Servicio diario - 12 de diciembre de 2016


 

El Papa invita a aprender de la “fe recia y servicial” de María
Posted by Rocío Lancho García on 12 December, 2016



(ZENIT- Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco ha celebrado esta tarde, en la Basílica Vaticana, la celebración eucarística con ocasión de la fiesta litúrgica de la Virgen de Guadalupe. Como no podía ser de otra manera, la imagen de la “morenita” estaba presente en el altar. Además, muy cerca ondeaban banderas de todo América Latina. Es el tercer año consecutivo en el que el Santo Padre preside en San Pedro la misa en honor a la patrona de toda América.
Así, en la homilía, el Papa ha advertido qué difícil es presumir de la sociedad del bienestar “cuando vemos que nuestro querido continente americano se ha acostumbrado a ver a miles y miles de niños y jóvenes en situación de calle que mendigan y duermen en las estaciones de trenes, del subte o donde encuentren lugar”. Niños y jóvenes –ha condenado– explotados en trabajos clandestinos u obligados a conseguir alguna moneda en el cruce de las avenidas limpiando los parabrisas de nuestros autos…, y sienten que en el “tren de la vida” no hay lugar para ellos. Al mismo tiempo, el Santo Padre ha observado cuántas familias van quedando marcadas por “el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte”. Qué duro, ha lamentado el Papa, es ver cómo hemos normalizado la exclusión de nuestros ancianos obligándolos a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad; o ver la situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres. Algunas, tal y como ha indicado el Papa, “desde niñas y adolescentes, son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa”.
Son situaciones, ha reconocido, que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera de mirar y encarar el futuro. Frente a todas estas situaciones, el Santo Padre ha invitado a decir con Isabel: “Feliz de ti por haber creído”, y aprender “de esa fe recia y servicial que ha caracterizado y caracteriza a nuestra Madre”.
Por otro lado, el Santo Padre también ha explicado que Dios nos visita en las entrañas de una mujer, movilizando las entrañas de otra mujer con un canto de bendición y alabanza, con un canto de alegría, ha recordado el Papa en la homilía. De este modo, ha explicado que la escena evangélica lleva consigo todo el dinamismo de la visita de Dios: “cuando Dios sale a nuestro encuentro moviliza nuestras entrañas”, “pone en movimiento lo que somos hasta transformar toda nuestra vida en alabanza y bendición”. Cuando Dios nos visita nos deja inquietos, con la sana inquietud de aquellos que se sienten invitados a anunciar que Él vive y está en medio de su pueblo. Así lo vemos en María, “la primera discípula y misionera”. Así lo hizo también en 1531: “corrió al Tepeyac para servir y acompañar a ese Pueblo que estaba gestándose con dolor, convirtiéndose en su Madre y la de todos nuestros pueblos”, ha precisado el Pontífice.
María –ha asegurado el Papa– es así icono del discípulo, de la mujer creyente y orante que sabe acompañar y alentar nuestra fe y nuestra esperanza en las distintas etapas que nos toca atravesar. También ha subrayado que tenemos que aprender de esa “fe recia y servicial” que la caracteriza.
El Pontífice, ha indicado que la sociedad que estamos construyendo para nuestros hijos está cada vez más marcada por “los signos de la división y fragmentación”, dejando “fuera de juego a muchos”, especialmente a aquellos a los que “se les hace difícil alcanzar los mínimos para llevar adelante su vida con dignidad”. En esta línea ha advertido de que se trata “una sociedad que le gusta jactarse de sus avances científicos y tecnológicos”, pero que “se ha vuelto cegatona e insensible frente a miles de rostros que se van quedando por el camino, excluidos por el orgullo que ciega de unos pocos”. Una sociedad que “termina instalando una cultura de la desilusión, el desencanto y la frustración en muchísimos de nuestros hermanos”, e inclusive “de angustia”.

Celebrar a María es hacer memoria “de la madre”, “de que no somos ni seremos nunca un pueblo huérfano”. Y donde está la madre “hay siempre presencia y sabor a hogar”, “los hermanos se podrán pelear pero siempre triunfará el sentido de unidad”, “no faltará la lucha a favor de la fraternidad”.
Al respecto, Francisco ha reconocido que siempre le ha impresionado ver, en distintos pueblos de América Latina, “esas madres luchadoras que, a menudo ellas solas, logran sacar adelante a sus hijos”. Mirar la Guadalupana — ha explicado el Papa– es recordar que la visita del Señor pasa siempre por medio de aquellos que logran hacer carne su Palabra, que buscan encarnar la vida de Dios en sus entrañas, volviéndose signos vivos de su misericordia.
Celebrar la memoria de María “es celebrar que nosotros, al igual que ella, estamos invitados a salir e ir al encuentro de los demás con su misma mirada, con sus mismas entrañas de misericordia, con sus mismos gestos”. Su presencia –ha indicado Francisco– nos lleva a la reconciliación, dando fuerza “para generar lazos en nuestra bendita tierra latinoamericana”, diciéndole “sí” a la vida y “no” a todo tipo de indiferencia, de exclusión, de descarte de pueblos o personas.
Finalmente, el Santo Padre ha invitado a no tener miedo de salir a mirar a los demás con su misma mirada.


El Papa escribe al presidente sirio Bashar al-Assad
Posted by Redaccion on 12 December, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El presidente sirio Bashar al-Assad ha recibido una carta del papa Francisco entregada por el nuncio apostólico en Damasco, Mario Zenari, creado cardenal el pasado 19 de noviembre, en una reunión celebrada este lunes. En la misiva –difundida por la agencia estatal Sana, y confirmada por la oficina de prensa de la Santa Sede– el Papa expresa su sentido pésame por Siria y su población a la luz de las difíciles circunstancias que el país está atravesando.
Reitera la condena de todas las formas de extremismo y terrorismo, haciendo un llamamiento al presidente para garantizar que el derecho humanitario internacional sea plenamente respetado en lo que se refiere a la protección civil y el acceso a las ayudas humanitarias. En la carta, el Pontífice exhorta además a unir todos los esfuerzos para poner fin a la guerra en Siria y hacer que el país pueda volver a ser modelo de convivencia entre culturas y religiones, como lo ha sido siempre.
Por su parte, el presidente al-Assad, explica la agencia Sana, se ha alegrado por la púrpura recibida por el cardenal Zenari, relevando que la decisión del Papa de dejarlo como nuncio apostólico en Siria, incluso después de su creación como cardenal (caso único en el mundo), es una decisión apostólica, histórica y humanitaria que confirma el gran afecto que Francisco siente por Siria y su gente. Assad además ha asegurado que el Gobierno y la población están decididos a recuperar la seguridad y la estabilidad y continúan por lo tanto buscando la reconciliación, como único camino para alcanzar la paz.
Por su parte, el cardenal Zenari, reconociéndose feliz por el hecho de poder continuar desarrollando su ministerio en Damasco, ha subrayado que Siria, cuna del cristianismo y de las religiones, es un Estado muy importante que juega un rol fundamental en la región medioriental, y debe superar la prueba que está atravesando para convertirse en mejor de cuanto ya era antes.



Francisco llama a Tawadros y le manifiesta su cercanía tras el atentado en Egipto
Posted by Redaccion on 12 December, 2016



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco llamó este lunes por teléfono a su santidad Tawadros, patriarca de la Iglesia copta ortodoxa de Alejandría, para expresarle su dolor y cercanía tras el atentado perpetrado en El Cairo contra un grupo de fieles que asistía el domingo a una misa. La explosión en una capilla de la catedral ortodoxa copta de San Marcos, sede del patriarcado, dejó al menos 25 muertos y unos 50 heridos.
En la llamada telefónica –indicó el portavoz del Vaticano, Greg Burke– Francisco “expresó su cercanía al Patriarca y a la comunidad que ha sido tan duramente golpeada, especialmente las mujeres y a los niños que son el número más alto entre las víctimas”.
Añadió que “el patriarca Tawadros recordó la expresión usada por el papa Francisco durante el encuentro que tuvieron en el Vaticano”, o sea “el ecumenismo de la sangre”.
Por su parte el papa Francisco subrayó que “nosotros estamos unidos por la sangre de nuestros mártires” y prometió rezar por la comunidad copta durante la santa misa que celebra esta tarde en el Vaticano, en ocasión de Nuestra Señora de Guadalupe.
El Patriarca le agradeció al Papa su cercanía en este momento y le pidió oraciones por ellos y por la paz en Egipto, prometiéndole hacer llegar su pésame a toda la comunidad copta.


Mensaje del Papa por la Jornada Mundial de la Paz 2017
Posted by Redaccion on 12 December, 2016



Mensaje del Santo Padre Francisco
Jornada mundial de la Paz ,1 enero 2017
«La no violencia: es el estilo de la política para la paz»
1. Al comienzo de este nuevo año formulo mis más sinceros deseos de paz para los pueblos y para las naciones del mundo, para los Jefes de Estado y de Gobierno, así como para los responsables de las comunidades religiosas y de los diversos sectores de la sociedad civil. Deseo la paz a cada hombre, mujer, niño y niña, a la vez que rezo para que la imagen y semejanza de Dios en cada persona nos permita reconocernos unos a otros como dones sagrados dotados de una inmensa dignidad. Especialmente en las situaciones de conflicto, respetemos su «dignidad más profunda»1 y hagamos de la no violencia activa nuestro estilo de vida.
Este es el Mensaje para la 50 Jornada Mundial de la Paz. En el primero, el beato Papa Pablo VI se dirigió, no sólo a los católicos sino a todos los pueblos, con palabras inequívocas: «Ha aparecido finalmente con mucha claridad que la paz es la línea única y verdadera del progreso humano (no las tensiones de nacionalismos ambiciosos, ni las conquistas violentas, ni las represiones portadoras de un falso orden civil)». Advirtió del «peligro de creer que las controversias internacionales no se pueden resolver por los caminos de la razón, es decir de las negociaciones fundadas en el derecho, la justicia, la equidad, sino sólo por los de las fuerzas espantosas y mortíferas». Por el contrario, citando Pacem in terris de su predecesor san Juan XXIII, exaltaba «el sentido y el amor de la paz fundada sobre la verdad, sobre la justicia, sobre la libertad, sobre el amor».2 Impresiona la actualidad de estas palabras, que hoy son igualmente importantes y urgentes como hace cincuenta años.
En esta ocasión deseo reflexionar sobre la no violencia como un estilo de política para la paz, y pido a Dios que se conformen a la no violencia nuestros sentimientos y valores personales más profundos. Que la caridad y la no violencia guíen el modo de tratarnos en las relaciones interpersonales, sociales e internacionales. Cuando las víctimas de la violencia vencen la tentación de la venganza, se convierten en los protagonistas más creíbles en los procesos no violentos de construcción de la paz. Que la no violencia se trasforme, desde el nivel local y cotidiano hasta el orden mundial, en el estilo característico de nuestras decisiones, de nuestras relaciones, de nuestras acciones y de la política en todas sus formas.
Un mundo fragmentado
2. El siglo pasado fue devastado por dos horribles guerras mundiales, conoció la amenaza de la guerra nuclear y un gran número de nuevos conflictos, pero hoy lamentablemente estamos ante una terrible guerra mundial por partes. No es fácil saber si el mundo actualmente es más o menos violento de lo que fue en el pasado, ni si los modernos medios de comunicación y la movilidad que caracteriza nuestra época nos hace más conscientes de la violencia o más habituados a ella. En cualquier caso, esta violencia que se comete «por partes», en modos y niveles diversos, provoca un enorme sufrimiento que conocemos bien: guerras en diferentes países y continentes; terrorismo, criminalidad y ataques armados impredecibles; abusos contra los emigrantes y las víctimas de la trata; devastación del medio ambiente.
¿Con qué fin? La violencia, ¿permite alcanzar objetivos de valor duradero? Todo lo que obtiene, ¿no se reduce a desencadenar represalias y espirales de conflicto letales que benefician sólo a algunos «señores de la guerra»?
La violencia no es la solución para nuestro mundo fragmentado. Responder con violencia a la violencia lleva, en el mejor de los casos, a la emigración forzada y a un enorme sufrimiento, ya que las grandes cantidades de recursos que se destinan a fines militares son sustraídas de las necesidades cotidianas de los jóvenes, de las familias en dificultad, de los ancianos, de los enfermos, de la gran mayoría de los habitantes del mundo. En el peor de los casos, lleva a la muerte física y espiritual de muchos, si no es de todos.
La Buena Noticia
3. También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en el que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano: «Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos» (Mc 7,21). Pero el mensaje de Cristo, ante esta realidad, ofrece una respuesta radicalmente positiva: él predicó incansablemente el amor incondicional de Dios que acoge y perdona, y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos (cf. Mt 5,44) y a poner la otra mejilla (cf. Mt 5,39). Cuando impidió que la adúltera fuera lapidada por sus acusadores (cf. Jn 8,1-11) y cuando, la noche antes de morir, dijo a Pedro que envainara la espada (cf. Mt 26,52), Jesús trazó el camino de la no violencia, que siguió hasta el final, hasta la cruz, mediante la cual construyó la paz y destruyó la enemistad (cf. Ef 2,14-16). Por esto, quien acoge la Buena Noticia de Jesús reconoce su propia violencia y se deja curar por la misericordia de Dios, convirtiéndose a su vez en instrumento de reconciliación, según la exhortación de san Francisco de Asís: «Que la paz que anunciáis de palabra la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones».3
Ser hoy verdaderos discípulos de Jesús significa también aceptar su propuesta de la no violencia. Esta —como ha afirmado mi predecesor Benedicto XVI— «es realista, porque tiene en cuenta que en el mundo hay demasiada violencia, demasiada injusticia y, por tanto, sólo se puede superar esta situación contraponiendo un plus de amor, un plus de bondad. Este “plus” viene de Dios».4
Y añadía con fuerza: «para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad. El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”».5
Precisamente, el evangelio del amad a vuestros enemigos (cf. Lc 6,27) es considerado como «la charta magna de la no violencia cristiana», que no se debe entender como un «rendirse ante el mal […], sino en responder al mal con el bien (cf. Rm 12,17-21), rompiendo de este modo la cadena de la injusticia».6
Más fuerte que la violencia
4. Muchas veces la no violencia se entiende como rendición, desinterés y pasividad, pero en realidad no es así. Cuando la Madre Teresa recibió el premio Nobel de la Paz, en 1979, declaró claramente su mensaje de la no violencia activa: «En nuestras familias no tenemos necesidad de bombas y armas, de destruir para traer la paz, sino de vivir unidos, amándonos unos a otros […]. Y entonces seremos capaces de superar todo el mal que hay en el mundo».7
Porque la fuerza de las armas es engañosa. «Mientras los traficantes de armas hacen su trabajo, hay pobres constructores de paz que dan la vida sólo por ayudar a una persona, a otra, a otra»; para estos constructores de la paz, Madre Teresa es «un símbolo, un icono de nuestros tiempos».8 En el pasado mes de septiembre tuve la gran alegría de proclamarla santa. He elogiado su disponibilidad hacia todos por medio de «la acogida y la defensa de la vida humana, tanto de la no nacida como de la abandonada y descartada […]. Se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado; ha hecho sentir su voz a los poderosos de la tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes —¡ante los crímenes!— de la pobreza creada por ellos mismos».9 Como respuesta —y en esto representa a miles, más aún, a millones de personas—, su misión es salir al encuentro de las víctimas con generosidad y dedicación, tocando y vendando los cuerpos heridos, curando las vidas rotas.
La no violencia practicada con decisión y coherencia ha producido resultados impresionantes. No se olvidarán nunca los éxitos obtenidos por Mahatma Gandhi y Khan Abdul Ghaffar Khan en la liberación de la India, y de Martin Luther King Jr. contra la discriminación racial. En especial, las mujeres son frecuentemente líderes de la no violencia, como, por ejemplo, Leymah Gbowee y miles de mujeres liberianas, que han organizado encuentros de oración y protesta no violenta (pray-ins), obteniendo negociaciones de alto nivel para la conclusión de la segunda guerra civil en Liberia.
No podemos olvidar el decenio crucial que se concluyó con la caída de los regímenes comunistas en Europa. Las comunidades cristianas han contribuido con su oración insistente y su acción valiente. Ha tenido una influencia especial el ministerio y el magisterio de san Juan Pablo II. En la encíclica Centesimus annus (1991), mi predecesor, reflexionando sobre los sucesos de 1989, puso en evidencia que un cambio crucial en la vida de los pueblos, de las naciones y de los estados se realiza «a través de una lucha pacífica, que emplea solamente las armas de la verdad y de la justicia».10
Este itinerario de transición política hacia la paz ha sido posible, en parte, «por el compromiso no violento de hombres que, resistiéndose siempre a ceder al poder de la fuerza, han sabido encontrar, una y otra vez, formas eficaces para dar testimonio de la verdad». Y concluía: «Ojalá los hombres aprendan a luchar por la justicia sin violencia, renunciando a la lucha de clases en las controversias internas, así como a la guerra en las internacionales».11
La Iglesia se ha comprometido en el desarrollo de estrategias no violentas para la promoción de la paz en muchos países, implicando incluso a los actores más violentos en un mayor esfuerzo para construir una paz justa y duradera.
Este compromiso en favor de las víctimas de la injusticia y de la violencia no es un patrimonio exclusivo de la Iglesia Católica, sino que es propio de muchas tradiciones religiosas, para las que «la compasión y la no violencia son esenciales e indican el camino de la vida».12
Lo reafirmo con fuerza: «Ninguna religión es terrorista».13
La violencia es una profanación del nombre de Dios.14
No nos cansemos nunca de repetirlo: «Nunca se puede usar el nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa. Sólo la paz es santa, no la guerra».15

La raíz doméstica de una política no violenta
5. Si el origen del que brota la violencia está en el corazón de los hombres, entonces es fundamental recorrer el sendero de la no violencia en primer lugar en el seno de la familia. Es parte de aquella alegría que presenté, en marzo pasado, en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, como conclusión de los dos años de reflexión de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. La familia es el espacio indispensable en el que los cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a comunicarse y a cuidarse unos a otros de modo desinteresado, y donde los desacuerdos o incluso los conflictos deben ser superados no con la fuerza, sino con el diálogo, el respeto, la búsqueda del bien del otro, la misericordia y el perdón.16 Desde el seno de la familia, la alegría se propaga al mundo y se irradia a toda la sociedad.17
Por otra parte, una ética de fraternidad y de coexistencia pacífica entre las personas y entre los pueblos no puede basarse sobre la lógica del miedo, de la violencia y de la cerrazón, sino sobre la responsabilidad, el respeto y el diálogo sincero. En este sentido, hago un llamamiento a favor del desarme, como también de la prohibición y abolición de las armas nucleares: la disuasión nuclear y la amenaza cierta de la destrucción recíproca, no pueden servir de base a este tipo de ética.18
Con la misma urgencia suplico que se detenga la violencia doméstica y los abusos a mujeres y niños.
El Jubileo de la Misericordia, concluido el pasado mes de noviembre, nos ha invitado a mirar dentro de nuestro corazón y a dejar que entre en él la misericordia de Dios. El año jubilar nos ha hecho tomar conciencia del gran número y variedad de personas y de grupos sociales que son tratados con indiferencia, que son víctimas de injusticia y sufren violencia. Ellos forman parte de nuestra «familia», son nuestros hermanos y hermanas. Por esto, las políticas de no violencia deben comenzar dentro de los muros de casa para después extenderse a toda la familia humana. «El ejemplo de santa Teresa de Lisieux nos invita a la práctica del pequeño camino del amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad. Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo».19
Mi llamamiento
6. La construcción de la paz mediante la no violencia activa es un elemento necesario y coherente del continuo esfuerzo de la Iglesia para limitar el uso de la fuerza por medio de las normas morales, a través de su participación en las instituciones internacionales y gracias también a la aportación competente de tantos cristianos en la elaboración de normativas a todos los niveles. Jesús mismo nos ofrece un «manual» de esta estrategia de construcción de la paz en el así llamado Discurso de la montaña. Las ocho bienaventuranzas (cf. Mt 5,3-10) trazan el perfil de la persona que podemos definir bienaventurada, buena y auténtica.
Bienaventurados los mansos —dice Jesús—, los misericordiosos, los que trabajan por la paz, y los puros de corazón, los que tienen hambre y sed de la justicia. Esto es también un programa y un desafío para los líderes políticos y religiosos, para los responsables de las instituciones internacionales y los dirigentes de las empresas y de los medios de comunicación de todo el mundo: aplicar las bienaventuranzas en el desempeño de sus propias responsabilidades.
Es el desafío de construir la sociedad, la comunidad o la empresa, de la que son responsables, con el estilo de los trabajadores por la paz; de dar muestras de misericordia, rechazando descartar a las personas, dañar el ambiente y querer vencer a cualquier precio. Esto exige estar dispuestos a «aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso».20
Trabajar de este modo significa elegir la solidaridad como estilo para realizar la historia y construir la amistad social. La no violencia activa es una manera de mostrar verdaderamente cómo, de verdad, la unidad es más importante y fecunda que el conflicto. Todo en el mundo está íntimamente interconectado.21
Puede suceder que las diferencias generen choques: afrontémoslos de forma constructiva y no violenta, de manera que «las tensiones y los opuestos [puedan] alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida», conservando «las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna».22
La Iglesia Católica acompañará todo tentativo de construcción de la paz también con la no violencia activa y creativa. El 1 de enero de 2017 comenzará su andadura el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que ayudará a la Iglesia a promover, con creciente eficacia, «los inconmensurables bienes de la justicia, la paz y la protección de la creación» y de la solicitud hacia los emigrantes, «los necesitados, los enfermos y los excluidos, los marginados y las víctimas de los conflictos armados y de las catástrofes naturales, los encarcelados, los desempleados y las víctimas de cualquier forma de esclavitud y de tortura».23
En conclusión
7. Como es tradición, firmo este Mensaje el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. María es Reina de la Paz. En el Nacimiento de su Hijo, los ángeles glorificaban a Dios deseando paz en la tierra a los hombres y mujeres de buena voluntad (cf. Lc 2,14). Pidamos a la Virgen que sea ella quien nos guíe.
«Todos deseamos la paz; muchas personas la construyen cada día con pequeños gestos; muchos sufren y soportan pacientemente la fatiga de intentar edificarla».24 En el 2017, comprometámonos con nuestra oración y acción a ser personas que aparten de su corazón, de sus palabras y de sus gestos la violencia, y a construir comunidades no violentas, que cuiden de la casa común. «Nada es imposible si nos dirigimos a Dios con nuestra oración. Todos podemos ser artesanos de la paz».25 Vaticano, 8 de diciembre de 2016 Francisco ___________

1 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.
2 – Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1968.
3 «Leyenda de los tres compañeros»: Fonti Francescane, n. 1469.
4 Angelus (18 febrero 2007). 5 Ibíd.
6 Ibíd. 7 Discurso al recibir el Premio Nobel de la Paz (11 diciembre 1979).
8 Homilía en Santa Marta, «El camino de la paz» (19 noviembre 2015).
9 Homilía en la canonización de la beata Madre Teresa de Calcuta (4 septiembre 2016)
10 N. 23.
11 Ibíd.
12 Discurso, Audiencia interreligiosa (3 noviembre 2016).
13 Discurso a los participantes al tercer Encuentro Mundial de los Movimientos Populares (5 noviembre 2016).
14 Cf. Discurso en el Encuentro interreligioso con el Jeque de los musulmanes del Cáucaso y con representantes de las demás comunidades religiosas del país, Bakú (2 octubre 2016).
15 Discurso, Asís (20 septiembre 2016).
16 Cf. Exhort. ap. postsin. Amoris laetitia, 90-130.
17 Ibíd., 133.194.234.
18 Cf. Mensaje con ocasión de la Conferencia sobre el impacto humanitario de las armas atómicas (7 diciembre 2014).
19 Carta Enc. Laudato si’, 230.
20 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 227.
21 Cf. Carta Enc. Laudato si’, 16.117.138.
22 Exhort. ap. Evangelii gaudium, 228.
23 Carta apostólica en forma de «Motu Proprio» con la que se instituye el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (17 agosto 2016).


Egipto: Al menos 25 fallecidos en un atentado en la misa de los cristianos coptos
Posted by Sergio Mora on 12 December, 2016



(ZENIT – Roma).- Al menos 25 cristianos murieron y más de 50 resultaron heridos, mayoritariamente mujeres y niños, en un atentado terrorista en Egipto perpetrado este domingo en una capilla de la Catedral ortodoxa copta de San Marcos, sede del patriarcado, al oeste de El Cairo.
El atentado no fue reivindicado por ninguna sigla terrorista, si bien se presume haya sido realizado por radicales de inspiración islamista, quienes han provocado centenares de muertos desde el golpe de Estado de 2013 y que acusan a los cristianos de apoyar al militar Abdel Fatah al-Sisi, actualmente en el poder.
El mandatario calificó el atentado de “acto odioso” y añadió que “esto sólo reforzará la determinación y la cohesión del pueblo egipcio para hacer frente a estas circunstancias”. Además Al-Sisi declaró tres días de luto oficial.
La condena de la Iglesia ortodoxa copta no se hizo esperar, ni tampoco la realizada por la Universidad de Al Azhar, principal institución musulmana de Egipto.
Los cristianos habitualmente perseguidos en el país fueron señalados como anti-islámicos por los seguidores del derrocado gobierno de Morsi, los cuales fueron desalojados en agosto de 2013 de la plaza de Rabá al Audawia, en donde realizaban una protesta. En el desalojo realizado por el ejército murieron más de 600 personas. A continuación unos 40 templos cristianos fueron destruidos o incendiados.
El papa Francisco comentando el asesinato de ls 21 cristianos coptos, degollados por los terroristas del Califato Islámico, señaló la importancia del ‘ecumenismo de la sangre’, y subrayó que murieron –como se veía en el vídeo– pronunciando el nombre de Jesús.


Beato Juan Marinoni – 13 de diciembre
Posted by Isabel Orellana Vilches on 12 December, 2016



(ZENIT – Madrid).- Hoy festividad de santa Lucía, también se celebra la vida del beato Marinoni, en el que pobres y desvalidos tuvieron uno de sus grandes valedores.
Nació en Venecia, Italia, el 25 de diciembre de 1490. Era hijo de una ilustre familia que poseía grandes bienes y que tenía sus raíces en Bergamo. Fue el benjamín de seis hermanos, y lo bautizaron con el nombre de Francisco. Su madre Elisabetta le transmitió su devoción por la Inmaculada. Creció en un hogar donde floreció la fe alumbrada en particular por el influjo de la piedad materna. Tres hermanas, que no contrajeron matrimonio, se dedicaron a las obras de caridad, y sus dos hermanos fueron sacerdotes.
Marinoni se convirtió en un joven atractivo, con innegable elegancia natural, que dejaba traslucir una educación exquisita a la que acompañaban sus finos modales. Cursó derecho en la universidad de Padua, pero desestimó la carrera judicial en la que hubiera llegado lejos, y optó por el sacerdocio. Renunció a su herencia y a sus privilegios, repartiendo parte de su bienes entre los pobres tras dejar otra porción en manos de su familia. Era integrante del clero en la colegiata de San Pantaleón, sacristán de la basílica de San Marcos –misión que ya ostentaba en 1515–, y uno de sus canónigos. Durante un tiempo fue capellán y superior del hospital de Incurables. En esta época combinó esta acción apostólica con la predicación y la enseñanza a los niños.
La fundación de Clérigos Regulares iniciada por san Cayetano de Thiene daba sus primeros pasos, y el beato, que quería consagrar su vida a Cristo como religioso, iba quedando seducido por ese carisma. Así que renunció a su canonjía y se integró en la Orden en 1528. Profesó en mayo de 1530 tomando el nombre de Juan. Le impuso el hábito Gian Pietro Carafa, obispo de Chieti y futuro pontífice Pablo IV, ante la presencia del fundador san Cayetano; a partir de entonces comenzó a colaborar estrechamente con él. De hecho, tres años más tarde, a solicitud del papa Clemente VII, ambos Cayetano y él –porque así lo juzgó el superior general Carafa considerándolo idóneo para acompañar al fundador–, se trasladaron a Nápoles y abrieron la primera casa. La establecieron en santa María de la Misericordia, reemplazada luego por el hospital de Incurables al que siguieron otras residencias, hasta que en 1538 se afincaron definitivamente en San Pablo el Mayor. Ambos se fueron relevando sucesivamente en las labores de gobierno.
Marinoni era un hombre admirado por su sencillez, caridad y humildad. Era un gran penitente. Solía aprovechar el tiempo al máximo; no desperdiciaba ni un segundo. Alegre, ponderado y prudente, ponía de manifiesto que vivía unido a Dios. Fue un gran confesor; tenía sabiduría para la dirección espiritual y la formación de los futuros sacerdotes, por lo que es considerado «maestro de los teatinos». Siempre se le hallaba a merced de quienes acudieran a él, disponible, abierto a la escucha. Bajo su enseñanza, entre otros egregios sacerdotes, se apasionaron por Cristo y aprendieron los matices del carisma fundador: el beato cardenal Paolo Burali, Giacomo Tormo, Salvatore Caracciolo, que fue arzobispo de Conza, y san Andrea Avellino, primer biógrafo suyo; fue quien le asistió en el momento de su muerte. Avellino retrató a su maestro diciendo que: «…siempre fue de naturaleza amable, por lo que era querido, respetado y admirado por los fieles quienes le rendían honores y lo tenían por un santo…». Ciertamente ejerció un liderazgo espiritual entre los religiosos porque otras insignes figuras de la Iglesia se forjaron junto a él, subrayando el imponente carisma que tenía. De hecho, se le considera también maestro de santos.
Era un orador excepcional que conmovía a los fieles con sus encendidas palabras; ponían de manifiesto su amor a Cristo. Promovió la fundación de santuarios, monasterios, orfanatos y hogares para jóvenes. Se caracterizó por su devoción a la Pasión, y su sensibilidad por los necesitados. Para poder atenderlos en 1539, de acuerdo con el fundador, alentó los «Montes de Piedad» que tanto bien hicieron en estos colectivos desfavorecidos, rescatándolos con ellos de oportunistas y desaprensivos usureros; tuvieron tanto éxito que se convirtieron luego en el Banco de Nápoles. En el impulso de esta loable tarea respondieron a la llamada de Marinoni: Aurelio Paparo, Gian Domenico di Lega y Leonardo Palma, que pusieron parte del capital inicial; eran discípulos suyos. También las mujeres que dirigía emprendieron iniciativas de gran calado, como hizo Giovanna Scorziata que quiso ofrecer a las niñas una selecta educación cristiana para lo cual fundó Il Tempio. A su vez, las cuatro hermanas Palescandalo, que se habían nutrido de las enseñanzas del beato, fundaron el monasterio de San Andrea delle Dame.
En la ejemplar acción apostólica que llevaba a cabo junto a san Cayetano, combatió movimientos contrarios a la Iglesia. En 1547 tras la muerte del fundador quedó al frente de la comunidad napolitana. Pablo IV le ofreció ocupar la sede de Nápoles como arzobispo y cardenal en varias ocasiones, pero sintiéndose indigno de ese honor declinó aceptar la misión. Hasta el final de sus días estuvo orando por todos y creando nuevas vías de ayuda para los pobres y los ancianos. Fue en ese periodo cuando abrió hospicios para ellos y puso en marcha hospitales. En cinco ocasiones fue prepósito de la casa de San Pablo de Nápoles, y en ella murió el 13 de diciembre de 1562. Había sembrado con su celo apostólico las calles de la ciudad durante veintinueve años. Avellino, que se había convertido en su confesor en la última etapa de su vida, quedó muy afectado por su pérdida. Los restos de Marinoni recibieron sepultura en la cripta de la basílica napolitana de San Pablo el Mayor, y se conservan junto a las reliquias de su fundador, san Cayetano. Su culto fue confirmado por Clemente XIII el 11 de septiembre de 1762.



El Card. Parolin ordena sacerdotes a 36 legionarios de Cristo
Posted by Redaccion on 12 December, 2016



(ZENIT – Roma).- El Cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de Su Santidad, ha ordenado este sábado en Roma a sacerdotes a 36 legionarios de Cristo.
A la ceremonia que se realizó en la Basílica de San Juan de Letrán, asistieron más de 3 mil personas entre familiares, amigos, compañeros del seminario y formadores. El P. Eduardo Robles-Gil, L.C., Director general de los Legionarios de Cristo y del Movimiento Regnum Christi presentó a los candidatos a la ordenación.
En su homilía el Cardenal Parolin dijo que la vocación de estos nuevos sacerdotes tiene “un único origen: el hecho de ser buscadores de Dios, de haberse dejado seducir por Él como el profeta Jeremías”. Les recordó también que “el Espíritu Santo por medio de la imposición de las manos y la unción los habilita para el servicio como ministros del Señor en medio del pueblo de Dios […] Son consagrados al Señor para ser misioneros del Evangelio entre la gente”.
Más adelante, el Secretario de Estado se dirigó a los nuevos sacerdotes: “Su vida no será un rechazo o evasión del mundo, sino una encarnación serena en la historia para que quienes se encuentren con ustedes vivan la relación con Dios que está a la raíz de la existencia humana”. Los puso también en guardia del peligro de la mundanidad espiritual, de la que tanto habla el Papa Francisco. Los invitó a “que muestren a todos aquella humildad y sencillez que Cristo vivió para conquistar nuestra confianza y salvarnos.”
“Que la entera Congregación –concluyó el purpurado– continúe a caminar con generosidad y valentía por los caminos de la renovación y de la autenticidad evangélicas, siguiendo las líneas trazadas gracias al acompañamiento de la Santa Sede, para mayor Gloria de Dios, para el servicio de la Iglesia y para la salvación del mundo”.
El P. Christopher Bracket, rector del seminario de los Legionarios en Roma, señaló: “Ver a un grupo de jóvenes que, después de varios años de preparación y discernimiento personal, dan el paso al sacerdocio es siempre un motivo de grande alegría. Vale la pena seguir de cerca a Jesucristo y entregar la vida al servicio de los demás». Añade el P. Brackett: «Han recibido un llamado para ser instrumentos de la misericordia, que encienda en los corazones de los hombres y mujeres a quienes sirven el fuego misionero que los lleve compartir el amor de Dios con los demás”.
El P. Eduardo Robles-Gil, L.C., director general de los legionarios de Cristo y del MovimientoRegnum Christi indicó que “la Legión de Cristo y toda la familia del Regnum Christi estamos de fiesta, agradeciendo a Dios el don de 36 nuevos sacerdotes para la Iglesia. Agradecemos a las sus familias pues con sus oraciones, cercanía y apoyo, han sido decisivos en el camino de sus hijos el altar”.
En la ordenación concelebraron cerca de 150 sacerdotes. Asistieron en el rito de la unción de las manos y de la entrega del cáliz y la patena Mons. Matthias König, obispo auxiliar de Paderborn, Alemania y Mons. François Bacqué, nuncio apostólico emérito en Holanda, además del diácono David Parker, de Estados Unidos y padre de uno de los nuevos sacerdotes.
Los 36 nuevos sacerdotes provienen de 11 países: Italia (2), Alemania (2), Brasil (3), Francia (1), Reino Unido (1), Venezuela (1), Argentina (2), Chile (2), México (13), Polonia (1) y Estados Unidos (8). Todos ellos obtuvieron sus grados de filosofía y teología en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum. Su periodo de estudio y preparación incluyó también una etapa de trabajo pastoral en el campo de la educación, las misiones, la animación de grupos juveniles, la pastoral familiar y la formación de seminaristas menores.
Algunos de los nuevos sacerdotes comentan que la experiencia de voluntariado en el programa de colaboradores del Regnum Christi fueron experiencias que les ayudaron a descubrir el sentido de su vida en la entrega a los demás.
Las historias de los nuevos sacerdotes se pueden leer en el sitio web de las ordenaciones sacerdotales.
La Legión de Cristo es una congregación religiosa de la Iglesia Católica formada por sacerdotes y candidatos al sacerdocio, fundada en 1941. Forma parte de la familia del Regnum Christi. Está presente en 21 países. Cuenta con 4 obispos, 959 sacerdotes y 687 religiosos en formación y novicios, según los datos del 31 de diciembre de 2015. Su espíritu es cristocéntrico, contemplativo y evangelizador. Busca fomentar la creatividad evangélica y misionera entre los laicos para que participen como miembros vivos de la Iglesia. Profesa un amor profundo al Papa, Vicario de Cristo, y a los obispos con quienes colabora en la acción pastoral de la Iglesia local. Su lema, ¡Venga tu Reino!, expresa el anhelo de que Cristo reine en el corazón de los hombres, de las familias y de la sociedad. Para ello, colabora con otros miembros de la Iglesia y con personas de buena voluntad para que este Reino sea una realidad, buscando hacer todo por el Reino de Cristo a la Gloria de Dios.