Editorial \ Reflexiones en frontera

Entre amenazas de lapidación y ramos de olivos de gratitud y fe, Jesús ya sube para morir por vos y por mí

RV | 08/04/2017 | REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz


 

En estos días escuchamos en el Evangelio las discusiones de Jesús con los judíos que buscan el modo de eliminarlo. Sucederá finalmente en el cadalso de la cruz, pero podría haber sido lapidado. Jesús les dice: “Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear? (Juan 10, 31 ss).

Hoy se me hace que estas piedras con las que quieren matar a Jesús, o la misma cruz, representan nuestra orfandad libre y concientemente aceptada, porque no queremos depender de nadie ni amar como Dios manda; el vacío de sentido más duro que una piedra porque solos solo alcanzamos frustración. Y esa la tristeza tuya y mía, que también es una piedra al corazón de Dios, porque deberíamos estar alegres por la gratitud y esperanzados, porque Dios no nos abandona y envió a su Hijo querido a liberarnos del mal.

Mientras que los ramos de olivo del Domingo de Ramos o de Palmas, que los más humildes ponen como alfombra al paso de Jesús en un burrito, representan la pertenencia feliz al pueblo de Dios, a la familia de los hijos de Dios llenos del gratitud; los ramos representan esa sabia que corre entre las ramas, el tronco y las raíces del árbol grande y frondoso de la Vida buena.

Cerca mío y tuyo hay piedras grandes y pequeñas y también olivos y palmas. O mejor dicho en tu corazón y el mío, hay una plegaria de gratitud por los obras buenas de Dios con nosotros, como un ramito de olivo. Y también hay espacios de tristeza y amargura, que un mal antiguo y oscuro endureció como piedras letales. ¿A qué echaré mano en esta Semana Santa delante de Jesús que sí o sí es condenado a muerte y levantado en la cruz donde lo matan por tu libertad y la mía?

@jesuitaGuillo