Servicio diario - 13 de enero de 2017


 

El Papa pide a los jóvenes no tener miedo de escuchar al Espíritu
Posted by Redaccion on 13 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, con ocasión de la presentación del Documento Preparatorio de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, ha dirigido una carta a los jóvenes, protagonistas del próximo Sínodo que se celebrará en 2018. El tema elegido para dicho encuentro es “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
En su carta, Francisco indica que ha querido que los jóvenes ocupen el centro de la atención “porque los llevo en el corazón”.
De este modo, les recuerda que Dios les invita a “salir” para lanzarse “hacia un futuro no conocido pero prometedor de seguras realizaciones, a cuyo encuentro Él mismo los acompaña”. Por esto, el Pontífice les invita a escuchar la voz de Dios “que resuena en el corazón de cada uno a través del soplo vital del Espíritu Santo”. Por otro lado, ha recordado que muchos jóvenes están sometidos al chantaje de la violencia y se ven obligados a huir de la tierra natal.
Francisco les recuerda que Jesús les dirige su mirada y les invita a ir hacia Él. “¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino?”, pregunta el Papa a los jóvenes. Y se muestra convencido de que “si bien el ruido y el aturdimiento parecen reinar en el mundo”, esta llamada “continua a resonar en el corazón da cada uno para abrirlo a la alegría plena”. Esto será posible –subraya el Pontífice– en la medida en que, a través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida. Incluso cuando “el camino se encuentre marcado por la precariedad y la caída”, Dios, que es rico en misericordia, “tenderá su mano para levantarlos”.
Asimismo, en su carta, el Santo Padre recuerda a los jóvenes que un “mundo mejor se construye también gracias a ustedes, que siempre desean cambiar y ser generosos”. El Papa les pide que no tengan miedo de escuchar al Espíritu “que les sugiere opciones audaces”, “no pierdan tiempo cuando la conciencia les pida arriesgar para seguir al Maestro”. También la Iglesia –precisa– desea ponerse a la escucha de la voz, de la sensibilidad, de la fe de cada uno; así como también de las dudas y las críticas. Finalmente, el Santo Padre asegura que a través del camino de este Sínodo, los obispos y él mismo quieren “contribuir cada vez más a vuestro gozo”.


Francisco agradece su labor a la policía que trabaja por la seguridad en el Vaticano
Posted by Redaccion on 13 January, 2017



(ZENIT – Ciudad).- El papa Francisco, como tradicionalmente hace al inicio del año, ha recibido a los dirigentes y al personal del inspectorado de seguridad pública en el Vaticano. “Deseo expresar a cada uno de vosotros mi estima y mi vivo reconocimiento por vuestro servicio generoso, que no está privado de dificultades y de riesgos”, ha indicado el Papa en su discurso. Sé que vosotros corréis riesgo –ha observado– y en un cierto sentido, sois los “ángeles de la guarda” de la plaza de San Pedro.
Tal y como ha recordado el Papa, ellos vigilan este peculiar centro de la cristiandad, y otros lugares del Vaticano “con gran preocupación, profesionalidad y sentido del deber”. Y, ha asegurado, “especialmente en estos últimos tiempos, habéis demostrado competencia y valentía en el afrontar los muchos desafíos y los distintos peligros, comprometiéndose con generosidad en la prevención de los delitos”. Por hacer “seguro el acceso de los peregrinos” a la Basílica y a los encuentros con el Sucesor de Pedro, el Santo Padre ha dado las gracias.
Asimismo ha reconocido que “conoce el cansancio” de su trabajo y “los sacrificios que cada día tenéis que afrontar”. Al mismo tiempo que ha manifestado su gran aprecio y ha asegurado que “a menudo pienso con sincero reconocimiento en vosotros y en vuestra preciosa obra”.
Por otro lado, Francisco recordó el Jubileo extraordinario de la Misericordia que en los pasados meses trajo a muchos peregrinos a Roma. También vosotros –ha observado– habéis sido llamados a un mayor compromiso operativo, para que todo se desarrollara con seguridad y serenidad.
Finalmente, Francisco ha deseado que el Señor les proteja en la realización de la tarea que desempeñan en colaboración con las otras Fuerzas de Seguridad italianas y vaticanas.



El Papa en Sta. Marta: Para seguir a Jesús es necesario moverse
Posted by Redaccion on 13 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco, en la homilía de este viernes en la misa celebrada en Santa Marta, ha explicado que la gente puede seguir a Jesús o por interés o por una palabra de consuelo. Haciendo referencia al Evangelio del día, ha indicado que aunque si la pureza de intención es siempre “total”, perfecta, es importante seguir a Jesús, caminar detrás de Él. En esta línea, el Santo Padre ha explicado que la gente estaba atraída por su autoridad, por las “cosas que decía y cómo las decía, se hacía entender”, también “sanaba y mucha gente iba detrás del Él para hacerse entender”. Al mismo tiempo ha observado que Jesús reprochó algunas veces a la gente que lo seguía porque estaba más interesada en una conveniencia que en la Palabra de Dios.
Por otro lado, ha reconocido que el problema más grande eran los que se quedaban “parados”. Los que miraban, estaban sentados, no seguían. “Miraban desde el balcón. No iban caminando en la propia vida: ¡’balconeaban’ la vida! Precisamente allí: ¡no se arriesgaban nunca!”, se ha lamentado el Papa. Solamente “juzgaban”. Eran los puros y no se mezclaba, ha observado. Y cuántas veces también nosotros –ha reconocido el Santo Padre– cuando vemos la piedad de la gente sencilla nos viene a la cabeza ese clericalismo que hace tanto mal a la Iglesia.
Estos, ha proseguido, eran un grupo de parados: esos que estaban allí, en el balcón, miraban y juzgaban. Pero “hay más parados en la vida”. A este punto, Francisco ha hecho referencia a ese hombre que “desde hace 38 años estaba cerca de la piscina: parado, amargado de la vida, sin esperanza” y “digería la propia amargura: también ese es otro parado, que no seguía a Jesús y no tenía esperanza”.
Sin embargo, la gente que seguía a Jesús “corría el riesgo” para encontrarlo, “para encontrar lo que quería”. Y los hombres de la lectura de hoy corrieron el riesgo cuando hicieron el agujero en el techo. “Han arriesgado, pero quería ir donde Jesús”, ha reconocido. De la mismo forma la mujer enferma desde hacía 18 años que quería tocar el borde del manto de Jesús: “corrió el riesgo de sentir vergüenza”. También ha invitado a pensar en la Cananea. Las mujeres –ha reconocido el Papa– arriesgan más que los hombres. “¡Eso es verdad: son más buenas! Y esto debemos reconocerlo!”, ha señalado.
Prosiguiendo la homilía, el Pontífice ha asegurado que seguir a Jesús “no es fácil pero es bonito” y “siempre se arriesga”. Y se encuentra lo que realmente cuenta: “tus pecados son perdonados”. Porque –ha subrayado– detrás de esa gracia que pedimos están las ganas de ser sanados en el alma, de ser perdonados. “Todos nosotros sabemos que somos pecadores. Y por eso seguimos a Jesús, para encontrarlo. Y arriesgamos”, ha precisado.
El Papa ha invitado a preguntarse: “¿Yo corro el riesgo o siempre sigo a Jesús según las reglas de la compañía de seguros?”. Así, ha advertido de que “preocupados por no hacer una cosa u otra, no se sigue a Jesús, sino que se permanece sentados, como estos que juzgaban”.
La fe es, ha explicado el Papa, “encomendarse a Jesús, fiarse de Jesús”.Y de nuevo ha invitado a preguntarse “¿Me fío de Jesús? ¿Encomiendo mi vida a Jesús? ¿Estoy en camino detrás de Jesús, incluso si hago el ridículo alguna vez? ¿O estoy sentado mirando lo que hacen los demás, mirando la vida, o estoy sentado con el alma ‘sentada’ – digamos así – con el alma cerrada por la amargura, la falta de esperanza?”.



Los jóvenes responderán a un cuestionario para preparar el Sínodo del 2018
Posted by Redaccion on 13 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, ha explicado que el término “vocación” debe ser entendido en sentido amplio y se refiere a la amplia gama de posibilidades de realización concreta de la propia vida en la alegría del amor y en la plenitud que deriva del don de sí a Dios y a los otros.
“Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” es el tema elegido para este encuentro que se celebrará en octubre de 2018 en el Vaticano. De este modo, durante la rueda de prensa que ha tenido lugar esta mañana para presentar el Documento Preparatorio de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, ha indicado que el texto ha sido enviado a los consejos de los jerarcas de las Iglesias orientales católicas, a las Conferencias Episcopales, a los dicasterios de la Curia Romana y a la Unión de los Superiores generales y así de se inicio a la fase de consulta de todo el Pueblo de Dios. El objetivo es “recoger informaciones sobre la actual condición de los jóvenes en los varios contextos en los que viven, para poder discernir adecuadamente en vista de la elaboración de la Instrumentum Laboris.
Por otro lado, ha indicado que el cuestionario que se encuentra al final del documento no es un simple “apéndice”. El objetivo de esta parte, que es una novedad, es el de enriquecer a toda la Iglesia dando a conocer las experiencias, a menudo de gran interés que se desarrollan en las distintas regiones del mundo para que puedan ser de ayuda a todos.
Por su parte, monseñor Fabio Fabene, subsecretario del Sínodo de los Obispos, ha reconocido la importancia de involucrar a los jóvenes en la fase preparatoria de la Asamblea sinodal. Porque –ha matizado– el Sínodo no quiere solo interrogarse sobre cómo acompañar a los jóvenes en el discernimiento de su elección de vida a la luz del Evangelio, sino que quiere también escuchar los deseos, proyectos, sueños que tienen los jóvenes para su vida. Del mismo modo, ha añadido que también quieren escuchar las dificultades que encuentran para realizar el proyecto a servicio de la sociedad, en la que piden ser protagonistas activos.
En este horizonte, ha anunciado durante la rueda de prensa, la Secretaría General del Sínodo ha preparado una página web para consultar a los jóvenes a través de un cuestionario sobre sus expectativas y su vida. Está previsto que la página web esté disponible a partir del mes de marzo. Las respuestas al cuestionario serán la base para la elaboración de la Instrumentum Laboris, junto a las contribuciones que llegarán de los organismos interesados.
Finalmente, y como no podía ser de otra manera, dos jóvenes han intervenido para dar su testimonio y agradecer al Santo Padre la elección de este tema. Un joven de 21 años y una joven de 24, ambos estudiantes universitarios y de la misma parroquia romana, han recordado también la importancia de esta “Iglesia en salida” y de ese “ensuciarse las manos” a las que el Papa invita constantemente a los jóvenes y que ellos intentan vivir cada día con su misión en la parroquia y en sus ambientes.
Está previsto –ha informado el cardenal Baldisseri– que las respuestas a este documento lleguen para el próximo mes de octubre. Con este material se preparará la Instrumentum Laboris, que debería publicarse a inicios del año que viene.



El Vaticano presenta el documento preparatorio para el Sínodo sobre los jóvenes
Posted by Rocío Lancho García on 13 January, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La Iglesia ha decidido interrogarse sobre cómo acompañar a los jóvenes para que reconozcan y acojan la llamada al amor y a la vida en plenitud, y también pedir a los mismos jóvenes que la ayuden a identificar las modalidades más eficaces de hoy para anunciar la Buena Noticia. Así se indica en el documento preparatorio del próximo Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre de 2018 con el tema: «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional».
En la introducción del documento –que ha sido presentado hoy a los medios de comunicación— se explica que la vocación al amor asume para cada uno una forma concreta en la vida cotidiana a través de una serie de opciones que articulan estado de vida (matrimonio, ministerio ordenado, vida consagrada, etc.), profesión, modalidad de compromiso social y político, estilo de vida, gestión del tiempo y del dinero, etc. Elecciones, se recuerda, de las que nadie puede eximirse. Por eso, se subraya que “el propósito del discernimiento vocacional es descubrir cómo transformarlas, a la luz de la fe, en pasos hacia la plenitud de la alegría a la que todos estamos llamados”.
Con el Documento Preparatorio se da inicio a la fase de consulta de todo el Pueblo de Dios. El Documento – dirigido a los Sínodos de los Obispos y a los Consejos de los Jerarcas de las Iglesias Orientales Católicas, a las Conferencias Episcopales, a los Dicasterios de la Curia Romana y a la Unión de Superiores Generales – termina con un cuestionario. Además está prevista “una consulta de todos los jóvenes a través de un sitio web, con un cuestionario sobre sus expectativas y su vida.” Las respuestas a los dos cuestionarios constituirán la base para la redacción del Documento de trabajo o Instrumentum laboris, que será el punto de referencia para la discusión de los Padres sinodales.
El documento presentado hoy propone una reflexión articulada en tres pasos. Se comienza “delineando brevemente algunas dinámicas sociales y culturales del mundo en el que los jóvenes crecen y toman sus decisiones, para proponer una lectura de fe”. Posteriormente “se abordan los pasos fundamentales del proceso de discernimiento, que es el instrumento principal que la Iglesia desea ofrecer a los jóvenes para que descubran, a la luz de la fe, la propia vocación”. Por último, “se ponen de relieve los componentes fundamentales de una pastoral juvenil vocacional.”
El primer capítulo “Los jóvenes en el mundo de hoy”, no ofrece un análisis completo de la sociedad y del mundo, “sino que tiene presente algunos resultados de la investigación en el ámbito social útiles para abordar el tema del discernimiento vocacional”.
Mientras que en el segundo capítulo “Fe, discernimiento, vocación” se recuerda que a través del camino de este Sínodo, “la Iglesia quiere reiterar su deseo de encontrar, acompañar y cuidar de todos los jóvenes, sin excepción”. No podemos ni queremos abandonarlos –precisa el documento– a las soledades y a las exclusiones a las que el mundo les expone. De este modo, esta capítulo presenta algunas ideas “con vistas a un acompañamiento de los jóvenes a partir de la fe, escuchando a la tradición de la Iglesia y con el claro objetivo de sostenerlos en su discernimiento vocacional y en la toma de decisiones fundamentales de la vida, desde la conciencia del carácter irreversible de algunas de ellas”.
Finalmente, el documento aborda “La acción pastoral”. El propósito del tercer capítulo es concentrar la atención en lo que “implica tomar en serio el desafío del cuidado pastoral y del discernimiento vocacional”, teniendo en consideración “cuáles son los sujetos, los lugares y los instrumentos a disposición”. En este sentido, se reconoce una inclusión recíproca entre pastoral juvenil y pastoral vocacional, aun siendo conscientes de las diferencias. No se trata de una “panorámica exhaustiva”, sino de “indicaciones que se deben completar sobre la base de las experiencias de cada Iglesia local”.
El documento concluye con el cuestionario, cuyo objetivo es ayudar a los Organismos a quienes corresponde responder a “expresar su comprensión del mundo juvenil” y a “leer su experiencia de acompañamiento vocacional, a efectos de la recopilación de elementos para la redacción del Documento de trabajo o Instrumentum laboris”.
Con el fin de tener en cuenta las diferentes situaciones continentales se han incluido tres preguntas específicas para cada continente.

Leer el documento completo aquí


El Vaticano abre una iglesia para que mendigos duerman durante la ola de frío
Posted by Redaccion on 13 January, 2017



(ZENIT – Roma).- La comunidad de san Egidio, debido a la emergencia por el frío de de estos días, desde el pasado sábado 7 de enero, han abierto la iglesia de San Calixto en Trastevere “para dar asistencia nocturna a las personas de la calle que no tienen otro refugio, hasta que permanezcan las bajas temperaturas”.
Las iglesia y los locales –informa un comunicado distribuido por la oficina de prensa de la Santa Sede– están en zona extraterritorial pero son propiedad de la Santa Sede. La iglesia “es un lugar de culto antiguo, edificado en torno al pozo donde fue martirizado el papa Calixto I, en el 222”. El edificio actual es del siglo XVII. Se trata de una rectoría conectada a la parroquia de Santa María en Trastevere y confiada a la comunidad de San Egidio, que desarrolla ahí las actividad de culto y de catequesis, particularmente para los ancianas y las personas con discapacidad.
Son unas 30 las personas, italiano y extranjeros que normalmente viven por la calle, las que actualmente son hospedadas por la noche y en la iglesia y los locales. El espacio habilitado está climatizado y provisto de camas, mantas y servicio higiénicos. Las personas acogidas pueden cenar desde las 19.00 en adelante, un comedor cercano y acceden a la iglesia entre las 20.00 y las 22.00. Por la mañana dejan el lugar en torno a las 8.00.
La acogida “está garantizada por los voluntarios de la comunidad de San Egidio que están presentes durante todo el horario de apertura y, por turno, también durante la noche”.
Además, a cada uno se le asigna y voluntario que busca soluciones ya sus necesidades materiales y de salud. En los días sucesivos a las primera acogida se buscan donde es posible situaciones de acogida más estables.



Riesgos del Testigo
Posted by Enrique Díaz Díaz on 13 January, 2017



Isaías 49, 3.5-6: “Te hago luz de las naciones para que todos vean mi salvación”
Salmo 39: “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad”
Corintios 1, 1-3: “A todos ustedes Dios los santificó en Cristo Jesús y son su pueblo santo”
San Juan 1, 29-34: “Éste es el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”
“Me siento culpable. Me mata el remordimiento, aunque después me calmo y trato de tranquilizarme diciendo que yo no tuve la culpa y no podía hacer nada”. En este ambiente de injusticia, de corrupción y de violencia, muchos de nuestros pueblos buscan hacer justicia por su propia mano, pero en el anonimato y el enardecimiento se han cometido graves crímenes contra personas inocentes. Así sucedió en uno de nuestros pueblos. Acusaron a un joven de ladrón, se exaltaron los ánimos y terminaron linchándolo. Nadie ha sido acusado como culpable y todos lo son. Con nubes de olvido y falsas justificaciones se trata de borrar el acontecimiento pero queda el dolor, surgen los remordimientos. “Quizás yo pude hacer algo, pero todos gritaban, insultaban y nadie hacía caso. La gente está muy enojada por todas las mentiras y las injusticias y busca revanchas y desquites. Si decía algo, también a mí me linchaban. Era muy peligroso defenderlo aunque yo sabía que no era culpable”, me dice uno de los testigos. Es la realidad: ¡Es peligroso ser testigo de la verdad!
El creyente ante todo es testigo del amor de Dios. Un testigo que lleva luz, que se compromete, que se arriesga y que se dona plenamente. Desde muy distintos ángulos, las tres lecturas bíblicas de este domingo se centran en el testimonio. El profeta Isaías nos presenta a Dios dando testimonio sobre su Siervo, a quien presenta como “luz para todas las naciones” y portador de la salvación universal (Is 49, 3-6). Pablo se autoproclama “apóstol de Jesucristo”, testigo, cuando inicia su carta a la ciudad de Corinto; y Juan el Bautista nos ofrece su espléndido testimonio sobre Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, como el Ungido por el Espíritu Santo y como el Hijo de Dios. ¿Ser testigo es solamente decir unas cuantas palabras sobre alguien? No, va mucho más allá y quizás en eso estemos fallando nosotros los cristianos: somos bautizados, estamos en algunas celebraciones, llevamos un nombre cristiano, pero no somos testigos de Jesús. El sentido bíblico del testigo no se queda en palabras de presentación o reconocimiento, comporta vivir una experiencia de encuentro con Dios, transformar la propia vida y después, solamente después, transmitir esa experiencia, más con la vida que con las palabras. La fe en Jesucristo se inserta en el corazón y nos empuja a un compromiso concreto con los demás.
Cuando Juan nos presenta a Jesús y da su testimonio sobre “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, no solamente nos ofrece una bella y profunda declaración. Es el reconocimiento de Cristo en una de sus más profundas y fuertes presentaciones. Desde la liberación del pueblo israelita de la esclavitud de Egipto, el Cordero se convierte en un símbolo de liberación, como la sangre que salva y libera; pero la misma imagen también implica el sentido de cargar los pecados y responsabilidades del pueblo. Así el Cordero es el que carga los pecados, el que vence al pecado, el que se hace pecado y da la verdadera libertad. Juan el Bautista lo intuye en su interior y se arriesga a dar testimonio. No se trata simplemente de declarar, se trata de ser testigo, y “el más grande de los profetas” da un testimonio y lleva hasta las últimas consecuencias esta declaración: denuncia el pecado, busca liberar del pecado, sin importar las consecuencias. El gran pecado de los creyentes de ahora, es que nos conformamos con “profesar” una fe pero no la llevamos a los compromisos y consecuencias. Hemos encontrado una rara manera de hacer compatibles la fe y las estructuras de pecado.
Con frecuencia nos hemos olvidado de algo que es medular en el Evangelio de Jesús. El pecado no es solamente algo que debe ser perdonado, sino algo que debe “ser quitado” y arrancado de nuestra sociedad. Jesús se nos presenta como alguien que quita el pecado del mundo. Alguien que no solamente ofrece el perdón, sino también la posibilidad de vencer el pecado, la injusticia y el mal que se apodera de los seres humanos. Es quitar toda estructura de pecado y de injusticia. Creer en Jesús no sólo consiste en abrirse al perdón de Dios. Ser testigo de Jesús es comprometerse en su lucha y su esfuerzo por quitar el pecado que domina a hombres y mujeres, y todas sus desastrosas consecuencias.
Con gran escándalo podemos comprobar la terrible incongruencia de países y continentes cristianos pero llenos de injusticias, miseria y corrupción. Ser verdaderos testigos de Jesús no puede quedar restringido a unas prácticas piadosas, se manifiesta en la vida cotidiana, en el compromiso político, en la lucha contra las estructuras de muerte. Sobre todo nos exige que seamos testigos en nuestro compromiso con los más pobres, sólo así seremos testigos de Jesús ya que siempre lo encontramos de un modo especial en los pobres, afligidos y enfermos… Por eso declara el Papa Francisco: “Es indispensable prestar atención para estar cerca de nuevas formas de pobreza y fragilidad donde estamos llamados a reconocer a Cristo sufriente, aunque eso aparentemente no nos aporte beneficios tangibles e inmediatos… ¿Dónde está tu hermano esclavo? No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad en cada situación injusta, en el silencio cómplice… ¡La pregunta es para todos! En nuestras ciudades está instalado este crimen mafioso y aberrante, y muchos tienen las manos preñadas de sangre debido a la complicidad cómoda y muda” (EG). Ser testigo comporta riesgos que debemos asumir con valentía y verdad.
Este día es una muy buena ocasión para reflexionar, no solamente sobre el pecado personal que queda en la conciencia de cada individuo, tendremos que tomar conciencia también del pecado estructural que invade y destruye nuestra sociedad. Nuestra adhesión a Jesús nos debe llevar a ser testigos comprometidos en la construcción de su Reino, de la misma forma que Juan el Bautista que se convierte en profeta de la justicia. Ojalá nos cuestionemos y no nos acomodemos a un mundo de injusticia y de desprecio por los más débiles.
¿Cómo somos testigos de Jesús en el mundo? ¿A qué nos compromete el encuentro con Jesús en cada una de nuestras celebraciones, sacramentos o reuniones? ¿Cómo descubrimos a Jesús en los más pobres y cómo nos compartimos con Él?
Padre Bueno y Misericordioso, que con amor gobiernas los cielos y la tierra, escucha paternalmente las súplicas de tu pueblo y concédenos la gracia de ser testigos de un Reino posible en medio de nosotros: un reino de Justicia y de Paz. Amén.


Beato Pedro Donders – 14 de enero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 13 January, 2017



(ZENIT – Madrid).- Si toda vida santa lleva consigo dosis inconmensurables de magnanimidad, algunas, como la de Pedro Donders, parecen superar lo imaginable por las circunstancias en las que discurrieron y la fortaleza que mostraron en todo instante, sosteniendo las bridas de una fe que les hizo acreedoras por derecho propio de la promesa de Cristo: «El que cree en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún» (Jn 14, 12).
Este apóstol de los leprosos, de los indios, de los cimarrones, y de otros pueblos nació el 27 de octubre de 1809 en la aldea de Heikant, cerca de Tilburg en el Brabante holandés. Antes de su nacimiento, su padre, que había contraído matrimonio en terceras nupcias, había perdido dos hijos. Una hermana de Pedro falleció a la edad de 14 años y otro hermano nació inválido. El futuro beato sobrevivió, pero tuvo una frágil salud toda la vida. A los 6 años, perdió a su madre. Su familia era muy pobre y a los 12 años tuvo que ponerse a trabajar para ayudarla. Al tiempo que crecía en medio de la penuria, se acrecentaba su anhelo de ser sacerdote. Sus gestos evidenciaban una gran vocación; pronto se convirtió en un aliado del párroco quién lo nombró catequista. Al menos por una vez, su delicada salud le ayudó a cumplir su sueño, ya que aquélla le impidió realizar el Servicio Militar, dejándole el campo libre para el sacerdocio.
Fue una vocación tardía y algunos rasgos de su torpeza, surgidos en el día a día, suscitaban burlas entre los seminaristas. Sin embargo, su afabilidad y humildad pronto fue advertida por ellos y lo acogieron con afecto y respeto. Cuando tenía 29 años, el rector del Seminario, que veía en él inclinación a las misiones, le animó a seguir la vida religiosa. El camino fue arduo en verdad. Cerradas las puertas de los seminarios de su país por orden del rey, acudió a los jesuitas, a los franciscanos y a los redentoristas belgas de Sint Truiden. Ninguno lo admitió, ni siquiera éstos últimos. En su contra alegaban sus pocas luces o la edad. Sin embargo, tres décadas más tarde se convirtió en redentorista.
El 15 de junio de 1841 fue ordenado sacerdote. Y conoció el trabajo de los redentoristas holandeses en Tilburg, su pueblo natal. No tenía duda: ese era su camino. Partió a misiones en 1842. Llegó a Paramaribo (Surinam, Guayana Holandesa), en una larga travesía de casi cuatro meses, que estuvo plagada de dificultades, aunque no mayores que las que halló en su destino. Desde el primer día dedicó su vida a rescatar de sus muchas miserias y bajos instintos (prostitución, pobreza, promiscuidad, alcoholismo, etc.), a personas de toda clase y condición, blancos y negros, colonos y esclavos, así como atender a muchos leprosos en medio de un clima tropical de gran dureza.
Para combatir tanta inmoralidad e indiferencia tuvo dos pilares: la oración y la recepción de la Eucaristía, junto a un denodado esfuerzo personal. En él se incluye el aprendizaje de los idiomas nativos con objeto de transmitir la fe a los indios de Surinam. Sería también apóstol de los leprosos de Batavia durante 27 años. «Era la destrucción más grande en cuerpos vivos humanos que jamás yo he visto», hizo notar el médico van Hasselaar. Al beato le «parecía más una pocilga que una morada humana». Acondicionó el lugar con suelo de madera y camas en las chozas, y trató de devolver la dignidad a todos. Fueron años de mucho sufrimiento entre los esclavos negros: «El trabajo entre los negros cimarrones no va bien. También la adversidad y la cruz vienen de Dios, y nada se realiza sin la cruz», escribiría.
Con 74 años se retiró en Paramaribo, donde vivió años felices. Sus hermanos bromeaban sobre su avanzada edad al ingresar en la Congregación: «cada día me doy más cuenta de cuán grande es la felicidad de la vocación en esta Congregación y en convivencia con los hermanos». A los ocho meses fue trasladado a Coronie, siendo intervenido del riñón varias veces en los dos años que pasó allí. A los 77 años tuvo que regresar a Batavia por enfermedad del capellán. Otro año de trabajo con los leprosos, indios y negros, sanando cuerpos y almas, enterrando, confesando, predicando y enseñando con pedagógica creatividad; utilizaba dibujos, láminas y otros recursos. Ese fue su acontecer, sin tener en cuenta edad ni estado de salud, hasta que el Padre le llamo junto a sí el 14 de enero de 1887. Dos días antes, agravada su nefritis, para la que no se le suministró medicamentos, pidió al P. Bekkers: «ten aún un poco de paciencia. Moriré el viernes a las tres». Y así sucedió. Dejó este mundo tras una larga vida de oración continua, de incesante trabajo y mucho sufrimiento, rodeado de los abandonados a los que se entregó en una acción física y espiritual imponente. Fue beatificado por Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982.