Servicio diario - 16 de noviembre de 2016


 

El Papa: “La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no debe llevarnos a considerarnos mejores”
Posted by Rocío Lancho García on 16 November, 2016



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El próximo domingo, 20 de noviembre, se celebrará la Jornada mundial de los derechos de la infancia y de la adolescencia. Por ello, el papa Francisco ha lanzado un llamamiento, al finalizar la audiencia general, en el que ha apelado a las conciencias de todos, instituciones y familias, para que los niños “sean siempre protegidos y su bienestar tutelado” para que “no caigan nunca en formas de esclavitud, reclutamiento en grupos armados y maltratos”. Asimismo, el Pontífice ha deseado que “la Comunidad internacional pueda vigilar su vida” garantizando a cada niño y niña “el derecho a la escuela y a la educación” para que “su crecimiento sea sereno y miren con confianza al futuro”.
En la audiencia general de esta semana, la última del Año Santo de la Misericordia, el Papa ha reflexionado sobre la obra de misericordia que nos pide “sufrir con paciencia los defectos del prójimo”. De este modo, en el resumen que hace el Santo Padre en español, ha explicado que en la Biblia “Dios se muestra como un Dios paciente y misericordioso, que soporta los lamentos de su pueblo”. También Jesús “fue paciente durante los tres años de su vida pública”, ha asegurado. De este modo ha invitado a pensar en el episodio de la madre de Santiago y Juan, que pidió para sus hijos que se sentaran uno a su derecha y otro a su izquierda en el Reino de los Cielos. Jesús, en cambio, “aprovechó esa situación para enseñarles y corregirles”, ha precisado el Santo Padre.
Asimismo, ha recordado que esta obra de misericordia espiritual está relacionada con otras dos: “corregir al que se equivoca” y “enseñar al que no sabe”. Supone un gran esfuerzo –ha advertido– ayudar a otros para que crezcan en la fe y caminen en la vida.
En esta misma línea ha subrayado que “la exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar” no nos ha de llevar a considerarnos mejores que los demás, sino, más bien, “nos impulsa a entrar en nosotros mismos” para verificar “si somos coherentes con lo que pedimos a los demás”.
A continuación, el Papa ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Así, les ha pedido poner en práctica las obras de misericordia, corporales y espirituales, “para que todos puedan experimentar la presencia y ternura de Dios en sus vidas”.
Después de los saludos en las distintas lenguas, el Pontífice ha dedicado unas palabras a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. De este modo, les ha recordado que en el mes de noviembre la liturgia nos invita a la oración por los difuntos. Así, ha pedido no olvidar a quienes “nos han querido” y “nos han precedido en la fe”, como también a aquellos a los que nadie recuerda. Al respecto, el Santo Padre ha explicado que el sufragio en la celebración eucarística es la mejor ayuda espiritual que podemos ofrecer a sus almas.
Por ello, el Papa ha pedido recordar con particular afecto a las víctimas del reciente terremoto en el centro de Italia: “recemos por ellos y por sus familiares y continuemos siendo solidarios con los que han sufrido daños” .


Francisco recuerda a la COP22 la importancia del aspecto ético y social del nuevo paradigma de desarrollo
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El estilo de vida basado en la cultura del descarte es insostenible y no debe tener cabida en nuestros modelos de desarrollo y educación. Así lo indica el papa Francisco en el mensaje enviado al ministro de Exteriores y de Cooperación de Marruecos, que preside la XII reunión de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP22). El encuentro se está celebrando en Marrakech del 7 al 18 de noviembre. Además, el Santo Padre recuerda que estamos ante un desafío educativo y cultural el cual, para que sea realmente eficaz en el logro de sus fuertes objetivos, no puede dejar de responder también al proceso de aplicación del Acuerdo de París.
De este modo, el Santo Padre recuerda que este Acuerdo ha trazado un camino claro en el que toda la comunidad internacional está llamada a participar y exhorta a promover una cultura del cuidado del ambiente. Además reitera que la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza están estrechamente relacionadas.
Al inicio de su mensaje, el Pontífice asegura que la situación actual de deterioro del medio ambiente “nos interpela a todos” y “nos lleva a reunirnos aquí con un sentido renovado de conciencia y responsabilidad”.
Tal y como recuerda, Marruecos alberga la COP22 pocos días después de la entrada en vigor del Acuerdo de París, adoptado hace menos de un año. Su adopción –precisa– representa una clara toma de conciencia de que, ante temáticas tan complejas como el cambio climático, la acción individual y/o nacional no es suficiente, sino que es necesario “dar colectivamente una respuesta responsable que apunte a colaborar para construir nuestra casa común”.
El Acuerdo de París, reconoce Francisco, ha trazado un camino claro en el que toda la comunidad internacional está llamada a participar. La COP22 representa “una etapa fundamental de este recorrido”. Asimismo, precisa que “afecta a toda la humanidad, especialmente a los más pobres y a las generaciones futuras”, que representan el componente “más vulnerable” de la preocupante repercusión de los cambios climáticos. Al mismo tiempo que “nos recuerda la grave responsabilidad ética y moral” de actuar sin demora, de la forma “más libre posible de presiones y económicas”, superando “los intereses y comportamientos particularistas”.
El Santo Padre aprovecha su mensaje para enviar su aliento para que los trabajos de estos días “estén animados por el mismo espíritu de colaboración y propuestas manifestado durante la COP21”. En esta misma línea observa que se abordan cuestiones complejas que no se pueden “delegar únicamente al diálogo técnico”, sino que “hacen necesario un apoyo y un empuje político constante basado en la conciencia de que somos una sola familia humana”. Al respecto, el Pontífice subraya que “no hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos”, y por eso mismo tampoco hay espacio para “la globalización de la indiferencia”.
Una de las principales aportaciones de este Acuerdo –afirma Francisco– es estimular la promoción de estrategias de desarrollo nacionales e internacionales basadas en una cualidad ambiental que podríamos llamar solidaria. Efectivamente, añade, “fomenta la solidaridad con las poblaciones más vulnerables” e “insiste en los fuertes vínculos entre la lucha contra el cambio climático y la lucha contra la pobreza”.
Por otro lado, el Santo Padre explica también que no se puede limitar todo a la mera dimensión económica y tecnológica. Es decir, las soluciones técnicas son necesarias pero no suficientes; “es esencial y se deben tener muy en cuenta los aspectos éticos y sociales del nuevo paradigma de desarrollo y de progreso”.
Finalmente, el Pontífice desea que la COP 22 se guíe “por esa conciencia de nuestra responsabilidad” que debe empujar a todos a “promover seriamente una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad”, cuidado de la creación, pero también del prójimo, cercano o lejano, en el espacio y el tiempo.


El Papa envía bomberos y restauradores del Vaticano a la zona afectada por el terremoto en Italia
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Papa ha enviado a Nursia, localidad italiana fuertemente afectada por el terremoto del pasado 30 de octubre, un equipo de bomberos del Estado de la Ciudad del Vaticano. Los cinco hombres, coordinados por el ingeniero Paolo De Angelis, están operativos en la ciudad de San Benito y en las otras zonas de Valneria, afectadas también por los terremotos precedentes del 24 de agosto y del 26 de octubre. Así lo ha indicado la diócesis de Spoleto-Norcia.
De este modo, este nuevo equipo se ha sumado a los bomberos ya presentes en la zona para la recuperación de los bienes artísticos dentro de las iglesias que cayeron y para acompañar a la población a recuperar objetos personales en las casas lesionadas.
“Estamos infinitamente agradecidos al Papa por este ulterior gesto de cercanía a la población de Valnerina”, ha asegurado arzobispo de Spoleto-Norcia, monseñor Renato Boccardo, según informa Radio Vaticano.
El Pontífice –ha proseguido el prelado– sigue con atención las vicisitudes de la tierra de san Benito herida profundamente por el terremoto. Todos recordamos su presencia en San Pellegrino de Nursia el pasado 4 de octubre y la llamada hecha el 2 de noviembre para asegurar su oración después de los nuevos temblores de terremoto. Ahora nos envía “sus” bomberos y ha concedido que una equipo de restauradores de los Museos Vaticanos se ocupe, gratuitamente, de devolver a su antiguo esplendor las obras de arte recuperadas en las iglesias derrumbadas o que se han visto dañadas.
Esta cercanía del Sucesor de Pedro – concluye monseñor Boccardo – es para todos motivo de gran esperanza.


El Vaticano ya tiene su “isla ecológica”
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El Vaticano cuenta, desde este lunes, con una nueva “área ecológica”, ubicada en la Torre San Juan. El Gobernación de la Ciudad del Vaticano ha explicado que “también el Estado más pequeño del mundo produce sus residuos” y ya “desde hace algunos años se está promoviendo la recogida diferenciada en las distintas oficinas y en las casas de los residentes”.
El departamento competente de las recogida de basuras, desde hace dos años, ha distribuido a los distintos dispositivos los llamados “kit” para el reciclaje, que consiste en contenedores de varios colores para distinguir los distintos tipos de residuos y las bolsas para la recogida.
Los cubos, distribuidos por todo el territorio del Estado, han sido divididos según las diversas clases de residuos.
Así, por disposición de los superiores, después de haber individuado un área idónea, la dirección de los Servicios Técnicos, ha efectuado las intervenciones necesarias para adaptarlas a las exigencias requeridas por las islas ecológicas. En fase experimental, serán los envases de papel y cartón los que inauguren la nueva isla ecológica. Para comenzar –explica el comunicado de la Gobernación– se ubicará un compactador pero, después de la primera fase, se espera que este se convertirá en el principal punto de recolección para todo el Estado de la Ciudad del Vaticano”.
En realidad, explican, ya desde hace varios años, el Vaticano está haciendo la recolección de distintos tipos de residuos en la zona conocida como la “Molazza”, donde se colocan residuos como el hierro, la madera e “residuos inertes”, es decir, los residuos de construcción, no peligrosos. Mientras que en la zona llamada “Vignaccia” se colocan los residuos clasificados como especiales (peligrosos y no), tales como “aceite usado, equipos electrónicos, líquidos, etc.”.
De este modo, desde la Gobernación del Vaticano recuerdan que la encíclica de Francisco Laudato Si’ ha contribuido significativamente a acelerar los tiempos de producción y puesta en servicio de reciclaje, aunque si en realidad ya se hacía pero de forma menos organizada. La Isla ecológica del Vaticano obedece a la cuestión de contrarrestar la cultura del descarte, que termina afectando al planeta.
Los superiores de la Gobernación, el cardenal Giuseppe Bertello y monseñor Fernando Vérgez Alzaga, y el responsable de los Jardines y las basuras, Domenico Ambrifi, desean que “el pequeño Estado pueda de alguna manera convertirse también en un bonito ejemplo de Estado verde y no contaminante”.


“Comprender y construir con la medida de Dios”
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Roma).- El arte y lo sagrado, lo bello y lo verdadero, el arte de la construcción en coherencia con el misterio de la liturgia, el estudio y la búsqueda de la geometría usada por Dios en la construcción del universo, la armonía de las medidas y de las formas para diseñar al mismo modo de Dios, la investigación y el uso del medio áureo, las diversas innovaciones tecnológicas, el uso de nuevos materiales, la imaginación de los sistemas telemáticos incluidos armónicamente en las construcciones tradicionales.
Estos son los temas abordados en el Máster de segundo nivel en “Arquitectura, Arte Sacro y Liturgia”, organizado por la Universidad Europea de Roma bajo el patrocinio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
El objetivo cultural no es sólo conocer cómo construir con sabiduría y precisión, incluso según las normas litúrgicas, edificios sagrados, sino tratar de entender y reproducir la geometría utilizada por el Creador en todas las construcciones humanas.
Se trata del único Máster en el campo del arte y la arquitectura sagrada presente en el panorama académico italiano, el cual cuenta con el de reconocimiento legal del MIUR y del Estado italiano.
Los créditos obtenidos conceden derecho al Diploma Máster del 2° nivel de la Universidad Europea, para todos aquellos que estén en posesión del título especialista (3 + 2), mientras los demás estudiantes podrán obtener un certificado de perfeccionamiento / actualización.
Desde la primera edición en el 2007, el Máster tuvo una gran participación. En la actualidad hay alrededor de 230 graduados provenientes de toda Italia y de distintas partes del mundo, como de Argentina, Brasil, Cuba, México, España y Alemania.
El curso, creado inicialmente bajo el patrocinio de la Comisión Pontificia para los Bienes Culturales de la Iglesia, tiene duración de un año y se basa en conferencias, seminarios, prácticas, trabajos de proyección, talleres y visitas guiadas con un total de 1500 horas de aprendizaje, de los cuales 300 [horas] de conferencias, dividido en cuatro disciplinas: teología; arte y música para la liturgia; diseño y composición arquitectónica; patrimonio cultural.
Al final del curso didáctico – formativo y de las pruebas de exámenes requeridos, los participantes obtendrán 60 créditos formativos, conforme a lo dispuesto por el Ministerio de la Universidad y la Investigación Científica. El primer objetivo del Máster es poder conocer y crear una arquitectura bella, coherente con la búsqueda de lo sagrado.
Paradójicamente, en un mundo que parece querer vivir sin Dios, crece la búsqueda y el interés por el misterio, por lo sagrado, por las armonías y las artes que sepan expresar el lenguaje del alma.
Asimismo, a 50 años de la clausura del Concilio Vaticano II, se querría encontrar un punto de coágulo entre la Iglesia y el arte, entre la cultura y la religión para volver a descubrir los fundamentos de la fructífera colaboración entre la arquitectura y lo sagrado que dio origen a siglos de renacimiento.
El objetivo es también comunicar al alma la belleza de los edificios sagrados. La belleza de los edificios, las iglesias, las artes, la música, podrá volver a crear lugares donde los hombres se eleven y se acerquen más fácilmente a Dios.
Para más información sobre el programa, la organización, las conferencias, los profesores, el costo y la duración del Máster:
Asistente de la organización del Máster: profesora María Caterina Calabró
mc.calabro@gmail.com – tel. 349.808589
Responsable de las relaciones institucionales: Arq. Aldo Cianfarani
studio.cianfarani@alice.it – tel. 333.6976534



Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 16 de noviembre de 2016
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la última audiencia general del Año Jubilar, ha reflexionado sobre una de las obras de misericordia: sufrir con paciencia los defectos del prójimo. De este modo ha señalado que “en la Biblia vemos que Dios mismo debe usar misericordia para soportar los lamentos de su pueblo”. Así, ha invitado a preguntarte si hacemos alguna vez el examen de conciencia para ver si también nosotros, a veces, podemos resultar molestos a los otros. Es fácil señalar con el dedo los defectos y las faltas de otros –ha advertido– pero deberíamos aprender a ponernos en el lugar de los otros.

Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Dedicamos la catequesis de hoy a una obra de misericordia que todos conocemos muy bien, pero que quizá no ponemos en práctica como debemos: sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Todos somos muy buenos al identificar una presencia que puede molestar: sucede cuando vemos a alguien por la calle, o cuando recibimos una llamada… En seguida pensamos: “¿durante cuánto tiempo tendré que escuchar los lamentos, los chismes, las peticiones o la jactancia de esta persona?”. Sucede también, a veces, que las personas molestas son las más cercanas a nosotros: entre los parientes siempre hay alguno; en el trabajo no faltan; ni tampoco en el tiempo libre estamos exentos. ¿Qué tenemos que hacer? ¿Por qué entre las obras de misericordia se ha incluido también esta?
En la Biblia vemos que Dios mismo debe usar misericordia para soportar los lamentos de su pueblo. Por ejemplo en el libro del Éxodo, el pueblo resulta realmente insoportable: primero llora por ser esclavo en Egipto, y Dios lo libera; después, en el desierto, se lamenta porque no hay nada que comer (cfr 16,3), y Dios manda el maná (cfr 16,13-16), pero a pesar de esto los lamentos no cesan. Moisés hacía de mediador entre Dios y el pueblo, y también él algunas veces habrá resultado molesto para el Señor. Pero Dios ha tenido paciencia y así ha enseñado a Moisés y al pueblo también esta dimensión esencial de la fe.
Por tanto, surge una primera pregunta espontánea: ¿hacemos alguna vez el examen de conciencia para ver si también nosotros, a veces, podemos resultar molestos a los otros? Es fácil señalar con el dedo los defectos y las faltas de otros, pero deberíamos aprender a ponernos en el lugar de los otros.
Miremos sobre todo a Jesús: ¡cuánta paciencia tuvo que tener en los tres años de su vida pública! Una vez, mientras estaba caminando con sus discípulos, fue parado por la madre de Santiago y Juan, que le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda” (Mt 20,21). La madre creaba las élites para sus hijos, pero era la mamá… Jesús también se inspira en esta situación para dar una enseñanza fundamental: su Reino no es de poder y gloria como los terrenos, sino de servicio y donación a los otros. Jesús enseña a ir siempre a lo esencial y mirar más lejos para asumir con responsabilidad la propia misión. Podremos ver aquí el reclamo a otras dos obras de misericordia espiritual: la de corregir al que se equivoca y la de enseñar al que no sabe. Pensemos en el gran empeño que se puede poner cuando ayudamos a las personas a crecer en la fe y en la vida. Pienso, por ejemplo, en los catequistas –entre los cuales hay muchas madres y religiosas– que dedican tiempo para enseñar a los jóvenes los elementos básicos de la fe. ¡Cuánto trabajo, sobre todo cuando los jóvenes preferirían jugar en vez de escuchar el catecismo!
Acompañar en la búsqueda del esencial es bonito e importante, porque nos hace compartir la alegría de saborear el sentido de la vida. A menudo nos sucede que encontramos personas que se detienen en cosas superficiales, efímeras y banales; a veces porque no han encontrado a nadie que les animara a buscar otra cosa, a apreciar los verdaderos tesoros. Enseñar a mirar a lo esencial es una ayuda determinante, especialmente en un tiempo como el nuestro que parece haber perdido la orientación y perseguir satisfacciones efímeras. Enseñar a descubrir qué quiere de nosotros el Señor y cómo podemos corresponder significa ponernos en el camino para crecer en la propia vocación, el camino de la verdadera alegría. Así las palabras de Jesús a la madre de Santiago y Juan, y después a todo el grupo de discípulos, indican el camino para evitar caer en la envidia, en la ambición y en la adulación, tentaciones que están siempre al acecho también entre nosotros los cristianos. La exigencia de aconsejar, amonestar y enseñar no nos debe hacer sentir superiores a los otros, sino que nos obliga sobre todo a entrar en nosotros mismos para verificar si somos coherentes con lo que pedimos a los demás. No olvidemos las palabras de Jesús: “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” (Lc 6,41). El Espíritu Santo nos ayude a ser pacientes en el soportar y humildes y sencillos en el aconsejar.


Argentina: Colecta Nacional de ayuda al migrante y refugiado
Posted by Redaccion on 16 November, 2016



(ZENIT – Roma).- “Es necesario garantizar que en cada país los migrantes que llegan a él y sus familias gocen del respeto pleno de sus derechos. La preocupación más grande es la suscitada por la condición de los menores en el contexto de la migración internacional. Efectivamente, los niños y las mujeres representan las categorías más vulnerables dentro de este gran fenómeno y los menores son los más frágiles, a menudo hasta invisibles, porque carecen de documentos o no tienen quien les acompañe.” Estas palabras del mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del emigrante y del refugiado 2017 inspiran este año la iniciativa de la Conferencia Episcopal Argentina.
La Colecta Nacional de Ayuda al Migrante y Refugiado se realiza cada año el primer domingo de Adviento y está destinada “a la ayuda de los migrantes, refugiados y solicitantes de asilo en situación de vulnerabilidad social y económica en la Argentina”. Esta Colecta está organizada por la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo, cuya misión es “promover, animar y coordinar la evangelización en el mundo de la movilidad humana”.
Lo recaudado contribuirá a que “5.000 personas migrantes, refugiados y solicitantes de asilo” sean asistidos y acompañados por la Comisión Episcopal de Migraciones y Turismo y por los Equipos Diocesanos de todo el país.
Para colaborar, indica la Conferencia Episcopal, el 26 y 27 de noviembre se puede llevar los donativos a todas las parroquias, capillas y centros misioneros de Argentina.



Santa Isabel de Hungría – 17 de noviembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 16 November, 2016



(ZENIT – Madrid).- El 17 de noviembre de 2007 Benedicto XVI dio inicio al año internacional dedicado a esta santa que vivió experiencias intensísimas de amor y de dolor en su corta existencia. Es muy venerada y querida. Patrona de la Tercera Orden franciscana, de Bogotá, de las enfermeras españolas, de las niñas y mujeres alemanas, proclamación esta última efectuada por León XIII. Ostenta el patronazgo de la Orden Teutónica, junto a María y a san Jorge. Tiene dedicadas numerosas iglesias y capillas, y el arte ha multiplicado su imagen y milagros. Su primera biografía la publicó en 1237 el cisterciense Cesáreo de Heisterbach y han seguido proliferando otras muchas.
Nació en 1207, puede que en el castillo de Sàrospatak, Hungría; no hay más datos. Era hija del monarca Andrés II, dueño de gran fortuna, y de Gertrudis de Andechs-Merania descendiente de reyes; tenía dos hermanos prelados. En el árbol genealógico de Isabel había ejemplos de excelsa virtud. Santa Eduvigis de Silesia fue su tía materna, y lazos de sangre la vinculaban a santa Isabel de Portugal. Además, su propia hija Gertrudis, abadesa de Altenberg, es beata. Acordado su matrimonio por razones de estado cuando tenía 4 años, con Hermann, hijo del landgrave de Turingia, la trasladaron allí para instruirla; era la costumbre.
Enseguida se desencadenaron trágicos acontecimientos. En 1213 su madre fue asesinada, en 1216 murió su prometido y al año siguiente lo hizo el landgrave, que le profesaba gran afecto. Entonces quedó en manos de Sofía Wittelsbach de Baviera, la segunda esposa de éste. Tanto a ella como a Hermann les agradaba la cultura haciendo de la corte un escenario perfecto para artistas y poetas. Entre tanto, Isabel había dado muestras de piedad, una tendencia muy marcada a ejercer la caridad y alejamiento de los oropeles de palacio. Implicada en un entramado político, aunque estaba muy lejos de conflictos, se decidió que regresara a su país, pero Luís IV, nuevo landgrave tras la muerte de su padre, que había tenido ocasión de tratarla en palacio, se desposó con ella en 1221.
La idílica compenetración entre ambos sembró sus vidas de inenarrable felicidad. Isabel había hallado en Luís su alma gemela, un hombre generoso, desprendido de sí mismo, que respetó en todo momento sus intensas prácticas de oración y piedad. Velaba sus noches de vigilia de forma solícita teniendo cuidado de que las penitencias de su esposa no minaran su salud. Y mostraba público reconocimiento hacia sus constantes gestos de caridad con los necesitados defendiéndola de las críticas que alguna vez llovieron sobre ella por parte de quienes no supieron apreciar su proverbial espíritu de pobreza y magnanimidad, que Dios bendecía ya con signos extraordinarios. La idea en la que se inscribe el momento en el que Isabel portaba panes para los pobres, asegurando que un desconfiado Luís le pidió que le mostrara lo que llevaba, y solo vio rosas, es fruto de la leyenda, como otras que se han tejido en torno a la santa.
Los nobles sentimientos que vinculaban a la pareja elevaban el espíritu de Isabel, que por encima de todo ansiaba unirse con Dios. «Si yo amo tanto a una criatura mortal, ¿cómo debería amar al Señor inmortal, dueño de mi alma?», confidenció a una de sus damas. Lo que vivía en su hogar junto al piadoso landgrave no era más que una simple imagen de ese otro amor con mayúsculas que ardía en su interior. Tuvieron tres hijos: Sofía, Gertrudis y Hermann, que murió en 1241. Gertrudis vino al mundo en 1227 al poco de fallecer su padre a causa de la peste cuando iba a embarcarse como cruzado junto al emperador Federico II. Isabel tenía 20 años cuando afrontó esta nueva tragedia que laceró su corazón: «El mundo con todas sus alegrías está ahora muerto para mí».
Desde que los frailes se afincaron allí a finales de 1221 estaba vinculada a la espiritualidad franciscana. En 1223 comenzó a ser dirigida por ellos. Al enviudar la acompañaba en este itinerario Conrado de Marburgo. En aras de la obediencia que prometió, como tenía vía libre para hacer uso de sus bienes, siguió sembrando la estela de caridad entre los pobres. Con la excusa de que dilapidaba su fortuna siendo inepta para el gobierno, su cuñado Enrique Raspe la expulsó de la corte en pleno invierno. Buscó cobijo en un humilde granero. Y al clarear el alba se dirigió al convento de los franciscanos entonando a Dios un Te Deum en acción de gracias. Luego en Eisenach vivió en una modesta cabaña construida en la rivera del río, y continuó socorriendo a los pobres con el fruto de su trabajo: costura e hilado. Cuando su tía materna, abadesa de las benedictinas de Kitzingen, supo de sus penalidades, la confió a su hermano Eckbert, obispo de Bamberg. La idea de su tío era que Isabel contrajese nuevo matrimonio, pero ella se negó en aras de la promesa que hizo al enviudar.
Se afincó en el castillo de Pottenstein. A su tiempo, sus hermanos le restituyeron la dote y se estableció en Marburgo, seguida por su riguroso director espiritual. Su heroico ejemplo de caridad sería ya imborrable. Fue artífice de dos hospitales, en uno de los cuales, abierto en su castillo, procuró atención cotidiana a centenares de indigentes; el otro lo mandó erigir en la colina de Wartburg. En 1228, año en que tomó el hábito gris de los penitentes en la capilla de los franciscanos de Eisenach, impulsó un tercer hospital en Marburgo y allí sirvió a los enfermos, muchos de los cuales estaban aquejados de graves úlceras; lo hizo sin temer al contagio. Los pobres y los desvalidos, hospitalizados o no, en quienes siempre vio el rostro de Cristo, nunca cesaron de recibir sus tiernos consuelos. Ella misma, dando muestras de su amor al carisma franciscano, había hecho de la pobreza su forma de vida, desprendida de todo, hasta que murió con fama de santidad en Marburgo, presa de altas fiebres, la madrugada del 17 de noviembre de 1231. Gregorio IX la canonizó cuatro años después, el 27 de mayo de 1235, ante la presencia de miles de fieles, entre otros, el emperador Federico II.