Servicio diario - 23 de abril de 2017


Regina Coeli: la misericordia, un “modo de conocimiento” que abre el espíritu y el corazón
Raquel Anillo

España: Bienaventurado Luis Antonio Ormières, un ejemplo para el mundo de la educación
Anne Kurian

Pascua: el papa da las gracias por los mensajes de felicitación
Raquel Anillo


 

23/04/2017-17:53
Raquel Anillo

Regina Coeli: la misericordia, un “modo de conocimiento” que abre el espíritu y el corazón

(ZENIT- Ciudad del Vaticano). – La misericordia es un “verdadero modo de
conocimiento”, ha asegurado el papa Francisco en el Regina Coeli del 23 de abril de 2017, Domingo de la divina misericordia: abre “la puerta del espíritu” y la “puerta del corazón”.
“Sabemos que le conocemos a través de diferentes formas: los sentidos, la intuición, la razón... Lo podemos conocer también a través de la experiencia de la misericordia” ha declarado el papa en la introducción de la oración mariana en la plaza San Pedro, en el segundo domingo de Pascua.
“La misericordia, lo que persigue, es hacernos comprender que la violencia, el rencor, la venganza no tienen ningún sentido”, y que la “primera víctima” es “aquel que vive de estos sentimientos”. La misericordia también permite “expresar la cercanía sobre todo hacía aquellos que están solos y marginados... Favorece el reconocimiento de aquellos que tienen necesidad de ser consolados y hace encontrar las palabras adaptadas para reconfortarles”.
Y el papa concluye: “No olvidemos nunca que la misericordia es la piedra clave en la vida de fe y la forma concreta a través de la cual hacemos visible la resurrección de Jesús”.

AK/RA

Palabras del papa antes del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
Cada domingo, hacemos memoria de la resurrección del Señor Jesús, pero en este periodo de después de Pascua, el domingo reviste un significado más claro. En la tradición de la Iglesia, a este domingo después de Pascua, se le denomina “in albis”. Qué significa esto? La expresión intenta recordar el rito que cumplían aquellos que habían recibido el bautismo en la Vigilia pascual. A cada uno de ellos se les ponía una ropa blanca – “alba”, blanca – para indicar su nueva dignidad de hijos de Dios. Hoy aún se sigue haciendo lo mismo; se les ofrece a los recién nacidos una pequeña ropa simbólica, mientras que los adultos se ponen uno de verdad, como lo hemos visto en la Vigilia pascual. Esta ropa blanca, en el pasado, se llevaba durante una semana hasta el domingo in albis. Y de ahí deriva el nombre in albis deponendis, que significa el domingo en el cuál se quitan la ropa blanca. Y una vez quitada la ropa, los neófitos comenzaban su nueva vida en Cristo y en la Iglesia.
Hay otra cosa: en el Jubileo del año 2000, San Juan Pablo II estableció que este domingo seria dedicado a la Divina Misericordia. Es verdad. Esto ha sido una bonita intuición, ha sido el Espíritu Santo quién le ha inspirado! Hace unos meses, hemos concluido el Jubileo extraordinario de la Misericordia y este domingo nos invita a retomar con fuerza la gracia que viene de la misericordia de Dios.
El Evangelio de hoy es el relato de la aparición de Cristo resucitado a los discípulos reunidos en el cenáculo (cf. Jn 20, 19-31). San Juan escribe que Jesús, después de haber saludado a sus discípulos, les dice: “Lo mismo que el Padre me ha enviado, así también os envío”. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos” (vv. 21-23). Es el sentido de la misericordia, presentada el día de la resurrección de Jesús como perdón de los pecados. Jesús resucitado, ha transmitido a su Iglesia, como primera misión, su propia misión de llevar a todos el anuncio concreto del perdón. Es el primer deber: anunciar el perdón. Este signo visible de su misericordia conlleva en él la paz del corazón y la alegría del encuentro renovado en con el Señor.
La misericordia a la luz de la Pascua se deja percibir como una verdadera forma de conocimiento. Es importante: la misericordia es un modo verdadero de conocimiento. Sabemos que la conocemos a través de diferentes formas: el sentido, la intuición, la razón y otros. Se la puede conocer también a través de la experiencia de la misericordia, porque la misericordia abre la puerta del espíritu para comprender mejor el misterio de Dios y de nuestra existencia personal. La misericordia nos hace comprender que la violencia, el rencor, la venganza no tienen ningún sentido y la primera víctima es aquel que vive de estos sentimientos, porque se priva de su dignidad. La misericordia también abre la puerta del corazón y permite expresar la cercanía sobre todo hacia aquellos que están solos y marginados, porque les hace sentirse hermanos y hermanas de un solo Padre. Favorece el reconocimiento de aquellos que tienen necesidad de consuelo y hace encontrar palabras que les reconforten.
Hermanos y hermanas, la misericordia calienta el corazón y le hace sensible a las necesidades de los hermanos, a través del compartir y la participación. La misericordia, en definitiva, compromete a todos a ser instrumentos de justicia, de reconciliación y de paz. No olvidemos nunca que la misericordia es la piedra clave en la vida de fe y la forma concreta a través de la cuál hacemos visible la resurrección de Jesús.
Que María, la Madre de Misericordia, nos ayude a creer y a vivir con alegría esto.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

 

23/04/2017-18:10
Anne Kurian

España: Bienaventurado Luis Antonio Ormières, un ejemplo para el mundo de la educación

(ZENIT- Ciudad del Vaticano 23 de abril de 2017). – Al día siguiente de la beatificación del padre Luis Antonio Ormiéres (1809-1890), en Oviedo, España, el 22 de abril de 2017, el papa Francisco ha saludado su memoria, como ejemplo para el mundo de la educación.
“Ha derrochado sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de la educación, por eso funda la Congregación de las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda”, ha recordado en el Regina Coeli del 23 de abril de 2017, en la plaza San Pedro. Y de desear: “que su ejemplo y su intercesión ayuden en particular a los que trabajan en las escuelas y en el mundo de la educación”.
Nacido el 14 de julio de 1809 en un pequeño pueblo de los Pirineos franceses, Quillan, en una familia profundamente cristiana, entra en el seminario de Carcassonne a los 16 años, y a los veinticuatro años, en 1833, fue ordenado sacerdote.
En diciembre de 1839 funda la congregación de las hermanas del Santo Ángel de la Guarda, abriendo una escuela en Quillan: las consagradas tenían como vocación “hacerse pequeñas con los pequeños”. A partir de 1883, pasa los últimos años de su vida en España donde muere el 16 de enero de 1890.
“El nuevo bienaventurado era un hombre emprendedor, un educador nacido con una personalidad rica de virtudes cristianas, como la fe, la esperanza, la caridad y de calidades humanas como la bondad, la gratitud, la serenidad, la amistad”, ha subrayado el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos, a lo largo de la celebración de beatificación.
“En él, ha añadido el cardenal en su homilía transmitida por Radio Vaticano, la misericordia de Dios tiene preferencia por los pequeños, los pobres, los inocentes”: “era tan generoso asistiendo a los enfermos que el obispo le llama verdadero mártir de la caridad. Invitó a sus hijas espirituales a imitarle en la ayuda a los desdichados. Decía: “Hijas mías, tenéis que poneros las alas y tener ánimo”.
Ante unos 2500 fieles de 11 nacionalidades que participaban en la ceremonia, el cardenal Amato también ha saludado a las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda, hoy presentes en Europa (España, Alemania, Italia), Asia (Japón), África (Mali, Costa de Marfil) y en América (Venezuela, Colombia, Ecuador, Estados Unidos, México, Nicaragua, Salvador): “Su misión es la de ser verdaderos ángeles guardianes del prójimo que tienen necesidad de dirección y de consuelo, con una actitud de simplicidad, de fe humilde y confianza en Dios, de generosidad en el servicio, de disponibilidad en el anuncio del reino de Dios por el testimonio coherente del Evangelio”.

Traducción de Raquel Anillo

 

23/04/2017-19:30
Raquel Anillo

Pascua: el papa da las gracias por los mensajes de felicitación

(ZENIT- Ciudad del Vaticano). – El papa Francisco ha dado las gracias a los fieles por los mensajes de felicitación que le han dirigido en Pascua, en el Regina Coeli del 23 de abril de 2017.
Ante la gente presente en la plaza San Pedro, en el segundo domingo Pascua, ha deseado “para cada uno y para cada familia la gracia del Señor Resucitado”.
He aquí nuestra traducción íntegra de las palabras que el papa ha pronunciado después de la oración mariana.

AK/RA

Palabras del papa después del Regina Coeli

Queridos hermanos y hermanas,
Ayer en Oviedo, España, el Padre Luis Antonio Ormières ha sido proclamado Bienaventurado. Vivió en el siglo XIX, ha derrochado sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de la educación, y por eso funda la Congregación de las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda. Que su ejemplo y su intercesión ayuden en particular a aquellos que trabajan en las escuelas y en los medios educativos.
Os saludo de todo corazón, fieles romanos y peregrinos de Italia y de tantos otros países, en particular la Confraternidad St Sebastianus de Kerkrade (Países Bajos), le Nigerian Catholic Secretariat y la parroquia Liebfrauen de Bocholt (Alemania).
Saludo a los peregrinos polacos, y expreso mi vivo aprecio por la iniciativa de Cáritas de Polonia en favor de numerosas familias en Siria.
Un saludo especial a los fieles de la Divina Misericordia presentes hoy en la iglesia Santo Spirito in Sassia
. Lo mismo que a los participantes del ”Curso por la Paz” : una estafeta que sale hoy de esta plaza para ir a Wittenberg, Alemania.
Saludo a los numerosos grupos de jóvenes, especialmente a los que se van a confirmar o a los ya confirmados. Sois muchos! De la diócesis de Piacenza-Bobbio. Trento, Cuneo, Milán, Lodi, Cremona, Bergamo y Vincenza. Lo mismo que a la escuela “Masaccio” de Treviso y al Instituto “San Carpoforo” de Como.
En fin, doy las gracias a todos aquellos que en este periodo me han enviado mensajes felicitándome la Pascua. Les devuelvo de todo corazón invocando para cada uno y para cada familia la gracia del Señor Resucitado.
Buen domingo a todos, y por favor no os olvidéis de rezar por mi. Buen apetito y adiós.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo