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El Papa a la Comunidad de Capodarco: “Continúen en la escucha atenta y amorosa de las personas en dificultad”

RV | 25/02/2017


 

“La calidad de vida dentro de una sociedad se mide, en buena parte, por la capacidad de incluir a aquellos que son más débiles y necesitados, en el respeto efectivo de su dignidad de hombres y mujeres”, lo dijo el Papa Francisco a los miembros de la Comunidad de Capodarco, a quienes recibió en Audiencia en el Aula Pablo VI del Vaticano.

El Santo Padre dirigiéndose a los miembros de esta Comunidad, que busca la “liberación integral del individuo”, sobre todo, de aquellos de quienes no son tutelados sus derechos; el Pontífice recordó los más de 50 años de servicio en favor, “de las personas discapacitadas, de los menores, de cuantos viven situaciones de dependencia y dificultad, y de sus familias”. “Ustedes – precisó el Papa – han elegido estar de la parte de estas personas menos tuteladas, para ofrecerles acogida, ayuda y esperanza, en una dinámica de solidaridad. De este modo han contribuido y contribuyen en mejorar la sociedad”.

En su discurso, el Papa Francisco también subrayó que, “la calidad de vida dentro de una sociedad se mide, en buena parte, por la capacidad de incluir a aquellos que son más débiles y necesitados, en el respeto efectivo de su dignidad de hombres y mujeres”. “Solamente si son reconocidos los derechos de los más débiles – precisó el Papa – una sociedad puede decir que está fundada en el derecho y la justicia. Una sociedad que da espacio sólo a las personas plenamente funcionales, del todo autónomas e independientes no sería una sociedad digna del hombre”.

En estos decenios, señaló el Obispo de Roma, su Comunidad se ha puesto constantemente a la escucha atenta y amorosa de la vida de las personas, esforzándose por responder a las necesidades de cada una teniendo en cuenta sus capacidades y sus límites. “Esta atención a los más débiles supera la actitud piadosa y asistencialista, para favorecer el protagonismo de la persona con dificultad en un contexto comunitario no cerrado en sí mismo, sino abierto a la sociedad. Los animo – dijo el Papa – a proseguir en este camino, que considera en primer lugar la acción personal y directa de los mismos discapacitados. Se trata de promover la dignidad y el respeto de todo individuo, haciendo sentir a los ‘oprimidos de la vida’ la ternura de Dios, Padre amoroso de toda creatura”.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco resaltó la importancia que tienen las instituciones, las asociaciones y los diferentes organismos de promoción social para favorecer la efectiva inclusión de estas personas en la sociedad. “Ustedes – agregó el Pontífice – trabajan para esta finalidad con generosidad y competencia, con la ayuda valerosa de las familias y los voluntarios, que nos recuerdan el significado y el valor de toda existencia. Acogiendo a todos estos ‘pequeños’ marcados por impedimentos mentales o físicos, o por heridas del alma, ustedes reconocen en ellos a los testigos particulares de la ternura de Dios, de los cuales tenemos mucho que aprender y que tienen un lugar privilegiado también en la Iglesia”.

Finalmente, el Sucesor de Pedro recordó que al origen de esta Comunidad se encuentra un fuerte sentido espiritual que valoriza los recursos humanos y espirituales de las personas diversamente hábiles. “En su actividad, tan valiosa para la Iglesia y para la sociedad – concluyó el Papa – la Virgen Madre los ha acompañado siempre y continúa haciéndolo, ayudándoles a encontrar cada vez nuevas energías y a conservar siempre el estilo del Evangelio, la ternura, la premura, la cercanía, y también el valor, el espíritu de sacrificio, ya que no es fácil trabajar en el campo de las dificultades personales y sociales”.

(Renato Martinez – Radio Vaticano)