Servicio diario - 15 de junio de 2017


Venezuela: el Papa considera que las elecciones son una salida a la crisis
Redacción

El obispo de Roma inaugurará el congreso eclesial de su diócesis
Redacción

Publican un libro-entrevista al cardenal Turkson, con un prólogo del papa Francisco
Redacción

Encuentro en el Vaticano profundizó sobre migrantes, refugiados y víctimas de la trata
Redacción

Ayuda a la Iglesia Necesitada presenta a la UE un plan Marshall para Nínive
Redacción

Pastores con misericordia
Felipe Arizmendi Esquivel

Beata María Teresa Scherer – 16 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

15 junio 2017
Redacción

Venezuela: el Papa considera que las elecciones son una salida a la crisis

Lo reitera en una carta el secretario de Estado, Pietro Parolin. En Roma el embajador de Venezuela asegura que en su país no hay crisis humanitaria

(ZENIT – Roma).- El secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, en una carta enviada a seis ex-presidentes de América Latina reitera la posición oficial del Papa Francisco sobre la crisis en Venezuela y para que exista una posible mediación de la Santa Sede.
El cardenal escribe: “Las condiciones son las señaladas en mi carta del 1° de diciembre de 2016″, que fue escrita en en nombre del papa Francisco y por disposición Suya. Y la misiva señala: “condiciones muy claras” y que “la celebración de las elecciones constitucionalmente previstas, podría solucionar la grave situación de Venezuela y el sufrimiento al que se ve sometida la población”.
La carta escrita por el cardenal Pietro Parolin, está dirigida a los ex presidentes Andrés Pastrana, Colombia; Jorge Quiroga, Bolivia; Laura Chinchilla y Miguel Ángel Rodríguez, Costa Rica; Luis Alberto Lacalle, Uruguay; y Mireya Moscoso, Panamá.
En los dos últimos meses la represión policial a las manifestaciones ha dejado un saldo de más de 60 muertos, los cuales fueron documentados al Papa por los cardenales venezolanos que tuvieron audiencia el 8 de junio en el Vaticano. Llega ahora también la noticia de la muerte de Enrique Antonio Schutte empresario de 26 años, sobrino del Cardenal Jorge Urosa Savino, arzobispo de Caracas, encontrado carbonizado y con disparos en la cabeza.
De otro lado en Roma, en el congreso “Un sueño ítalo-latinoamericano” organizado por el Instituto Italo-Latinoamericano en la Cámara de Diputados de Italia, el embajador de Venezuela en este país, Juan Isaías Rodríguez Díaz, negó que haya en curso en su país una “crisis humanitaria”, sino que  su país “en este momento es víctima de una guerra petrolera”.

A continuación el texto de la carta

Ciudad del Vaticano, 13 de junio de 2017.
Prot. N.7964/17/RS

Excelentísimos señores:
Se ha recibido en esta Secretaría de Estado la carta del pasado 1° de mayo, con la que ustedes presentaban al Santo Padre su punto de vista sobre la situación venezolana y adjuntaban dos declaraciones de respaldo al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos.
Al agradecer el confiado gesto y su reconocimiento de la preocupación del Papa Francisco por el sufrimiento que padece el pueblo venezolano, quiero comunicarles que su misiva ha sido transmitida a Su Santidad, el cual sigue con atención los avatares de esa querida Nación y, en la medida de sus posibilidades, está tratando de ayudar a encontrar una solución ante las graves dificultades actuales.
Al respecto, deseo asegurarle que la Santa Sede, siguiendo las disposiciones del Santo Padre y en comunión con la Iglesia venezolana, ha hecho todo lo posible, desde la posición a la que fue invitada tanto por el Gobierno de Venezuela como por la Mesa de Unidad Democrática, para que se alcanzase un acuerdo político entre las partes que concretase una salida democrática, pacífica y viable a la crisis venezolana.
Por ello, no puede caber duda alguna de que las condiciones a las que hace referencia el Papa Francisco para que sea retomada la vía de la negociación en Venezuela son las señaladas en mi carta del 1° de diciembre de 2016, que fue escrita en Su nombre y por disposición Suya.
En la actualidad, la Santa Sede continúa considerando que una negociación seria y sincera entre las partes, basada en unas condiciones muy claras, comenzando por la celebración de las elecciones constitucionalmente previstas, podría solucionar la grave situación de Venezuela y el sufrimiento al que se ve sometida la población.
Por último, me complace comunicarles que el Santo Padre podría saludarles al final de una Audiencia General de los miércoles. En tal ocasión, yo podría recibirles personalmente.
Al trasmitirles la implorada bendición de Su Santidad, aprovecho esta oportunidad para expresarles el testimonio de mi consideración y estima.

Card. Pietro Parolin
Secretario de Estado de Su Santidad
————–
A los Excmos. Srs.
Laura CHINCHILLA
Luis Alberto LA CALLE
Mireya MOSCOSO
Andrés PASTRANA
Jorge Tuto QUIROGA y
Miguel Angel  RODRIGUEZ

Leer más sobre la situación de Venezuela, la Iglesia y las relaciones con la Santa Sede

 

15/06/2017-15:39
Redacción

El obispo de Roma inaugurará el congreso eclesial de su diócesis

(ZENIT – Roma, 15 Jun. 2017).- El Papa Francisco inaugurará este próximo lunes 19, en la catedral de la Ciudad Eterna, los trabajos del Congreso eclesial diocesano de Roma. El tema central es: “¡No dejémoslos solos! Acompañar a los padres en la educación de los hijos adolescentes”.
Así el obispo de Roma abrirá el congreso de su diócesis en la basílica de San Juan de Letrán y después le presentarán los temas de los seis talleres que se desarrollarán el día sucesivo en las 36 prefecturas de la diócesis.
Los temas de los seis talleres del martes 20 son: “La casa y la vida en familia”, “La escuela y el estudio”, “Interactuar con la soledad de las redes sociales”, “Las relaciones entre las generaciones”, “La precariedad de la vida: pobreza, sufrimiento, muerte”, “Superar el aislamiento de las familias”.
Los participantes recibirán el lunes 19, el material didáctico que contiene guías útiles para la confrontación, con una primera parte introductoria y amplias referencias a la Amoris Laetitia, además de una segunda parte de preguntas, con el objetivo de no alejarse de la concreción de la vida y de la realidad pastoral y de llegar a la formulación de propuestas.
Como de costumbre, el Congreso diocesano concluirá el año pastoral pero tendrá su epílogo el lunes 18 de septiembre cuando en la Basílica de San Juan de Letrán, los obispos auxiliares referirán los resultados de los talleres desarrollados en las prefecturas de los propios sectores y el arzobispo vicario Angelo De Donatis expondrá las orientaciones pastorales para el nuevo año.
Concluirá el encuentro el cardenal vicario Agostino Vallini quien concluye su mandato dentro de pocos días, cuando asumirá el nuevo vicario general para la diócesis de Roma, el arzobispo De Donatis, nombrado por el Santo Padre, el 26 de mayo pasado.

 

15/06/2017-17:15
Redacción

Publican un libro-entrevista al cardenal Turkson, con un prólogo del papa Francisco

(ZENIT – Roma, 15 Jun. 2017).- El mismo día en que se realiza en el Vaticano un debate internacional sobre la corrupción, sale a la luz el libro entrevista al cardenal Peter Turkson, prefecto del dicasterio del Desarrollo humano integral, que cuenta con un prólogo del papa Francisco.
El debate organizado este jueves por dicho dicasterio, en colaboración con la Academia Pontificia de Ciencias Sociales, se realiza en la Casina Pio IV. En cambio el libro entrevista ‘Corrosión’, es de Vittorio V. Alberti y publicado por Rizzoli.
El Papa señala que la palabra corrupto hacer recordar a “corazón roto”, “manchado por algo”, “arruinado”, profundizando uno de los males que más ha combatido durante su pontificado.
Así el Pontífice señala dos factores, “el estado interior” de una persona y “el hecho social”. Y parte de tres relaciones que caracterizan la vida humana: con Dios, con el prójimo y con el ambiente.
Por ello cuando indica el Papa, cuando una persona es honesta vive estas relaciones responsablemente, mirando al bien común. Al contrario el hombre que se deja corromper ‘sufre una caída’ y una ‘conducta antisocial’. Así la corrupción acaba por “disolver la validez de las relaciones” y se rompen los “pilares” de la coexistencia entre las personas, prevalecen los intereses particulares y es como un veneno que “contamina todas las perspectivas”.
El “corrupto” es en el fondo uno que tiene el “mal olor” de un corazón en descomposición. Y esto está en el origen de la explotación, del degrado, de la injusticia social, de la “mortificación del mérito” y de la ausencia de los servicios a las personas. Pero también en la raíz de la esclavitud, del degrado de las ciudades y de los bienes comunes de la naturaleza.
La corrupción “es una forma de blasfemia”, es “el arma y el lenguaje más común también de las mafias”, un “proceso de muerte que da linfa a la cultura de la muerte”, de quien organiza el crimen. El Papa asegura que en un momento en el que ya es difícil imaginar el futuro, “la corrupción mina la esperanza de que sea posible mejorar.
El sucesor de Pedro, indica también el peligro de la corrupción en la Iglesia, que se manifiesta, con la mundanidad espiritual, la tibieza, la hipocresía, el triunfalismo y el sentido de la indiferencia. Y exhorta a los cristianos a quedarse unidos, como los copos de nieve, de manera que produzcan una avalancha, de un nuevo humanismo.

 

15/06/2017-14:47
Redacción

Encuentro en el Vaticano profundizó sobre migrantes, refugiados y víctimas de la trata

(ZENIT – Roma, 15 Jun. 2017).- El congreso sobre migrantes, refugiados y víctimas de la trata organizado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que se realizó el 12 y 13 de junio en el Vaticano, tuvo “resultados han superado ampliamente las expectativas”.
Lo indica la Radio Vaticano precisando que el encuentro contó con la participación de obispos y directores nacionales de las comisiones para la Pastoral de Migrantes y Refugiados; 36 delegados de 21 Conferencias Episcopales, regionales y nacionales; 3 representantes de la Secretaría de Estado y de las misiones permanentes de la Santa Sede en Nueva York y Ginebra; así como todo el equipo de la Sección de Migrantes y Refugiados, del dicasterio instituido por el papa Francisco.
En las sesiones del primer día, los delegados se alternaron presentando 21 contribuciones que describieron detalladamente la actualidad migratoria de las diversas realidades regionales y nacionales, subrayando los desafíos que emergen y las respuestas pastorales de la Iglesia católica.
El segundo día de trabajo estuvo dedicado a la elaboración de acciones comunes y colaborativas, sobre la base de los cuatro verbos clave sugeridos por el Santo Padre en su mensaje a los participantes en el Foro de Migraciones y Paz (21 de febrero de 2017): acoger, proteger, promover e integrar.
Los participantes debatieron sobre los principales desafíos que se presentan en el contexto migratorio actual y sobre las respuestas inmediatas, a medio y largo plazo que la Iglesia puede dar a nivel diocesano, nacional y regional, también con la contribución esencial de las Organizaciones Católicas y las Congregaciones religiosas.
Se dio especial importancia a la preparación de los denominados ‘Global Compacts 2018’. Dos pactos globales que la comunidad política internacional se propone adoptar durante el año 2018, con el fin de concordar los criterios básicos para una migración internacional disciplinada, segura, regular y responsable, informa Radio Vaticano.
Los participantes destacaron la necesidad de partir de las causas de impulsan a muchos a dejar de manera forzada su propio país. La migración disciplinada, segura, regular y responsable es posible sólo cuando las personas son verdaderamente libres de permanecer en su propio lugar de origen.

 

15/06/2017-11:26
Redacción

Ayuda a la Iglesia Necesitada presenta a la UE un plan Marshall para Nínive

(ZENIT – Roma, 15 Jun. 2017).- La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) ha preparado un plan de reconstrucción del costo de 230 millones de euros. “Un verdadero plan Marshall que devolverá la Llanura de Nínive a los cristianos” quienes fueron desplazados por las milicias del Estado Islámico (ISIS), indicó el director de AIN-Italia, Alessandro Monteduro. El plan fue presentado en los días pasados a los embajadores europeos acreditados ante la Santa Sede.
“Tenemos la intención de involucrar en nuestro proyecto también a los gobiernos, para
que contribuyan a restituir a las familias cristianas aquella vida que les fue arrancada por el Isis”, añadió.
AIN recordó la historia de Cristina, niña secuestrada por el Estado Islámico, perdida y después adoptada y restituida por una familia musulmana a sus papás. Ella vive hoy en una casa rodante en Erbil junto a su familia. Y como la suya son unas 13 mil las habitaciones cristianas de la llanura de Nínive que necesitan ser reconstruidas.
En la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, el Estado Islámico ocupó la región histórica de la llanura de Nínive y desplazó a los cristianos –sus habitantes originarios– quienes huyeron a la región del Kurdistán. Un gran número de personas quedaron atrapadas allí. Algunos fueron capaces de huir más tarde, pero cientos fueron hechos presos por el Estado Islámico y no se supo nada de ellos. Entre los que se quedaron tras la ocupación de la región por el Estado Islámico estaban Khouder Ezzo, su esposa Aida Hanna y su hija Cristina, que entonces tenía tres años de edad.
El 22 de agosto de 2014, el Estado Islámico permitió que la familia de Cristina y otras familias abandonaran Bajdida (Qaraqosh) en dirección Erbil, tras robarles el dinero y el oro que tenían. Cuando iban a subirse al autocar, uno de los soldados del Estado Islámico sustrajo a Cristina de los brazos seguros de su madre. La madre rogó al soldado, que se llevaba a la niñita asustada y llorosa sobre su hombro, que la devolviera para tomar el autocar con el que la familia iba a abandonar la zona, pero el miliciano en lugar de responder, ordenó a la madre con gestos que regresara al autocar o que la mataría. La madre, temerosa, acató la orden y esa fue la última vez que vio a su hijita... hasta el viernes, 9 de junio de 2017.
En una entrevista con Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el padre Ignatius Offy, sacerdote siro-católico de Ankawa, señaló:
“La familia de Cristina y yo procedemos de la ciudad de Bajdida (Qarakosh). Las familias en nuestra región se conocen entre ellas y todos mantenemos estrechas relaciones sociales. Además, soy sacerdote, y desde el inicio de nuestro desplazamiento forzado en la noche del 6 al 7 de agosto de 2014, he intentado seguir la pista de las personas capturadas por el Estado Islámico. He enviado una lista de personas cuya suerte y paradero son aún desconocidos a muchas personas particulares, organizaciones y asociaciones. En esta lista, por supuesto, estaba también Cristina, la más joven de todos”.
Y añadió que “¡lo que ha ocurrido con Cristina y su familia y con nosotros es un milagro divino! En mi humilde opinión, este es el cuarto nacimiento de Cristina: el primero, cuando la alumbró su madre; el segundo, su bautizo; el tercero, cuando una familia musulmana la adoptó y la cuidó durante el periodo que estuvo perdida; y, finalmente, el cuarto, cuando su familia y su comunidad cristiana la recuperaron. Ahora Cristina ha recibido una nueva vida. Damos gracias a Dios por Su actuar, con ella, con su familia y con todos nosotros”.

 

15/06/2017-06:50
Felipe Arizmendi Esquivel

Pastores con misericordia

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

VER
Organizamos un pequeño curso de formación permanente para los presbíteros de nuestra diócesis, con el objetivo de actualizarnos en algunos puntos de Moral y Derecho Canónico, para ser mejores servidores del sacramento de la reconciliación y de la pastoral familiar, en el espíritu del capítulo VIII de Amoris laetitia. Nos auxiliaron dos profesores de la Universidad Pontificia, expertos en esas materias. Los puntos principales fueron: Análisis de dicho capítulo VIII y su alcance concreto en los aspectos sacramentales y de participación en la vida de la Iglesia. Requisitos esenciales para la validez de un matrimonio. Principales capítulos de nulidad en un proceso matrimonial. Desafíos que atentan contra la vida y la familia: Métodos de planificación familiar, píldora del día siguiente, Técnicas de Reproducción Humana Artificial. Gradualidad en la moral y normas de discernimiento. Desafíos a la moral de la familia: Directrices anticipadas, Eutanasia, Homosexualidad. Pasos que se han de dar para un juicio de nulidad y la normativa pontificia reciente (Mitis Iudex Dominus Iesus). Facultades de los párrocos y de los Vicarios Episcopales para un matrimonio.
Nos planteamos asuntos que con frecuencia se nos presentan en la pastoral: ¿Se puede dar la comunión a casados por la Iglesia que se han separado y viven en una nueva unión? ¿Se puede admitir al bautismo a una persona mayor que vive con una pareja con la que no puede casarse por la Iglesia, y por tanto, también darle su Confirmación y la Comunión, ésta por única vez? ¿Pueden confesarse y comulgar personas que quieren recibir la Confirmación, pero viven en una situación irregular, que no pueden resolver, y quieren recibir la fuerza del Espíritu, que necesitan sinceramente? En caso de una enfermedad grave, o antes de una operación delicada, ¿pueden confesar y comulgar quienes viven en una situación no regular?
Estos y otros planteamientos no son elucubraciones de academia, sino casos concretos de cada día en el ministerio pastoral. La respuesta habitual en estos casos era casi siempre la negativa. Pero desde antes de que llegara el Papa Francisco, ya nos significaba un remordimiento de conciencia excluir a estas personas de todos los sacramentos, de una forma tajante y poco comprensiva. Si una persona vivía en amasiato y estaba gravemente enferma, aunque nos pidiera la confesión y los demás auxilios espirituales, se los negábamos con la conciencia de estar haciendo lo mejor. Pero, ¿esa es la actitud de Jesús? ¿Un legalismo sin misericordia, sin análisis de cada caso particular?

PENSAR
El Papa Francisco, en el capítulo VIII de Amoris laetitia, insiste de una forma obsesiva que nunca hemos de traicionar el ideal del matrimonio y que siempre hay que procurarlo; pero, con un realismo evangélico y pastoral, nos invita a ser misericordiosos. Nunca afirma, en forma explícita, que se admita a esas personas a la comunión sacramental, pero nos da criterios de discernimiento, apegados a la práctica de Jesús, para que nosotros tomemos la decisión pertinente en cada caso. Yo ya he concretado algunos criterios para el clero diocesano.
Dice el Papa: “Aunque la Iglesia entiende que toda ruptura del vínculo matrimonial va contra la voluntad de Dios, también es consciente de la fragilidad de muchos de sus hijos... Aunque siempre propone la perfección e invita a una respuesta más plena a Dios, la Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, dándoles de nuevo confianza y esperanza” (291).
“Dos lógicas recorren toda la historia de la Iglesia: marginar y reintegrar. El camino de la Iglesia es siempre el camino de Jesús, el de la misericordia y de la integración. El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre y difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la piden con corazón sincero” (296).
“Los divorciados en nueva unión pueden encontrarse en situaciones muy diferentes, que no han de ser catalogadas o encerradas en afirmaciones demasiado rígidas sin dejar lugar a un adecuado discernimiento personal y pastoral” (298).
“Los bautizados que se han divorciado y se han vuelto a casar civilmente deben ser más integrados en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles, evitando cualquier ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral, para que no sólo sepan que pertenecen al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia, sino que puedan tener una experiencia feliz y fecunda” (299).

ACTUAR
¿Qué hacer? Dice el Papa: “Para evitar cualquier interpretación desviada, recuerdo que de ninguna manera la Iglesia debe renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza. La tibieza, cualquier forma de relativismo, o un excesivo respeto a la hora de proponerlo, serían una falta de fidelidad al Evangelio y también una falta de amor de la Iglesia hacia los mismos jóvenes. Comprender las situaciones excepcionales nunca implica ocultar la luz del ideal más pleno ni proponer menos que lo que Jesús ofrece al ser humano” (307).
“Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesucristo quiere una Iglesia atenta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad: una Madre que, al mismo tiempo que expresa claramente su enseñanza objetiva, no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino” (308).

 

15/06/2017-04:25
Isabel Orellana Vilches

Beata María Teresa Scherer – 16 de junio

(ZENIT – Madrid).- Sus largas horas de oración ante el Santísimo fueron el motor de la vida de esta beata que tuvo que afrontar numerosas tribulaciones. Nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen, Suiza. Era la cuarta de siete hermanos y en la primera etapa de su vida nada hacía presagiar el rumbo que tomaría su existencia, aunque la mayoría de los rasgos que ella confesó tener entonces se asemejan a los de muchas personas: «Era parlanchina, irreflexiva, distraída. Era irritable y propensa a las rabietas. Me gustaba la ropa bonita y disfrutaba si me halagaban. A menudo, replicaba y desobedecía a la sirvienta». Pero tenía cualidades que le ayudarían a superar muchos problemas: inteligencia, sentido de la responsabilidad, dotes para el estudio, y estaba agraciada por una memoria formidable. A ello añadía un hilito de luz interior, refugio del amor divino, crucial para que fraguase la vocación: «Me gustaban los sermones, y solía frecuentar los sacramentos cuando se presentaba la ocasión».
Su camino hacia la madurez seguramente se inició a los 7 años con la inesperada muerte de su padre. Poco sabía hacer a esa edad cuando se trasladó a casa de dos tíos solteros, uno de ellos su padrino, que también residían en Meggen, pero pudo ayudarles porque estaba habituada a realizar tareas domésticas. Ambos le enseñaron a amar a Cristo. Al cumplir los 16 años su madre consideró que le vendría bien para formarse en todos los sentidos pasar una etapa en el hospital de Lucerna junto a las hermanas hospitalarias de Besançon. El influjo de las religiosas la alejaría de tendencias, como la vanidad, que habían aflorado en su vida y quizá de un desorbitado amor por la música –aunque este adjetivo no está consignado por la beata–, junto a rasgos de espontaneidad que igual no le convenían. Se sobreentiende que su madre buscaba para ella una mayor disciplina. La cuestión es que asintió porque no le quedó más remedio. Y allí se dio de bruces con el sufrimiento. Lo que peor llevaba era el régimen interno porque era estricto, y le desagradaba profundamente el trato dispensado a enfermos impedidos. Recurriendo a la oración, venció las dificultades y recelos, y superó la crisis que todo ello le provocaba. Tres años después abandonó el hospital fortalecida y llena de gratitud por haber podido asistir a los enfermos.
Tras una peregrinación a la abadía benedictina de Einsiedein, percibió la llamada de la vocación; antes había militado como Hija de María. En 1845 ingresó con las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, obra debida a la fe del padre Teodosio Florentini, capuchino del convento de Altdorf. Hizo el noviciado en Mezingen, profesó en otoño junto a otras cuatro religiosas y la destinaron a Galgenen. Acompañada de una hermana iba con la misión de poner en marcha una escuela. Se estrenó como educadora cristiana esperando contrarrestar el ambiente anticlerical. Pero seguramente una exigencia excesiva, mal encaminada, mermó su salud. El esfuerzo que supuso para ella el trabajo y sus obligaciones cotidianas, a lo que se unían sus numerosos escrúpulos que le restaban paz, la dejaron malparada y tuvo que regresar a Mezingen.
Obtuvo el título de maestra y siguió ocupada en la enseñanza. En 1850, el padre Teodosio la envió a Näfels para dirigir el hospicio y dos años más tarde le encomendó el hospital de Coire, otra fundación suya. La fidelidad de María Teresa dio grandes frutos. En 1856 se produjo una escisión entre las religiosas. Las que no habían compartido plenamente el carisma fundador siguieron su camino, pero la beata no lo abandonó. Reiteró su lealtad como había hecho en otra ocasión anterior cuando el capuchino precisó inequívoco respaldo para construir un hospital de mayores dimensiones. En aquel momento, le dio su palabra con un simple apretón de manos; no hizo falta más. En 1857, tras la ruptura interna, fue elegida superiora general de la congregación, con sede en Ingenbohl, Suiza; se había ganado sobradamente la confianza de todos.
Al morir el padre Teodosio en 1865, quedó al frente de la Orden. Él le había dejado en herencia, entre tantas riquezas, la mayor: la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Fue sostén para ella en los momentos difíciles que sobrevinieron, y que se prolongaron durante años. Hizo lo imposible por mantener el rigor de las constituciones. Se opuso a los sucesores del fundador cuando quisieron imponer sus criterios, se hizo cargo de las deudas, y litigó defendiendo los derechos de la obra. Fue criticada por su modo de encarnar el gobierno y se puso en entredicho su severidad con la pobreza. Acusada y calumniada por un capellán, fue depuesta de su oficio por el obispo. Entonces confió a una de las suyas: «Tengamos presente a nuestro Salvador y a las innumerables ofensas que recibe cada día. A mí no se me trata mejor, como usted ya debe saber. No importa, pues no se puede contentar a todo el mundo. ¡Con tal de que Dios esté contento de nosotros!».
Le preocupaba el vínculo de la comunidad por encima de cualquier otra cosa, y así lo hizo notar: «Me siento atormentada, y me resulta penoso dirigirme a la casa madre; quiera Dios que todo sea para bien. Lo esencial es que nos mantengamos unidas y que nos amemos, que llevemos juntas la cruz y el sufrimiento». Soportó heroicamente las adversidades, orando sin desfallecer. Al resplandecer la verdad, volvió a ser repuesta en su cargo. Fue creadora de escuelas y hospitales para discapacitados. La salud no le acompañó, y en 1887 se le diagnosticó un cáncer de estómago. Murió el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl, mientras exclamaba: «¡Cielo, cielo!». Había testificado con su vida lo que ella misma dijo: «la mano en el trabajo y el corazón en Dios». Juan Pablo II la beatificó el 29 de octubre de 1995.