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En Jesús recién nacido contemplamos a los más débiles y necesitados. Aliento del Papa a la comunidad de Nomadelfia

RV | 17/12/2016


En la Navidad celebramos al Niño Dios que nace para dar al mundo luz y paz

 

Deseando a todos «un buen camino hacia la Navidad, para que la celebren con la alegría y la paz del Señor, amparados por la Madre de Dios», el Papa Francisco culminó su cordial bienvenida a la comunidad de Nomadelfia.

Con su gratitud por las felicitaciones que recibió al coincidir este encuentro con el día de su cumpleaños, el Papa agradeció asimismo los testimonios que le ofrecieron algunos miembros de la comunidad de Nomadelfia, fundada en 1931 por el sacerdote Zeno Saltini, con el anhelo de impulsar un pueblo de voluntarios católicos, que se proponen realizar una civilización nueva fundada en el Evangelio.

En primer lugar, el Santo Padre hizo hincapié en la importancia del Adviento

«El tiempo de Adviento nos ayuda a meditar sobre el misterio del Hijo de Dios encarnado, que con su nacimiento ha traído al mundo la luz y la paz. En la Navidad, Dios se revela no como aquel que está en lo alto y que domina el universo, sino como aquel que se abaja y desciende, asumiendo el aspecto frágil de un niño. De este modo, Dios nos enseña que no debemos ponernos por encima de los demás, sino que estamos llamados a abajarnos, a servir por amor a los más débiles, a hacernos pequeños con los pequeños».

La comunidad de Nomadelfia, siguiendo el carisma de su fundador está formada por familias que acogen como hijos propios a niños abandonados. Sus miembros viven como las primeras comunidades cristianas de Jerusalén, compartiendo en fraternidad todos sus bienes. El Papa los alentó a perseverar en su apostolado y evocó a su fundador que a pesar de dificultades e incomprensiones no se desanimó en querer sembrar el Evangelio aún en terrenos áridos:

«Don Zeno se nos presenta hoy como ejemplo de fiel discípulo de Cristo que, imitando al divino Maestro, se inclina ante los sufrimientos de los más débiles y de los más pobres para ser testimonio de una caridad inextinguible. Su valentía y su perseverancia sean vuestra guía en vuestro compromiso de cada día, para hacer fructificar los gérmenes de bien que él sembró con abundancia, animado por la pasión evangélica y el amor sincero a la Iglesia».

Recordando que el patrimonio espiritual de la comunidad de Nomadelfia está enlazado de forma especial con la vida de fraternidad, caracterizada en particular por la acogida de los niños y el cuidado especial de los ancianos, el Papa Francisco exhortó, una vez más, a impulsar el diálogo entre las generaciones:

«Los aliento a dar a la sociedad este ejemplo de solicitud y de ternura tan importante. Los niños y los ancianos construyen el futuro de los pueblos: los niños porque llevarán adelante la historia; los ancianos, porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida. No se cansen de cultivar y alimentar este diálogo entre las generaciones, haciendo de la fe su estrella polar y de la Palabra de Dios la lección principal que hay que asimilar y vivir concretamente en la vida cotidiana. Así serán capaces de imitar cada vez más la proximidad de Dios a los hombres y contemplar en el rostro de las personas más frágiles la imagen del Niño Jesús».

(CdM – RV)