Servicio diario - 23 de noviembre de 2016


 

El Papa asegura que “dar buen consejo al que lo necesita” es un verdadero “acto de amor”
Posted by Rocío Lancho García on 23 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha realizado la audiencia general de este miércoles en el Aula Pablo VI, donde le ha recibido una gran multitud de fieles procedentes de todas las partes del mundo. A pesar de que el Año Jubilar concluyó el domingo pasado, esta semana ha decidido proseguir con las catequesis sobre la misericordia. En concreto, ha reflexionado sobre “aconsejar y enseñar”.
De este modo, en el resumen hecho en español, el Santo Padre ha explicado que la catequesis de hoy está dedicada a dos obras de misericordia muy relacionadas entre sí: “dar buen consejo al que lo necesita y enseñar al que no sabe”. La falta de instrucción –ha advertido– es una grave injusticia que atenta contra la dignidad de las personas. Asimismo, ha observado cuántas personas y sobre todo niños, a causa del analfabetismo, “caen víctimas de la explotación y de otras lacras sociales”.
Por esa razón, el Pontífice ha subrayado que “la Iglesia ha sentido siempre la necesidad de comprometerse en el campo de la enseñanza para cumplir su misión de evangelización”. Además, ha recordado que muchos santos han consagrado su vida a la educación de los más desfavorecidos, “sabiendo que ese es el camino para superar la miseria y la discriminación”.
El Santo Padre ha aseverado que “dar buen consejo al que lo necesita” es un verdadero “acto de amor” hacia las personas que están “desorientadas o tienen dudas”. Recordando que todos podemos tener en algún momento dudas sobre la fe, ha indicado que “la escucha de la Palabra de Dios y la catequesis nos ayudan a superar esas dudas”. Pero –ha recordado– además es importante concretar la fe en nuestra vida, para que no se convierta en algo teórico y abstracto. “Cuando practicamos la fe, sirviendo a los hermanos y especialmente a los más necesitados, entonces muchas dudas desaparecen porque sentimos la presencia de Dios que nos ama”, ha afirmado el Pontífice.
A continuación, ha saludado a los peregrinos de lengua española. Así, les ha exhortado a pedir a la Virgen María “que nos ayude a tener un corazón atento a las necesidades de las personas que nos rodean”, para que también ellas “puedan experimentar el amor que Dios les tiene”.
Después del resumen de la catequesis en las distintas lenguas, el Santo Padre, como es habitual, ha dirigido unas palabras a los jóvenes, los enfermos y los recién casados. A ellos ha recordado que el domingo pasado concluyó el Jubileo Extraordinario. “Pero no se ha cerrado el corazón de Dios para nosotros pecadores, que no cesará de inundarnos con su gracia”, ha asegurado. Del mismo modo ha pedido que “no se cierren nunca nuestros corazones” y “no dejemos de cumplir nunca las obras de misericordia corporales y espirituales”.
La experiencia del amor y del perdón de Dios que hemos vivido en este Año Santo –ha concluido– permanezca en nosotros como inspiración permanente en la caridad hacia los hermanos.


Francisco felicita al patriarca Kirill por su 70 cumpleaños
Posted by Redaccion on 23 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha enviado al patriarca Kirill una felicitación por su 70º cumpleaños, en la que además le asegura sus oraciones. Las celebraciones del jefe de la Iglesia rusa, concluyeron ayer después de tres días de diversos encuentros.
El mensaje del Papa –difundido en italiano por el Patriarcado de Moscú– fue entregado ayer por el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, durante un encuentro en la residencia del patriarca en el monasterio Danilovsky, en Moscú. Así, el Pontífice da las gracias al Señor “por su generosa bendición” y por el don de su “vida” y “del ministerio del Pastor de la Iglesia ortodoxa rusa”. De este modo, el Santo Padre da las gracias también por su “contribución personal al acercamiento entre nuestras Iglesias” y asegura que recuerda con “gran calor” nuestro encuentro.
Además, el papa Francisco le ha enviado como regalo una reliquia de san Francisco de Asís. Dando las gracias una vez más por la reliquia de san Serafín de Sarov –escribe el Pontífice– me complace regalarle una reliquia de san Francisco de Asís, mi protector celeste. Al respecto indica en la carta que “estos dos santos maravillosos interceden por nosotros ante Dios para que trabajemos de forma más confiada para obtener la paz y la unidad completa. Por esto reza Jesús”.
En el encuentro han participado por parte de la Iglesia ortodoxa rusa: il presidente del Departamento para las relaciones eclesiásticas externas, el metropolita Hilarion de Volokolamsk; el rector de la Academia teológica de san Petersburgo, el arzobispo Amvrosij de Peterhof; el vicepresidente del Decr archimandrita Filaret (Bulekov) y el colaborador del Decr, sacerdote Aleksej Dikarev. Representado a la Iglesia católica estaban presentes el nuncio apostólico ante la Federación Rusa, el arzobispo Celestino Migliore, y el responsable de la sección oriental del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, monseñor Hyacinthe Destivelle. Por ello, el patriarca les expresó su gratitud por participar en la celebración de su cumpleaños. “Lo interpreto como un buen gesto por parte de la Iglesia católica romana y como una oportunidad para un intercambio de opiniones con vosotros sobre la agenda común”, indicó.
Durante el encuentro, informa AsiaNews, Kirill renovó su deseo para una ulterior colaboración con la Santa Sede para llevar la paz a Siria. “Continuaremos trabajando con la Iglesia católica de Roma, con sus representantes, para hacer todo lo posible para poner fin al sufrimiento de las personas y devolver a la gente una vida tranquila”, indicó el patriarca. Asimismo, manifestó su deseo de que la guerra termine y que se plantee pronto la cuestión de la reconstrucción de Siria. Al mismo tiempo subrayó que para los cristianos “es importante también que se reconstruyan las iglesias y que la gente pueda volver a su vida religiosa normal”.


El Papa subraya la importancia del diálogo, acercamiento y fraternidad con el Islam
Posted by Redaccion on 23 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha recibido a los participantes del Coloquio promovido por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso con el Islamic culture and relations organization de Teherán, Irán. El encuentro ha tenido lugar esta mañana, antes de la audiencia general, en una sala cercana al Aula Pablo VI.
En la breve intervención del Santo Padre, además de dar las gracias a los presentes, ha manifestado su “gran alegría” cuando recibió la visita del presidente de Irán. También en esa ocasión –ha indicado– tuvo una impresión muy buena de vuestra cultura cuando me visitó la señora vicepresidente con un grupo de profesoras. El Pontífice ha precisado que esto le “conmovió positivamente” y quedó “satisfecho”.
Por otro lado, ha asegurado que le gusta “veros hoy aquí” y también “que haya un diálogo tan importante”. Finalmente les ha agradecido “esta buena voluntad de diálogo, de acercamiento, de fraternidad”.
El papa Francisco se reunió con el presidente de Irán, Hassan Rohani, el pasado 26 de enero. Tras el encuentro privado, que duró 40 minutos, el mandatario iraní le pidió al Pontífice que rezara por él, le ha aseguró que había sido un gusto encontrarse y le deseó “buen trabajo”.


El Sínodo de los Obispos prepara un cuestionario para la Asamblea de 2018
Posted by Redaccion on 23 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La Secretaría General del Sínodo de los Obispos ha celebrado esta semana una reunión en el Vaticano, el lunes y martes, presidida por el Santo Padre. El trabajo –informa la sala de prensa de la Santa Sede– comenzó con la intervención del secretario general, el cardenal Lorenzo Baldisseri. El purpurado fue el encargado de dar las gracias al Santo Padre por su presencia y felicitar a los nuevos purpurados presentes en la reunión. Se trata de los cardenales Sérgio Da Rocha y Carlos Osoro Sierra.
Además, participaron también en el encuentro los prefectos de los tres dicasterios de la Curia Romana, por su competencias respecto al argumento del próximo sínodo: el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las sociedades de Vida Apostólica; el cardenal Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero; y Kevin Farrell, prefecto del dicasterio para los Laicos, Familia y la Vida.
Sucesivamente, se examinó el proyecto del Documento preparatorio para la XV Asamblea General Ordinaria, elaborado por la Secretaría General con la ayuda de los expertos competentes en el tema sinodal: “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”. Al respecto, los miembros del consejo “han manifestado su aprecio por el proyecto del documento y ofrecido sus sugerencias para mejorarlo”, indica el comunicado de prensa.
El documento, que incluye un cuestionario, está destinado a las Conferencias Episcopales, a los Sínodos de las Iglesias Católicas Orientales sui iuris y a otros Organismos de derecho, para que sean transmitidos a las diócesis y a otras instituciones eclesiales.
Además, los miembros del consejo se reunieron en círculos menores divididos por continentes con el fin de formular algunas preguntas específicas sobre los jóvenes en los distintos contextos geográfico-culturales. Para concluir, “las propuestas sobre el texto y el cuestionario han sido recogidas e incluidas en el documento base, que fue aprobado unánimemente”.
Finalmente, los miembros del Consejo comentaron la revisión del Ordo Synodi Episcoporum. Al respecto, monseñor Fabio Fabene, subsecretario del Sínodo de los Obispos, habló sobre el trabajo que la Secretaría General está desarrollando con la ayuda de expertos, en vista a la revisión de la normativa sinodal, a lo que siguió un “fructífero intercambio de opiniones”.



Repensar la economía de los Institutos de Vida consagrada
Posted by Redaccion on 23 November, 2016



(ZENIT – Roma).- Serán cerca de mil ecónomos y ecónomas generales los que se reunirán en Roma del 25 al 27 de noviembre, para participar en el segundo Simposio internacional sobre economía organizado por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica en la Pontificia Universidad Antonianum.
“En la fidelidad al carisma repensar la economía de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica”: este es el tema del congreso, que continúa el recorrido de reflexión sobre la administración de los bienes comenzado en el 2014.
Después del primer Simposio internacional, el dicasterio vaticano había redactado un texto con las Líneas orientativas para la gestión de los bienes de los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. En el documento se lee: “La formación en la dimensión económica en línea con el propio carisma es de fundamental importancia para que las elecciones en la misión puedan ser innovadoras y proféticas”.
Tres días de reflexión, por tanto, pero también de debate y compartir, para responder cada vez mejor a las exigencias de un mundo que cambia y a las solicitudes del papa Francisco que ha deseado “la racionalización de las estructuras, la reutilización de las grandes casas a favor de obras que respondan más a las actuales exigencias de la evangelización y de la caridad, la educación de las obras a las nuevas necesidades”.


Texto completo de la catequesis del papa Francisco en la audiencia del miércoles 23 de noviembre de 2016
Posted by Redaccion on 23 November, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la audiencia general de este miércoles, ha reflexionado sobre dos obras de la misericordia: dar buen consejo al que lo necesita y enseñar al que no sabe. De este modo, ha recordado que la Iglesia, a lo largo de los siglos, ha sentido la exigencia de comprometerse en el ámbito de la educación porque su misión de evangelización conlleva el compromiso de restituir la dignidad a los pobres. Además, el Santo Padre ha reconocido que “expresar la misericordia hacia los que tienen dudas” equivale a “calmar ese dolor y ese sufrimiento que proviene del miedo y de la angustia que son consecuencias de la duda”. Es por lo tanto –ha explicado– un acto de verdadero amor con el que se pretende apoyar a una persona en la debilidad provocada por la incertidumbre.

Publicamos a continuación el texto completo de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La reflexión sobre las obras de misericordia espiritual se refiere hoy a dos acciones fuertemente unidas entre ellas: dar buen consejo al que lo necesita y enseñar al que no sabe. Son obras que se pueden vivir tanto en una dimensión sencilla, familiar, a mano de todos, tanto –especialmente la segunda, la de enseñar– como en el plano más institucional, organizado. Pensemos por ejemplo en cuántos niños sufren todavía analfabetismo, falta de instrucción. Es una condición de gran injusticia que socava la dignidad misma de la persona. Sin instrucción después se convierten fácilmente en presa de la explotación y de varias formas de malestar social.
La Iglesia, a lo largo de los siglos, ha sentido la exigencia de comprometerse en el ámbito de la educación porque su misión de evangelización conlleva el compromiso de restituir la dignidad a los pobres. Desde el primer ejemplo de una “escuela” fundada precisamente aquí en Roma por san Justino, en el siglo II, para que los cristianos conocieran mejor la sagrada Escritura, hasta a san José de Calasanz, que abrió las primeras escuelas populares gratuitas de Europa, hemos tenido una larga lista de santos y santas que en varias épocas han llevado educación a los más desfavorecidos, sabiendo que a través de este camino podían superar la miseria y las discriminaciones. Cuántos cristianos, laicos, hermanos y hermanas consagradas, sacerdotes, han dado la propia vida en la educación, en la educación de los niños y de los jóvenes. Esto es grande: ¡os invito a hacerles un homenaje con un gran aplauso! [aplauso de los fieles]. Estos pioneros de la educación habían comprendido a fondo la obra de misericordia e hicieron un estilo de vida tal que transformaron la sociedad. ¡A través de un sencillo trabajo y pocas estructuras han sabido restituir la dignidad a muchas personas! Y la educación que daban estaba a menudo orientada también al trabajo. Es así que han surgido muchas y diferentes escuelas profesionales, que preparaban para el trabajo mientras que educaban en los valores humanos y cristianos. La educación, por lo tanto, es realmente una forma peculiar de evangelización. Cuanto más crece la educación, las personas adquieren más certezas y conciencia, que todos necesitamos en la vida. Una buena educación nos enseña el método crítico, que comprende también un cierto tipo de duda, útil para proponer preguntas y verificar los resultados alcanzados, en vista a una conciencia mayor. Pero la obra de misericordia de aconsejar a los que tienen dudas no se refiere solo a este tipo de dudas. Expresar la misericordia hacia los que tienen dudas equivale, sin embargo, a calmar ese dolor y ese sufrimiento que proviene del miedo y de la angustia que son consecuencias de la duda. Es por lo tanto un acto de verdadero amor con el que se pretende apoyar a una persona en la debilidad provocada por la incertidumbre.
Pienso que alguno podría decirme: “Padre, pero yo tengo muchas dudas sobre la fe, ¿qué debo hacer? ¿Usted no tiene nunca dudas?” Tengo muchas… ¡Es verdad que en algunos momentos nos vienen dudas a todos! Las dudas que tocan la fe, en sentido positivo, son un signo de que queremos conocer mejor y más profundamente a Dios, Jesús, y el misterio de su amor hacia nosotros. “Pero, yo tengo esta duda: busco, estudio, veo o pido consejo sobre qué hacer”. ¡Estas son las dudas que hacen crecer! Es un bien, por tanto, que nos hagamos preguntas sobre nuestra fe, porque de esta manera estamos empujados a profundizarla. Las dudas, sin embargo, también se superan. Por eso es necesario escuchar la Palabra de Dios, y comprender lo que nos enseña. Un camino importante que nos ayuda mucho en esto es el de la catequesis, con la que el anuncio de la fe viene a encontrarnos en lo concreto de la vida personal y comunitaria. Y hay, al mismo tiempo, otro camino igualmente importante, el de vivir lo más posible la fe. No hacemos de la fe una teoría donde las dudas se multiplican. Hagamos más bien de la fe nuestra vida. Tratemos de practicarla en el servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados. Y entonces muchas dudas desaparecen, porque sentimos la presencia de Dios y la verdad del Evangelio en el amor que, sin nuestro mérito, vive en nosotros y compartimos con los otros.
Como se puede ver, queridos hermanos y hermanas, tampoco estas dos obras de misericordia son lejanas a nuestra vida. Cada uno de nosotros puede comprometerse a vivirlas para poner en práctica la palabra del Señor cuando dice que el misterio de amor de Dios no se ha revelado a los sabios y a los inteligentes, sino a los pequeños (cfr Lc 10,21; Mt 11,25-26). Por lo tanto, la enseñanza más profunda que estamos llamados a transmitir es la certeza más segura para salir de dudas, es el amor de Dios con el que hemos sido amados (cfr 1 Gv 4,10). Un amor grande, gratuito y dado para siempre. ¡Dios nunca da marcha atrás con su amor! Va siempre adelante y espera; dona para siempre su amor, del que debemos sentir fuerte la responsabilidad, para ser testigos ofreciendo misericordia a nuestros hermanos. Gracias.


Beata María Anna Sala – 24 de noviembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 23 November, 2016



(ZENIT – Madrid).- Esta beata nació en la localidad italiana de Brivio, Lecco, el 21 de abril de 1829. Fue la quinta de ocho hermanos de una honrada familia acomodada. Sus padres Johann María Sala y Giovannina Comi, ambos católicos comprometidos, dieron a todos sus hijos una sólida formación cristiana. Johann era un exitoso industrial maderero, y su excelente situación económica le permitió enviar a la beata a la escuela privada, en la que su profesora Alessandrina apreció su viva inteligencia y singulares cualidades para el aprendizaje.
Uno de los lugares que María Anna solía frecuentar era el Oratorio de San Leonardo, erigido en un lugar cercano a Brivio. Allí, junto a su hermana, en unos instantes de suma angustia suplicó la intercesión de la Virgen para que su madre sanase de una grave enfermedad. Las dos oraron con tanta fe que mientras elevaban sus plegarias, la Virgen se apareció a Giovanna, la bendijo y sanó. En esa época el beato Luigi Biraghi había puesto las bases de la fundación de la Congregación de las Hermanas Marcelinas con el objetivo de procurar una formación integral cristiana a las jóvenes a través de centros educativos. Las consideró de antemano como unas fieles transmisoras de los valores cristianos a las familias que pudieran formar, juzgándolas clave para el progreso de la sociedad. Una magnífica percepción.
En 1842 a Maria Anna, que había mostrado excelente aptitud para los estudios, sus padres la matricularon en el pensionado que estas religiosas inauguraron en Vimercate, como después harían con otras dos de sus hijas. La colaboradora del padre Luigi Biraghi, madre Marina Videmari, seguía atentamente la formación de la beata que no solo completó los estudios con éxito, graduándose en 1846, sino que sintió la llamada de la vocación. Circunstancias familiares inesperadas como la enfermedad de su madre y el grave fraude asestado a su padre, que conllevó la pérdida de los bienes económicos, hicieron necesaria su presencia en el hogar. Ante este imprevisto varapalo ella fue un bálsamo para todos. Pero el 13 de febrero de 1848 inició el noviciado en Vimercate con las Hermanas Marcelinas. Su buen carácter, firmeza, equilibrio y sensibilidad, engarzada en una sólida vida interior y celo apostólico, hicieron de ella una ejemplar religiosa.
Las circunstancias políticas que impedían establecer formalmente el Instituto difirieron el instante de su profesión, que al fin se produjo el 13 de septiembre de 1852. Se santificó con el lema «Voy en seguida», expresión externa de su premura por agradar a Cristo en los demás, acudiendo prontamente a cualquier llamada, para lo cual dejaba al punto lo que estuviera haciendo por importante que fuese. Su obediencia no tuvo acepción de personas ni fue selectiva. Nunca consideró si era relevante el motivo que le privaba de un tiempo precioso que hubiera colmado su alma contemplativa. Su servicialidad evangélica, pobreza y humildad rezumaban en las lecciones que impartía en el aula.
La presencia de Dios que latía en lo más hondo de su ser y que alimentaba todos los momentos de su día a día traspasaba a sus alumnas que no ocultaron su dilección por ella. Una de sus mejores discípulas fue Judith Alghisi, la madre del beato Pablo VI. Su apostolado se hizo patente en los colegios de Cernusco, Milán, Génova y Saboya. Aunque le costaba desprenderse de sus superiores, hermanas y alumnas, ese rasgo de presteza que le caracterizaba se manifestaba en su plena aquiescencia con la voluntad de sus superiores, y partía complacida a su destino. Si bien, madura y sincera, reconocía humildemente: «Siento la separación, pero Dios es bueno conmigo».
Afligida y serena, con un espíritu abierto a la voluntad divina, alimentado por la oración, acogió todas las pruebas a las que fue sometida. Fue dulce y firme a la par, con religiosa claridad, reclamada por su virtud y acertados consejos, como se percibe en fragmentos de sus cartas: «…intenta mantenerte fuerte y en salud porque es así como podremos realizar mejor nuestro trabajo. Mantén tu alegría y piensa que Dios realmente tiene preferencia por ti y te ayudará más de lo que piensas en la labor de educar y enseñar correctamente a tus alumnas. No pienses que tu labor es tiempo perdido, aunque no veas inmediatamente el fruto de tu trabajo, ten paciencia y con la ayuda de Dios, tu labor en la viña del Señor se verá recompensada […]. Dios no nos dará nunca un trabajo superior a nuestras fuerzas».
Probada en el sufrimiento, contrajo un cáncer de garganta, aludiendo a él como «su collar de perlas». A menudo, el dolor le impedía dar las lecciones. Exquisita en el trato, aunque el impedimento para atender debidamente a sus alumnas era la tos, presentaba sus excusas. Y siguió cumpliendo su misión con serena sonrisa considerando que, en su entrega, Dios le ayudaría a ser santa. Era su camino de perfección, amasado fielmente en las circunstancias cotidianas que tuvo que afrontar. Al llegar el otoño de 1891 durante quince días la enfermedad pudo con ella física y anímicamente, y sufrió con indecible intensidad. Y el 24 de noviembre de ese año murió diciendo «Regina Virginum». En 1920 se halló su cuerpo incorrupto. Fue beatificada por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980.