Francisco \ Audiencias, Catequesis y Ángelus

La esperanza de Jesús Vs. la esperanza de los falsos ídolos, en la catequesis del Papa

RV | 11/01/2017


 

Incapaces de ayudar, de sonreír, de donarse, de amar. Es el riesgo que corremos todos cuando nos "mundanizamos", el perfil mencionado por Francisco en la catequesis, al hablar de los falsos ídolos en los cuales el hombre está continuamente tentado de poner su confianza, haciéndolos objeto de su esperanza. Una esperanza falsa, aseguró el Papa, de la que nos pone en guardia la Sagrada Escritura, "que desenmascara su inutilidad y demuestra su insensatez".

Al continuar con el ciclo de catequesis sobre la esperanza cristiana, el Santo Padre se centró en la importancia de que nuestra esperanza sea una respuesta a lo que de verdad nos puede ayudar a vivir y dar un sentido a nuestra existencia, porque, tal como afirmó en la audiencia, esperar en el futuro y creer en la vida, el así llamado 'pensamiento positivo', es una necesidad primaria del hombre: "La esperanza, esperar en el futuro, creer en la vida, es una necesidad primaria del hombre. Pero es importante que pongamos nuestra confianza en lo que verdaderamente pueda ayudar a vivir y dar sentido a la existencia. La Sagrada Escritura nos advierte contra las falsas esperanzas que el mundo presenta, denunciando la paradoja de sus ídolos".

El Papa explicó que los profetas y los sabios en las Sagradas Escrituras insisten en denunciar la falsedad de los ídolos, al tocar un punto neurálgico del camino de fe del creyente: "Fe es confiarse en Dios, quien tiene fe, se confía en Dios- dijo - pero llega el momento en que, al toparse con las dificultades de la vida, el hombre experimenta la fragilidad de esa confianza y siente la necesidad de certezas diferentes, de seguridades tangibles, concretas. ‘Yo me confío a Dios, pero la situación está un poco fea y yo necesito una certeza más concreta’. ¡Allí está el peligro!", advirtió.

Es en ese momento, prosiguió, en el que tenemos la tentación de buscar consolaciones efímeras: "el hombre, al buscar seguridades tangibles y concretas, cae en la tentación de las consolaciones efímeras —dinero, alianza con los potentes, mundanidad, falsas ideologías— que parecen colmar el vacío de soledad y mitigan el cansancio de creer".

En la catequesis que impartió en italiano, el Obispo de Roma se refirió, además, a las veces que buscamos un dios que se pueda inclinar a nuestros pedidos para intervenir "mágicamente" y cambiar la realidad como nosotros la queremos. Y explicó que se trata de un ídolo, que en cuanto tal, nada puede hacer, impotente y mentiroso como es: "¡Pero a nosotros nos gustan los ídolos, nos gustan tanto!"[…] "Ir al vidente que lee las cartas: esto es un ídolo […] Compramos falsas esperanzas. Mientras que de ésa, de la esperanza de la gratuidad, que nos ha traído Jesucristo gratuitamente dando la vida por nosotros… de ésa, a veces, no nos confiamos tanto".

De ahí que precisara inmediatamente el modo sugestivo en el cual el salmista describe la realidad fugaz de dichos ídolos: el salmo 115 "advierte que quien pone la esperanza en ellos termina siendo como ellos, imágenes vacías con manos que no tocan, pies que no caminan, boca que no puede hablar. No se tiene nada que decir, se es incapaz de ayudar, cambiar las cosas, sonreír, donarse, amar. El hombre en cambio ha de ser imagen de Dios, confiando y esperando su gracia y bendición".

He aquí "la maravillosa realidad de la esperanza" de la cual nos habla el Sucesor de Pedro: "confiando en el Señor, nos volvemos como Él, y su bendición nos transforma en hijos suyos. La esperanza en Él nos hace entrar en el campo de acción de su recuerdo, de su memoria, que nos bendice y nos salva […] En este Dios nosotros tenemos esperanza, y este Dios, que no es un ídolo ¡no desilusiona jamás!".

Tras saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa invitó a poner nuestra confianza en el Señor, "para que de su vida brote la alabanza al Dios vivo y verdadero", el Dios "que por nosotros nació de María, murió sobre la cruz y ha resucitado en la gloria".

(Griselda Mutual - Radio Vaticano)