Servicio diario - 14 de febrero de 2017


 

El Papa en Sta. Marta: para evangelizar sirve coraje, sin olvidar la humildad y la oración
Posted by Redaccion on 14 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Las características que distinguen a los grandes heraldos que difundieron el cristianismo en el mundo son: coraje, humildad y oración. Lo indicó este martes el papa Francisco en la homilía de la misa diaria que celebró en la residencia Santa Marta, hoy inspirada a la liturgia de los santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa y que hoy la Iglesia festeja.
Los santos Cirilo y Metodio fueron ‘sembradores de palabra’ además de ‘misioneros y verdaderos heraldos’ para formar al pueblo de Dios, hermanos intrépidos que fortalecieron a Europa, de quien son patronos.
El Santo Padre precisó que la primera característica del enviado que lleva la palabra de Dios es la “franqueza” que incluye “fuerza y coraje”. Vale a decir que la Palabra de Dios no es una propuesta más: “bueno, si te gusta…”. O una idea filosófica o moral buena, sino que debe ser propuesta con franqueza, con fuerza para que la Palabra penetre -como dijo Pablo- hasta los huesos.
Quien no tiene el coraje espiritual en el corazón es porque no está enamorado de Jesús, porque de allí viene el coraje. Se podrá decir alguna cosa moral, filantrópica, pero no se llevará la palabra de Dios. Porque “solo la Palabra de Dios proclamada con franqueza, con coraje es capaz de formar al pueblo de Dios”.
El Evangelio del día señala “Recen por lo tanto al Señor de la mies, para que envíe operarios a su mies”, o sea, indica el Papa, además del coraje es necesaria la oración.
“La palabra de Dios –prosigue Francisco– va proclamada junto a la oración. Siempre. Sin oración uno podrá hacer una hermosa conferencia, una bella lección: buena, buena, pero no es la Palabra de Dios”. Porque la oración hace que “el Señor riegue esta semilla para que brote”.
Una tercera condición señalada en el evangelio es que el Señor envía a los discípulos como corderos en medio a los lobos. O sea que “el verdadero predicador es aquel que es consciente de ser débil, que sabe no poder defenderse por sí mismo”. Y el Santo Padre cita a san Crisóstomo que reflexiona: ‘Si no vas como cordero, pero como lobo entre los lobos, el Señor no te protege, defiéndete solo”. Así recordó que supo de uno que “se vanagloriaba de predicar bien la Palabra de Dios y se sentía un lobo”. Y después de una hermosa predicación “fue a confesar y encontró a un ‘pez gordo’, a un gran pecador”. Este confesor “inició a llenarse de vanidad” y cuando le preguntó al pecador qué parte de sus palabras le habían tocado más, señalo: “Pasemos a otro tema”. Francisco indicó que no sabe si sea una historia verdadera, pero la cosa segura es que “se termina mal” si uno “se siente seguro de sí no como un cordero a quien el Señor defenderá”.
El Santo Padre concluyo su homilía invocando a los santos Cirilo y Metodio, para que nos ayuden para proclamar la palabra de Dios como hicieron ellos.


Francisco envía su bendición al pueblo costarricense – Entrevista –
Posted by Sergio Mora on 14 February, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco recibió este lunes en el Vaticano a los obispos de Costa Rica, en visita ad límina. Al término de la audiencia el Santo Padre envió su saludo y bendición al pueblo costarricense.
Lo reveló al ZENIT el presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica y obispo de Puntarena, Oscar Fernández Guillén, asegurando que el encuentro ha sido “formidable” porque “hemos visto a un ser humano sin autoritarismo ni poses principescas, sino a un hombre bondadoso que con solo sus gestos transmite bondad, paz y sabiduría”.
Cada obispo presentó un cuadro general de su diócesis, dijo Mons. Fernández, desde el punto de vista pastoral, pero también socioeconómico. Y si bien los obispos “traíamos una visión panorámica general de la situación del país concordada por la Conferencia episcopal, el Papa en el curso de la conversación fue pidiéndonos diversos temas”.
Uno de los consejos que el Pontífice les dio es: “Pídanle a los sacerdotes cercanía a la gente, buen trato a la gente”. O sea que tratemos trabajar para desterrar el clericalismo, esa concepción –es mi interpretación– ve al laico como una persona inferior, y el Papa no quiere nada de eso, sino una iglesia fraternal. Y esto lo hemos escuchado mucho viendo sus gestos y su mensaje”.
El presidente de la Conferencia episcopal reconoció que “uno debe luchar contra sí mismo para superar vestigios que hayan quedado en ese sentido”, si bien “los sacerdotes en Costa Rica y en América Latina no es que sean perfectos pero tienen una actitud de misioneros, de anunciar el Evangelio”.
En el saludo el Papa señaló dos puntos: la situación del país deteriorada por el narcotráfico, sobre todo por el ‘narconegocio’ que está tomando muchísima valencia, causando dos o más asesinatos por mes y se ha extendido en todo el país. Indicó que en Costa Rica “hay consumo pero sobre todo la droga pasa hacia otros lugares”.
Señaló una caída en la visión económica que el país ha tenido en las últimos tiempos, porque “en las décadas pasadas el bien social era el gran proyecto objetivo del sistema económico”. Ahora en cambio –consideró– con la economía de mercado “no se piensa en la equidad”. Incluso, aunque haya crecido el ingreso pro capite esta riqueza no llega a los cuatro millones de costarricenses. Pero sí crece la violencia, y esto afecta el genio de las personas, dijo.
Sobre los migrantes los obispos le han hablado al Santo Padre, explicando que las condiciones geopolíticas del país favorecen su llegada o como paso a otros destinos.
“En los meses atrás ha habido mucha migración de cubanos hacia Estados Unidos. Ellos se encontraron que el gobierno de Nicaragua cerró las fronteras y por ello tuvieron que establecerse el Costa Rica; allí el gobierno les trató muy bien así como las comunidades parroquiales que han sido muy generosas”.
Ellos llegan a Ecuador y otros países y se encaminan hacia el norte, indicó. “En muchísimos casos llegan a Costa Rica con los llamados ‘coyotes’ o sea los traficantes de personas que por dinero les llevan escondidos, con el propósito de ir con el mismo sistema a Estados Unidos”.
Recordó que a estos migrantes cubanos “el Papa se dirigió cuando estaban pasando el peor momento”. A ellos se suman cantidad de haitianos y de otros países, dijo, y añadió que ese flujo no ha terminado aún.
Interrogado por lo que se refiere a un viaje apostólico del papa Francisco, el presidente de la Conferencia Episcopal aseguró que “la invitación ya estaba hecha y ahora la hemos reiterado”.


Cuaresma 2017: los ejercicios espirituales del Papa son en marzo con la Curia romana
Posted by Redaccion on 14 February, 2017



(ZENIT – Roma).- La pasión, muerte y resurrección de Jesús según el Evangelio de san Mateo serán el tema central de los ejercicios espirituales a los que participará el papa Francisco del 5 al 10 de marzo, junto a los miembros de la Curia romana.
El retiro se realizará del 5 al 10 de marzo en la Casa Divin Maestro en la localidad de Ariccia, a pocos kilómetros de Roma. Lo indica el diario vaticano L’Osservatore Romano, precisando que el predicador este año será el padre franciscano, Giulio Michelini, de 53 años de edad, sacerdote de los frailes menores.
El predicador concluyó los estudios universitarios en el Instituto teológico de Asís donde actualmente es docente, y obtuvo el doctorado en la Universidad Gregoriana. En Jerusalén frecuentó cursos al Bat Kol Institute.
Los ejercicios inician el 5 de marzo por la tarde con una adoración eucarística y la recitación de las vísperas. Los días sucesivos comenzarán con la santa misa a las 7,30 de la mañana seguida a las 9,30 por una primera meditación.
A las 16 será la segunda meditación a continuación de la cual será la adoración eucarística y las vísperas. En la jornada final, el viernes 10 está en programa una sola meditación.
La confesión de Pedro y el camino de Jesús hacia Jerusalén es el tema que abrirá la reflexión del domingo 5, y que será la introducción del ciclo de ejercicios. Le siguen la oración en el Huerto de los Olivos, el arresto de Jesús y el inicio de la pasión; el pan y el cuerpo, el vino y la sangre de Jesús; la oración den Getsemani y el arresto de Jesús; Judas y el campo de la sangre; el proceso romano, la mujer de Pilatos y los sueños de Dios; la muerte del Mesías; la sepultura y el sábado de Jesús; la tumba vacía y a resurrección.
En el período de retiro, como de costumbre se suspenden las audiencias privadas y especiales, incluida la audiencia general de los miércoles. Se confirma también este año como sede, la casa Divin Maestro en la localidad de Ariccia, gestionada por los palotinos.


Llega ‘Omnis Terra’ la revista de cultura y misión de las Obras Misionales Pontificias
Posted by Redaccion on 14 February, 2017



(ZENIT – Roma).- La revista “Omnis Terra” de cultura, misión y análisis de noticias editada por los Secretariados internacionales de las Obras Misionales Pontificias vuelve a lanzarse en edición digital que partir de hoy puede ser consultada on-line en la web: http://omnisterra.fides.org o desde la pagina principal del sitio web de la Agencia Fides (www.fides.org) que se encarga de la publicación a través de su equipo de redacción.
Lo indicó la agencia de noticias Fides, precisando que “Omnis Terra” nació en 1961 en francés, como boletín interno del Secretariado Internacional de la Pontificia Unión Misional (PUM).
“Eran los años del despertar primaveral de la identidad misionera de toda la Iglesia y en los albores del Concilio Ecuménico Vaticano II, la Iglesia, los Padres del Concilio, comenzaron a tomar conciencia de que la misión no era solo para unos pocos, es decir, sólo para los misioneros”, dice el padre Fabrizio Meroni, PIME, Secretario General de la PUM y Director de “Omnis Terra”.
Hoy “Omnis Terra” vuelve a proponerse a los lectores en una fase experimental que, durante el 2017, contará con la publicación de tres números. En su versión multilingüe en línea, la revista vuelve con la “intención de dar a conocer las riquezas de la experiencia cristiana y de la reflexión teológica, espiritual, misionera y pastoral de las Iglesias particulares, de sus centros de estudio e investigación, dispersos por el mundo”.
Entre los artículos que pueden consultarse en el primer número están, la apertura dedicada a “Silence, Scorsese y la misión en la Iglesia” que, dentro de la sección “Cultura y arte”, presenta un análisis de la obra maestra del cine “Silence” y del libro en el que se ha inspirado. En la sección “Religión y Sociedad”, se encuentra una contribución del Imam Ataul Wasih Tariq sobre el tema “El Islam, religión de paz” y uno dedicado a la política del gobierno australiano sobre los solicitantes de asilo. La sección “Mundo, Tierra, Pueblos” se centra en África con dos artículos sobre los conflictos en Sudán del Sur y Kivu. La crisis de refugiados en México y la crisis sanitaria en Madagascar integran la sección “Familia y desarrollo”, mientras que la revista se cierra con una sección dedicada a la reflexión teológica y otra a los testimonios.
El primer número de “Omnis Terra”, se ha enriquecido gracias a un servicio fotográfico titulado “Lo sacro, más allá de los confines”, firmado por Monika Bulaj, una foto-reportera polaca que viaja desde hace años “por las sagradas periferias de las gentes del Libro”, explorando “lugares y momentos donde judíos, cristianos y musulmanes revelan su pertenencia común”. Un sugestivo viaje en imágenes a través de “gestos, ropas, luces, recorridos que revelan similitudes entre las religiones monoteístas, y muestran toda la potencia de un sólo Verbo”.


Los jesuitas en su Anuario 2017 subrayan su compromiso con los indígenas
Posted by Redaccion on 14 February, 2017



(ZENIT – Roma).- El Anuario 2017 publicado por la Curia generalicia de la Compañía de Jesús en Roma, este año subraya el compromiso de los jesuitas con las comunidades y culturas indígenas. En el mismo, que puede ser visto on-line, da a conocer su labor en todo el mundo.
El Anuario con unas 150 páginas, inicia con la frase “El mundo es nuestra casa”, de Jerónimo Nadal, uno de los primeros jesuitas y se edita en inglés, español, francés, alemán e italiano, y se distribuye en todas las provincias de la Compañía de Jesús.
En el mismo se incluyen testimonios de jesuitas que trabajan en los más recónditos rincones del mundo apoyando a los más débiles, como las causas de los pueblos aborígenes en Australia; las comunidades campesinas de Bolivia; las culturas e identidades tribales de la India; con la población de Guyana; en las islas de Jeju (Corea del Sur) y Okinawa (Japón); o en Zimbabue.
El sacerdote jesuita Chrispen Matsilele, señala que el Anuario indica que los pueblos indígenas “nos llaman e invitan a una reflexión más profunda, sobre lo que significa estar en las periferias, y optar por los pobres, no como mesías, sino como compañeros de peregrinación, haciendo camino”.
El Anuario subraya que san Ignacio de Loyola envió a los jesuitas fuera de las fronteras, al nuevo mundo, “a anunciar al Señor a los pueblos y culturas que aún no lo conocían” y refleja la manera en que este envío se actualiza hoy, 470 años después.


Domingo VII del Tiempo Ordinario
Posted by Antonio Rivero on 14 February, 2017



Ciclo A
Textos: Levítico 19, 1-2.17-18; 1 Corintios 3, 16-23; Mateo 5, 38-48
P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor de Humanidades Clásicas en el Centro de Noviciado y Humanidades y Ciencias de la Legión de Cristo en Monterrey (México).
Idea principal: La caridad es el distintivo, signo, señal y seña del seguidor de Cristo.
Resumen del mensaje: El único y nuevo mandamiento que Cristo nos dejó fue la caridad. En esto nos jugamos la santidad y la perfección (primera lectura y evangelio). En el Antiguo Testamento el amor al prójimo tenía una medida: “como a ti mismo”. La motivación profunda de nuestro amor al prójimo es porque el Espíritu de Dios habita en el hermano (segunda lectura), redimido por Cristo. Para Cristo este mandamiento de la caridad va más allá de la justicia humana equilibrada o ley del talión, hasta la paradoja de “presentar la otra mejilla, amar al enemigo y rezar por los que nos persiguen” (evangelio). Cristo es el espejo en donde mirarnos para vivir la caridad.
Puntos de la idea principal:
En primer lugar, para poder vivir esta caridad tenemos que mirar el primer modelo, el Dios lleno de misericordia, encarnado en Cristo, que entregó nada menos que su vida como muestra de su amor. Dios en Cristo amó a todos, sin distinción de razas, lengua y color. Dios ya desde el Antiguo Testamento es un Dios paciente y misericordioso con su pueblo infiel a la alianza, idólatra. Y en el Nuevo Testamento ese Dios se hizo hombre en Cristo, para revestirse de nuestra carne y así podamos nosotros “tocar su carne” en la persona del pobre y necesitado, como dice el Papa Francisco. Esa caridad fue infundida por Dios el día del bautismo, como semilla que debemos regar, abonar y hacer fructificar.
En segundo lugar, viviendo esta caridad imitamos en cierto sentido la santidad de Dios (primera lectura). Viviendo la caridad, construimos la comunidad que es un templo de Dios, como nos dice san Pablo en la segunda lectura, unidos en Cristo. Viviendo esta caridad sabremos también corregir fraternalmente al hermano cuando quiera ir por malos caminos (primera lectura) y ofrecerle una palabra oportuna, no desde la agresividad, sino desde el amor. Amar no significa cruzarse de brazos.
Finalmente, esa caridad comienza por casa, con los más cercanos, que son los que más motivos y ocasiones nos dan de practicarla: en la familia, en el equipo de trabajo, en la comunidad religiosa y en la parroquial. No dar importancia a pequeñeces, sobre las que discutimos a veces perdiendo el humor y la paz. Esa caridad no con palabras bonitas o con teorías, sino con gestos concretos (evangelio). También caridad con los pobres, los débiles, los pecadores, los que están en las periferias, como tantas veces nos dice el Papa Francisco. Y el culmen, caridad para perdonar a los enemigos y a los que nos maltratan, poniendo la otra mejilla. El cristiano saluda a los adversarios, presta gratuitamente, no responde con contraataques, está pronto a la reconciliación sin albergar sentimientos de represalia y cortando las escaladas del rencor en nuestro trato con los demás.
Para reflexionar: ¿Utopía? ¿Asignatura pendiente en algunos cristianos? ¿Entendimos el mensaje difícil de Jesús? ¿Lo practicamos? En esto nos jugamos nuestro nombre de cristianos.
Para rezar: Señor, dilata mi corazón para que pueda vivir la caridad. Pon en mi pecho tu corazón, de lo contrario jamás podré perdonar las ofensas que me han hecho mis hermanos. En mi oración hazme una diálisis de mi sangre espiritual. Consciente de que mis hermanos son tu carne doliente y sagrada, quiero amarte a Ti en ellos. Quiero cuidar tu carne, sanarla, limpiarla, y nunca dañarla.


San Claudio de la Colombière – 15 de febrero
Posted by Isabel Orellana Vilches on 14 February, 2017



(ZENIT – Madrid).- Nació el 2 de febrero de 1641 en Saint-Symphorien-d’Ozon, localidad francesa perteneciente a Lyon. Sus padres eran creyentes. En el ámbito familiar, elogiado por la piedad en la que estaba asentado, recibió una honda formación espiritual. Después, su excelente carácter le ayudaría en la vida religiosa, en la que no hizo más que incrementar las numerosas cualidades innatas que le adornaban. Y la oración haría que tocase el corazón de los demás con sus inteligentes y acertados consejos que dejaban traslucir su sed de unión con Dios, en tal grado que el mundo con todas sus vanidades y fútiles ofertas se desvanecía ante sus pies. Su único referente era Él. Con estos sentimientos que bullían en su espíritu convirtió a muchas personas y las alentó a esforzarse para amar el sendero de la cruz.
Podría pensarse que un alma de estas características por fuerza tenía que llegar a la vida religiosa, pero no fue así. Claudio sintió una inicial «aversión» por ella que logró vencer ingresando en 1658 en la Compañía de Jesús. En 1660 profesó y perdió a su madre, Margarita, quien le había dirigido una sentida petición que resultó ser a la vez profética: «Hijo mío, tú tienes que ser un santo religioso».
Completado su noviciado en Aviñón, y culminados sus estudios de filosofía, se dedicó a la enseñanza en el colegio Clermónt de París, punto neurálgico en esa época de la vida intelectual francesa. Pero las cualidades de Claudio traspasaron las fronteras a través de sus escritos y de sus acciones. Probablemente por ello, teniendo constancia fehaciente de su rigor intelectual, Colbert le confió la educación de sus hijos. Es conocida la inclinación del santo a las bellas artes como también los selectos amigos que admiraban su labor. Al respecto, es significativa la correspondencia que mantuvo con personas destacadas de la talla de Oliverio Patru, miembro de la Academia Francesa, uno de sus incondicionales seguidores.
Sus dotes oratorias se hicieron públicas durante la canonización de san Francisco de Sales, ya que fue designado para realizar su panegírico aunque todavía no era sacerdote. Sus palabras conmovieron a todos. Los sermones que pronunció después ante personas de distintas procedencias, entre las que se contaron algunos miembros relevantes de la realeza y de la cultura, son modélicos en todos los sentidos: fondo y forma; eran fruto de su reflexión a la luz de la oración.
Desde 1670 a 1674 dirigió la Congregación mariana. A finales de ese año fue admitido en profesión solemne. Había escrito: «¡Dios mío!, quiero hacerme santo entre Vos y yo». En el retiro preparatorio se sintió llamado a consagrarse al Sagrado Corazón. Entonces añadió otro voto de absoluta fidelidad a las reglas de la Compañía, voto que había vivido rigurosamente antes de profesar. Su obediencia fue paradigmática. Delicado y exquisito en su quehacer, todo reflejaba su reciedumbre espiritual. Abandonado en brazos de la confianza divina, compuso una hermosísima oración dedicada a ella. Este fragmento de su conocido «Acto de confianza» muestra su ardiente anhelo de permanecer unido a Dios por encima de sí: «Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti y de que no puede faltar cosa alguna a quien de Ti las aguarda todas, que he determinado vivir en adelante sin ningún cuidado, descargándome en Ti de toda mi solicitud. Despójenme los hombres de los bienes y de la honra, prívenme las enfermedades de las fuerzas y medios de servirte, pierda yo por mi mismo la gracia pecando; que no por eso perderé la esperanza, antes la conservaré hasta el postrer suspiro de mi vida, y vanos serán los esfuerzos de todos los demonios del infierno para arrancármela, porque con vuestros auxilios me levantaré de la culpa…». Los 33 años de su vida le parecían el momento ideal para entregar su alma a Dios, pensando que a esa edad había sido crucificado Jesucristo. «Me parece, Señor, que ya es tiempo de que empiece a vivir en Ti y solo para Ti, pues a mi edad, Tú quisiste morir por mí en particular», anotó en su Diario. Pero no había llegado su hora.
En 1675 fue nombrado superior del colegio de Paray-le-Monial que contaba con escasísimos alumnos. En ese momento conoció a santa Margarita María de Alacoque que sufría la incomprensión de su confesor ante las revelaciones que recibía del Sagrado Corazón de Jesús. Ella, al oírle predicar a la comunidad de la Visitación, sintió que era la persona que Cristo ponía en su camino: «Mientras él nos hablaba –escribió–, oí en mi corazón estas palabras: ‘He aquí al que te he enviado’». Y venciendo su voluntad, que le instaba a no abrirle su corazón, le confió sus pesares. El religioso, conocedor de la violencia que se hizo a sí misma, la comprendió y orientó como solo saber hacer un santo, con toda caridad y delicadeza, siendo dador de paz. La atención dispensada a Margarita atrajo críticas surgidas, como siempre, de insensibilidades diversas. La realidad es que, al igual que ella, otros muchos hallaban en Colombière el sosiego que precisaban.
En 1676 se trasladó a Londres, donde predicó y convirtió a numerosos protestantes. Las controversias de la corona que implicaban a los católicos le salpicaron y sembraron el bulo de que se hallaba mezclado en un complot. Acusado y hecho prisionero, Luis XIV impidió que lo martirizaran y fue desterrado a Francia. Llegó en 1679 muy enfermo ya que en la cárcel se produjeron los primeros vómitos de sangre y no recibió la asistencia precisa. Buscando aires mejores para su salud, le enviaron a Lyon y dos años más tarde a Paray. Margarita, que había seguido con gran preocupación el proceso de su enfermedad, le hizo saber que allí moriría. Entonces Claudio, que pensaba partir a otro lugar más benigno, paralizó los preparativos del viaje. Y el 15 de febrero de 1682, contando con 41 años, entregó su alma a Dios. La santa supo por una revelación que se hallaba en la gloria y que no precisaba oraciones. Fue beatificado por Pío XI el 16 de junio de 1929, y canonizado por Juan Pablo II el 31 de mayo de 1992.