Servicio diario - 05 de marzo de 2017


 

El Santo Padre inició los ejercicios espirituales de cuaresma, junto a sus colaboradores cercanos
Posted by Redaccion on 5 March, 2017



(ZENIT- Roma, 5 Mar. 2017).- El santo padre Francisco y sus colaboradores más cercanos de la Curia Romana llegaron este domingo por la tarde en pullman a la casa de retiros de los paolinos, Il Divin Maestro, en la localidad de Ariccia, cercana a Roma, para los ejercicios espirituales de cuaresma.
Es la cuarta vez que lo hace, durará hasta el viernes 10 de marzo y en esta oportunidad predicará el sacerdote franciscano, Giulio Michelini, de 53 años de edad, sacerdote de los frailes menores.
Los ejercicios iniciaron con una adoración eucarística y la recitación de las vísperas. Los días sucesivos comenzarán con la santa misa a las 7,30 de la mañana seguida a las 9,30 por una primera meditación.
A las 16 será la segunda meditación a continuación de la cual se realizará una adoración eucarística y las vísperas. En la jornada final, el viernes 10 está en programa una sola meditación.
La confesión de Pedro y el camino de Jesús hacia Jerusalén es el tema que abre hoy la reflexión y que será la introducción del ciclo de ejercicios. Le siguen la oración en el Huerto de los Olivos, el arresto de Jesús y el inicio de la pasión; el pan y el cuerpo, el vino y la sangre de Jesús; la oración den Getsemani y el arresto de Jesús; Judas y el campo de la sangre; el proceso romano, la mujer de Pilatos y los sueños de Dios; la muerte del Mesías; la sepultura y el sábado de Jesús; la tumba vacía y a resurrección.
En el período de retiro, como de costumbre se suspenden las audiencias privadas y especiales, incluida la audiencia general de los miércoles.
Leer también:
Fray Michelini: le hablaré al Papa durante los Ejercicios de cuaresma, de la humanidad de Jesús


Francisco en el Ángelus: llevemos la Biblia con nosotros, como hacemos con nuestro teléfono móvil
Posted by Redaccion on 5 March, 2017



(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El santo padre en sus palabras después de rezar la oración del ángelus, este domingo desde su estudio que da a la Plaza de San Pedro, invitó en este tiempo de cuaresma a “seguir las huellas de Jesús” y “familiarizarse con la Biblia”.
“Durante los cuarenta días de la Cuaresma –dijo Francisco– como cristianos estamos invitados a seguir las huellas de Jesús y a hacer frente a la batalla espiritual contra el maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve. La Palabra de Dios: aquella que tiene la fuerza para derrotar a Satanás”.
Añadió que “para ello hay que familiarizarse con la Biblia: leerla menudo, meditarla, asimilarla. La Biblia contiene la Palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz”.
“¿Qué pasaría si tratamos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si nos volviéramos cuando nos la olvidamos: tú te olvidas el teléfono celular… “¡No lo tengo, vuelvo a buscarlo!”. Si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono… ¿qué sucedería?
“Claramente –dijo el Pontífice– la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien; sabríamos vencer las sugerencias cotidianas del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, acogiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más vulnerables y necesitados, y también a nuestros enemigos”.
(Leer el texto completo)


El Papa en el Ángelus: Hoy iniciamos un retiro, recen por mí y por mis colaboradores de la Curia Romana”
Posted by Sergio Mora on 5 March, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 6 Mar. 2017).- El papa Francisco rezó este domingo el ángelus desde su estudio que da a la plaza de San Pedro. Allí le aguardaban miles de fieles y peregrinos, con quienes el Santo Padre presidió la oración mariana.
En sus palabras después del ángelus, el Pontífice recordó que este pasado Miércoles de Ceniza inició el período de la Cuaresma: “Hace pocos días hemos iniciado la Cuaresma, que es el camino del Pueblo de Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal con las armas de la oración, del ayuno y de las obras de caridad”.
Y le deseó a todos “que el camino cuaresmal sea rico de frutos”. En particular pidió: “Recuérdense en sus oraciones de mí y de mis colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciaremos la semana de Ejercicios Espirituales”.
El Santo Padre dirigió además “un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos que llegaron desde Italia y de diversos países del mundo”.
Saludó también a los fieles provenientes de las diócesis de Madrid, Córdoba y Varsovia, así como a los de Belluno y Mestre”. El Papa mencionó también a “los jóvenes del decanato de Biaggio (Milán), y a los participantes el encuentro promovido por las Maestra Pías Filipinas.
(Leer el texto competo)




Texto completo de las palabras del papa Francisco en el ángelus del 5 de marzo de 2017
Posted by Redaccion on 5 March, 2017



(ZENIT- Ciudad del Vaticano, 5 Mar. 2017).- El Santo Padre rezó este domingo en el que se alternó el son con la lluvia, el ángelus desde su estudio delante de la plaza de San Pedro.
A continuación el texto completo de sus palabras:
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos introduce en el camino hacia la Pascua y nos muestra a Jesús que permanece durante cuarenta días en el desierto, sujeto a las tentaciones del diablo (cf. Mt 4,1-11).
Este episodio se coloca en un momento preciso de la vida de Jesús: inmediatamente después de su bautismo en el río Jordán y antes del ministerio público. Él acaba de recibir la investidura solemne: el Espíritu de Dios descendió sobre Él, el Padre del cielo lo declaró “Mi Hijo amado” (Mateo 3:17).
Jesús está ya listo para comenzar su misión; y porque tiene un enemigo declarado, es decir, Satanás, Él lo afronta de inmediato, “cuerpo a cuerpo”. El diablo hace presión sobre el título de “Hijo de Dios” para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión: “Si eres Hijo de Dios …”, le repite tres veces(v 3.6), y le propone hacer gestos milagrosos, de hacer ‘el mago’, como convertir las piedras en pan para satisfacer su hambre, y saltar de los muros del templo haciéndose salvar por los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarlo a él, el diablo, para tener el dominio sobre el mundo (cf. v. 9)”.
“Mediante esta triple tentación, Satanás quiere desviar a Jesús del camino de la obediencia y la humillación – porque sabe que así, por este camino, el mal será derrotado – y llevarlo por el falso atajo del éxito y la gloria.
Pero las flechas venenosas del diablo son todas los “paradas” por Jesús con el escudo de la Palabra de Dios (vv. 4.7.10) que expresa la voluntad del Padre.
Jesús no dice alguna palabra propia: responde con la Palabra de Dios. Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto”.
“Durante los cuarenta días de la Cuaresma, como cristianos estamos invitados a seguir los pasos de Jesús y a hacer frente a la batalla espiritual contra el maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve. La Palabra de Dios: aquella que tiene la fuerza para derrotar a Satanás. Para ello hay que familiarizarse con la Biblia: leerla menudo, meditarla, asimilarla.
La Biblia contiene la Palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz. Alguien dijo: ¿qué pasaría si tratamos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si nos volviéramos cuando nos la olvidamos: tú te olvidas el teléfono celular… “¡No lo tengo, vuelvo a buscarlo!”. Si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono… ¿qué sucedería?
Claramente la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien;
sabríamos vencer las sugerencias diarias del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, recibiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más vulnerables y necesitados, y también a nuestros enemigos”.
“Que la Virgen María, imagen perfecta de la obediencia a Dios y de la confianza incondicional a su voluntad, nos sostenga en nuestro camino cuaresmal, a fin de que nos pongamos en dócil escucha de la Palabra de Dios para hacer una verdadera conversión del corazón.
El Papa reza la oración del ángelus y después dice:
“Queridos hermanos y hermanas, dirijo un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos que llegaron de Italia y de diversos Países.
Saludó también a los fieles provenientes de las diócesis de Madrid, Córdoba y Varsovia, así como a los de Belluno y Mestre. Saludo a los jóvenes del decanato de Biaggio (Milán), y a los participantes el encuentro promovido por las Maestra Pías Filipinas.
Hace pocos días hemos iniciado la Cuaresma, que es el camino del Pueblo de Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal con el arma de la oración, del ayuno y de las obras de caridad.
Les deseo a todos que el camino cuaresmal sea rico de frutos; y les pido que se recuerden en sus oraciones de mí y de mis colaboradores de la Curia Romana, que esta tarde iniciaremos la semana de Ejercicios Espirituales. Gracias de corazón por esta oración que harán. Y por favor no se olviden, no se olviden: ¿Qué pasaría si tratáramos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono celular?
Piensen en esto. ¡La Biblia siempre con nosotros, cerca de nosotros! Les deseo un buen domingo, ‘Buon pranzo e arrivederci’!


Santa Rosa de Viterbo – 6 de marzo
Posted by Isabel Orellana Vilches on 5 March, 2017



(ZENIT – Madrid).- En el Martirologio romano actual aparece como beata, aunque un apunte insertado en él recuerda que el papa Calixto III la introdujo en el catálogo de los santos el año 1457. Y es que a la vista de sus numerosas virtudes y prodigios efectuados por su mediación, en la voluntad de los pontífices estuvo llevar adelante su proceso de canonización. Lo abrió Inocencio IV, pero al morir en 1254 aquél se paralizó. Rosa se apareció al papa Alejandro IV en 1258 rogándole que tomase su cuerpo –conservado incorrupto bajo las losas de la iglesia de Santa María del Poggio sin otro envoltorio que él mismo–, y lo llevase al monasterio de Santa María de las Rosas, un lugar en el que nunca la admitieron en vida. En 1357 se desató un pavoroso incendio que destruyó la capilla donde se conservaban sus restos. La caja que los contenía sufrió el efecto devastador de las llamas, pero el cuerpo de Rosa simplemente tomó otro color.
¿Qué hizo esta joven, en sus escasos 18 años de existencia, para ser acreedora de tantos honores y morir con fama de santidad? Sencillamente hacer de ella un canto de amor a la Santísima Trinidad, socorrer a los pobres con ardiente caridad, y defender la fe de la Iglesia con una autoridad evangélica admirable. Nació en Viterbo, Italia, en 1234. Era hija de humildes campesinos y, según cuentan las crónicas, su infancia estuvo plagada de signos virtuosos; creció rodeada de prodigios. Desde muy niña era frecuente verla ensimismada ante las imágenes de santos y de la Virgen, y mostraba una clara inclinación por todo elemento religioso. Su falta de recursos económicos y escasa edad le impidieron ingresar en el convento de San Damián de Viterbo. El escenario de su entrega fue su modesto hogar paterno y las calles de las ciudades donde vivió. El momento histórico que le tocó vivir no fue fácil. La población estaba amedrentada por la violencia ejercida contra ella por el emperador Federico II, que había sido doblemente excomulgado por Gregorio IX, pero que respondió imponiéndose por la fuerza en todos los estados que permanecían fieles al pontífice.
Entretanto, esta penitente precoz tenía 7 u 8 años y llevaba ya una vida de intensa oración. Sus severísimas mortificaciones estuvieron a punto de enviarla al otro mundo. Sentía especial devoción por la Virgen y fue por su mediación que sanó de las lesiones que afectaron a su organismo debidas a las disciplinas que se infligía. Un día María se le apareció rodeada de un coro de vírgenes y le indicó que recorriera las iglesias de San Francisco de Asis, la de San Juan Bautista y la de Santa María del Poggio. Debía vincularse a la Tercera Orden de San Francisco sin abandonar su domicilio. El hábito le fue impuesto en la iglesia parroquial.
Recuperada su salud, tal vez sin haber cumplido aún los 10 años de edad, se dedicó a predicar por las calles vestida con tosco sayal. Y profundamente afligida, como si fuera un profeta, alertaba a las gentes. Les hacía ver la gravedad de los desmanes que cometían contra el Redentor, denunciando cómo transitaban día tras día imbuidas en sus quehaceres, ajenas a la entrega de su vida ofrecida al Padre por ellas que formaban parte del género humano. Rosa era una niña, pero sus encendidas palabras suscitaban grandes conversiones. Sin proponérselo ejercía una autoridad moral entre sus convecinos que, a pesar de estar acostumbrados a verla deambular con la fogosidad de un apóstol de Cristo, con el rostro arrebolado y los cabellos sin orden alguno, no podían evitar quedar impactados por su impecable conducta. Era notorio su amor por los pobres a los que socorría con evangélica prontitud. Sin dudarlo se privaba de la pieza de pan que le correspondía para ofrecérsela a ellos. Y esa austeridad de la que hacía gala era de dominio público.
Sin embargo, aunque los ciudadanos en general agradecían su entrega, hubo también incontables detractores. Molestos por las consecuencias que sus palabras y acciones tenían para los planes del emperador Federico, la convirtieron en objeto de mofa y se plantearon darle muerte. Su padre, inquieto ante el cariz que tomaban los acontecimientos, le prohibió evangelizar como hacía, so pena de infligirle algún castigo si persistía en este empeño apostólico. Impertérrita, Rosa respondió: «Si Jesús fue golpeado por mi causa, yo puedo ser golpeada por causa suya. Yo solo haré lo que Él me dijo que hiciera. No puedo desobedecerle». Aún pudo seguir difundiendo la fe por las calles dos años más. Después, instigada por este grupo de fanáticos, la autoridad de Viterbo la apresó y luego la desterró. Sus padres la acompañaron en su expulsión y se establecieron en Soriano, nuevo escenario de su predicación que atrajo a los moradores de otras localidades circundantes.
En diciembre de 1250 vaticinó públicamente la muerte del emperador, hecho que se produjo el 13 de ese mes y año. Entonces regresó a su patria, donde fue acogida con gran entusiasmo. Pero, en realidad, ella siempre había querido gozar de la soledad y la paz del monasterio; por eso acudió a las religiosas de Santa María de las Rosas deseando vestir el hábito de las damianitas. Nuevamente su pobreza fue un veto para cumplir este deseo. Y cuando la madre abadesa rechazó su petición, ella aseguró que ya que no la habían recibido en vida, posiblemente tendrían que acogerla cuando estuviese muerta, como así sucedió.
El párroco Pedro de Capotosti, su confesor, le sugirió que llevase en su hogar la vida de oración y penitencia que anhelaba. Y eso hizo. Algunas jóvenes que compartían su ideal se reunían junto a ella en una aledaña capilla que el sacerdote mandó erigir cerca del convento. Pero este nuevo foco religioso fue suprimido por Inocencio IV a instancias de las damianitas que no deseaban ver el fecundo crecimiento de otra comunidad nacida al lado de la suya. La santa regresó con sus padres y su voz se apagó discretamente, sin notoriedad alguna, el 6 de marzo de 1252. Sus últimas palabras fueron: Jesús y María.