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El Papa: “La actitud antisemítica es contraria en todo a los principios cristianos”

RV | 09/02/2017


 

“Los animo a poner a disposición los medios para una vida digna, promover la cultura y favorecer en todas partes la libertad de culto, también protegiendo a los creyentes y las religiones de toda manifestación de violencia e instrumentalización, son los mejores antídotos contra el surgir del odio”, lo dijo el Papa Francisco a los miembros de la Delegación de la Anti-Defamation League, Organización Internacional contra la difamación de los judíos, a quienes recibió en Audiencia en el Vaticano.

En su discurso, el Santo Padre recordó los anteriores encuentros de sus Predecesores con los miembros de esta Organización que, mantiene relaciones con la Santa Sede desde el tiempo del Concilio Vaticano II. “Me alegra que estos contactos hayan ido intensificándose – afirmó el Pontífice – como bien han subrayado, nuestro encuentro es un ulterior testimonio, así como del compromiso común, de la fuerza benéfica de la reconciliación, que sana y transforma las relaciones”. Por ello, agregó el Papa, damos gracias a Dios, que ciertamente se alegra viendo la amistad sincera y los sentimientos fraternos que hoy animan a Judíos y Católicos.

Recordando su visita al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en julio del año pasado, el Sucesor de Pedro señaló que, “no existen palabras, ni pensamientos adecuados ante semejantes horrores de la crueldad y del pecado; existe la oración, para que Dios tenga piedad y para que tales tragedias no se repitan”. Por esto, dijo el Papa, continuémonos ayudándonos los unos a los otros, para conseguir un futuro de auténtico respeto por la vida y por la dignidad de todo pueblo y de todo ser humano.

“Lamentablemente, la actitud antisemítica, que nuevamente deploro, en todas sus formas – precisó el Pontífice – como contrario en todo a los principios cristianos y a toda visión que sea digna del hombre, es todavía hoy difundida”. En este sentido, dijo, reafirmo que “la Iglesia Católica hace todo lo posible por colaborar con nuestros amigos Judíos, para repeler toda tendencia antisemita”.

Hoy más que en el pasado, subrayó el Papa Francisco, la lucha al antisemitismo puede servirse de instrumentos eficaces, como la información y la formación. “Al respecto, les agradezco por su labor y porque acompañan a la lucha contra la difamación el compromiso a educar, a promover el respeto de todos y a proteger a los más débiles. Cuidar el sagrado tesoro de toda vida humana, desde el concebimiento hasta su fin, tutelando la dignidad, es la mejor vía para prevenir toda forma violenta”. Ante tanta violencia que se expande en el mundo, advirtió el Obispo de Roma, estamos llamados a algo más de no-violencia, que no significa pasividad, sino promoción activa del bien. “De hecho, si es necesario extirpar la hierba del mal, es todavía más urgente sembrar el bien: cultivar la justicia, acrecentar la concordia, sostener la integración, sin cansarse jamás; sólo así se podrán recoger frutos de paz”. Los animo a esto, concluyó el Papa, con la convicción que poner a disposición los medios para una vida digna, promover la cultura y favorecer en todas partes la libertad de culto, también protegiendo a los creyentes y las religiones de toda manifestación de violencia e instrumentalización, son los mejores antídotos contra el surgir del odio.

 

Texto completo del discurso del Papa Francisco

Queridos amigos,

Les doy una calurosa bienvenida y les agradezco por las corteses palabras que me han dirigido. Ya mis predecesores San Juan Pablo II y Benedicto XVI han recibido delegaciones de su organización, que mantiene relaciones con la Santa Sede desde el tiempo del Concilio Vaticano II. Me alegra que estos contactos hayan ido intensificándose: como bien han subrayado, nuestro encuentro es un ulterior testimonio, así como del compromiso común, de la fuerza benéfica de la reconciliación, que sana y transforma las relaciones. Por esto damos gracias a Dios, que ciertamente se alegra viendo la amistad sincera y los sentimientos fraternos que hoy animan a Judíos y Católicos; así con el Salmista podemos también nosotros repetir: «¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos! […] Allí el Señor da su bendición, la vida para siempre» (Sal 133,1.3).

Si la cultura del encuentro y de la reconciliación genera vida y produce esperanza, la no-cultura del odio siembra muerte y cosecha desesperación. El año pasado he visitado el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. No existen palabras y pensamientos adecuados ante semejantes horrores de la crueldad y del pecado; existe la oración, para que Dios tenga piedad y para que tales tragedias no se repitan. Por esto, continuamos ayudándonos los unos a los otros, como lo auguraba el Santo Padre Juan Pablo II, «Ojalá que permita a la memoria cumplir su papel necesario en el proceso de construcción de un futuro en el que la inefable iniquidad de la Shoah no vuelva a ser nunca posible» (Mensaje con motivo de la publicación del documento “Nosotros recordamos: una reflexión sobre la Shoah”, 12 de marzo de 1998): un futuro de auténtico respeto por la vida y por la dignidad de todo pueblo y de todo ser humano.

Lamentablemente, la actitud antisemítica, que nuevamente deploro, en todas sus formas, como contrario en todo a los principios cristianos y a toda visión que sea digna del hombre, es todavía hoy difundida. Reafirmo que,  «la Iglesia Católica hace todo lo posible por colaborar con nuestros amigos Judíos, para repeler toda tendencia antisemita» (Comisión para las relaciones religiosas 
con el judaísmo, “Los dones y la llamada de Dios son irrevocables”, 47).

Hoy más que en el pasado, la lucha al antisemitismo puede servirse de instrumentos eficaces, como la información y la formación. Al respecto, les agradezco por su labor y porque acompañan a la lucha contra la difamación el compromiso a educar, a promover el respeto de todos y a proteger a los más débiles. Cuidar el sagrado tesoro de toda vida humana, desde el concebimiento hasta su fin, tutelando la dignidad, es la mejor vía para prevenir toda forma violenta. Ante tanta violencia que se expande en el mundo, estamos llamados a algo más de no-violencia, que no significa pasividad, sino promoción activa del bien. De hecho, si es necesario extirpar la hierba del mal, es todavía más urgente sembrar el bien: cultivar la justicia, acrecentar la concordia, sostener la integración, sin cansarse jamás; sólo así se podrán recoger frutos de paz. Los animo a esto, con la convicción que poner a disposición los medios para una vida digna, promover la cultura y favorecer en todas partes la libertad de culto, también protegiendo a los creyentes y las religiones de toda manifestación de violencia e instrumentalización, son los mejores antídotos contra el surgir del odio.

Les agradezco también por el dialogo que, en diversos niveles, mantienen con la Iglesia Católica. Sobre el común empeño y sobre nuestro camino de amistad y de confianza fraterna invoco la bendición del Omnipotente: en su bondad nos acompañe y nos ayude a llevar frutos de bien. ¡Shalom alechem!

(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)