Iglesia-Estado
Bajo el lema “El monasterio del Terror”

Polémica: un ayuntamiento socialista celebra Halloween en un convento de clausura

El consistorio de Calamocha (Teruel) ha organizado esta fiesta en un claustro de monjas cerrado pero donde todavía se celebra misa diaria

El consistorio de Calamocha (Teruel), gobernado por el partido socialista gracias a los votos de tres concejales expulsados del PP, ha organizado la fiesta de Halloween en un convento de clausura cerrado en 2007. Este hecho ha originado una fuerte protesta vecinal y del consejo parroquial por lo que consideran una falta de respeto religioso.


Según informan a Religión Confidencial, desde el consejo parroquial de Calamocha “estamos en total desacuerdo en el lugar elegido por el ayuntamiento para celebrar esta fiuesta el pasado 31 de octubre, bajo el lema “El convento del Terror”, pues ahí se celebra cada día la Misa, se dan clases de catequesis a los niños y se guardan algunos pasos de Semana Santa: no es el sitio adecuado para celebrar Halloween”.

El consejo parroquial lo integran Cáritas, Manos Unidas, el coro, catequesis y catequesis de adultos, y – según informan desde la Junta de Cofradías – no han querido “sumarse a las quejas, para no echar más leña al fuego”.

En las redes sociales y Calamocha TV –la televisión local – ha habido una gran participación. Para algunos, es una falta de respeto; para otros, mera cuestión generacional y de avance de la historia; y a otros les ha sorprendido la polémica, pues expresan que les parece indiferente lo que ha sucedido. Otros aluden que, si se invoca la “memoria histórica” para ciertos hechos en España, tenía que haberse respetado el recuerdo religioso y cultural en este caso.

La fiesta se celebró en el antiguo convento de las monjas Concepcionistas Franciscanas, cerrado en 2007 tras haber permanecido 300 años. En esos años, fue parvulario, y los vecinos de la villa turolenses guardan “gratitud y un agradable recuerdo de este lugar de oración, contemplación y estudio, y no había necesidad de generar polémica ni división por una fiesta pagana que podía haberse celebrado en otro lugar de Calamocha”.

El convento es propiedad del ayuntamiento. El alcalde es socialista, Manuel Rando, que gobierna con el apoyo de los 3 concejales del PP que resultaron elegidos en 2015, y que por pactar el gobierno con el PSOE en la villa fueron expulsados del PP, y se adscribieron  a un grupo aparte. “El alcalde todavía no ha pedido perdón  y debería hacerlo”, afirma una vecina.

 

Enterradas 250 monjas

Como es un lugar de referencia y emblemático, se lleva tiempo hablando del uso que se le puede dar, como biblioteca o lugar de conferencias y exposiciones. “De hecho, propusimos al alcalde que se hiciera con motivo de Todos los Santos una exposición o alguna conferencia, y su respuesta fue que se encuentra en mal estado de conservación: luego, nos llevamos la sorpresa de que el consistorio organizó ahí la fiesta de Halloween”, explican desde el consejo parroquial.

En el convento hay enterradas unas 250 monjas, y también –por ejemplo – la madre del que fue mantenedor de las Fiestas de San Roque de Calamocha este año, el periodista José Luis Campos, que avala el afecto hacia el lugar, que ha de ser “de respeto religioso”, como ha afirma muy dolido Jesús Blasco, un vecino de  Calamocha, que recuerda “la gratitud y afecto hacia las monjas, todavía muy presente, y se trata de un lugar que sigue siendo de oración”.

Precisamente este vecino – Blasco –organizó hace 4 años unas visitas culturales  guiadas al convento con motivo de la Semana Santa, a cargo de la Junta de Cofradías, y en una semana hubo 24 visitas muy concurridas de público y de dos horas de duración cada una, “mostrando todo el respeto  afecto al parvulario, el refectorio, el locutorio o el panteón donde descansan 250 monjas, que fue una experiencia emocionante e inolvidable, con los ojos llenos de lágrimas en lo que había sido su primera escuela”, expresa Jesús Blasco a RC.

 

Una fiesta que ha costado 3.000 euros

En Calamocha esta fiesta de Halloween, en que participaron 200 jóvenes, ha generado una gran polémica, que todavía pervive en calles, tiendas y bares. Además, al consistorio le costó la fiesta 3.500 euros, y sólo ingresó 600 euros, pues cobraron la entrada a cada asistente a 3 euros. “Encima que se organiza con falta de respeto histórico, religioso y cultural, en contra de la opinión de muchos vecinos, esa fiesta va con cargo a los bolsillos de todos”, afirma un vecino a este digital.

Jesús Blasco recuerda una paradoja: el anterior alcalde socialista de la villa lo fue durante la Guerra Civil. Entonces, se apostó en las tapias del convento para protegerlo de la barbarie y de la violencia. Al acabar la contienda, tuvo que exiliarse a Francia. Al regresar, por intercesión de las monjas, pudo volver a su casa sin represalias. “Y justamente 80 años después y con el primer alcalde socialista que tenemos desde entonces, ha llevado a cabo en el convento un despropósito irrespetuoso”, afirma Blasco.