Servicio diario - 11 de abril de 2017


El Papa convoca un consistorio para canonizar a dos pastorcitos de Fátima
Sergio Mora

El Santo Padre: acariciar a los enfermos es una medicina importante para un Hospital
Redacción

Atentados en Egipto: una delegación de la Santa Sede visita a Tawadros II
Redacción

El papa Francisco dona huevos de pascua a los niños de los hostales Cáritas
Federico Cenci

Las misas del Papa en la capilla de Santa Marta retomarán el 24 de abril
Redacción

Convocan para este miércoles una jornada de ayuno y oración por Siria
Redacción

Los paulinos refuerzan su presencia en el Cono Sur de Latinoamérica
José Antonio Varela Vidal

¡Cristo está vivo!
Enrique Díaz Díaz

“Si hubieras estado aquí...”
Felipe Arizmendi Esquivel

Santa Teresa de Jesús de los Andes – 12 de abril
Isabel Orellana Vilches


 

11 abril 2017
Sergio Mora

El Papa convoca un consistorio para canonizar a dos pastorcitos de Fátima

El jueves 20 de abril, tres semanas antes del centenario de las apariciones de Fátima y del viaje de Francisco al santuario portugués

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 Abr. 2017).- El santo padre Francisco convocó para el próximo jueves 20 de abril, un Consistorio Ordinario Público para algunas causas de canonización, entre las cuales las de los hermanitos Francisco y Jacinta Marto, dos de los tres pastorcitos protagonistas en las apariciones de Fátima.

La noticia difundida este martes por la Oficina de prensa de la Santa Sede, indica que la fecha de la reunión de los cardenales está fijada tres semanas antes del centenario de las apariciones marianas y del viaje que el papa Francisco hará el 12 y 13 de mayo al Santuario de Fátima.

El consistorio público es la reunión del Colegio Cardenalicio, convocada por el Papa en el Vaticano para ayudarle en el gobierno de la Iglesia. En el mismo los cardenales dan su ‘placet‘ al Santo padre para las causas de canonización. En este caso es un consistorio Ordinario, o sea convoca a los cardenales residentes en Roma.

Esta noticia era muy esperada entre los devotos de María, al punto que el obispo de Fátima-Leiria y el rector del Santuario consideraron semanas atrás que se esperaban la canonización de ambos pastores, quienes junto a la fallecida hermana Lucía, hoy con proceso de beatificación en fase diocesana, fueron protagonistas en 1917 del evento celeste.

Los otros beatos que serán canonizados son los protomártires de Brasil, los sacerdotes Andrea Soveral y Ambrogio Francisco Ferro, el laico Mateus Moreira y otros 27 compañeros mártires.

Además de Cristóbal, Antonio y Juan, los “Niños Mártires de Tlaxcala” asesinados por odio a la fe en México entre 1527 y 1529.

También Faustino Míguez, religioso de la Orden de Clérigos Regulares de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, que, ordenado sacerdote fundó el Instituto Calasancio de Hijas de la Divina Pastora, para la educación integral de la mujer.

Concluye la lista, Angelo Acri, (en el siglo Luca Falcone), sacerdote de la Orden de los Frailes menores capuchinos. Y Francisco Marto y Jacinta Marto, los pastorcitos de Fátima.

En la convocatoria se lee que “en la sala del Consistorio del Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco presidirá la celebración de la Hora Tercera del Consistorio ordinario público para la canonización de los beatos”.

 

11/04/2017-09:43
Redacción

El Santo Padre: acariciar a los enfermos es una medicina importante para un Hospital

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 Abr. 2017).- La función del hospital es curar a la gente, pero “existe el peligro de olvidarse que la medicina más importante solamente una familia puede dar: ¡las caricias!”. Una medicina muy costosa porque para tenerla hay que esforzarse y poner el corazón y todo el amor”.
Lo indicó el papa Francisco este lunes por la tarde en el Vaticano, al recibir a un grupo de jóvenes internados en el Hospital pediátrico ‘Bambino Gesú’ de Roma, acompañados por sus papás, la presidenta del Hospital, Mariella Enoc y el director de la RAI, Antonio Campo Dall’Orto.
Después de tomarse las fotografías de ocasión, los jóvenes le entregaron una tarjeta en la que escribieron: “Querido Francisco, gracias de habernos recibido, estamos contentos de estar aquí porque nos infundes esperanza y ánimo para el mañana. ¡Te queremos mucho, gracias!, los jóvenes del ‘Bambino Gesú‘”.
El Santo Padre lo leyó y les agradeció, por el libro y por la dedicatoria... Hay tantas historias y cada uno de ustedes tiene una historia. No solamente los niños enfermos sino también los médicos, los enfermeros, los visitantes, las familias...!
Así el Pontífice indicó dos puntos, uno recordando una visita anterior en la que le presentaron uno a uno a los jóvenes: “Percibí que más que un hospital esto es una familia”... y que “era más importante el nombre de la persona que su enfermedad, que se mencionaba al final, como un accidente, como algo secundario”.
Señaló también que instantes antes, la joven que habló se sentía un poco avergonzada y la directora como una mamá se le acercó y le dijo ‘ven’, dándole ánimo. “Y esta es la belleza de una familia, esto es bello”, dijo.
Reconoció entretanto que “entrar en un hospital provoca siempre miedo, me doy cuenta cuando me acerco a algunos pequeños, que al verme de blanco piensan que soy un médico que los vacuna y se ponen a llorar, pero cuando sienten dos caricias se tranquilizan”.
Y si bien indicó que la función del hospital es curar a la gente, “existe el peligro de olvidar la medicina más importante que solamente una familia puede dar: ¡las caricias!”, que “es una medicina muy costosa porque para tenerla hay que esforzarse y poner el corazón y todo el amor”.
Así el hospital se vuelve una familia y un testimonio humano. “Es un hospital católico para ser católico antes hay que ser humano, y ustedes dan testimonio humano, hoy”, concluyó.

 

11/04/2017-14:36
Redacción

Atentados en Egipto: una delegación de la Santa Sede visita a Tawadros II

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 Abr. 2017).- Una delegación presidida por el cardenal Kurt Koch, acompañado por el nuncio apostólico en Egipto, Bruno Musaró, y el secretario del papa Francisco, Yoannis Lahzi Gaid, ha sido recibida hoy martes por su Santidad el papa Tawadros II.
El patriarca de la Iglesia copta ortodoxa, se salvó el domingo pasado del atentado perpetrado contra la catedral de San Marcos en Alejandría, sede del patriarcado, mientas celebraba la Divina liturgia del domingo de Ramos.
La delegación, indica el portavoz de la Iglesia copta ortodoxa, le ha llevado al papa Tawadros II los saludos del papa Francisco y de Benedicto XVI, así como sus oraciones por los “mártires de Tanta y Alejandría, los cuales fueron asesinados en los dos atentados contra sendas iglesias el domingo pasado”.

 

11/04/2017-16:10
Federico Cenci

El papa Francisco dona huevos de pascua a los niños de los hostales Cáritas

(ZENIT – Roma, 11 Abr. 2017).- Varios paquetes con huevos de Pascua, de chocolate, han sido entregados hoy en la sede romana de la Cáritas, enviados por el papa Francisco. Lo indica un tweet de Caritas Roma, que publica un par de fotos del regalo, proveniente de la casa Santa Marta, en el Vaticano.
Los mismos serán destinados a las estructuras de acogida de la Cáritas, las cuales hospedan hombres, mujeres o madres con hijos menores. Son hostales o casas que –como se lee en la web de la Caritas Roma– “han dado una respuesta al problema de tantos sin techo que viven en nuestra ciudad, especialmente en los fríos meses de invierno”.
Durante le período de recepción los huéspedes son ayudados a superar el estado de
marginalidad en el que se encuentran, a través de un trabajo de apoyo a la persona y de búsqueda de soluciones laborales y de alojamientos autónomos.
“El objetivo –se lee en su web– es favorecer la reinserción social de las personas, para que puedan volver a mirar nuevamente a la vida con confianza”.

 

11/04/2017-13:36
Redacción

Las misas del Papa en la capilla de Santa Marta retomarán el 24 de abril

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- La misa que diariamente el papa Francisco celebra a las 7 de la mañana en la capilla de la residencia Santa Marta, quedan suspendidas hasta el 24 de abril.
La eucaristía es celebrada diariamente por el Santo Padre junto a un grupo de fieles, queda así suspendida durante la Semana Santa y la semana sucesiva a la pasqua. Las misas retoman el lunes sucesivo al domingo en Albis.
Francisco es el primer papa de los siglos recientes cuya homilía de la misa diaria llega a través de los medios a los fieles.

 

11/04/2017-15:30
Redacción

Convocan para este miércoles una jornada de ayuno y oración por Siria

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 11 Abr. 2017).- El movimiento Pax Christi y la Cáritas italiana convocaron para este miércoles una jornada de oración y ayuno por Siria, para no olvidarnos de lo que está sucediendo.
“Para evitar que en nuestro corazón esté escrito: ‘¿A mi que me importa?’, recogiendo los repetidos llamados del Santo Padre, proponemos a las Cáritas diocesanas, a los Grupos de Pax Christi y a todos aquellos que quieran adherir, una jornada de ayuno que acompañe la oración por Siria”, indica Pax Christi en su web.
Y propusieron este “miércoles 12 de abril, en la vigilia del Triduo Pascual, para no olvidar, para vivir la Pasión y la cruz de tantos inocentes, en el misterio de la Pasión de Cristo, en la luz de la esperanza de la pascua”.
Por su parte el director de Cáritas italiana, el padre Francisco Soddu, conversando con Radio Vaticano indicó que será “Un momento de pausa, de reflexión en la Semana Santa, para que los cristianos o quienes se sientan consternados por lo que sucede en el mundo, le den una clave de lectura y de interpretación cristiana”.
Recordó así lo que sucedió en Siria la semana pasada, pero también lo que está pasando en el Congo, Sudán del Sur y Yemen. Y añadió que “la oración además se manifiesta con el ayuno, para participar en los sufrimientos de otras personas, para “estar unidos a Cristo y a los hermanos que en este momento son la carne viva de Cristo”.
Sobre las víctimas de la masacre de Idlib en Siria, perpetrada con gas tóxico, en la que murieron 70 personas de las cuales 25 niños, el padre Soddu señaló que “la Iglesia está de la parte de las víctimas, porque no se puede testimoniar la caridad si no se parte desde los últimos”.

 

11/04/2017-15:47
José Antonio Varela Vidal

Los paulinos refuerzan su presencia en el Cono Sur de Latinoamérica

(ZENIT – Buenos Aires).- Los cambios siempre son necesarios y en el caso de una congregación religiosa, esto le trae oxígeno y una motivación nueva. Así lo ha visto la Casa General en Roma de la Sociedad de San Pablo, o “los paulinos” como se le conoce a quienes acuden a sus librerías y los escuchan por los medios de comunicación. Es por esto que en los recientes días se ha conmemorado el primer año de la conformación de la nueva provincia del Cono-Sur (Argentina-Chile-Paraguay), después de un reacomodo que permitió crear también la región andina Perú-Bolivia.
A modo de evaluación de esta primera etapa querida por los superiores de Roma y aceptada por los religiosos de la provincia como un modo de “salir”, ofrecemos una entrevista al padre Martín Dolzani, superior provincial en ejercicio.
Aplicando las herramientas modernas de medición, ¿considera que este primer
año de la nueva provincia fue “muy satisfactoria”, “medianamente satisfactoria”, o “insatisfactoria”?
–Martín Dolzani: No es fácil entregarte una evaluación sobre una realidad que comienza, formando ya parte de un proceso de cambios geográficos. Pero no dudo, veo positiva la iniciativa de la nueva realidad provincial de nuestra Congregación...
¿Por qué?
— Martín Dolzani: Porque son países más cercanos geográfica y culturalmente. He comprobado que la realidad paraguaya tiene mucho de similar con la realidad del litoral argentino. Desde Buenos Aires, un vuelo de avión a Santiago de Chile y Asunción queda casi a la misma distancia. Además el haber llevado a Asunción la comunidad con la primera etapa vocacional es una buena promesa, porque en la crisis general de las vocaciones, Paraguay significa una excelente oportunidad. Hace unos días estuve en la misa de apertura del año escolar en la Universidad Católica de Asunción, donde el Arzobispo dio a conocer el ingreso de sesenta seminaristas al Seminario.
¿Desde cuándo se gestó este cambio de dejar al Perú y Bolivia con su propia región, y ampliar la que hoy se denomina Argentina-Chile-Paraguay?
–Martín Dolzani: El cambio se genera desde el último Capítulo general de la Congregación (febrero de 2015), que pidiera al Gobierno general reconsiderar la realidad geográfica de la Congregación. Además, el mismo Superior general, padre Valdir José de Castro, nos convocó a una Asamblea provincial extraordinaria, en julio de 2015, para plantear los proyectos que se venían ya gestando. Allí tuvimos la ocasión de expresar nuestro parecer. Sin dudas que una parte se inclinaba por aquello que sucedió con mi nombramiento como Superior provincial.
¿A qué quiere responder este cambio?
–Martín Dolzani: El cambio obedece a lograr una mayor presencia de nuestra misión y carisma en el cono sur de nuestro Continente sudamericano. También Perú está más cerca de Bolivia, en su realidad geográfica y cultural. Y la idea no es separarnos de la nueva Región Perú-Bolivia sino más bien de mantenernos unidos en el apostolado con el uso de los medios de la comunicación social.
Mucho se habla que los religiosos obedecen... ¿Este cambio fue en obediencia a los superiores, o ante una coyuntura específica que exigía una respuesta? De ser así, ¿cuál fue esa coyuntura?
–Martín Dolzani: Por lo dicho, entiendo que el cambio obedece como respuesta a la realidad geográfica y cultural que exige una mayor respuesta. Está claro que el Superior general, con su Consejo, tuvo que tomar una decisión. Y cuando estas vienen tomadas siempre existen aplausos y resistencias. Claro que hay que aceptar en la obediencia el camino indicado, pensando en el bien común más que el bien propio.
Todo recambio crea la expectativa de que vendrán tiempos nuevos. ¿Qué se puede esperar de la nueva provincia Argentina-Chile-Paraguay en relación a contenidos y nuevos medios de expresión?
–Martín Dolzani: Los cambios no vienen por milagro. Creo que los mismos vienen con el trabajo de todos los días. Por ahora seguimos con lo que tenemos... pero ya estamos ajustando los nuevos proyectos apostólicos, vocacionales y formativos, inspirados en el Objetivo de nuestro Capítulo programático. Queremos expresar con san Pablo: “Todo lo hago por el Evangelio (1Cor 9,23). Ante los nuevos signos de los tiempos y reconociendo las abundantes riquezas de la misión paulina, renovamos nuestro compromiso para responder a los desafíos que nos ofrece la cultura contemporánea...”.
El papa Francisco insiste mucho en la coherencia de la vida diaria de los religiosos siguiendo los consejos evangélicos. ¿Cómo han asumido los paulinos del Cono Sur este mensaje reiterado del santo padre?
–Martín Dolzani: El papa Francisco nos motiva a re proyectar nuestra editorial San Pablo y que esta sea “en salida”... Sentimos el llamado de Dios a llegar a todos los rincones del estos tres países, incluyendo además a Uruguay donde ya se ha instalado una librería, hace unos dos años. Somos conscientes que no es solo producir mensajes con los medios de comunicación. La primera exigencia requiere dejarnos transformar por Quien nos llama, consagra y envía en misión. Somos una congregación misionera. Claro que una misión muy diversa a las de las misiones tradicionales. Una misión que se hace en el papel, en un audio, en una foto, en la web, o de una voz que incluso va más allá de los límites geográficos.
Hoy en Argentina, Chile y Paraguay la gente viene reclamando en las calles por una mejor calidad de vida... ¿Cuál es el aporte del pensamiento del beato Santiago Alberione, fundador de los paulinos, para la sociedad contemporánea? –Martín Dolzani: Los reclamos populares de nuestros países, los respondemos con nuestros productos editoriales. Nuestro Fundador nos indicaba que así como en los conventos o parroquias se reparte un plato de comida nosotros tenemos que repartir el pan de la verdad. Una verdad que debe ayudar a cambiar las realidades de injusticias.
Viendo en específico lo que se viene dando en la economía argentina, cargada de ajustes fiscales, encarecimiento de productos y pérdida de empleos..., ¿la obra de la Sociedad de San Pablo en el país gaucho, se siente afectada por estos problemas? En este caso, ¿qué medidas se vienen implementando para que no disminuyan las preferencias de los lectores y usuarios?
–Martín Dolzani: Sea en Argentina, como en los demás países, nos sometemos a las leyes del mercado. Vivimos de nuestro trabajo. No recibimos donativos, ni ayudas estatales. De allí que los cambios de políticas económicas y fiscales nos afecten... nos debemos hacer del ingenio, con la confianza puesta en Dios. Padecemos lo mismo que los empresarios y negocios que invierten con otros fines. No faltan momentos en que nos cuesta pagar o cobrar. A nuestros usuarios les advertimos de nuestros aumentos, pero no es para acumular riquezas, sino para seguir vivos en la misión encomendada.
Finalmente, ¿cómo ve a la nueva provincia dentro de un año?
–Martín Dolzani: Quisiera que nos encuentre mejor que hoy en vocaciones, en librerías propias, en espíritu misionero. Tengo muchos sueños y esperanzas. Personalmente me motiva pensar que mucho de lo que se logrará será por las Abundantes Riquezas que Dios piensa entregarnos, y ojalá le correspondamos.

 

11/04/2017-05:07
Enrique Díaz Díaz

¡Cristo está vivo!

Hechos 10, 34.37-43: “Hemos comido y bebido con Cristo resucitado”
Salmo 117: “Éste es el día del triunfo del Señor”
Colosenses 3, 1-4: “Busquen los bienes del cielo, donde está Cristo”
San Mateo 28, 1-10: “Ha resucitado e irá delante de ustedes a Galilea”¡Resucitó! Es el grito del los cristianos ante un mundo de muerte y corrupción. ¡Resucitó! Es la luz que ilumina resplandeciente nuestras noches y oscuridades.

¡Resucitó! Es la esencia del discípulo: vida, luz y paz en el corazón. ¡Cristo está vivo! Con su vida nos da nueva esperanza.
Después de los días aciagos, solamente unas mujeres encuentran la fuerza suficiente para encaminarse hacia el sepulcro la mañana del primer día. Las únicas que soportaron el tormento de contemplar a Cristo en la cruz, son las mismas que ahora quieren contemplar el sepulcro de quien tanto amaban. Ha transcurrido el sábado, día del reposo y tiempo sagrado para los judíos, que ahora se vuelve tiempo viejo como el sepulcro que pretende mantener encerrada la vida. Parecería que triunfa la muerte y con ella aquellos que han crucificado a Jesús. Las dos mujeres buscan un sepulcro, pero encuentran una tumba vacía. Quieren despedir al muerto y encuentran al Cristo Vivo. Esperan cerrar un capítulo doloroso en su vida y encuentran una nueva misión: proclamar la Resurrección y la Vida. Estas mujeres fieles, que no abandonaron a Jesús y que regresaron para terminar lo que había faltado en el funeral, se convierten en las primeras testigos de la Resurrección. Ahora ellas tienen una mayor responsabilidad: son constituidas testigos con pleno derecho, aunque los discípulos opongan resistencia para aceptarlo. Nosotros también nos hemos acercado en esta noche de Vigila Pascual al acontecimiento más grandioso de nuestra vida, a la experiencia más trascendental para cada uno de nosotros: experimentar la vida de Cristo Resucitado en nuestra propia vida.
Inicia un tiempo nuevo. Atrás ha quedado el sábado y ha iniciado el primer día de una nueva era: la era de la vida, del amor y del triunfo. Atrás han quedado las normas, las leyes y los temores; se inicia el tiempo de la vida y este día se convierte en el primer “domingo”, “día del Señor”. “No teman”, son las palabras del Ángel que inauguran este nuevo tiempo y que en todo el camino pascual se repetirán constantemente, primero en negativo y después en positivo: “La paz esté con ustedes”. Porque la resurrección de Jesús no solamente vence los temores sino que produce la paz. La alegría es un eje constante para quien ha sido llamado a anunciar la resurrección. La verdadera alegría, la que contagia, la que vence las dudas, la que produce armonía en el corazón, la que supera los temores. Todo se hace nuevo y diferente. El ángel con sus palabras les confirma con certeza lo que ellas buscaban: “Jesús, el crucificado”, pero las reconduce por un camino muy diferente: “No está aquí”. Sí, el crucificado, el fracasado, el abandonado, no está aquí. Es cierto que es el mismo Jesús pero que ahora ha sido transformado en el Cristo Glorioso. Pueden cerciorarse buscando en la tumba vacía, pero no pueden ahora permanecer indiferentes, ahora deben anunciar a todo el
universo: “Ha resucitado, como lo había dicho”.
También a nosotros nos invita el Ángel a cerciorarnos de que es Jesús el crucificado, el colocado en la tumba, pero que esa tumba vacía está proclamando su resurrección. No podemos tampoco nosotros quedarnos indiferentes. Si Cristo está vivo necesitamos proclamarlo. No podemos quedarnos en los temores, en las cruces de injusticia, necesitamos manifestar la vida. Hoy también muchas mujeres, y muchos hombres, deberían ser informados que Jesús, el Crucificado, no se encuentra en la tumba. Hay quienes siguen cargando una cruz sin sentido, hay quienes llevan el sufrimiento a cuestas sin ilusión, como si Cristo no hubiese resucitado. Y el sufrimiento, la cruz y el sepulcro sólo tendrán sentido si se ha experimentado la Resurrección de Cristo. Si no, nos producirán un sentido fatalista de fracaso y se perderá el sentido de la propia existencia. Tan trascendental es el experimentar a Cristo vivo.
Con “temor y alegría” las dos Marías se encaminan presurosas a cumplir su tarea. No es ya el temor que paraliza, sino el temor que dinamiza y la alegría que impulsa. No las detiene el hecho de que sean mujeres, pequeñas y su palabra considerada de poco valor. Cuando la vida en el interior estalla no importa si los demás les creerán y se manifiesta espontáneamente. Se ponen en camino, de prisa como lo había dicho el ángel. La vida tiene que anunciarse y la luz tiene que difundirse, no se puede quedar guardada en el corazón. Que la felicidad cuanto más se difunde, más se acrecienta. Es curioso que tanto el ángel, como después Jesús, las envían a Galilea como si se tratara de regresar a los inicios y a la pequeñez. No es vivir en el pasado, sino recobrar las raíces de toda una experiencia de vida. No es en el sepulcro ni en la muerte donde encontrarán a Jesús, sino en la lucha diaria en pro de la vida, en los olvidados y pequeños, ahí es donde Jesús se hace presente. El mundo no puede ni debe ignorar la Resurrección de su Señor, a todos debe darse la oportunidad de conocer que Jesús ha sido resucitado porque en su Resurrección todos encontraremos la vida. Y Galilea, la región abandonada, pobre y gentil, se convierte en centro que irradiará la nueva luz, porque Jesús allí inició su proyecto de salvación.
Se expande por doquiera la noticia y tiene que hacerse presente también en nuestros días. También a cada uno de sus discípulos se le dan las pistas de esta nueva forma de generar vida. También somos enviados a Galilea porque ahí se descubre la presencia de la alegría pascual: donde se hacen presentes el servicio, el amor fraterno y las bienaventuranzas. Cristo está vivo en medio de los pobres que comparten generosamente lo que tienen, donde la gente sufre pero es capaz de esperanza, de fiesta y de alegría. Tendremos que proclamar con entusiasmo la alegría de que Cristo ha resucitado pero también tendremos que ser capaces de descubrirla y hacerla germinar en todos los sitios de las nuevas galileas de nuestros tiempos. Sí, el Señor se nos mostrará en cada momento de nuestra vida cotidiana, en la Galilea humilde de nuestros hogares, en el trabajo de los pobres, al lado de los marginados. Hoy proclamemos a grito abierto: ¡Ha resucitado el Señor!
Dios nuestro, que por medio de tu Hijo venciste a la muerte y nos has abierto las puertas de la vida, concédenos defender, cuidar y vivir una vida plena. Amén.

 

11/04/2017-05:31
Felipe Arizmendi Esquivel

“Si hubieras estado aquí...”

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

VER
En mi programa semanal de radio Pregúntale al Obispo, una persona me mandó este mensaje: “Es la primera vez que me comunico con usted y quiero hacerle una pregunta. Tal vez no entiendo cómo Dios aplica su justicia. Me divorcie hace más de 10 años, porque mi ex-esposo era adicto a las drogas y a las mujeres. Fue un periodo muy oscuro en mi vida. Me quedé con mis tres hijas. El me quitó todo lo que teníamos; me dejó en la calle con mis hijas. Le pedí a Dios que me ayudara y no me escuchó. El inicio de mi nueva vida sola fue muy difícil: rentar casa, sostener a mis niñas y todo lo demás. Mientras, el padre de mis hijas tranquilo y feliz con mujeres, fiestas y mucho dinero. Mi pregunta es por qué Dios no nos ayuda a nosotras y le da a manos llenas al padre de mis hijas, que ha hecho tanto daño a mucha gente. Esto es solo un poco de la historia de mi vida”.
Es el mismo cuestionamiento que nos hacemos ante una enfermedad imprevista, un accidente, un secuestro, un terremoto, una inundación, y en definitiva, ante la muerte. ¿Dónde está Dios? ¿Existe, en verdad? ¿Por qué no nos escucha? Ante tanta maldad a nuestro alrededor, ante esposos y padres que son tan injustos, ante tantas personas degradadas y sin remordimientos de conciencia, ante tantos crímenes, ¿qué hace Dios? ¿No le importa lo que nos pasa? ¿Por qué no lo vemos actuar en nuestro favor y no nos protege? Es el mismo grito de Jesús en la cruz:
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado” (Mt 27,46).
Muchas personas, sobre todo jóvenes, se consumen en la soledad, porque no experimentan que alguien les ame, ni siquiera sus padres, aunque éstos les proporcionen lo necesario para sobrevivir. La tentación del suicidio es creciente. Refugiarse en el alcohol y las drogas es una búsqueda desesperada de moderar o acallar la soledad afectiva. Formar pandillas y grupos delictivos es un escape, falso en sí, pero que refleja la necesidad de familia, de seguridad, de futuro.

PENSAR
En estos días, próximos a Semana Santa, escuchamos la queja de Marta y María, hermanas de Lázaro, dirigida a Jesús: “Si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano” (Jn 11,21.32).
En efecto, si Jesús estuviera en las familias, no moriría el amor; habría vida, armonía y paz. Si los jóvenes conocieran a Jesús, no se suicidarían. Si los alcohólicos y drogadictos se apegaran a Jesús, resucitarían. Si los ladrones, secuestradores y asesinos estuvieran cerca de Jesús, se quitarían esa cadena y pesada loza que no los deja ser libres. Si los padres de familia y los esposos aceptaran a Jesús en su corazón, serían fieles, responsables y cercanos a sus hijos. Si los gobernantes profesaran una fe sincera a Jesús, no olerían a corrupción, sino que desgastarían su vida para que los pueblos tengan vida en plenitud.
El Papa Francisco ha dicho: “Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias” (EG 6).

ACTUAR
Ante tantos males y problemas que nos aquejan, me hago eco de lo que nos dice el Papa Francisco:
“Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor. Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». Insisto una vez más: Dios no se cansa nunca de perdonar. Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos lanza hacia adelante!” (EG 3).

 

11/04/2017-04:50
Isabel Orellana Vilches

Santa Teresa de Jesús de los Andes – 12 de abril

(ZENIT – Madrid).- Belleza y virtud, junto a un carácter extremadamente sensible y apasionado que orientó hacia Cristo, fueron rasgos de Juanita Fernández Solar, primera chilena canonizada. Ebria de amor por Él, decía: «Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca». Pertenecía a una respetable familia de Santiago de Chile, donde nació el 13 de julio de 1900. De un estatus acomodado habían descendido a una clase social menos elevada. Pero cariño no le faltó: «Jesús no quiso que naciese como Él, pobre. Y nací en medio de las riquezas, regalona de todos».
Apegada a la familia, bien cuando tenía que separarse de ella por cualquier motivo o por razones de vida, como la pérdida de su abuelo, no podía evitar que le embargase hondo pesar. Se formó con las teresianas y en el colegio del Sagrado Corazón. Después de una intervención de apendicitis en 1914, parece que por causa de la anestesia tuvo un arranque de mal genio que fue cercenado de raíz por Lucía, su madre. En 1915 la matriculó interna en el colegio y esta decisión surtió el efecto deseado. La adolescente modificó su comportamiento, aunque hubo alguna otra salida de tono como la reseñada, pero fue puntual. Creció siendo una niña bondadosa, devota de la Eucaristía y de María, piedad acrecentada después de recibir la primera comunión. A los 14 años sintió que Dios le invitaba a una entrega total.
Aunque la economía familiar no fuera boyante, cultivó aficiones reservadas entonces a personas de alta posición. Equitación, tenis y natación fueron deportes que practicó y en los que destacó pese a que su salud era endeble. Especialmente sufría de pertinaces y molestas jaquecas que soportaba con entereza. Tocaba el piano, el órgano y la guitarra. Era catequista y estaba involucrada en acciones solidarias. Dispuesta a seguir a Cristo, la vocación carmelita se afianzó en su corazón alentada por la lectura de las biografías de Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Isabel de la Trinidad y Teresa de Lisieux. «Estoy leyendo la VIDA de Santa Teresa. ¡Cuánto me enseña! ¡Cuántos horizontes me descubre!». Si iba a compartir con ellos las mieles del Carmelo tenía que comenzar a imitarles en gestos sencillos, cotidianos, en los que está amasada la santidad: «Hoy me he vencido mucho para no rabiar. Dios mío, tú me has ayudado. Gracias te doy. En los arreglos y recreos he sido perfecta por ellos. Pero no tanto en las clases».
Los compromisos sociales, como su ingreso en sociedad en 1918, le incomodaban por lo inoportunos que eran para el camino emprendido: «Muchas veces no puedo ni hacer oración. En esto consiste mi mayor pena, pues paso constantemente con todos, porque no me dejan un momento. Pero mi vida, puedo decir, es una oración continuada, pues todo lo que hago, lo hago por amor a mi Jesús». En mayo de 1919 ingresó en el convento carmelita de los Andes. Allí tomó el nombre de Teresa de Jesús. Su único afán: Cristo. «Amarte y servirte con fidelidad; parecerme y asemejarme en todo a Ti. En eso consistirá toda mi ambición».
Se despidió de los suyos con cierta aflicción, pero le acompañaba la certeza de que este sacrificio gozosamente ofrecido a Cristo repercutiría en bendiciones para ellos. Cada uno de los miembros de la familia tenía sus problemas, unos más serios que otros, incluidas crisis de fe. Y desde el claustro les alentaba en bellísimas y profundas cartas que rezumaban un gozo impropio de este mundo. Por encima de dificultades comunitarias, como la que tuvo con la responsable de su formación, nada pudo ensombrecer su felicidad al saberse esposa de Cristo. Seguro que la experiencia de Teresa de Lisieux, doctora en las lides convivenciales con algunas hermanas de difícil carácter, ayudó a la santa chilena a sobrellevar con dignidad la situación, amando el silencio que María nos enseñó al guardar las cosas en su corazón. Vivía los matices de la caridad paulina, soportando deslices ajenos con paciencia, disculpándolo todo. Además, contaba con el afecto y ternura de la priora.
En el exterior sus allegados podían respirar tranquilos. En su correspondencia iba desgranando cuánta era su alegría: «Amanecí muy cantora. Hice la celda cantando (pero porque era día de recreo). Formábamos dúo con otra hermanita novicia... Después, en el recreo, todas nos embromaban. Así pasamos la vida, hermanita querida, orando, trabajando y riéndonos... Dios es amor y alegría y Él nos la comunica. Cómo quisiera, desde que tuve uso de razón, haberme aplicado a conocer a este Dios tan bueno. Ámale...». «Todo es sencillez y alegría en el Carmen. Cada una se esmera en poner de su parte cuanto pueda para alegrar a sus hermanas. Verdaderamente es un encanto vivir en medio de santas hermanas, pues todas no forman sino un corazón». Iba labrando su santidad. En su diario había escrito: «La historia de mi alma se resume en dos palabras: ‘sufrir y amar’»... «El sufrimiento no me es desconocido. En él encuentro mi alegría, pues en la cruz se encuentra Jesús y Él es amor. Y, ¿qué importa sufrir cuando se ama?».
En 1920 confió a su confesor la íntima persuasión de su inminente deceso. Unos meses atrás en una misiva que envió a su familia había aludido a lo que supone el fin de la vida para una persona de fe: «Para una carmelita la muerte no tiene nada de espantable. Va a vivir la vida verdadera. Va a caer en brazos del que amó aquí en la tierra sobre todas las cosas. Se va a sumergir eternamente en el amor». Pero sin motivos aparentes, puesto que no había ningún indicio de enfermedad, y siendo tan joven –le faltaban tres meses para cumplir 20 años–, se comprende que el sacerdote no diese mayor importancia al comentario que hizo. Con su sencillez y humildad se había revelado como una gran promesa para el Carmelo. No llevaba ni un año en el convento. ¿Quién iba a pensar en tan pronta desaparición? Pero contrajo el tifus el 2 de abril de ese año. Cuatro días más tarde profesó «in articulo mortis» y el 12 falleció. Juan Pablo II la beatificó el 3 de abril de 1987. Él mismo la canonizó el 21 de marzo de 1993.