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El Papa asiste a la cuarta y última predicación de Adviento

RV | 23/12/2016


 

También el penúltimo viernes de diciembre a las 9.00 el Santo Padre asistió a la cuarta y última Predicación de Adviento del Padre Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano. El tema conclusivo de la predicación fue: “Encarnado por obra del Espíritu Santo en María Virgen”.

Ante todo el Predicador recordó que en el momento del nacimiento de Jesús, el mundo no estaba menos agitado que hoy, si bien todo sucedía en un círculo más estrecho. Y, de entre los grandes personajes de aquella época, entre los cuales César Augusto y Herodes, sólo dos personas, María y José, tenían conocimiento del evento extraordinario no sólo del momento si no de todos los tiempos.

“La situación se renueva espiritualmente en cada Navidad. Las noticias de hechos de terrorismo, de guerras, de muchedumbres constreñidas, como entonces, a dejar sus propias casas y para las cuales, como para María y José, “no hay lugar en el hotel”, se superponen y nos alcanzan en tiempo real. Sólo quien por una hora, o por un instante, será capaz de acallar todo, fuera y dentro de sí y, con la gracia del Espíritu Santo, toma conciencia de lo que recordamos en este día, sólo podrá decir que ‘ha hecho’ Navidad. Sucede como cuando, saliendo del caos ensordecedor de la ciudad, uno cruza el umbral de la propia casa o del propio convento y tiene la impresión de entrar en otro mundo”.

Con el deseo de que la media hora empleada para esta última predicación sirva también a los presentes para acrecentar su deseo de vivir este instante del que hablaba anteriormente, el Padre Raniero Cantalamessa articuló su reflexión a lo largo de cuatro puntos, titulados: “Navidad, misterio ‘para nosotros’”; “Por obra del Espíritu Santo”; “Theotokos, ¡Madre de Dios! y “El tercer nacimiento de Jesús”.

Refiriéndose al primer punto, el Predicador de la Casa Pontificia afirmó: “Siguiendo la línea del tema elegido para estas meditaciones de Adviento, nos disponemos a obtener esta gracia meditando sobre la presencia y la obra del Espíritu Santo en la encarnación. En el Credo decimos: ‘Por nosotros hombres y por nuestra salvación descendió del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó en el seno de la Virgen María y se hizo hombre”.

El Padre Cantalamessa recordó que la Navidad no es la celebración de un aniversario, puesto que, como sabemos, la elección de la fecha del 25 de diciembre no se debe a razones históricas, sino simbólicas y de contenido y añadió que se trata de una celebración “a modo de misterio”, que exige, que se comprenda en su significado para nosotros.

Sucesivamente meditó acerca del papel de cada uno de los dos protagonistas, en el punto titulado “Por obra del Espíritu Santo”. Y dijo que María vivió la encarnación como un evento carismático en el más alto grado que la convirtió en modelo del alma ferviente en el Espíritu”.

Mientras recorriendo rápidamente el camino histórico a través  del cual la Iglesia ha llegado a contemplar, en su plena luz, esta verdad inaudita que enuncia que María ¡es Madre de Dios!, en este tercer punto de su reflexión el Predicador de la Casa Pontificia explicó que desde entonces el uso propio de este título conduce a la Iglesia al descubrimiento de la maternidad divina más profunda, que podríamos llamar metafísica, en cuanto atinente a la persona del Verbo.

Por último, en el punto titulado “El tercer nacimiento de Jesús”, el Padre Cantalamessa invitó a tratar de ver lo que este misterio, por obra del Espíritu Santo en María, significa para nosotros. Y citando a San Ambrosio recordó que Cristo nace, en el sentido más profundo, en el propio corazón y en la propia alma.

“Por tanto, el Espíritu Santo nos invita a ‘regresar al corazón’, para celebrar  en él una Navidad más íntima y más verdadera, que también haga ‘verdadera’ la Navidad que celebramos exteriormente, en los ritos y en las tradiciones”.

El Predicador de la Casa Pontificia concluyó volviendo al pensamiento inicial de esta meditación. Y antes de desear feliz Navidad al Santo Padre y a los venerables Padres, hermanos y hermanas presentes en la capilla Redemptoris Mater invitó a rezar todos juntos una oración encontrada en un papiro griego con toda probabilidad del III siglo de nuestra era cristiana, en la que la Virgen María es invocada precisamente con el título de TheotokosDei genitrix, Madre de  Dios.

(María Fernanda Bernasconi - RV).