Tribunas

Tarde de obispos auxiliares en la Nunciatura

José Francisco Serrano Oceja

 

Se celebró este pasado jueves la tradicional recepción de la Nunciatura Apostólica con motivo de la solemnidad de san Pedro y San Pablo. Para sorpresa de propios y extraños, se podría decir que asistimos a una tarde de obispos auxiliares y de obispos eméritos, significada más por las ausencias que por las presencias.

Bien es cierto que la celebración del consistorio público de creación de cardenales hacía complicado el aterrizaje en Madrid. Pero allí hubo gente, más de uno, de dos, de tres y hasta diez, que acababan de llegar de Roma y se fueron a la Nunciatura.

Que sólo se viera por allí a los obispos auxiliares de Toledo y de Valladolid, monseñor Ángel Fernández Collado y Luis Argüello, y al emérito de Segovia, monseñor Ángel Rubio, parece más que sorprendente. Salvada la posibilidad de que a este cronista se le pudiera haber despistado algún otro nombre.  

Es cierto que los directores de Secretariados de la Conferencia Episcopal acudieron fieles a la cita, lo que hacía más evidente la ausencia, al principio, de la cúpula y el staff de ese organismo. Proceso que se resolvió con la presencia del cardenal Blázquez y del secretario de la CEE, Gil Tamayo, cuando ya se había despejado la mitad de sala, es decir, en el tiempo de descuento. Pero menos es nada.

Ausencia también de destacados representantes de realidades apostólicas españolas y de rectores de Universidades Católicas. Por cierto, habitualmente todos fieles a esta cita.

Otra de las sorpresas, muy comentada, fue la no asistencia de miembros del gobierno o de destacadas personalidades del mundo del poder legislativo. Del Constitucional había algún representante, también del Supremo, pero se contaban con los dedos de una mano.

Las preguntas en los corrillos periodísticos eran recurrentes. ¿Responde sólo a una circunstancia o representa algo más? ¿Forma parte de un estado de opinión, o clima de opinión, respecto al trabajo actual de la Nunciatura o es una mera casualidad y una mera coincidencia? ¿Cómo agradecer al señor Nuncio, monseñor Renzo Fratini, y a su actual consejero, monseñor Jean-Sylvain Emien Mambé, su trabajo por la Iglesia plural en España?

 

José Francisco Serrano Oceja