”.



San Felipe Benizi – 22 de agosto
Posted by Isabel Orellana Vilches on 21 August, 2016



(ZENIT – Madrid).- Hoy festividad de Santa María Virgen Reina se celebra la vida de este santo que procedía de la ilustre familia de los Benizi, de Florencia, donde nació el 15 de agosto de 1233. Ese día se fundó la Orden de los Servitas, un hecho providente que involucraría en su momento a Felipe. Fue hijo único, y muy deseado durante años. De su formación se ocupó un preceptor, y después cursó estudios en París y en Padua. Y aquí puede que se hubiera doctorado en medicina y filosofía a los 19 años, si bien la doble graduación académica es un dato que precisa ser corroborado. Inclinado a la vida espiritual asiduamente visitaba la iglesia de la Annunziata, regida por los servitas, ubicada en el barrio florentino de Cafaggio.
Hallándose en el templo, mientras se oficiaba la misa en la pascua de 1254 le aconteció un hecho extraordinario que supuso un giro copernicano para su vida. El texto evangélico que le movió a actuar está reflejado en los Hechos de los Apóstoles (8, 29), y pertenecía a la lectura del día. Cuando Felipe es instado por el Espíritu Santo para que evangelice al ministro de la reina de Etiopía con estas palabras: «Acércate y camina junto a su carro». Benizi las acogió como suyas. Vio en ellas un signo de la Providencia que le llamaba por ese camino, lo cual fue corroborado cuando más tarde, orando en sus aposentos, tuvo un éxtasis. En él se veía transitando por un sendero farragoso y suplicó ayuda. Nuevamente escuchó la voz de la Virgen que iba al frente de un carro repitiendo las mismas palabras oídas en el templo, mientras le mostraba el hábito de los servitas. Un religioso que debía cerrar el recinto interrumpió el celeste instante justo cuando Felipe se disponía a dar cumplida respuesta a María. Se marchó algo incomodado por el hecho y estando en su casa volvió a escuchar la misma proposición de la Virgen. Estaba claro que la Madre le ampararía dentro de la Orden. Así que al día siguiente narró el hecho al prior de la comunidad ingresando en el convento de Cafaggio.
Fue recibido por Bonaldi, uno de los siete fundadores de la Orden, aunque buscando sosiego hubo de partir a Monte Senario. Allí se curtió en la oración y en las mortificaciones. Le agradaba la austeridad que llevaba siendo lego, trabajando en labores humildes, pero fue trasladado a Siena. Un día, el hermano que viajaba con él constató el rigor y altura de los argumentos que esgrimió para defender los dogmas, en una discusión entablada con unos dominicos. Quedó tan deslumbrado, especialmente porque la comunidad ignoraba la excepcional formación que poseía, que a pesar de sus reiteradas peticiones para que fuera absolutamente discreto, el religioso lo comunicó a los superiores. Éstos determinaron que la sabiduría de Benizi, unida a su modestia y piedad, era apta para otras misiones. Y en 1259, aunque hubiera preferido seguir una vida de anonimato, fue ordenado sacerdote. Luego sería maestro de novicios, definidor general, y general, aunque siempre tendió a querer ser eximido de estas responsabilidades que únicamente aceptó por obediencia. Siendo general reformó los estatutos de la Orden, y trabajó incansablemente por la conversión de todos.
Tenía una gran visión que era enriquecida por la gracia, de otro modo no habría vaticinado, como hizo, la santidad de personas que conocía, tanto las que pertenecían a la Orden como otras foráneas. En 1269 estuvo a punto de ser elegido pontífice, sucesor de Clemente IV, pero movido por su sentimiento de indignidad, huyó y buscó refugio en una oquedad del monte Amiata. Allí entendió que debía difundir el amor a María. Volvió a reaparecer cuando se hizo pública la elección de Gregorio X.
Después de viajar a Francia y Alemania en visita apostólica, regresó a Italia en 1272. Participó en el Concilio de Lyon con intervenciones memorables. A fuerza de insistente oración y fe libró a la fundación de la supresión que se cernía sobre ella junto a otras órdenes mendicantes. Inocencio V, tras el Concilio de Lyon de 1274 del que había emanado la indicación, comunicó al santo en 1276 la abolición de los servitas. Benizi tuvo la luz oportuna para enfocar la situación ante la Santa Sede de un modo que no peligrara su carisma inicial. Y lo logró. Se trasladó a Roma, pero Inocencio V falleció. Fue Juan XXI quien mantuvo la Orden con sus pilares primitivos.
El santo tuvo un papel esencial en la pacificación de varios estados italianos que se hallaban enemistados. Y con esta misión conciliadora viajó a Alemania a petición de Nicolás III. En 1283 fue maltratado en Forli con insultos y golpes como respuesta a una predicación en la que defendió la moral frente a la depravación. Con su virtud arrebató el arrepentimiento y conversión de su ofensor Peregrino Laziosi, que luego sería ejemplar religioso servita. Su ayuda fue decisiva para que santa Juliana Falconieri pudiera fundar la Tercera Orden de las Siervas de María que impulsó por distintos puntos de Europa.
Felipe abrió en Todi una casa para mujeres arrepentidas de su mala vida. Dos de ellas, que se hallaban entre las primeras acogidas, anteriormente habían querido tentarle, y él las convirtió. Incansable en su apostolado y en la confirmación de la fe de sus hermanos, como no podía ir a pie porque su salud estaba ya muy debilitada, viajaba en un borriquito que le proporcionaron. La Orden tenía diez mil religiosos cuando sintió que llegaba su última hora. Se refugió en Todi, musitando ante el altar de María: «Este será para siempre el lugar de mi reposo». Tenía un pequeño crucifijo, recuerdo de sus padres, que tomó en sus manos, diciendo: «Este es mi libro. Aquí es donde he aprendido el camino del cielo». Abrazado a la cruz, sintiendo la presencia de María, murió el 22 de agosto de 1285. Clemente X lo canonizó el 12 de abril de 1671.