Diócesis
Aborda las posturas de Nietzsche y del papa Francisco

El Administrador Diocesano de Soria pide que se discuta la idea de Dios en la sociedad

Gabriel Ángel Rodríguez escribe una carta con sus reflexiones sobre el tema

El Administrador Diocesano de la Diócesis de Osma-Soria, Grabriel Ángel Rodríguez Millán, muestra en una carta su punto de vista y una reflexión acerca de si “Dios”, tanto como concepto como palabra, es tabú.


Comienza el texto afirmando que en la actualidad algunos hablan de un “retorno de Dios”. Señala que Dios en realidad “nunca se ha ido”. “¿No es cierto que Dios está allá donde se le deja estar?”, es la pregunta que lanza, mientras reafirma que “cada persona tiene sus razones para creer o no, y no hay ningún motivo para prejuzgar al creyente o al no creyente para justificar la propia posición. La reflexión no debe impedir el diálogo, la libertad de expresión no debe llevar a nadie a faltar al respeto. De todos modos, hablar de Dios hoy, en nuestra sociedad secularizada, es cada vez más un tabú. A veces se confunde a Dios con las diversas religiones que, consideradas sospechosas y superadas, son frecuentemente reducidas a caricaturas o a cosa de minorías fanáticas”, explica el sacerdote.

“¿Qué hacer cuando los extremistas asesinan en nombre de Dios como, por desgracia, estamos viendo cada vez con más frecuencia?”, es la segunda pregunta que realiza para reflexionar” Se contesta a sí mismo diciendo que “la idea de Dios cambia según las tradiciones, las culturas, las religiones”.

Cuando alguien afirma creer en Dios es importante especificar a qué imagen de Dios se refiere, en qué libro sagrado se inspira y, sobre todo, cómo lo interpreta. Aclarado lo anterior, el diálogo puede ser posible, aun reconociendo con humor y humildad que no conocemos todo de Dios y que muchas cosas que se refieren a Él nos las comunica en el silencio. El filósofo Nietzsche afirmaba que una cosa explicada ya no nos interesa; de ahí que Dios tenga un brillante futuro.

“¿Podemos hacer un espacio a la idea de Dios en nuestra cultura, discutir serenamente de ella en los medios de comunicación, estudiar su evolución en los centros educativos?”, es la penúltima pregunta que lanza en su carta. Afirma el prelado que “pretender eludir la cuestión de Dios en nuestras sociedades secularizadas significa muchas veces dejarla en manos de extremistas que se sirven de ella para justificar su nihilismo destructor”.

Señala también que esas sociedades deben combatir sin miramientos el terrorismo sin por ello rechazar las religiones y sin ver en ellas sólo lo que puedan tener de negativo. “Se puede criticar lo criticable del islam sin denigrar a los musulmanes en bloque; los yihadistas se nutren de la división y de la ignorancia para alimentar su ideología asesina”, es el ejemplo que pone para explicar su argumento.

Aborda también lo que dijo el papa Francisco el pasado 12 de enero, cuando Su Santidad avisaba contra las formas desviadas de la religión. Cita al Pontífice:“Que los responsables religiosos, políticos e intelectuales, en particular musulmanes, condenen toda interpretación fundamentalista y extremista de la religión que tienda a justificar los actos de violencia”. Su última conclusión es que “lo verdaderamente decisivo es tener presente la inteligencia del corazón y de la compasión que nos lleve a hacernos “prójimos” de aquellos con quienes compartimos la vida. En realidad, la pregunta por Dios nos lleva a la pregunta por el ser humano, criatura suya, a la búsqueda del sentido de la vida y al anhelo de felicidad inscrito en el corazón”.

Plantea por último “¿es creíble la fe?”. Su respuesta es clara y concisa, aclara y mantiene que “sólo el amor es digno de fe. La fe nos indica una dirección en un recorrido distinto del de la ciencia, a la cual precede, pero que es imposible verificar en un laboratorio. Es un acto que permite entrar en relación con Dios, sobre todo a través de la oración”.