Tribunas

El número de mártires españoles del siglo XX

José Francisco Serrano Oceja

En el reciente curso sobre las víctimas y los mártires del siglo XX, el profesor Ángel David Martín Rubio, Vicedecano de Derecho Canónico de la Universidad Pontifica de Salamanca, la universidad del episcopado español, ofreció una interesante conferencia sobre la revolución española del XX en el contexto de la soviética y de la china.

Para este profesor, hoy predomina en el ámbito académico y en el de los medios de comunicación social una presentación distorsionada de esta persecución, promovida desde presupuestos similares a los que protagonizaron la persecución “y que optan por una interpretación de los mismos estrictamente ceñida a patrones ideológicos”, apuntó.

La persecución fue fundamentalmente antirreligiosa, y estuvo alimentada de dos fuentes: una que hundía sus raíces en el siglo XIX, el laicismo sectario de carácter liberal, y otra especialmente ligada al ciclo revolucionario iniciado en Rusia en 1917: el ateísmo militante y activo del marxismo

Un análisis objetivo nos revela que el inicio de la persecución religiosa fue anterior a 1936; se remonta a 1931, cuando llegó al poder una coalición que coincidía en considerar a la religión como un obstáculo al progreso y un  respaldo del poder hasta entonces vigente.

Las fuerzas que protagonizaron los primeros pasos del nuevo régimen, socialistas, anarquistas, comunistas, republicanos de izquierda y algunos regionalistas, diferían entre sí en casi todo: en la forma del Estado, en la organización económica, en la consideración hacia los grupos sociales, en el papel de la religión, la cultura y la enseñanza... Únicamente había un punto de coincidencia: la voluntad decidida de construir artificialmente una sociedad carente de todo fundamento religioso.

Con ocasión del homenaje que, por iniciativa del Arzobispo de Valladolid, Antonio García y García, tuvo lugar en aquella ciudad los días 11 y 12 de abril de 1950, se elaboraron unas relaciones nominales que permitían colocar la cifra más aproximada de asesinados entre 6.900 y 7.000.

En 1953, el escolapio Calasanz Bau, había ultimado un fichero en el que se confrontaban las relaciones nominales de Valladolid y de la Causa General con otras procedentes de las diócesis y congregaciones. Estos son sus resultados finales: 4.065 sacerdotes seculares, 2.338 religiosos y 270 religiosas.

Basándose en este fichero, a comienzos de los años sesenta, Antonio Montero hablaba de 4.184 víctimas del clero secular (incluyendo a doce Obispos, el Administrador Apostólico de la diócesis de Orihuela y un centenar de seminaristas), 2.365 religiosos y 283 religiosas; es decir, un total de 6.832, cifra comúnmente aceptada.

Los cálculos que ha hecho el profesor Martín Rubio atribuyen a la persecución religiosa las siguientes muertes: sacerdotes, 4022; religiosos, 2376; Religiosas, 282; seminaristas, 95; obispos, 2; administrador apostólico, 1. Total, 6788.

 

José Francisco Serrano Oceja