Profundización \ Espiritualidad

Nota Eclesial: María consoladora de los afligidos

RV | 11/02/2017


 

La mirada de la Virgen María custodia y consuela a los enfermos, ella que es consoladora de los afligidos atiende con la misma compasión de su Hijo a quienes unen sus dolores a los sufrimientos de Cristo en la cruz. En la Virgen Madre sus hijos encuentran el amor maternal que acompaña en la enfermedad.

Para la XXV Jornada Mundial del Enfermo el Santo Padre nos invita a reflexionar con las palabras de la Virgen María y su asombro por las obras que Dios realiza: «El Poderoso ha hecho obras grandes por mí…» (Lc 1,49), que son manifestación de la presencia de Dios que no descarta, sino que incluye a los más humildes.

“Me gustaría animar a todos los enfermos, a las personas que sufren, a los médicos, enfermeras, familiares y a los voluntarios a que vean en María, Salud de los enfermos, a aquella que es para todos los seres humanos garante de la ternura del amor de Dios y modelo de abandono a su voluntad; y a que siempre encuentren en la fe, alimentada por la Palabra y los Sacramentos, la fuerza para amar a Dios y a los hermanos en la experiencia también de la enfermedad”, expresa el Papa Francisco en su mensaje.

La Virgen que es testigo de las grandes maravillas de Dios se hace mediadora del consuelo de Dios, y del poder sanador de la misericordia de su Hijo Jesucristo. Explica el Pontífice que “la mirada de María, Consoladora de los afligidos, ilumina el rostro de la Iglesia en su compromiso diario en favor de los necesitados y los que sufren. Los frutos maravillosos de esta solicitud de la Iglesia hacia el mundo del sufrimiento y la enfermedad son motivo de agradecimiento al Señor Jesús, que se hizo solidario con nosotros, en obediencia a la voluntad del Padre y hasta la muerte en la cruz, para que la humanidad fuera redimida. La solidaridad de Cristo, Hijo de Dios nacido de María, es la expresión de la omnipotencia misericordiosa de Dios que se manifiesta en nuestras vidas”.

María consoladora de los afligidos, ayude a vivir la voluntad de Dios y la salud corporal y espiritual de nuestros hermanos enfermos. Oremos junto a Francisco: “María, Madre nuestra, que en Cristo nos acoges como hijos, fortalece en nuestros corazones la espera confiada, auxílianos en nuestras enfermedades y sufrimientos, guíanos hasta Cristo, hijo tuyo y hermano nuestro, y ayúdanos a encomendarnos al Padre que realiza obras grandes”. Amen.

P. Johan Pacheco para RADIO VATICANA

@padrejohan