Servicio diario - 26 de junio de 2017


El Papa en Santa Marta: Estar abiertos a las sorpresas de Dios
Redacción

El Papa pide una cultura de la vida no basada en intereses comerciales
Redacción

Preocupación en el Vaticano por un obispo retenido en China
Redacción

Luto en el episcopado de China
Redacción

Día Internacional contra el abuso y el tráfico ilegal de drogas
Redacción

Óbolo de San Pedro, colecta en curso, también on-line
Redacción

Salesianos absueltos en un tema jurídico administrativo
Redacción

Irak: preparan documental sobre los cristianos perseguidos
Redacción

San Josemaría Escrivá – 26 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

26 junio 2017
Redacción

El Papa en Santa Marta: Estar abiertos a las sorpresas de Dios

En la homilía de este lunes el Pontífice indica que si nos acomodamos demasiado perdemos esta dimensión de ir hacia la promesa

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 2017).- El papa Francisco en la homilía de la misa que celebró este lunes en la capilla de la Casa de Santa Marta, aseguró que el verdadero cristiano no permanece quieto, se fía de Dios y se deja guiar por un camino abierto a las sorpresas del Señor.

No permanecer estáticos, ni instalarse demasiado, indicó el Pontífice partiendo de la Primera Lectura del día, tomada del libro del Génesis. Y sobre la figura de Abraham a quien el Señor exhortó a irse de su país, de su patria, indicó que “existe el estilo de la vida cristiana, nuestro estilo como pueblo”, basado en tres dimensiones: el “despojo”, la “promesa” y la “bendición”.

“Ser cristiano lleva siempre esta dimensión de despojo que encuentra su plenitud en el despojo de Jesús en la Cruz. Siempre hay un ‘vete’, ‘deja’, para dar el primer paso: ‘Deja y vete de tu tierra, de tu parentela, de la casa de tu padre’. Si hacemos un poco de memoria veríamos que en los Evangelios la vocación de los discípulos es un ‘vete’, ‘deja’ y ‘ven’. También en los profetas, ¿no? Pensemos en Eliseo, trabajando la tierra: ‘Deja y ven’.
— ‘Pero al menos, permíteme saludar a mis padres’.
— ‘Pero, ve y vuelve’. ‘Deja y ven’”.

Los cristianos deben tener la capacidad de dejarse “despojar y crucificar con Jesús”. Abraham obedeció por la fe, partiendo hacia una tierra que iba a recibir en herencia, pero sin conocer un destino preciso:

“El cristiano no tiene un horóscopo para ver el futuro; no va a ver al nigromante que tiene una esfera de cristal, ni a quien le lea la mano… No, no. No sabe a dónde va. Va guiado. Y esto es como una primera dimensión de nuestra vida cristiana: despojarse. Pero, despojarse ¿para qué? ¿Para una penitencia dura? ¡No, no! Para ir hacia una promesa.

Y ésta es la segunda. Nosotros somos hombres y mujeres que caminamos hacia una promesa, hacia un encuentro, hacia algo, una tierra, dice a Abraham, que debemos recibir en herencia”. Señaló como simbólico el hecho de que Abraham “no construye una casa, sino que planta una tienda, para indicar que está en camino y que se fía de Dios”, construye un altar para adorar al Señor.

“El camino comienza todos los días por la mañana; el camino de encomendarse al Señor, el camino abierto a las sorpresas del Señor, tantas veces que no son buenas, tantas veces graves –pensemos en una enfermedad, en una muerte– pero abierto, porque yo sé que Tú me llevarás a un lugar seguro, a una tierra que Tú has preparado para mí: es decir, el hombre en camino, el hombre que vive en una tienda, una tienda espiritual.

Nuestra alma, cuando se acomoda demasiado, se instala demasiado, pierde esta dimensión de ir hacia la promesa y en lugar de caminar hacia la promesa, lleva la promesa y posee la promesa. Y esto no va, no es propiamente cristiano”.

El Sucesor de Pedro señala también la bendición, como inicio de nuestra familia cristiana. Bendice, o sea: “dice bien de Dios y dice bien de los demás” y “se hace bendecir por Dios y por los demás” lo que vale también para los laicos.

 

26/06/2017-13:21
Redacción

El Papa pide una cultura de la vida no basada en intereses comerciales

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 2017).- Prevención oncológica para todos, cultura de la vida y asistir a los enfermos en las periferias existenciales. Este fue el pedido que hizo el papa Francisco hoy lunes por la mañana al recibir en el Vaticano a los miembros de la Liga Italiana para la Lucha contra los Tumores (LILT).
En vuestro compromiso hay una riqueza doble, dijo el Papa: por un lado “formar en las personas y en familias un estilo de prevención: es decir, ¡favorece la mentalidad de que la prevención oncológica es ante todo una forma de vida.
Y además “alimentar el voluntariado, es decir, una expresión emblemática de esa gratuidad que tendría que repercutir cada día más en la vida diaria”.
“Hay tanta necesidad de difundir una cultura de la vida, hecha de actitudes, de comportamientos. Una verdadera cultura popular, seria, accesible a todos, y no basada en intereses comerciales”, dijo el Papa.
Así como “acompañar a las familias en un camino de prevención; un camino que involucre a las diferentes generaciones en un ‘pacto’ solidario; un camino que valorice la experiencia de los que han vivido, junto con sus familiares, el fatigoso recorrido de la patología oncológica”.
Sin olvidar “la ayuda ofrecida a las familias para asegurarles la asistencia, sobre todo en la continuidad a menudo agotadora y sin tregua del día tras día”. Y “este último aspecto constituye un testimonio que la comunidad eclesial comparte”.
El sucesor de Pedro recordó que en el servicio que realizan “hay también una descentralización continua hacia las periferias”, porque son ‘periferia’ “cada hombre y cada mujer que vive una condición de marginación; periferia es cada persona expulsada a los márgenes de la sociedad y de las relaciones, especialmente cuando la enfermedad quiebra los ritmos habituales, como en el caso de las enfermedades oncológicas”.
“Es la periferia la que llama en causa a la responsabilidad de cada uno de nosotros” aseguró el Pontífice. Además el ‘cuidar’, dando testimonio diario tantas personas enfermas, es una riqueza inestimable para la sociedad, sin miedo de la ternura o de ‘perder tiempo’
El Papa concluyó señalando que la salud es un bien primario y fundamental de cada persona, y por ello “es deseable que la prevención oncológica se extienda a todos”.

 

26/06/2017-10:49
Redacción

Preocupación en el Vaticano por un obispo retenido en China

(ZENIT – Roma, 26 Jun. 2017).- El mismo día en que la Santa Sede ha dado noticia del fallecimiento a la edad de 89 años de Mons. Giovanni Liu Shigong, obispo de Jining (Tsining) en Mongolia Interna (China Continental), el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, hizo una declaración sobre el obispo de Wenzhou, siempre en China Continental, arrestado y del que no se tienen noticias.
“Respondiendo a la pregunta de algunos periodistas (...) preciso que: La Santa Sede sigue con grave preocupación la situación personal de Mons. Pietro Shao Zhumin, obispo de Wenzhou, forzadamente alejado de su sede episcopal desde hace bastante tiempo”. Y precisa que “la comunidad católica diocesana y los familiares no tienen noticias ni sobre el motivo de su alejamiento, ni del lugar en que está retenido”.
El portavoz del Vaticano precisa que “la Santa Sede está profundamente adolorada por este y por otros episodios similares que lamentablemente no favorecen los caminos del entendimiento”.
El comunicado concluye deseando que “Mons. Pietro Shao Zhumin pueda volver lo antes posible a su diócesis y que le sea garantizado realizar serenamente el propio ministerio episcopal”. E invita a “todos a rezar por Mons. Shao Zhumin y por el caminar de la Iglesia en China”.

 

26/06/2017-10:00
Redacción

Luto en el episcopado de China

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 2017).- Mons. Giovanni Liu Shigong, obispo de Jining (Tsining) en Mongolia Interna (China Continental), falleció el 9 de junio pasado a la edad de 89 años, informó hoy la Santa Sede.
Nacido el 18 de agosto de 1928 en Wulannao (Siziwangqi, ciudad de Wulanchabu), había entrado en 1949 en el seminario, iniciando los estudios de Filosofía, hasta que el mismo fue clausurado. En 1952 retomó la formación en el seminario de Hohhot y en 1956 fue ordenado sacerdote.
Ejercitó su ministerio en la parroquia de Guyingzi (Siziwangqi), hasta que en China fueron prohibidas todas las actividades religiosas. Entonces fue obligado a dedicarse a los trabajos agrícolas para sobrevivir.
Durante la Revolución Cultural fue sometido a trabajos forzados. En 1984, después de la liberalización de las actividades religiosas fue párroco en Duyingzi y trabajo en varias parroquias. El 12 de octubre de 1985 fue ordenado obispo para la diócesis de Jining.
Los fieles y sacerdotes, indica la nota del Vaticano, lo han querido mucho por su empeño pastoral y su estilo de vida ejemplar. Los funerales fueron el 15 de junio en la catedral de la diócesis y su cuerpo enterrado en el cementerio católico de Huaershan.

 

26/06/2017-18:07
Redacción

Día Internacional contra el abuso y el tráfico ilegal de drogas

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 26 Jun. 2017).- El prefecto del dicasterio vaticano, para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, el cardenal Peter Turkson, ha escrito un mensaje con motivo del Día Internacional contra el abuso y el tráfico ilegal de drogas que se celebra hoy 26 de junio.
El purpurado ha indicado que la actual jornada es una oportunidad para sensibilizar a las conciencias, sobre los estragos que la droga hace. Un mercado vergonzoso en el que se confunde criminalidad y narcotráfico, que ha cambiado debido a legalizaciones y drogas sintéticas.
No se puede aceptar, señala el cardenal, que se considere el uso de drogas como una característica de nuestros días. E invita en particular a velar sobre los jóvenes a quienes hay que ofrecerle alternativas y ayudarlos a convertir sus sueños en proyectos.
A continuación el texto del mensaje:
La Jornada Internacional contra el abuso y el tráfico ilegal de drogas, instituida por las Naciones Unidas, es una oportunidad importante para sensibilizar a las conciencias sobre el hecho de que las sustancias estupefacientes siguen “haciendo estragos en formas y dimensiones impresionantes”[1]
Es un fenómeno impulsado -no sin cedimientos y compromisos por las instituciones- por un mercado vergonzoso que cruza las fronteras nacionales y continentales[2],’ entrelazado con la mafia y el narcotráfico.
Ahora nos enfrentamos a un escenario de dependencias cambiado profundamente con respecto al pasado[3]; la droga se ha convertido en un producto de consumo compatible con la vida diaria, con la actividad recreativa e incluso con la búsqueda del bienestar. Al consumo de cocaína se asocia una mayor difusión de la heroína, que “todavía representa el porcentaje más alto (80%) de nuevas solicitudes de tratamiento asociados a los opiáceos en Europa”[4].
Además, las nuevas sustancias psicoactivas intoxicadoras -disponibles, baratas y anónimas, en el mercado a través de Internet- se insinúan también en los lugares de detención y movilizan en la actividad de la venta a muchas personas reclutadas en las periferias del malestar donde encuentran a nuevos consumidores.
La primacía del consumo corresponde, sin embargo, al cannabis, sobre el que hay un debate en curso a nivel internacional, que tiende a descuidar el juicio ético sobre la sustancia, de por sí negativo como con cualquier otra droga[5] , en favor de los posibles usos terapéuticos, un terreno en el que se está a la espera de la evidencia científica respaldada por periodos de monitoreo, como debe hacerse para cada experimento digno de consideración pública.
Antes de la sentencia sobre estos temas, partiendo de varios tipos de prejuicios, sería mejor comprender las tendencias en el uso del cannabis, los daños relacionados con su consumo y el impacto de las políticas de regulación en los distintos países, que empujan el mercado ilegal a desarrollar productos destinados a repercutir sobre los modelos de consumo y a reafirmar la primacía del deseo que se satisfaga con la sustancia de forma compulsiva.
También la ludopatía o juego compulsivo constituye desde hace tiempo una plaga que diversifica más dependencias. La legalización del juego de azar, incluso cuando se justifica con la intención de desenmascarar la gestión criminal aumenta el número de jugadores patológicos de forma exponencial.
Por otra parte, la contribución impuesta por el estado se considera éticamente incompatible y contradictoria en el terreno de la prevención. La definición de modelos de intervención y sistemas de control adecuados, asociado con la asignación de fondos, es muy deseable para hacer frente a este fenómeno.
Mientras se diversifica el panorama de las dependencias, la indiferencia y a veces la complicidad indirecta ante el fenómeno de las mismas contribuye a desviar la atención de la opinión pública y de los gobiernos, centrados en otras situaciones de emergencia.
Pero en vista de los acontecimientos que sorprenden nuestros días y requieren esfuerzos, recursos y respuestas imprevistas , a menudo es precisamente la solución de emergencia la que se impone, en lugar de una cultura de la prevención seria, capaz de dotarse de objetivos, herramientas y recursos para asegurar consistencia y durabilidad a la asunción de responsabilidad de los problemas.
De ello da prueba en muchos países, la caída de los compromisos programáticos, de los servicios institucionales y de los recursos; la oferta que por décadas ha presidido el progreso de las adicciones ha sido, en muchos casos, reducida a un baluarte marginal, encargado de poner freno en soledad a la desertificación causada por años de abandono.
La imagen actual de las dependencias muestra, en muchos casos, lagunas en la planificación, en las políticas y las perspectivas, tiene un paso cansado e inadecuado frente a un mercado de drogas muy competitivo y flexible respecto a la demanda, siempre disponible para nuevas ofertas por ejemplo opiáceos sintéticos extremadamente potentes de nueva creación, éxtasis y anfetaminas.
Precisamente el creciente y generalizado uso de éxtasis puede servir como un indicador de como el uso de sustancias ilícitas haya invadido los espacios cotidianos y de cómo los tóxico-dependientes ya no se identifiquen con el adicto a la heroína, sino con el nuevo perfil de poli-consumidor , que hace uso contextualmente de sustancias y alcohol.
Por lo tanto, las estrategias de intervención no pueden ser solo especializadas o de reducción de los daños, ni tampoco pueden considerar las drogas como fenómeno de colusión con los problemas sociales y la desviación.
La reducción del daño debe implicar necesariamente tanto la asunción de responsabilidad toxicología como la integración con los programas terapéuticos personalizados, de carácter psicosocial, sin dar lugar a formas de cronicidad, nocivas para la persona y éticamente reprobables.
Destinada a evitar los daños colaterales de la adicción, la reducción de riesgos expresa, sin embargo, instancias de naturaleza más epidemiológica que terapéutica configurándose como una estrategia de control social y profilaxis higiénica. El riesgo real es que conduzca de forma más aséptica y menos visible, a la muerte psicológica y social del adicto, retardando la física.
Considerar a las personas como irrecuperables es un acto de rendición que contrasta con la dinámica psicológica responsable del cambio y ofrece coartadas a la falta de esfuerzos del adicto y a las instituciones que tienen la tarea de prevenir y curar.
En otras palabras, no se puede aceptar que la sociedad metabolice el consumo de drogas como si fuera un rasgo crónico de la época, similar al alcoholismo y la adicción al tabaco, evitando así el debate sobre los límites de la libertad del estado y del ciudadano frente al uso de sustancias.
Análogamente no se deben minimizar las dependencias que nacen y se desarrollan con características complejas, relacionadas con la pre-existente evidencia clínica o como consecuencia del uso de sustancias psicoactivas: es el caso del llamado ‘diagnóstico dual’, terreno del trastorno psiquiátrico, que exige mucho en fase de tratamiento.
“Es evidente que no existe una causa única que conduce a la adicción a las drogas, pero hay muchos factores involucrados, incluyendo la falta de una familia, la presión social, la propaganda de los traficantes, el deseo de nuevas experiencias. Cada adicto a las drogas tiene una historia personal diferente que necesita ser escuchada, comprendida, amada, y siempre que sea posible, recuperada y purificada. No podemos caer en la injusticia de catalogar al tóxico-dependiente como si fuera un objeto o un mecanismo roto ; cada persona necesita ser valorada y apreciada en su dignidad con el fin de ser curada”.[6]
Las “buenas prácticas” en contra de la estandarización resignada o el delegar en unos pocos con buena voluntad, nos llaman al deber de prevención, actitud de solicitud encaminada a “cuidar” en términos de promoción de la salud en el sentido más amplio y más completo. Políticas y estrategias de amplia visión basadas en la prevención primaria, no pueden por menos que llamar a todos los agentes sociales, a partir del compromiso de educar.
El escenario al que todos nos enfrentamos está marcado por la pérdida de los antiguos primados por parte de la familia y la escuela, por la ausencia de autoridad de las figuras adultas y por las dificultades que se registran en ámbito parental; esto demuestra que este no es momento de protagonismos, sino más bien de “redes”, capaces de reactivar las sinapsis sociales educativos superación las competiciones inútiles, el delegar y las formas de irresponsabilidad.
Para evitar que los jóvenes crezcan sin “cuidado”, más criados que educados, atraídos por “prótesis curativas” como saben aparentar muy bien las drogas, cada actor social debe conectarse e invertir en un terreno compartido de valores educativos básicos e imprescindibles orientados a la formación integral de la persona.
Es notable en este sentido, el compromiso y la perseverancia de los profesionales de los servicios sociales privados y de los voluntarios que, desde la aparición del problema
de las drogas, han puesto a punto las primeras respuestas. Su trabajo, a menudo infravalorado, merece la debida atención y apoyo práctico. De las comunidades terapéuticas, entre otras, vienen señales de cambio de alto valor educativo, útiles en los programas de rehabilitación y aún más en el campo de la prevención.
El aspecto educativo es fundamental, especialmente en el momento vulnerable e inacabado de la adolescencia,cuando se alternan intensos momentos de descubrimiento y curiosidad, pero también de depresión, apatía y comportamientos que ponen simbólica o realmente en peligro la vida. Estas conductas, deliberadamente transgresoras, están encaminadas a derribar el sufrimiento causado por la sensación de estar frente al muro infranqueable de un presente que nunca termina y un futuro que no se puede entrever. Son llamadas a vivir, pero también llamadas de ayuda y apoyo dirigidas a los adultos capaces de transmitir el sabor de la vida y el sentido de cuanta sea preciosa.[7]
Los jóvenes, ha dicho Francisco, “buscan de muchas maneras el” vértigo “que les haga sentirse vivos. ¡Vamos a dárselo! Estimulemos todo lo que les ayuda a convertir sus sueños en proyectos, y que puedan descubrir que todo el potencial que tienen es un puente, un pasaje a una vocación (en el sentido más amplio y bello de la palabra).
Propongámosles metas amplias, grandes desafíos y ayudémoslos a realizarlos, a alcanzar sus metas. No los dejemos solos. Por lo tanto, desafiémosles más de lo que nos desafían. No dejemos que el “vértigo” la reciban de otros, que no hacen más que poner en peligro sus vidas: ¡Démosla nosotros! Pero el vértigo justo, que satisfaga este deseo de moverse, de seguir adelante” .[8]
Para contrarrestar la felicidad efímera de dependencias hace falta amor creativo y adultos capaces de enseñar y practicar un saludable cuidado de sí mismos. Una visión espiritual de la existencia, se proyectada en busca de sentido, abierta al encuentro con los demás, es el más grande legado educativo que hoy más que nunca debe pasar de generación en generación.
Si no es así, las dependencias contribuirán a matar a la humanidad, porque sabemos bien que el que no se ama ni siquiera es capaz de amar a su prójimo
Ciudad del Vaticano, 26 de Junio 2017
Cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson
Prefecto del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

 

26/06/2017-09:58
Redacción

Óbolo de San Pedro, colecta en curso, también on-line

(ZENIT – Roma, 26 Jun. 2017).- El arzobispo Angelo Becciu, substituto de la Secretaría de Estado ha explicado a Radio Vaticano que “el donante del Óbolo de San Pedro, es un ciudadano global y esto significa que la solidaridad no conoce fronteras”.
Mons, Becciu añade que “donar al Óbolo de San Pedro es como cuando un fiel da una oferta al propio párroco y le dice: ‘úsala para el bien de la comunidad’. Es decir, es un signo de solidaridad, lo mismo que hace el Papa por el bien de la Iglesia universal.
Esta colecta se realiza actualmente en todo el mundo católico el 29 de junio y el domingo más cercano a la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Nace a finales del siglo VIII, cuando los anglosajones decidieron enviar de manera estable una aportación anual al Santo Padre.
Así nació el ‘Denarius Sancti Petri’ (Limosna a San Pedro), que se difundió muy pronto por los países europeos. Esta costumbre, como otras, pasó por muchas vicisitudes a lo largo de los siglos, hasta que fue incentivada por el Papa Pío IX, con la Encíclica Saepe venerabilis del 5 de agosto de 1871, tras la expropiación de los bienes pontificios a raíz de la unificación italiana.
Desde el 2017, gracias al nuevo sitio web http://www.obolodesanpedro.va/ (en español, inglés e italiano) y a los perfiles en Facebook, Twitter e Instagram el Óbolo ha tomado más destaque y es posible donar incluso fuera de los templos, para las obras de misericordia de caridad cristiana, de paz y de ayuda a la Santa Sede.
El 28 por ciento de los donantes reside en Italia, el 25 por ciento en Estados Unidos y el 22 por ciento en Alemania. El porcentaje de donaciones en línea que llegan de Brasil, Francia, España y del resto de América Latina son de un 15 por ciento. Una cuota menor cubre el resto de Europa y algunas regiones de África, Asia y Oceanía.
Algunos donantes piden, por ejemplo, que se asistan a los niños sirios en Alepo o los refugiados que huyen de la guerra civil en Somalia, desencadenada en 1991 y hasta ahora en marcha. Otros enfatizan la necesidad de realizar obras de misericordia como hospitales o escuelas en Tierra Santa.
“Invito a los fieles –prosiguió Mons. Becciu– a descubrir las actividades del Óbolo de San Pedro ya reflexionar sobre los mensajes del Santo Padre visitando el sitio y los perfiles en las redes sociales. Los fieles debemos tomar como ejemplo la viuda del Evangelio (Lucas 21,2-4) que, aunque era pobre, dio sus dos monedas, a diferencia de algunos ricos, que dieron su superfluo”.
Así, añade: “Un fiel debe imitar a esta viuda en el sentido del deseo de querer contribuir a la misión del Papa, es decir, a su deseo de ir al encuentro de los más necesitados. Un verdadero cristiano no puede vivir sólo de oración, sino que debe empeñarse en realizar actos de caridad y de generosidad”.

Página del Óbolo de San Pedro

 

26/06/2017-10:00
Redacción

Salesianos absueltos en un tema jurídico administrativo

(ZENIT – Roma, 26 Jun. 2017).- El rector mayor de los salesianos, Ángel Fernández Artime, escribió una carta a los Amigos de Don Bosco y a todos aquellos que son cercanos a la Misión Salesiana, en la que indica el final de proceso penal contra la Fundación Guerini y la dirección general, por un tema jurídico y administrativo que nada tiene que ver con la misión en las 1.856 presencias en el mundo y advierte ante el peligro de manipulaciones de la noticia.
A continuación el texto:
“Les saludo muy cordialmente al mismo tiempo que me dirijo a todos ustedes para decirles una palabra sobre algo que quizá hayan leído.
El viernes 23 de junio, ha sido emitida la sentencia en el proceso penal sobre el caso Gerini. Se trata de un proceso penal iniciado por la Fundación Gerini y la Dirección General.
Con fecha del 11 de mayo el Ministerio Público (o fiscalía) había pedido la condena de los tres imputados por engaño. El juez, en su sentencia, ha determinado la absolución porque considera que el hecho no subsiste. Este caso queda por lo tanto cerrado. Al mismo tiempo les comunico que el proceso civil continúa en espera de la sentencia de la Corte de Casación.
Deseo agradecer la adhesión y cercanía de tantas personas que siguen confiando en la tarea educativa que se viene haciendo en nombre de Don Bosco en favor de los niños, niñas y jóvenes en 132 países del mundo.
El tema al que me estoy refiriendo es una cuestión jurídica y administrativa de la Fundación Gerini y la Dirección General frente a sus acreedores, pero que nada tiene que ver con la misión salesiana en las 1.856 presencias en el mundo, la mayoría de las cuales están al servicio de los más pobres.
Es posible, como sucedió otras veces, que puedan escuchar noticias sensacionalistas al respecto. Lo lamentamos porque no responderá a la verdad de este caso, y rechazamos rotundamente los mensajes falsos que se puedan dar, con la intención de desacreditar nuestra tarea educativa en el mundo.
Deseo dejar absolutamente claro que toda la ayuda económica que se recibe en el mundo salesiano de parte de personas de buena voluntad y bienhechores, hasta el último céntimo es destinado siempre con la finalidad de los donantes y a los lugares más pobres y necesitados. Nos sentimos serenos y en paz al poder afirmarlo rotundamente.
También deseo añadir que, en este largo contencioso que ya dura diez años, lamentamos aquellas gestiones que por nuestra parte no se hubieran realizado bien y nos hayan llevado a esta situación.
Confiamos en que lo antes posible se pueda terminar definitivamente este asunto.
Tengan la certeza de que seguiremos empleando nuestras mejores energías en lo único importante para nosotros como nos pide Don Bosco: nuestros destinatarios, los muchachos y jóvenes del mundo.
Agradezco a todos ustedes la cercanía en estos momentos y esa esperanza con la que debemos seguir mirando el futuro.
Con afecto, Ángel Fernández Artime
Rector Mayor”

 

26/06/2017-09:16
Redacción

Irak: preparan documental sobre los cristianos perseguidos

(ZENIT – Roma, 26 Jun. 2017).- Oriente Medio y la persecución religiosa, en particular de los cristianos es un tema que el santo padre Francisco lleva en el corazón. Todos los miércoles en la audiencia general les dedica una palabra, con frecuencia en el ángelus y en otras ocasiones reza y pide por ellos.
Uno de los problemas es que en occidente no llegan las informaciones, o solamente las grandes tragedias. Por ello hace dos años un grupo de 7 jóvenes españoles viajaron a Irak para “conocer y recoger el testimonio de Fe de los cristianos perseguidos de ese país” dice Jaume Vives, periodista y director del proyecto. “Corría el año 2015, habían pasado 11 meses escasos de la ocupación de Nínive por parte de Estado Islámico, y todavía prácticamente nadie había visitado la zona”, indican los organizadores. Ahora ellos vuelven a Irak para grabar la segunda parte del documental.
De aquel viaje de esos 7 jóvenes salió un conmovedor documental, Guardianes de la Fe, que ya se ha proyectado por salas de cine de toda España y México y que muy pronto viajará a Puerto Rico, Italia y Texas. El documental es un vuelco al corazón y estremece la consciencia.
El documentan también lo proyectaran en diferentes pueblos, centros de desplazados y parroquias de Irak, y para ello lo han traducido al árabe. “Queremos enseñarles el gran ejemplo que son para nosotros” dice Juan de Villanueva, miembro de la expedición del 2015 y que este año también vuelve para la nueva grabación.
Están en contacto con los obispos de allí y con algún misionero como el padre Luis Montes que les ayudarán con toda la logística de las proyecciones.
El periodista catalán Jaume Vives vuelve a Irak con dos compañeros del primer viaje, Juan de Villanueva, productor del documental, y Blanca Zazu, ayudante de producción. Además se suman esta vez un cámara navarro, Gabriel Pout, y otro cámara mexicano, Tacles Aceves. Y cierran la expedición una fotógrafa barcelonesa, Ana Bini, y el periodista madrileño Iván, de Vargas durante varios años columna portante de ZENIT, conocedor del tema y el terreno.
En este vídeo que te recomendamos ver, el equipo explica la totalidad del proyecto y todo lo que necesitan.
Conocer más y ver los videos

¡Volvemos a Irak!

 

26/06/2017-06:23
Isabel Orellana Vilches

San Josemaría Escrivá – 26 de junio

Isabel Orellana Vilches

«Cristo no nos pide un poco de bondad, sino mucha bondad. Pero quiere que lleguemos a ella no a través de acciones extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo de ejecutar tales acciones no debe ser común», decía el fundador del Opus Dei, un hombre que no ha dejado a nadie indiferente; no lo hizo en vida, ni después de traspasar las fronteras del cielo. Le han escoltado luces y sombras. Sin embargo, fue un aragonés noble, sencillo, que iba creciendo sin otro afán que abrir surcos en su acontecer para llenarlos de Dios, un apóstol que no cesó de evangelizar a tiempo y a destiempo, una persona con un carisma innegable que tuvo la gracia de llegar al corazón de la gente, un apasionado de Cristo y de María, fiel a la Iglesia.
Nació en Barbastro, Huesca, España, el 9 de enero de 1902, y tuvo en su hogar la primera escuela de fe. Envuelto en ternura, se nutrió con la piedad que le inculcaron sus padres. Se percibe en su vida el influjo del remanso de paz y de cariño que vistió su cuna. La promesa materna de llevarlo ante la Virgen al santuario de Torreciudad, le rescató de una previsible muerte a sus 2 años. Inquieto, enredado a veces en infantiles rabietas y escudado en su timidez, escuchaba de su madre sentencias de gran valor espiritual: «Josemaría, vergüenza sólo para pecar». Los ecos de la sabiduría que tuvo cerca se aprecian en «Camino», que ha alumbrado espiritualmente a muchas generaciones.
Vivió la dolorosa pérdida de tres hermanos. Sus ojos infantiles, aturdidos por las desgracias, le hacían temer su propia muerte, pero su madre le tranquilizaba recordándole que a él le protegía la Virgen. En su adolescencia la familia se trasladó a Logroño por haber quebrado el comercio que regentaban en Barbastro. Era muy observador y en las gélidas navidades de 1917 se percató de la presencia de un carmelita que caminaba descalzo por la nieve llevado de su amor a Dios. Las huellas que fue dejando impregnaron su espíritu de un irresistible deseo de ofrecer su vida.
Abrió las puertas de su corazón y por ellas penetró la vocación al sacerdocio. Sus padres le apoyaron. Cursó estudios en Logroño y en Zaragoza, donde el cardenal Soldevilla, que apreció sus virtudes y cualidades, le designó inspector del seminario.
En 1923 inició la carrera de derecho. Solía acudir a la basílica del Pilar haciendo confidente a la Virgen de todas sus cuitas. Su padre murió en 1924, y al año siguiente fue ordenado sacerdote. Su primer destino fue Perdiguera. Allí en su breve estancia realizó una edificante labor pastoral dejando un recuerdo inolvidable en los fieles, labor también manifiesta en la parroquia zaragozana de san Pedro Nolasco, entre otras. Tenía don de gentes y gran sentido del humor.
En 1927 fue autorizado a culminar su preparación en Madrid, y comenzó a impartir clases de derecho en una academia. Los destinatarios de su apostolado fueron, además de los enfermos del patronato regido por las Damas Apostólicas, moradores de barrios de la periferia: modestas familias; un entorno cuajado de carencias y marcado por el dolor. Esta vertiente no colmaba del todo sus anhelos. De su interior brotaba la urgencia de llevar el evangelio por doquier. El 2 de octubre de 1928 en la iglesia de los Paules vio la inmensidad de un camino de santidad fraguado en la vida ordinaria al que todos eran llamados. Cada uno desde su lugar de trabajo se convertiría en heraldo para los demás de esa verdad que es Cristo, siempre al servicio de la Iglesia. Adelantándose al Concilio Vaticano II, recordó la invitación universal a la santidad, algo inusual en la época. Poco a poco, a través de amigos, profesores, estudiantes y sacerdotes fue constituyéndose el Opus. Rosario, misa y comunión diarias, oración, lecturas espirituales, disciplinas..., conformaban el ideario a seguir. Comenzó con varones, y a partir febrero de 1930 lo hizo extensivo a las mujeres. Un ingeniero argentino se afilió a la Obra y tras él fueron llegando otros miembros. En agosto de 1931, a través de una moción divina percibida mientras oficiaba la misa, entendió que «los hombres y mujeres de Dios» izarían «la Cruz con la doctrina de Cristo sobre el pináculo de toda actividad humana... Y vi triunfar al Señor, atrayendo a Sí todas las cosas».
Los inicios no fueron fáciles. Se refugiaba en la oración y ofrecía sus mortificaciones. Sufrió la pérdida de tres de los integrantes principales, y tuvo que volver al punto de partida. Mientras, iba adentrándose en los senderos de la mística, invadido de amor por el Padre, conciencia filial que forma parte del carisma que dio a la fundación. Hacía partícipes de sus sueños apostólicos a los estudiantes de Dya, academia fundada por él, animándoles a leer la vida de Cristo y a meditar en su Pasión.
Entre 1934 y 1935 trasladó este centro docente a una de las calles principales madrileñas, donde escribió Consideraciones Espirituales, el conocido «Camino» que vería la luz como tal en 1939. La Guerra Civil le puso en peligro de muerte; tuvo que refugiarse en un psiquiátrico y padeció incontables penalidades. Huyó a Barcelona y a Andorra. Luego pasó por Pamplona y se estableció en Burgos; allí dio nuevo impulso a la Obra. En 1939 volvió a Madrid. Comenzó a impartir numerosos retiros espirituales, y en 1941 surgieron sus detractores cargados con dardos de incomprensión, maledicencia, calumnias y falsedades, carcomidos por la envidia. En 1944 se ordenaron los primeros sacerdotes.
En 1946 viajó a Roma buscando la aprobación que le concedió Pío XII; luego se entrevistaría con Juan XXIII y con Pablo VI. La Obra se extendió por el mundo, alumbrada por él con su palabra, oración y penitencia, amparado en Cristo y en María, viajando incansablemente dentro y fuera de España. Gozó del apoyo de los pontífices y de muchos prelados. Padecía diabetes, y al final sufrió severas cataratas. Murió en Roma el 26 de junio de 1975. Juan Pablo II lo beatificó 17 de mayo de 1992 y lo canonizó el 6 de octubre del año 2002, denominándole el santo de la vida ordinaria.