Francisco \ Documentos

La corrupción, la peor plaga, cáncer que consume el hombre y la sociedad: El Papa en el prefacio del libro del Card. Turkson

RV | 15/06/2017


 

Fue publicado este 15 de junio, con el prefacio del Santo Padre, un libro-entrevista del cardenal Peter Turkson con Victor V. Alberti, titulado "Corrosión", sobre el combatir la corrupción en la Iglesia y en la sociedad. El libro se publica en concomitancia con el debate sobre corrupción organizado en el Vaticano por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, del cual es presidente el Card. Peter Turkson, en colaboración con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y en el que participa un grupo formado por cristianos y no cristianos, personalidades eclesiásticas e institucionales, jueces, representantes de la policía, miembros  de movimientos y organizaciones, víctimas de delitos, periodistas e intelectuales, provenientes de diversas partes del mundo.

“¿Qué es lo que está en el origen de la explotación del hombre sobre otro hombre? ¿Qué hay en el origen de la degradación y de la falta de desarrollo? ¿Qué hay en el origen de la trata de personas, de las armas, de las drogas? ¿Qué en el origen de la injusticia social y de la mortificación del mérito? ¿Qué cosa está en el origen de la ausencia de servicios para las personas? ¿Qué hay en la raíz de la esclavitud, del desempleo, del abandono de la ciudad, de los bienes comunes y la naturaleza? ¿Qué cosa, en definitiva, lacera el derecho fundamental del ser humano, la integridad del medio ambiente?”. Esta serie de preguntas, planteadas tras el análisis de la raíz etimológica de la corrupción (laceración, ruptura, descomposición, desintegración) ,y de la relación del ser humano con Dios, con su prójimo y con la creación, introducen la reflexión del Papa Francisco sobre el libro del Card. Turkson, cuya síntesis ofrecemos a continuación:

La corrupción, lenguaje de mafias y organizaciones criminales

La corrupción, escribe el Papa al responder a las preguntas, es el arma, la lengua más común de las mafias y organizaciones criminales en el mundo. Es un proceso de muerte “que nutre la cultura de la muerte”, y en relación a ello el pontífice señala la influencia de la cuestión cultural de nuestros días: “Hoy en día mucha gente no puede ni siquiera imaginar el futuro; hoy en día es difícil para un hombre joven creer verdaderamente en su futuro, en cualquier futuro, y lo mismo para su familia. Éste tiempo de vasta crisis, retrata la crisis más profunda que involucra nuestra cultura. Es en este contexto, que debe ser vista y entendida la corrupción en sus diversos aspectos”.

La corrupción, una tentación de la cual nadie está exento

El Papa advierte sobre la tentación de la corrupción, a la cual todos estamos expuestos y pone en guardia sobre la posibilidad de que ésta vuelva a presentarse, “aun cuando creemos haberla vencido”.

La misericordia, un camino para combatir la corrupción

En la prosecución del prefacio el Santo Padre vuelve a abordar la problemática de la cerrazón que comporta la corrupción de la persona, y la lleva a  “la actitud triunfalista de los que se sienten más inteligentes y astutos que los demás”, en contraposición con la misericordia que “permite superarse en espíritu de búsqueda”, y nota, asimismo, que “la persona corrupta, sin embargo, no se da cuenta de que se está construyendo, por sí mismo, su propia cadena. Un pecador puede pedir perdón, un corrupto se olvida de pedirlo. ¿Por qué? Porque no necesita ir más allá, ni buscar pistas más allá de sí mismo: está cansado pero satisfecho, lleno de sí mismo”.

El mayor peligro para la Iglesia: la mundanidad espiritual

En este punto el Papa señala los diferentes pasajes en los que nace y se insinúa la corrupción, abordados por el Cardenal Turkson en el libro, y se detiene en la realidad de la Iglesia. “La mundanidad espiritual - por lo tanto la corrupción –es más desastrosa que la lepra infame” escribe.

“Nuestra corrupción es la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo, el hacer prevalecer sólo el espíritu del mundo en nuestras vidas, el sentido de la indiferencia. Es con esta conciencia que nosotros, los hombres y mujeres de la Iglesia, podemos acompañar a nosotros mismos y a la humanidad sufriente, en especial a los oprimidos por las consecuencias criminales y por la degradación generadas por la corrupción”.

Denunciar los males, hacer valer la misericordia

Ya casi en la conclusión el Santo Padre se refiere a la belleza del lugar desde donde escribe, es decir, del Vaticano, un lugar “donde el ingenio humano ha tratado de elevarse y trascender”, cuya belleza“no es un accesorio cosmético, sino algo que se centra en la persona humana para que pueda alzar su cabeza contra todas las injusticias”. Una belleza que según el Papa, tiene que casarse con la justicia:

“Debemos hablar de la corrupción, denunciar los males, comprenderla, mostrar la voluntad de hacer valer la misericordia sobre la mezquindad, la curiosidad y la creatividad sobre el cansancio resignado, la belleza sobre la nada. Nosotros, cristianos y no cristianos, - añade - somos copos de nieve, pero si nos unimos podemos llegar a ser una avalancha: un movimiento fuerte y constructivo”.

“He aquí el nuevo humanismo, este renacimiento, esta re - creación contra la corrupción que podemos lograr con valor profético – concluye el Pontífice. Todos debemos trabajar juntos, los cristianos, no cristianos, la gente de todas las confesiones y los no creyentes, para combatir esta forma de blasfemia, este tipo de cáncer que desgasta nuestras vidas. Es urgente tomar conciencia y para eso se necesita educación y cultura misericordiosa, se necesita la cooperación de cada uno según las propias posibilidades, talentos y creatividad”.

(Griselda Mutual- Radio Vaticano)