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«No a la destrucción, sí a la paz y a la gente de Alepo», llamamiento del Papa a la hora del Ángelus

RV | 11/12/2016


 

Tras rezar la oración mariana del Ángelus en el tercer domingo de Adviento, el Papa Francisco hizo un apremiante llamamiento dirigido al mundo entero, apelando a optar por una «elección de civismo», despertando la conciencia ciudadana ante la terrible situación de guerra y violencia que sufren los hermanos de Alepo en Siria, tras padecer años de un conflicto bélico que se ha cobrado ya la vida de cientos de miles de personas inocentes.

 

Llamamiento del Papa después de rezar la oración del Ángelus

«Queridos hermanos y hermanas:

Cada día tengo presente, sobre todo en la oración, a las personas de Alepo. No hay que olvidar que Alepo es una ciudad y que allí hay gente: familias, niños, personas mayores, enfermas...Por desgracia ya estamos acostumbrados a la guerra, a la destrucción, pero no debemos olvidar que Siria es un país lleno de historia, cultura y fe. No podemos aceptar que ésto sea negado por la guerra, que es un cúmulo de abusos y de falsedad. Hago un llamamiento a todo el mundo para que se lleve a cabo una elección de civismo: no a la destrucción, sí a la paz, sí a la gente de Alepo y de Siria. Y rezamos también por las víctimas de algunos recientes atentados terroristas que en las últimas horas han conmocionado a varios países. Diversos son los lugares, pero desgraciadamente única es la violencia que origina muerte y destrucción, como también es única la respuesta: fe en Dios y unidad en los valores humanos y civiles. Deseo expresar mi cercanía particular a mi querido hermano Papa Tawadros II y a su comunidad, rezando por los muertos y los heridos».

Un pensamiento especial del Santo Padre al finalizar la oración mariana, fue para los nuevos Beatos de Laos.

«Hoy día, en Vientiane, Laos, se proclamó Beato a Mario Borzaga, sacerdote de los Misioneros Oblatos de María, a Paolo Thoj Xyooj, fiel laico catequista y a catorce compañeros asesinados por odio a la fe. Que su heroica fidelidad a Cristo sea aliento y ejemplo para los misioneros y especialmente para los catequistas, que en tierras de misión desempeñan una valiosa e insustituible labor apostólica, por la cual toda la Iglesia les está agradecida. Y pensemos en nuestros catequistas: tanto trabajo que hacen, ¡un trabajo tan hermoso! Ser catequista es una cosa bellísima: es llevar el mensaje del Señor para que crezca en nosotros. Así que... un aplauso para los catequistas, para todos».

Como de costumbre el Obispo de Roma saludó a los numerosos peregrinos llegados a la Plaza de San Pedro, especialmente a los niños y jóvenes que acudieron para la bendición del “Niño Jesús”.

«Saludo con afecto a todos ustedes, queridos peregrinos de diferentes países. Hoy el primer saludo es reservado para los niños y jóvenes en Roma que han llegado para la tradicional bendición del "Niño Jesús", organizada por los oratorios parroquiales y las escuelas católicas de Roma. Queridos niños cuando recen delante de sus pesebres junto a sus padres, pídanle al Niño Jesús que ayude a todos a amar a Dios y al prójimo. Y acuérdense de rezar también por mí, como yo me acuerdo de ustedes. Gracias. Saludo a los profesores de la Universidad Católica de Sydney, el Coro Mosteiro de Grijó en Portugal y a los fieles de Barbianello y Campobasso. Les deseo un buen domingo. Y no se olviden de rezar por mí. Y querría decir una cosa a los niños y a los jóvenes: queremos escuchar una canción suya. ¡Hasta pronto y buen almuerzo! ... canten...».

(SL-RV)

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